One Direction Novelas



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lunes, 11 de agosto de 2014

Forbidden - Capítulo 42.


   Sus dedos se mueven dentro y fuera de mi a un ritmo rápido aunque a la vez suave, sin dejarme unos minutos si quiera para que mi agitada respiración vuelva a regularse y lo que me sorprende de todo esto es que vuelvo a sentir ganas de hacerle mío al instante. No puedo pararle y decirle que lo deje, por la simple razón de que no quiero que lo haga, ahora mismo, quiero más. ¿Cómo es posible? En mi anterior relación me saciaba justamente al primer orgasmo y no tenía ganas de seguir pues terminaba cansada, Megan, la única persona a la que soy capaz de contarle mi vida sexual, decía que era algo normal, que a ella le pasaba lo mismo y por lo cual nunca le he dado importancia, pero con Harry es todo lo contrario. Y me encanta. Sus caricias y nuestros besos cesan dejándome algo aturdida, no puedo evitar soltar una mueca de tristeza, ¿dónde va? Rueda agilmente hacia el otro lado, se levanta de la cama y suelta una pequeña sonrisa cuando me observa por el rabillo del ojo.
-¿Te resulta gracioso dejarme así?
-No te voy a dejar así, preciosa - dice mientras se agacha hacia el cajón de su mesita de noche, la abre y mete la mano para sacar una cajita.
   Trago en cuanto veo la caja de condones. No es que esté en contra de la protección, claro que no, sé que hay que usarla siempre a menos que te tomes la píldora, solo que mi única y primera experiencia usando un condón fue muy dolorosa y por eso sigo siendo virgen, -aunque si que he sido tocada antes-, le dije a Luke que parase, me estaba haciendo daño, muchísimo y después de unas cuantas súplicas paró. Le odié en el instante que siguió a pesar de que yo le decía que no quería, me hacía daño, supongo que nunca le importaron mis sentimientos ni como me sentía, solo era un juguete más o por lo menos en aquel momento me hizo sentir así. Así que sí, tengo miedo de ese dolor, a que Harry no pare cuando le diga que el dolor es superior a mi. Él saca un paquete y guarda la caja en la mesita de noche. Se da la vuelta y me mira expectante.
-¿Qué pasa?
   Mis pensamientos se desvanecen como una nube de polvo e intento recapacitar su pregunta. Mi boca se abre pero solo sale un nervioso sonido roto.
-Nada -me encojo de hombros muy poco convincente.
   Levanta las cejas acusándome y mueve el paquetito entre sus dedos. Mierda.
-Vamos a aclarar unas cosas.
   Se sube a la cama y gatea hasta ponerse encima de mi con los brazos a cada lado de mi cara. Sus verdes ojos hacen un pequeño recorrido por los míos intentando descifrar lo que no soy capaz de decir, aunque creo que él es consciente de lo que me pasa por la forma en la que he mirado el paquete.
-Uno: Mientes como el culo, y dos: sé que estas nerviosa, pero es normal. No tienes que sentirte presionada, yo no voy a hacer nada que no quieras, ¿entiendes?
   Sus fuertes brazos cubiertos de diseños en tinta oscura a cada lado me hacen sentir segura, estar bajo su imponente y fibroso torso me hace sentir esa protección de la cual deseaba haber sentido mi primera vez y sus palabras me sumergen bajo una especie de encanto que me provoca sentir como si pudiese hacer la mayor locura del mundo tan solo por él. Ay, Dios, es más que perfecto.
-Quiero tratarte bien, no hacerte daño -guía sus apetecibles labios hasta los míos deseosos por un beso y los roza al hablar, desencadenando un leve gemido en mi interior. Lentamente baja hasta mi oído derecho y susurra-. Pero a la vez quiero que chilles tanto mi nombre que los vecinos se enteren de como coño me llamo.
   Suelto el aliento que he retenido sin darme cuenta y lo vuelvo a coger con dificultad. Es la única persona capaz de hacer de mi un puro manojo de deseo. Tengo que concentrarme muchísimo para no soltar el río de lava que se avecina entre mis piernas.
-Y lo he querido desde que te vi desnuda aquel día en el lago.
-Sé que habías sido tú- susurro abriendo los ojos.
