One Direction Novelas



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miércoles, 25 de diciembre de 2013

Forbidden - Capítulo 23

- ¿Cómo que me ha salvado? Explícame eso y ¿dónde está? Harry quiero verla -hablo más rápido de lo que realmente creo.
- Tranquila -susurra mirando mis labios entreabiertos a la vez que posa su mano derecha sombre mi hombro para detener mis movimientos.

Ni si quiera me había dado cuenta de que estaba sin camisa, ni si quiera me había dado cuenta de que yo llevaba puesta su camisa negra. Dios ¿pero qué ha pasado? Mi cara adopta un color rojizo al pensar que él me desvistió, que casi me vio desnuda, aunque claro, él ya me ha visto así, bueno, no del todo, casi, pero aquella vez fue un mero calentón y la verdad es que no se por qué cada vez que recuerdo aquello siento vergüenza cuando normalmente no suelo avergonzarme de mis actos con personas que casi no conozco, por la principal razón de que no son esenciales para mi ¿acaso eso significa que Harry se está volviendo importante en mi vida? Creo que por ahora esa pregunta la voy a dejar en el aire.

- ¿Cómo quieres que me tranquilice? La dejé sola en aquel lugar es... -Harry me interrumpe.
- Exacto, la dejaste sola -no se si me esta ayudando o me quiere hundir más -. Y no sabes lo peligroso que pudo haber sido eso -sus fracciones se vuelven mas duras, se está empezando a enfadar y eso no me gusta -. Y sobre todo tú. ¿Que coño pretendías? -su ceño arrugado vuelve a aparecer -. No me quiero ni imaginar lo que hubiera pasado si alguno de ellos te hubiera visto, si yo no hubiera llegado a tiempo Samantha.

Parecía que fuese una cría que había hecho una travesura y ahora le estuviese regañando su padre por hacerlo ¿pero qué quiere que haga si no? ¿Que me quede de brazos cruzados? Me río sarcásticamente en mi interior, claro que no iba a hacer eso. Aun así y aunque me fastidie, Harry tiene razón, ha sido una locura, he puesto la vida de mi mejor amiga y la mía en peligro por querer saber algo del hombre que tengo delante, he sido muy tonta y una egoísta.

- Dime ¿qué es lo que pretendías? ¿Sabes cómo hubieras acabado si alguno de ellos te hubiese encontrado? -Quiero que deje de hablar así, me está haciendo daño. Él parece percatarse de mis sentimientos y hace una pausa para suspirar agachando la cabeza.

Su habitación es enorme, es simple y a la vez enorme. Las paredes están pintadas de un tono marrón muy claro, (un color tranquilo y apacible para mi gusto), cuales estaban casi vacías de no se por algunas fotos de paisajes en tonos grises, creo que son del lago Doonen, tienen pinta de ser de ahí ya que los lugares me resultan muy familiares así que deduzco que las fotos fueron tomadas por Harry, cosa que me deja totalmente anonadada pues son increíbles, parece que entiende mucho de la fotografía. Una de las cuatro paredes es un ventanal tapado por una fina cortina blanca, cual deja pasar la luz sin dificultad, me recuerda mucho al que yo tengo en mi estudio, solo que el mío es mas grande y algunos de los cristales están tintados, este a diferencia solo son dos dos puertas correderas de vidrio que llegan del suelo al techo. En la siguiente pared a la izquierda tiene la cama que aparte de ser un poco mas grande que las de matrimonio tiene cuatro columnas de madera esculpida a su alrededor, parece la cama de un rey y justo enfrente de la cama tiene una enorme estantería hecha con la misma madera que las comunas de la cama, llena de libros y cámaras antiguas, parece una vitrina de exposición, parece que solo está ahí para admirarla.

- ¿Son todas tuyas? -pregunto con la vista perdida entre las cámaras.

Harry gira un poco la cabeza para saber a lo que me estaba refiriendo y vuelve a dejar su mirada en mi.

- Si, pero no cambies de tema. -Esta enfadado.

Sigo observando su habitación como si fuese la primera vez que estoy entre estas cuatro paredes, cosa que no es así, pero aquellas veces estaba demasiado alterada como para darme cuenta de lo que pasaba a mi alrededor, aquellas veces tan solo pensaba en Harry y en cómo controlar las ganas que tenía de darle un puñetazo por ser tan estúpido conmigo o en intentar mantenerme cuerda mientras que él besaba cada una de las partes de mi piel. Tan solo me llama la atención una guitarra acústica casi escondida al estar entre la gran estantería y el ventanal.