-Siempre he sido yo -dice y besa el punto más débil de mi cuello, justo unos centímetros más abajo de mi oído. Gimo con los labios apretados. Dios.
   Me mira para confirmar que no voy a echarme atrás, ¿es que a caso piensa que voy a hacerlo?
-¿Estás segura?
   Parpadeo un par de veces y alzo la mirada hacia Harry.
-Hazme gritar hasta que tus vecinos se enteren de que te llamas Harry.
Ríe y me besa. Se baja de mi para ponerse la protección. Ver como se lo coloca me hace sentir un cosquilleo agradable en la entrepierna. Una vez puesta se hace paso entre mis piernas, de la misma forma que hace apenas unos segundos y me besa, invadiendo mi boca con su juguetona lengua a la vez que siento como su erección presiona mi entrada con cuidado. Sé que está haciendo esto para intentar distraerme y en partes funciona, pero no evita el dolor. Alzo mis manos hacia su cuello mientras abro mis piernas, dejándole más espacio. Los ligamentos del cuello se le tensan al máximo cuando presiona un poco más en mi y yo intento retener un grito causado por el daño. Empiezo a sentir un agudo dolor y me cierro en banda. Ay, duele mucho.
-Dios, Dios, Dios -suplico al despegarme de los labios de Harry.
-No te preocupes, preciosa -su voz es una mezcla de deseo y de preocupación. Sé que le jode estar haciéndome daño, pero es la única manera de poder llegar al placer que ambos deseamos sentir.
   Recupero mi aliento al no sentir ninguna presión. Harry baja su mano a mi muslo y lo sube por encima de su espalda, y aunque él no me lo diga, hago lo mismo con la otra pierna, rodeándolo. Baja su mano hasta mi entrepierna y me acaricia en mi punto íntimo con mucho tacto, cuidándome al completo mientras me toma los labios y la boca como si fuese un pequeño ruego de perdón. Una de mis manos se desplaza de su cuello hacia el cabecero de su cama y agarro un barrote con fuerza mientras que con la otra subo hacia su pelo y enredo mis dedos tirando suavemente de él. Sé cuando le pone que haga eso. Retira su mano de mis muslos y la lleva hacia el colchón para agarrar en un puño las sábanas. Sus labios presionan con fuerza los míos, rogándome más y yo me muero por un contacto de nuevo, pero no quiero su mano, le quiero a él. Alzo la pelvis lo suficiente como para encontrarme con su palpitante erección proyectada hacia mi, el simple roce hace que tiemble de placer, así que bajo una mano y la acaricio fuerte de arriba a bajo a la vez que me rozo a mi misma y tiro de su pelo, ganándome un gemido desde lo más profundo de su garganta. Ay, joder, es el sonido más hermoso del planeta. El tacto con el plástico del condón hace que mis dedos se resbalen pero no evita que sienta la dureza de su erección. Pensar que he sido yo quién le ha hecho ponerse así me provoca sentirme deseada y nunca he sentido algo parecido. Aparta mi mano de él y agilmente coloca una de las suyas debajo de mi espalda para levantarme un poco y lentamente vuelve a intentar penetrarme. Nuestros pechos chocan y mis ojos se cierran, encojo los dedos de los pies de puro dolor. Es horrible pero tengo que aguantar el dolor, le quiero y puedo decir que de todas las formas posibles. La verdad es que no hay ninguna explicación para el cariño que le tengo, simplemente lo siento y quiero demostrárselo, quiero ayudarle a pensar que sus problemas pueden ser pequeños si los comparte conmigo, que incluso puedo quitarle ese gran peso que lleva a espaldas si él me deja, si tan solo él me deja.
-¿Quieres que pare? - me susurra al oído casi sin respiración.
-Un segundo, necesito respirar -me río y al abrir los ojos unas lágrimas recorren mi sien. Harry se da cuenta y besa el recorrido de una de ellas para luego besarme en cada centímetro de mi rostro. Alza la mirada hacia mis ojos inundados de lágrimas y le sonrío para hacer que se sienta bien, pues parece algo preocupado.
-Eres hermosa, incluso cuando lloras.
   Sus ojos verdes están brillantes y siento que cada segundo que paso a su lado hace que me enamore aún más de él. Me siento cuidada y muy protegida, como nunca antes.
-Lo siento... -empiezo a gimotear al intentar aguantar las lágrimas.
-¿Por ser hermosa incluso cuando lloras?
   Dejo salir una risa mientras seco mis lágrimas. Su sonrisa es embriagadora, hace que se le ilumine el rostro cual ángel. 
-Eres un loco -no puedo dejar de sonreír y llorar a la vez. La verdad es que no sé por qué, jamás me había pasado y puedo jurar que esta sensación es una de las mejores. ¿Así es el amor?
-Tú me has vuelto loco, Samantha. -Alzo la cabeza y reúno sus labios con los míos, luego bajo por su cuello colmandole de besos hasta su hombro derecho. -Está bien, preciosa, déjame hacerlo, iré despacio -vuelvo a notar esa presión en mi y duele igual que antes, solo que ahora soy un poco más fuerte. -Seré muy suave.
   Apoya su frente en la mía y cierra los ojos, sé que le está costando ir despacio pues su agitada respiración le delata. Siento la necesidad de querer hacerlo por él pero lo único que mi cuerpo puede hacer ahora es costreñir mis dedos de dolor cada vez que Harry la introduce lenta y pausada mente, y dejar que el placer acabe con el daño que siento. Aunque tengo que hacer algo para que esto acabe. Alzo una mano y la subo hacia su trasero para hacer más contacto entre los dos, aunque duele mucho puedo soportarlo.
-Despacio, preciosa -jadea.
   Lentamente voy sintiendo como me llena con su prolongación, el dolor es horrible, pero él no lo puede estar haciendo mejor, sabe como funciono y cuando tiene que ir más lento o cuando tiene que parar. Cuando deja de presionar pienso que ya me ha ocupado por completo. Dios, es grande. El aire me falta y el dolor no desaparece.
-¿Estas bien? -Siento como le cuesta retener el aliento al hablar.
    Joooooddddddddeeeeeeer.
   Mojo mis labios, los aprieto y asiento con los ojos cerrados.
-Duele - dijo soltando el aire y llenando los pulmones al completo. 
-Lo has hecho muy bien, preciosa. -Puedo sentir como su pecho se ensancha y reduce a la vez que las gotas de sudor nos empapan. 
-Bésame -suplico.
   No tarda apenas un segundo en reaccionar que ya le tengo pegado a mis labios sedientos. Los toma delicadamente y dejo que nuestras lenguas se enreden mientras me acostumbro a esta nueva invasión. El daño es inevitable, lo sabía, pero aun así lo he querido hacer por los dos, llevo mucho tiempo intentado descifrar lo que realmente sentía por él; odio, pasión, lujuria, frustración, cariño, necesidad... sobre todo necesidad, necesidad de él, de todo él. Así debe ser el amor y pienso que realmente jamas llegué a sentir nada parecido con Luke, por eso me negaba, por eso con Harry es diferente y estoy dispuesta a pasar todo el daño del mundo con tal de sentirle tan cerca como lo siento ahora, para que me cuide como lo está haciendo ahora aunque lleva cuidándome desde mucho antes y eso es lo que me une más a él. Solo puedo pensar en cuanto le quiero ahora mismo y quizás esas lágrimas que antes solté no solo fueron causadas por el dolor que sentía, también fueron por el cariño que me hace sentir, simplemente por hacerme sentir única. 
   Noto como despliega sus caderas de las mías y mi boca, sin romper el beso, captura su gemido. Mmmmmmierda. Me aparto sin remedio para coger aire por la boca y Harry baja por mi cuello para besar, ahora, mis tensos músculos. Vuelve a introducirla con cuidado y casi siento que me voy a romper, pues al final siento una punzada de placer naciendo del molesto dolor.
-Ayyyyyy- jadeo.
-¿Quieres que pare?- jadea y levanta los ojos para mirarme.
   Niego con la cabeza pues la capacidad de hablar me ha abandonado por completo. La verdad es que no quiero que pare, quiero volver a sentir ese dolor convirtiéndose en placer, quiero comprobar que no lo he soñado. Reanuda sus estudiados y suaves movimientos para causarme el menor daño posible y le amo por hacer eso. Aprieto las sábanas en mis puños y elevo un poco las manos arrastrándolas con ellas siendo vagamente consciente de lo que ocurre a mi alrededor. El placer poco a poco se va haciendo paso hacia, ya no el dolor, más bien, la incómoda sensación de tenerle dentro de mi y los jadeos empiezan a mezclarse con mi respiración. Sus movimientos empiezan a coger un ritmo al que puedo seguir: lento aunque me llena por completo cuando juntamos nuestras caderas por completo. Dentro. Fuera. Dentro. Fuera. Dentro.