- Tú no respondes mis preguntas ¿por qué yo tendría que responder las tuyas? -digo sin pensar mirando la guitarra.

Exhala por la nariz y su aliento roza mis manos unidas por encima del edredón despertándome de mi trance, dándome cuenta de la metedura de pata que acabo de hacer. Mi subconsciente me aplaude irónicamente «¿es que siempre tienes que fastidiarlo todo?».

- Megan me llamó -dijo al fin capturando toda mi atención -. Estaba muy asustada, apenas la entendía, tan solo repetía tu nombre... cuando al fin pude tranquilizarla por teléfono me dijo mas o menos donde os encontrabais, entonces colgué y fui a por ti -sus ojos recorrían mi cuerpo mientras contaba la historia. Yo estaba quedándome boquiabierta con su explicación -. Entonces encontré tu coche, Megan estaba dentro con Parker, él dijo que tenía una idea para sacarte de ahí, que lo único que yo tendría que hacer es llevar a Megan a un lugar seguro, pero quería ir a por ti, apenas escuchaba lo que él decía, así que ella tuvo que intervenir y ahí perdí de vista a Parker, se fue corriendo hacia la nave, le grité varias veces que volviera, pero Megan me metió en el coche... la verdad es que no se cómo lo hizo ya que yo estaba descontrolado en aquel momento -los puños de Harry se hallaban a cada lado de mi cintura, veía en sus ojos la intranquilidad con la que estaba contando la historia y eso me atormentaba, jamás pensé en que esto podía llegar a pasar, no solo he puesto en peligro a Megan, sino a Parker... y sobre todo a Harry -. La llevé de nuevo a la carretera para que fuese a la ciudad, corrí hacia la nave, te vi... -levantó su mirada para clavarla en la mía -. Estabas pálida cuando te cogí, pálida y empapada ¿sabes lo jodidamente mal qu... -paró de hablar repentinamente, apenas me di cuenta de lo que quiso decir, tenía demasiada información en mi mente.

Mis ojos retienen silenciosamente y por primera vez, la mirada ardiente de Harry. Su confesión me ha dejado sin palabras, no por el hecho de que me lo haya dicho todo sin tener que presionar demasiado, que eso de por si ha sido sorprendente, más bien por cómo reaccionó cuando Megan le alertó de mi situación, jamás hubiera pensado en que se pudiera haber comportado de esa manera, es ilógico pues pensaba que apenas le traía sin cuidado lo que hacía o dejaba de hacer, pero ya veo que estaba equivocada.
Aunque claro, no puedo evitar pensar es en por qué el poder contarme la historia le ha salido tan fácil y sin embargo cuando le pregunto algo de él se muestra tan reticente. Quizás es que esto no tiene mucha relación con algo de él, o no lo se. Ahora mismo estoy demasiado confusa.

- ¿Me puedes responder tú, ahora? -Harry rompe el silencio.

Suspiro profundamente a la vez que alzo mis manos para apartarme el pelo de la cara y pasarlo al otro lado de la cabeza, movimiento del cual Harry no pierde ni un detalle.
No quiero decirle que la razón que tenía en mente era sacar algo de información de su vida ¿qué podría decirle? «fui a averiguar algo sobre ti a aquella nave, poniéndonos en peligro, tanto a Megan como a mi, fue una actitud de una niña irresponsable, tienes razón Harry, soy una niña chica». Por supuesto que no le iba a decir eso y menos a darle la razón. Al igual que tampoco quiero mentirle.

Me encogí de hombros.

- Aun sigue habiendo muchas cosas de ti que no se -técnicamente no le estaba mintiendo.
- ¿Todavía sigues con esas? -habló como si no se creyera lo que le estaba contando -. Por lo visto eres una cabezota.

Aquello me lo tomé como un insulto ¿quien se creía para llamarme cabezota?

- ¿Cabezota? -y el fuego en mi interior empezaba a encenderse.
- No haces nada más que llevarme la contraria en todo lo que digo Samantha, haces lo que ti te da la maldita gana -veo el fuego prendido en sus ojos -. Sin importarte lo peligroso que sea.

Si dijera que los dos nos estamos encendiendo porque estamos apunto de comenzar una pelea mentiría.

- ¿Por qué eres tan irresponsable? -tiene los ojos abiertos como platos.

Tanto él como yo sabemos que esto no es un enfado con el otro.