-Joder -intenta mascullar entre jadeos. Alza su cabeza y coloca los dos brazos estirados a cada lado de mi cabeza marcado todos los músculos a causa del esfuerzo. Sus ojos ardientes encontraron los míos suplicando para que no parase nunca de moverse tan bien como lo hace. Y de repente ese gesto me hace recordar aquel sueño que mantuve con él, era igual que esto, aunque él era un ángel. Y pooor ddddddios, ahora mismo se mueve como un ángel. Arqueo mi espalda rompiendo el contacto visual entre ambos y suelto un gemido al sentir como me ha llenado más rápido y al completo. Él también lanza un grito y lleva una de sus manos hacia mi mejilla para acariciarla con el pulgar y hacer que le mire. Abro los ojos vagamente y vuelvo a sentir esa pasión en sus ojos.
-Me estas destrozando -dice entre estocada y estocada.
   Mi boca se abre, mi aliento me quema la garganta y necesito aire. ¿Que yo le estoy destrozando? Eso será al revés pues casi me siento como mi cabeza da vueltas de placer. Me he estado perdiendo esa sensación durante muchísimo tiempo, pero para ser sincera, esto, solo me lo puede dar Harry.
   Guío mi mano hacia la suya en mi mejilla, la llevo hacia el colchón y entrecruzo los dedos con los de él. Sus caderas se mueven en un vaivén suave e intenso que en un segundo u otro me va a llevar a la locura. Sus jadeos hacen que me de cuenta de cuanto le estoy satisfaciendo y siento que él también me necesita de la misma manera que yo a él.
-Ha..- no puedo si quiera hablar, el dolor ha dejado mi cuerpo del completo siendo ocupado por la lujuria y el placer, y no soy lo suficientemente consiente como para pronunciar algo coherente.
   Empiezo a sentir como una especie de sensación calurosa se hace con mi zona íntima y mi mano aprieta la de Harry.
-¡Harry! -suplico. Al fin consigo decirlo. -Voy a venirme. 
   Él asiente y baja sus labios hacia los míos. Su boca captura mis labios con vehemencia y yo tenso todos mis músculos a su alrededor. Grito en su boca, arqueo la espalda y junto nuestros pechos en un puro arrebato de locura. Ahora si puedo jurar que me he roto en mil pedazos. Él sigue moviendo sus caderas y grita también en mis labios unos segundos después, dándome una última estocada para correrse en dentro de mi. Los jadeos hacen que nuestros alientos se fundan en uno y unos segundos después, Harry deja de moverse dentro y fuera de mi.
   Alzo mis brazos hacia su sudorosa espalda y le hago bajar por completo, tampoco ha sido muy difícil, ya que mi hombre está reponiéndose de esta nueva sensación. Dios mío. Le quiero. Hago el esfuerzo en vano de retener unas lágrimas de las cuales no sé por qué salen nuevamente de mis ojos, estoy feliz, soy realmente feliz. Harry se percata de esto y por unos segundos se pone tenso.
-¿Te hice daño?-habla asustado.
   Niego y él se relaja.
-Me has dado una razón más para afirmar que te quiero, Harry. -Seco mis lágrimas, mis tontas lágrimas. Se pensará que soy estúpida o algo, aunque me da igual. Río y le miro. No deja de contemplarme y eso me deja tiempo para hacer lo mismo con él. Miro sus labios algo hinchados estirados en una pequeña sonrisa arrebatadora, sus mejillas algo coloradas y relucientes como su frente por el sudor, y sus ojos brillantes. Un ángel. Sin duda es un ángel.
- ¿Cómo estás? 
   ''Loco por ti'' puedo leer en sus labios.



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viernes, 1 de agosto de 2014

Forbidden - Capítulo 41

   Soy capaz de oír mi pulso frenético en el inquietante silencio que se ha inmerso la habitación justo después de haber soltado la gran y para nada sorprendente noticia. Le quiero. Mis lágrimas habían cesado sin darme cuenta, estaba demasiado ensimismada en sus ojos verdes como para atender a algo más del mundo. Sin embargo sentía las mejillas húmedas y algunos de mis cabellos adheridos a mi rostro aunque ni si quiera me hubiera fijado en estos detalles si Harry no hubiese levantado su mano izquierda hacia mi cara y los hubiese apartado.
-Repite eso -dice firme y serio al levantarme la cara aún más. Tiene su entrecejo muy marcado y siento un ápice de aflicción.
   Trago en seco y susurro:
-Te quiero.
   Aproxima su cara con los ojos abiertos para ver mi reacción y sus labios rozan los míos provocando que necesite más aire del que me llega. Siento como algo en mi interior se estremece. Quiero sus labios. No. Quiero a todo él. Dios, es irresistible, ¿por qué no está besándome ya? El aire empieza a hacer señales de escasez y yo sé una manera para solventar el problema.
-No lo entiendes- Harry susurra en el mismo tono que yo usé antes.- Voy a hacerte daño.
-Si hubiese temido que me hicieras daño me hubiera ido justo la primera noche que nos conocimos. Pero no lo hice y créeme que no lo voy a hacer, simplemente porque ahora sabes que yo...-Harry me calla tapándome la boca con la suya en un lento pero fuerte beso. Sus labios moldean los míos llevándolos al séptimo cielo, al cual me aferro desesperadamente ya que si pudiese elegir un sentimiento entre todos los que Harry me hace sentir, sin duda, elegiría este. Su lengua juguetea intensamente con la mía antes de rozar mi labio inferior y morderlo. Dios, que hombre.
   Las emociones lentamente se van juntando en mi pecho, liándose entre ellas, haciéndose un nudo muy difícil de desatar. Harry baja su mano de mi cara y lleva las dos descaradamente hacia mi trasero para subirme en él como si fuese una pluma. Sigo alucinando con la fuerza de este hombre. Enredo los pies al rededor de su cintura fibrosa y mis manos van instintivamente a enredarse en su pelo para tirar con suavidad de él y ganarme esos gemidos que tan desesperada estoy por escuchar. Junto su boca con la mía presionando en su nuca y él retrocede conmigo hacia la cama para dejarnos caer sobre ella y retenerme a mi encima de él. Lamentablemente me separo de sus labios para admirar su deslumbrante rostro. Está increíble y demasiado sexy entallado en solo esos boxes azul oscuro.
   Una sonrisa perezosa se dibuja en su cara y marca uno de los hoyuelos. Me quita la respiración.
-Ven aquí.- Tira del cuello de mi camiseta hasta abajo y vuelve a juntar nuestros labios.
   No soy capaz de controlar mis sucios pensamientos sobre lo que quiero hacer con él o sobre lo que quiero que me haga, ni soy capaz ni quiero serlo. Me encanta sentir este nudo en mi garganta y percibir el aleteo de infinitas mariposas descendiendo por todo mi ser, jamás me habían hecho sentirme así. Siento como sus manos juguetean por mis muslos acariciándome cada centímetro de ellos a la vez que suben y se deslizan sin ningún pudor hacia adentro, casi rozándome la delicada tela que cubre mi entrepierna. Gimo al sentir como mueve su dedo pulgar al rededor de mi clítoris sin cesar. Madre mía. Él sonríe en mis labios, cosa que me hace volverme aún más loca.
   Separo nuestros labios apenas escasos centímetros para coger más aire pues su cálido toque me obliga a coger aún más oxígeno del que necesito.
-¿Te gusta?- Dice el muy engreído a sabiendas de que sí.
   Asiento con la cabeza mientras me humedezco los labios con la lengua. Harry no pierde ningún detalle. Observo como sus verdes ojos se mueven de un lado a otro recorriendo mi rostro, como si me intentase leer el pensamiento. Sigo sintiendo su relajado toque en mi, lentamente me voy acostumbrando al placer que me está otorgando. Sus pestañas parpadean un par de veces en un movimiento rápido y sus fracciones se tensan al rededor de sus ojos, tiene un sonrisa hermosa y jamás me cansaré de observarla, quiero que eso sea lo primero y o último que vea cada día durante toda mi vida, pero la cuestión es si él estará dispuesto a dejarme hacerlo.