- Soy así Harry, no puedes venir e intentar cambiarme del día a la mañana -me echo hacia atrás quitándome la sábana de encima.
- Se como te de la maldita gana -extiende sus brazos marcando cada uno de sus músculos en la piel adornada con sus fascinantes dibujos. Trago saliva al observarle, es tan sexy -. Tan solo te estoy diciendo que lo he pasado jodidamente mal pensando en que te había pasado algo -se vuelve a callar mirándome a los ojos y respirando entrecortadamente, reflejando exactamente como estoy.

Somos demasiado conscientes de que este fuego son las ganas que tenemos el uno del otro, esas inmensas ganas que nos tenemos y no sabemos como expresarlas de otra manera.
¿Por qué siento ese intenso espasmo en mi pecho cada vez que me mira?
Harry gira la cabeza hacia el ventanal y yo juro que no puedo contener más las ganas que me incitan a reducir el espacio que nos separa. Dos días, dos malditos e insoportables días pensando en esos labios sobre los míos. Dos malditos días necesitando esa sensación, que él tan solo me hace sentir, como si fuese agua para mi piel deshidratada. Me acerco tanto a él que puedo incluso oír su respiración nerviosa. Finalmente él vuelve su rostro para mirarme y quedamos peligrosamente cerca. Mi latido aumenta por segundos y mi respiración desciende sin darme cuenta. Harry inclina la cabeza hacia mi sin apenas darme tiempo a reaccionar y la sensación de placer se extiende por todos y cada uno de los rincones de mi cuerpo. Los ojos se me cerraron y solté un leve gemido de nostalgia cuando me senté en el regazo de Harry. Sus labios jugaron con los míos mientras nos llevaba al centro de la cama y me tumbaba boca arriba, quedándose encima de mi. Mis ojos se volvieron a abrir cuando no noté el deseado contacto de sus labios sobre los míos.

- ¿Alguna vez te han dicho que eres hermosa? -bajó su boca hacia mi oreja y me susurró.

Negué con la cabeza, intentando que ese color rojizo se fuese de mis mejillas.

- Mejor -prosiguió él -. Me hubiera puesto muy celoso -sentí su aliento en mi oreja y empezó a lamer la zona curva, llegando al lóbulo.

Mis manos, cuales estaban a cada lado de la cintura de Harry se constriñeron al oír esa frase. Noté el aire de una leve carcajada en mi cuello, no se que gracia le ve a tenerme así, muerta de deseo, pero creo que le voy a dejar continuar. Me acariciaba el cuello con la nariz a la vez que iba dejando un rastro de suaves besos y pequeñas mordeduras. En la habitación tan solo se escuchaban mis pequeños gemidos rotos y el sonido seco de sus besos sobre mi ardiente piel. Su boca volvió a la mía, noté como pasaba su lengua sobre mi labio inferior, incitándome a abrirle paso, cosa que sin duda hice. Mi lengua acariciaba la suya con deseo, tal igual que él lo hacía con la mía. Se apartó lo suficiente como para conseguir sacarme su camiseta, dejándome en ropa interior negra, no puedo evitar sonrojarme cuando me mira de esa manera y sobre todo cuando estoy así, no sé que es lo que le hace contemplarme tan detenidamente, mi cuerpo no es nada del otro mundo, no tengo tan marcado ese hueco entre las piernas que ahora todo el mundo se muere por tener, mis cinturas son un poco anchas y bueno, de mis pechos no tengo ninguna queja, aunque me voy a a sujetar al comentario que Megan siempre me hace «Eres sexy, tienes un torso sexy, buen pecho, un culo marcado, unos muslos perfectos... no estas esquelética como yo, vamos, que eres una puta y una guarra, y si no fueras mi mejor amiga te odiaría por estar buena. Los chicos tendrán donde coger, y bueno, yo también, si me dejas, claro» me había hecho reír con eso constantemente porque no pensaba que lo dijese en serio o que alguien pensase eso alguna vez. Noté como Harry separaba mis piernas y volvía a posicionarse encima de mi.

- Harry... -no se si estoy suplicando para que me deje cerrar las piernas o para que me toque.

Dios, esta posición es agonizante, necesito juntar las piernas, pero sus muslos me impiden hacerlo.

- Shhh... -besa mi cuello.

Para provocarme pasa un dedo desde el lazo negro de mi sujetador hacia mi ombligo, dándome una sacudida de sensaciones por todo mi torso, cuales llegan a mi parte sensible. No tengo ni idea de cómo ha conseguido hacer eso, pero mmm, que lo haga de nuevo. Alzo mis manos y enredo mis dedos en su alborotado pelo, tirando de él con suavidad y ganando un gemido de sus labios. Al escucharle alzo las rodillas sin querer apretándolas la cintura de Harry.