-¿En que piensas?- Susurro. Llevo mi mano izquierda hacia donde mis muslos se conectan para quitar la mano de Harry de ahí. Tengo otros planes para él.
   Harry se encoje de hombros a la vez que alza una ceja. Claro que no te va a decir lo que piensas, Sam, ¿qué te creías? Mi subconsciente se ríe de mi.
-Mmhh... Veamos, ¿estás pensando en mi?- Bajo la cabeza hacia su clavícula izquierda y la beso ascendiendo hacia la base del cuello. Abro los labios y lamo la piel antes besada con mi lengua hasta el lóbulo de la oreja. Harry estira el cuello mientras que aprieta los ojos intentando retener un gemido de placer. Al final termino ganando y él gime.
   Uf, ¿cómo puede ser tan sexy?
   Muerdo el lóbulo de la oreja y lo dejo escapar entre mis dientes para bajar hacia su mandíbula cubriéndola de besos hasta sus deseables labios que nada más sienten mi presencia se abren para dejar paso a su lengua que entra ansiosa por el roce de la mía. Bajo mis caderas para juntarlas con las de Harry y me restriego sobre él.
-¡Joder! -Su pecho se expande y aprieta sus manos en mi cintura para tener más presión.
   Joder, eso es lo que digo yo. Ha sido una sorpresa encontrarme con su miembro duro debajo de mi. Una agradable, muy agradable, sorpresa.
   Sus ojos se abren y siento como su respiración empieza a acelerar en cuanto muevo las caderas en círculos, frotando justo en el sitio adecuado. Harry vuelve a gemir y empieza a mover sus caderas en contra de las mías, lo que hace que tengamos aún más rápido el contacto. Gimo de satisfacción y cierro los ojos. Mierda, mierda. Harry atrapa mi boca de nuevo.
   Durante unos segundos me he sentido desnortada, pero al abrir los ojos me he dado cuanta de que Harry está encima de mi y yo estoy ahora debajo, ¿cómo lo ha hecho tan rápido? En partes me frustra esto, pensaba que yo iba a ser quien llevase las riendas esta vez, pero como siempre, con Harry, nada es lo que parece. Coge el dobladillo de mi camiseta y la sube hasta el pecho donde se para y me ordena que me levante un poco para conseguir quitármela. Observo como disfruta de mi cuerpo semi desnudo, cubierto tan solo por la delicada ropa interior.
-Quítate el sujetador. -Impone con voz ronca.
   Dios, que sexy.
-¿Por qué? ¿No te gusta? -Sonrío pícara intentando reprimir una risa.
   Él sonríe, y baja su cabeza hacia mi.
-Tú me gustas de todas las formas- protesta susurrando en mi oído, dejando su cálido aliento en mi cuello haciendo que se me erice la piel.- ¿quieres saber en qué estaba pensando? -Asiento.- En como suena mi nombre cuando tú lo gritas.
   Mi respiración se para y mi pulso aumenta, incluso puedo sentir su bombardeo nervioso en mis oídos. Harry desciende hasta mis labios y los besa antes de apartarse de mi y pasar sus dedos indices por debajo del elástico de mi bragas para echarlas hacia abajo con mi ayuda, al levantar un poco la pelvis, y quitármelas. No puedo negar que estoy babeante por saber que es lo que tiene pensado para mi.
   Vuelve a ponerse encima de mi con los brazos estirados y sonríe. Sus ojos están brillantes y llenos de lujuria.
-Pensaba en las ganas que tengo de probar como sabes.- Besa mi cuello y siento como cada parte de mi se estremece. Baja hasta la ase de mi cuello y lentamente va mordiendo y lamiendo la piel expuesta. Madre de Dios. Siento como me mojo con cada palabra y cada caricia que me dedica.
-¿Me dejas probarte? -Harry pregunta.
   No soy capaz de soltar una mísera palabra, me tiene capturaba bajo su mirada. Asiento y él me lo agradece besando una vez más mis labios.
-¿Alguna vez te han tocado?- Pregunta.
   ¿Qué? ¿A qué viene esto ahora? No quiero que me haga recordar nada del pasado, ahora mismo somos él y yo, nadie más.
-Nadie me ha tocado como lo haces tú.- Digo en una exhalación al sentir como baja su lengua por mi vientre.
-Pero no soy el primero.
   Me incorporo sobre mis brazos y le obligo a mirarme.
-Yo tampoco soy la primera.- O eso creo.
  Veo como traga y se le marca el entrecejo. Su cabecita pensante está a cien por hora y eso me asusta.
-Pero si la única.
   Nos quedamos en silencio por unos segundos. Él no me había dicho que me quería también, sin embargo, me acaba de decir que soy la única. ¿Eso significa que me quiere? Y ¿Cuántas ex novias tuvo? Otras preguntas que se suma al montón.
-Relájate, no voy a hacerte daño.- Habla sacándome de mis curiosos pensamientos.
   No va a hacerme daño. Eso lo sé y aunque no fuese así, correría el riesgo.
   Vuelvo a tumbarme boca arriba después de quitarme el sujetador rojo oscuro y lanzarlo a la silla donde mi ropa se encontraba. Ahí me aseguro de que no se pierda.
-Voy a ir a tú ritmo.- Coge mi mano izquierda y la suelta antes de llegar a él. Sé lo que quiere y lo hago sin dudar. Bajo su cabeza hacia mi y entierro mis dedos en su pelo. Besa mis muslos por dentro dando pequeños mordiscos cuando se acerca a mi parte más íntima. Estoy muy nerviosa y no puedo evitar que él lo note, por eso hace todo lo posible para calmarme y se lo agradezco, agradezco que me trate tan bien y que no solo busque hacermelo rápido para quitarse el calentón y despues dejarme tirada. Sé que él no me haría eso, pero aun así tengo mis dudas, unas dudas que lentamente se evaden cuando siento que su tacto lento me tranquiliza. Cada vez se hace con un trocito más de mi y eso es a lo que realmente le temo, pues sé que Harry jamás me usaría, pero si se que me puede alejar cuando él quiera, y no quiero que se marche pues no sé si me volveré a sentir de esta forma alguna vez con otra persona que no sea Harry y la verdad es que no quiero a alguien, le quiero a él.
   Siento como me roza lentamente con la punta de la lengua y echo hacia atrás mi pelvis, hundiendola en el colchón, como un movimiento instintivo. Es una sensación dolorosamente placentera. Muerdo mi labio e inspiro por la nariz. Me sujeta fuerte rodeando mis muslos con sus manos para evitar que haga otro movimiento para apartarme de él. Suelta el aire por la nariz en forma de risa y me mira desde abajo. Será capullo. Me río e impulso lentamente su cabeza de nuevo a mi. Vuelve a retomar su trabajo haciendo círculos con la lengua y moviendola de un lado a otro sobre mi centro, dejándome sin el más mínimo aliento. Los jadeos y los movimientos involuntarios de mi pelvis eran cada vez más difíciles de retener por la habilidad de su tacto. Mis dedos tiemblan cuando intento acariciar su pelo y lo agarro con fuerza soltando un gemido al sentir como su lengua lame mi clítoris con fuerza una y otra vez. Su nombre roto sale de mi boca al sentir esa presión y él aumenta su tacto envolviendo con sus deseables labios el lugar que me había hecho estallar de gemidos mientras lo lamía. Siento una punzada de placer que lentamente se va haciendo más y más fuerte en mi punto íntimo, es un sentimiento casi doloroso pero a la vez tan adictivo que hace que por unos segundos pierda la razón y que su nombre salga disparado de mis labios en un grito enloquecedor mientras mi espalda se arquea de placer y cae de nuevo en el colchón. Mi boca abierta recibe al isntante sus labios mientras calma las pequeñas sacudidas que un siento en mi interior, a causa del orgasmo, introduciendo un dedo en mi y con el pulgar acariciandome el púnto más íntimo.
   Harry separa nuestros labios lo suficiente para dejarme coger aire y no apartarse demasiado de mi. Abro los ojos parpadeando rápidamente y encuentro al ser más hermoso del mundo con una media sonrisa marcada por sus prominentes labios. No puedo evitar devolverle la sonrisa. Me tiene loca, completamente loca.
-¿Cómo estas? -inquiere sonriendo.
   ¿Qué cómo estoy? ¿Sigo viva o me he muerto entre sus caricias y he subido al cielo? Estoy mejor que nunca.
   Me río y alzo la cabeza para besarle, un beso lento que rápidamente coge consistencia y se convierte en una apasionada declaración de lo que aún queremos, y queremos más.


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