- Ya voy, ya voy -susurra dulcemente en mis labios y vuelve a besarme -. Dime que pare cuando quieras que lo haga ¿está bien?

Muerdo mi labio inferior mientras asiento con la cabeza. ¿Por qué estoy tan nerviosa? Creo que él lo nota y no quiero que piense que no estoy cómoda con esto, o que él hace algo mal.

- ¿Por qué no muerdes el mío y así dejas de provocarme tanto? -Habla con una sonrisa y yo me pierdo en ella.

Baja su cabeza buscando mis labios, cuales encuentra al fin y besa, lo que él sabe que me mantendrá distraída cuando baje su mano a rozar mi entrepierna, por encima de mi ropa interior. Suelto un gemido en sus labios y vuelvo a levantar las rodillas al sentir el contacto, esto no hace parar a Harry, le incita a seguir masajeando mi zona mas intima formando círculos alrededor de ella disminuyendo y aumentando la velocidad con la que lo hace, mis caderas se mueven en contra involuntariamente. Su beso se profundizaba a medida que mis gemidos eran más constantes, jamás había experimentado algo así. El nudo formado en mi vientre mandaba pequeños calambres hacia todos los lugares, sentía como lentamente él hacia que me acercase mas al clímax y como él también disfrutaba haciéndome sentir así. Justo cuando pensaba que ya no podía sentir mas placer, aquel nudo en mi vientre se estiró dejando un rastro de calambres por todo mi cuerpo. Dejé de besarle para aspirar aire por la boca e intentar controlar las ganas que mi cuerpo tenía de retorcerse de placer. En aquel momento tenía la boca seca y me encontraba algo desorientada y avergonzada, pero tan solo con mirarle a la cara supe que el había disfrutado dándome placer. Volvió a besarme y yo me perdí en ese beso. Es increíble lo que me acaba de hacer sentir con el roce de su mano, con sus besos, con su presencia, con su aroma.



Mantuve los ojos abiertos durante todo el camino a casa, Harry se volvió a ofrecer para llevarme y yo le dejé. ¿Cómo negarme? Por el camino no intercambiamos ninguna palabra, me limité a mirar por la ventana el cielo ya oscurecido. Después de la sesión de caricias y de no dejar devolverle el favor, nos pasamos un buen rato abrazados el uno al otro, yo repasaba las líneas de las golondrinas, Harry no dejaba de mirarme en ningún momento, lo hacía como si viese a través de mi, como si quisiera saber en lo que estoy pensando en cada momento. Si pudiera elegir un estilo de vida, sin duda seria este.
Aunque aun no sepa nada de él, aunque aun no haya descubierto sus secretos, cosa que voy a hacer, más pronto que tarde.


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Mejor amiga: 

Te dedico este capítulo, por tu cumpleaños, como un pequeño regalo, aunque lo siento, me he pasado de hora. 

Algún día, si mi sueño de ser escritora se hiciese realidad, uno de mis libros llevará tu nombre en la dedicatoria. Porque siempre me has apoyado y has creído en mi, al igual que yo confío y creo en ti.

Dulces 16 ma, que los disfrutes, te quiero.



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lunes, 23 de diciembre de 2013

Forbidden - Capítulo 22

Trago saliva, como si estuviese tragándome esta intensa presión que se apodera de mi pecho. Mi vista recorre la nave de izquierda a derecha y en sentido contrario, examinando cada metro, cada rincón, cada ventana, algo que me de el pistoletazo de salida y ese pistoletazo es comprobar que no hay nadie por los alrededores. Aprieto mi mandíbula e inspiro profundamente cerrando los ojos, pensando en él y en que esto lo hago por Harry, me estoy adentrando en este peligroso y prohibido juego por él, aunque también lo hago un poco por mi.
Sé que si esto lo viviese desde fuera yo sería la primera persona en llamarme ''loca'', loca por hacer esto por un chico que no me conviene, loca porque me estoy obsesionando, cuando la mejor manera es mirar hacia otro lado y hacer como si Harry no existiera, como si nada de esto hubiera pasado. Loca porque puedo estar metiéndome en la boca del lobo sabiendo que lo es y loca porque aun así no me importa, quiero averiguar algo sobre esta situación, aparte de que esto también me incumbe a mi, puesto que él ya me conocía de antes y no se cómo o de que manera pero parece ser que él sabe demasiadas cosas sobre mi vida, él ha entrado en ella sin permiso y por eso yo estoy en pleno derecho de hacer esto. Niego con la cabeza mientras suspiro, no puedo quedarme de brazos cruzados, yo no soy de esas.
Y dentro de mi cabeza resuena el pistoletazo de salida que activa todos mis músculos como una fuerte recarga. Corro como alma que lleva el diablo, a pesar de la lluvia, hacia la gran nave, rezando para que nadie me viese mientras que recorro la gran expansión hasta llegar a la puerta. La lluvia nubla mi vista, pero esto no me hace parar, tampoco me hace parar esta sensación que congela mi aliento y casi hace que me duela el pecho cuando respiro. Cada vez estoy mas cerca, tan solo un último esfuerzo Samantha, tú puedes. Mis piernas doloridas hacen muchísimo más trabajo del que pueden, mi jadeante aliento sale en formas de gemidos rotos por el gran esfuerzo que estoy poniendo en no desplomarme en este recinto bajo el insoportable goteo de miles de gotas enfiladas, pero no puedo, no puedo llegar, pero no me puedo parar y estoy completamente dolorida. El choque de mis manos contra la pared de la nave me hace soltar un quejido de dolor, no me puedo creer que haya corrido desde la otra punta hasta este lugar sin pararme, ahora estoy completamente mareada, casi desorientada a causa de mi respiración desigual. Me dejo caer apoyando mi espalda en la dura pared de aquellos ladrillos rojizos, necesito retomar todo el oxígeno que he perdido.
¿Dónde estará Megan? ¿Me estará buscando? ¿Estará en el coche? Mierda, ¿y si la encuentran? No puedo dejar que esto pase, está sola y en ese sentido he sido una completa irresponsable, pero gracias a eso ahora estoy aquí, apoyada en la pared de la gran nave en la cual podré, o eso espero, sacar algo de información a cerca de Harry, aunque no sé cómo lo haré.
Ahora estoy un poco más calmada, la lluvia ya no me alcanza debido a que el techo que cubre a la gran nave me protege, no obstante no puedo estar aquí sentada durante mucho mas tiempo, sería cuestión de minutos que alguien saliese y me viera o tan solo que mirase por las ventanas, la verdad es que no estoy del todo segura de haber mirado en todas parte para comprobar que podría acercarme, pero nadie ha intentado pararme, así que creo que tengo campo libre.
Me levanto quejumbrosamente apoyándome en la pared. El gélido aire era tan salvaje y el frío cada vez se calaba más en mis huesos, sé que esto no es bueno para mi. Tendré suerte si no muero de frío. Camino con mucho sigilo hacia la apertura de la puerta trasera, cual está como a unos siete u ocho metros. Percibo como mis nervios escalan sobre mi ser y se clavan en mi pecho duramente, casi ejerciendo sobre mi una fuerza para que retroceda, pero no puedo echarme atrás ahora, aunque sinceramente estoy temblando, quiero pensar que lo hago por el frío.
Me alegra saber que la puerta está abierta aunque eso significa teóricamente que alguien está dentro y esto ya no me hace la misma ilusión, cuanta más gente haya en la nave, más probabilidades hay de que mi plan no salga bien. Me aproximo lo máximo posible hacia apertura reteniendo la respiración sin siquiera darme cuenta de ello, e inclino mi cabeza hacia un lado con mucho cuidado para divisar la nave desde adentro. Todo está muy oscuro, es comprensible ya que el cielo está cubierto de nubes que no dejan pasar ni un mísero rayo de sol apenas. Tengo que entrar. Giro mi cuerpo para apoyarlo en la pared y respirar profundamente. Recuerdo cómo es la nave por dentro, tiene varias columnas a los lados que pueden servirme de escondite, a demás, recuerdo como algunas motos estaban amontonadas a escasos metros de la puerta, si consigo ir hacia alguno de estos dos sitios y esconderme, cosa que es fácil si no hay nadie en la puerta, seguramente podré ver lo que hay dentro con más claridad y sin ser descubierta. Está bien, allá vamos. Exhalo profundamente y giro mi cuerpo para ver si hay moros en la cosa y por suerte no hay nadie, miro hacia las columnas y sin pensarlo entro en la nave corriendo hacia ellas. ¡Dios mis piernas! No puedo contar lo mucho que me duelen al correr, maldigo en mi interior mientras recupero el aliento, que por lo visto no fue recuperado del todo de mi anterior carrera. Sin embargo creo que estoy a salvo, estoy dentro y estoy escondida. Casi no me lo puedo creer, de hecho no me lo creo. Creo que Harry se sentiría orgulloso de esta niña chica, como me llamó. Aunque pensándolo mejor, no lo creo.

- Sigue lloviendo a mares, no creo que hoy sea buen día para sacar las motos -habló una voz lejos, puesto que no se le escuchaba del todo bien, aunque su voz hacía echo cuando rebotaba en las paredes y eso me hacía dudar de donde provenía.
- Lógico, no quiero ningún accidente antes de la cena del sábado, nos jugamos mucho, después si quieren que se maten entre si -la puerta de un coche cerrándose sonó y me sobresaltó, pero no tanto como lo había hecho aquella frase, la gelidez en esa voz me había dejado perpleja.

Un risa retumbó en las paredes.

- No me sorprendería que fueses tú quien se los cargase a todos -cogí aire entrecortadamente por mi boca seca ¿estaban hablando en serio? ¿Pero qué pasa? ¿Esto tiene que ver con Harry? Al pensar en eso casi me da un ataque ahí mismo, no quiero imaginarme, no quiero ni pensar que a Harry le pueda pasar algo malo, me niego.
- Es lo que tiene el dinero -disparó a mi ser con esa aclaración. ¿Dinero?

Oí como el motor del coche fue encendido y como la puerta trasera se iluminó por las luces del coche, en seguida me puse alerta, yo estaba justo al lado de las luces, mierda, mierda, mierda.
Saqué un poco la cabeza para ojear de dónde provenían aquellas luces y derivaban de un Rage Rover negro, empapado de barro hasta un poco más abajo de los cristales, esa imagen hizo que se me viniese a la mente Mat, sin saber por qué, pero el tipo no fue agradable a la vista, como esto. El coche empezó a andar cerca de la puerta, rodeando algunas de las columnas lo que me obligaba a cambiar de posición constantemente, ahora si que estaba muerta de miedo, ahora si que deseaba no haberme metido en esto, Dios, no me pueden pillar ¿quién sabe lo que me harán? Después de oír esa conversación se que corro peligro aquí dentro. Casi cuando estaba apunto de llegar a mi, cuando creía que me tenía acorralada, alguien entró como una bala por la puerta trasera gritando.

- ¡Intrusos! -me entró el pánico.

El coche se paró a unos cuantos metros de mi y yo me oculté todo lo mejor que pude detrás de la columna.

- ¿Qué ha pasado? -la voz que habló por primera vez sonó por encima del motor del coche cuando este se apagó -. ¿Son ellos otra vez?
- Esta vez no, Luke. No sabemos quienes son, pero han entrado por el camino de detrás -esa voz... ¿Parker? Me asomé lo justo para ver un poco y efectivamente, era Parker.

Ver a mi amigo ahí me tranquilizó, aunque tranquilizar no es del todo la palabra adecuada, más bien, me alegré de ver un rostro conocido al que si no tenía más remedio, podría pedir socorro. Aguardé un rato, lo bastante como para deducir que habían bajado unos cuantos de hombres más, creo que todos los que había en la pequeña habitación de arriba, cuales estaban cogiendo las motos a pesar de la lluvia, para ponerlas en marcha.

- ¿Dónde están? ¿Cómo les has reconocido?
- Están por detrás del campo de motos. Las huellas de las ruedas, es un coche, no son motos.

Mi temor iba aumentando por momentos, Parker estaba describiendo el lugar donde yo había aparcado minutos antes con... ¡Megan! Aspiro profundamente, notando como la garganta se me seca ¡Dios, ella está sola! Mi celebro dejó de trabajar en aquel momento y hubiera echado a correr de no ser porque las motos estaban atravesando la puerta hacia el campo de motos como si volasen de la velocidad a la que iban. Estaba apunto de entrar en un ataque cardíaco, había dejado a mi mejor amiga sola y ahora iban hacia ella un séquito de motos. No, por dios, tengo que hacer algo, lo que sea, algo. Salgo corriendo hacia la puerta y justo antes de salir noto como mis piernas flaquecen y me derrumbo cayendo al suelo, sintiendo como mi corazón casi se desboca de mi pecho por toda la angustia que siento, juro que como a Megan le pase algo... por mi culpa... por mi maldita culpa, no me haré responsable de mis actos. Mis lágrimas empiezan a desbordar bajo mis ojos, el daño que siento tanto físico como interno me superan, pero tengo que levantarme, tengo que ir a por ella. Levanto mis hombros impulsados por mis brazos, absorbo por la nariz y aguanto como puedo este dolor que envuelve todo mi ser para ponerme de pie al fin y camino con rapidez apoyándome en la pared, encaminando mi paso hacia la puerta. Me seco las lágrimas, sin embargo no causa ningún efecto pues siguen cayendo, no soporto llorar, pero de verdad, no puedo más, mi vista se nubla cada vez más y siento como se engancha esa fatiga en mi pecho aumentando el bombardeo de mi corazón, juro que no puedo más.
Y sin apenas darme cuenta siento como algo choca contra mi velozmente y me sujeta antes de que me desplome de nuevo en el suelo, pasa tan rápido, pero sus ojos verdes hacen que el tiempo vaya tan lento cuando me mira.

- Harry... -articulo en un leve susurro.

Todo para mi va a cámara lenta, a cámara lenta y en flashes en este momento, apenas soy consciente de lo que pasa a mi alrededor, no escucho apenas ya que mis oídos están algo taponados por el gran mareo y dolor de cabeza que estoy sintiendo, causado por mi enfriamento, tan solo soy capaz de percibir la presencia de Harry cogiéndome en brazos, turbándome en un lugar oscuro y a partir de ahí la negrura se apoderó de mi.





Una presión en mis labios me hizo reaccionar para abrir lentamente los ojos, una figura turbia y algo sonriente estaba a escasos centímetros de mi observándome detenidamente, como si estuviera leyendo un libro de sumo interés, pero solo es mi rostro. Su aliento con sabor a chicle inundó mis sentidos al completo y en ese instante supe de quién se trataba. Una inevitable sonrisa perezosa se dibujó en mi rostro a la vez que levantaba una mano, cual parecía pesarme una tonelada, para acariciar su bello rostro a centímetros del mío.

- ¿Cómo te encuentras? -dice entre hablar claro y un susurro.

Respiro profundamente intentado poner mi peso sobre los hombros, lo que le hace retroceder un poco, pero solo lo suficiente como para darme escasos centímetros. El recuerdo de Megan vuelve a mi mente y siento como mis emociones vuelven a apropiarse de mi cuerpo. Niego con la cabeza mientras intento ocultar el dolor que aun siento en todo mi cuerpo.

- Megan... Megan... está en peligro -quiero levantarme y salir de la cama, necesito ir a por ella. Como le hayan hecho algo a mi mejor amiga, como le hayan tocado si quiera un maldito pelo.
- Shhhh... -Harry se acerca sigilosamente a mi -. Ella está bien, Samantha.
- ¿Cómo lo sabes? -respiro con dificultad.
- Ella te ha salvado.

¿Qué? Mi cabeza vuelve a dar vueltas ¿qué ella me ha salvado? Todo esto me tiene superada, he de tomarme mi tiempo y recapacitar en todo lo que me ha pasado hoy, lo que he descubierto y sobre todo, quiero saber cómo Harry ha descubierto que estaba ahí y cómo lo sabía. «Ella te ha salvado» bingo, definitivamente, esto ha tenido que ver con Megan.





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sábado, 21 de diciembre de 2013

Forbidden - Capítulo 21

Llevo despierta desde las seis de la mañana y aunque suene raro, no me ha costado levantarme de la cama como normalmente me ocurre, puesto que soy de esas que cuando oyen el sonido del despertador corren a apagarlo y vuelven a enrollarse hasta las orejas con las calurosas mantas, ignorando el frío y sombrío mundo exterior, pero esta vez no y posiblemente sea porque desde que ayer mantuve esa conversación con Megan, mi cabeza, no ha parado de darle vueltas al asunto.
Estoy asustada, lo admito, pero se que si quiero conocer algo de Harry tendrá que ser por las malas, él jamás me diría nada por mucho que yo insista, por mucho que le ruegue, siempre me asaltará con su entrecejo fruncido, un comentario lleno de irritación y me mostrará de nuevo esa armadura tan pesada que intento arrancar. Ya son demasiadas las veces que he obtenido esa misma respuesta, no me ha dejado otra opción que hacer esto. «Otra opción sería no hacer nada» mi subconsciente me recuerda, no obstante yo empujo esos pensamientos lejos de mi mente, no quiero quedarme de brazos cruzados y hacer como si nada, es algo que aunque quisiera dejar de hacer... creo que no podría, y lo sé, es algo que ni yo misma puedo comprender, ¿acaso Harry le pasa esto conmigo? Él parece saber tantas cosas sobre mi vida, cuya información no ha sido dada por mi, él debió de indagar acerca de mi persona, no se ni entiendo la razón que el tuvo para hacer eso, pero lo importante es que así lo hizo y por eso creo que estoy en mi pleno derecho de saber algo de Harry sin que él lo sepa.

- Creo que me voy a mudar contigo para que me hagas todas las mañanas bocadillos como estos - Megan habla con la boca llena y me devuelve al mundo real.

Sonrio y le miro echando un rápido vistazo hacia mi derecha, donde se encuentra ella y devuelvo mi vista hacia el cristal empapado por las gotas de agua, que son apartadas por los limpiaparabrisas con rapidez. Creo que he escogido un mal día para ir de expedición.

- Es injusto que comas como una cerda y después estés tan delgada - Intento aguantar la risa mientras hablo.
- Es que hago mucho deporte - mastica y traga para seguir hablando -. ¿Por qué no vienes conmigo al gym?
- ¿Gym? ¿Qué? - me río -. Ese lugar no es para mi, sabes que no me va el deporte.

Vuelve a dar otro mordisco y a los pocos segundos reanuda su comentario.

- Pues practica el sexo, eso también te hace adelgazar ¿no lo sabías?

Creo que mi risa se pudo oír fuera del coche. Una de las cosas que más adoro de Megan es su espontaneidad y la tranquilidad con la que lleva temas incómodos o ruborizantes.

- ¿Quieres que me haga puta o qué? - Sigo riéndome.
- Venga ya, Sam - Se incorpora en su asiento muy emocionada -. Sientes placer mientras quemas grasas -levanta las manos y alza la voz -. ¿Hay algo mejor que eso en esta misera vida? Ya te lo digo yo querida amiga, no, no la hay.
- Shhhh... -murmuro -. No me hables de sexo, ninfómana -bromeo, pero en partes lo digo en serio.

Desde la ruptura con mi primer y último novio, Luke, hace cosa de nueve o diez meses, no he vuelto a mantener relacio... iba a decir ''mantener relaciones sexuales'' pero no creo que se le pueda clasificar como tal a un simple dedillo que fue lo máximo que se atrevió a hacerme, en partes eso fue una de las causas de nuestra ruptura, no por el hecho de que solo me hiciera eso en los siete meses que estuvimos juntos, si no que el hecho de que no era capaz de demostrarme lo que sentía por mi, no era capaz de hacer lo que él quería hacer conmigo, no se si fue por cobardía, por temor al rechazo, no lo sé, pero siempre se mantenía en esa línea y no la cruzaba, cosa que yo odiaba, puesto que quiero encontrar a ese chico que sea capaz de demostrarme lo que siente por mi, para sentirlo igualmente, que sea capaz de hacer conmigo lo que él quiera y cuando él quiera, (pero claro, si hace algo que no me gusta seré la primera en poner fin a eso), que sea capaz de cruzar la línea y de enfrentarse a mi sin temor a perder y por último, que sea capaz de darme vida.
Y  mientras que he estado pensando esto, Harry ha estado rondando mis pensamientos. Quiero que él sea quien cruce esa línea.

- Sabes que yo me presento voluntaria para saciar tu deseo sexual - Por segunda vez me devuelve a la realidad.

Es gracioso porque es verdad, pero yo no quiero eso y Megan lo sabe.
Los recuerdos vienen a mi mente en flashes, Harry y yo tirados en su cama, rozándonos duramente el uno contra el otro, gemidos capturados en las bocas de ambos, besos suaves mezclados con alientos ardientes y rotos por la excitación del momento. Sería de locos decir que eso me produjo muchísimo más placer que el que me proporcionó Luke, pero... pero realmente fue así.

- Lo tendré en cuenta querida amiga -la imito intentado controlar el tono rojizo de mi cara al recordar tal escena.

Megan me dedica una sonrisa y se desliza de nuevo en su asiento para seguir engullendo el bocadillo que le preparé esta mañana.


Pasados unos veinte minutos llegamos a una zona desierta, casi desierta mejor dicho, ya que sería así si no fuese por todos aquellos almacenes vacíos que se amontonaban unos junto a los otros, por aquí fue donde Parker me trajo en busca de Harry. Eh aquí mi objetivo. Por el rabillo del ojo vi a mi amiga mirando detenidamente a una de las muchas naves desiertas que se encontraban en este desolado lugar, Megan parece estar tan confusa como la primera vez que vi este sitio tan alejado de todo y tan misterioso y como dicen ellos ''peligroso''.

- Así que era aquí Jodie... -pensó en voz baja, tanto, que me costó adivinar lo que estaba diciendo.

Apagué el motor del coche y me giré al completo para observarla.

- Samantha -yo claro.
- ¿Qué has dicho? -Megan se da la vuelta cómo si le hubiera dado un espasmo.
- Me has dicho Jodie, retrasada -sonrío y me bajo del coche.

Me dedicó una sonrisa vergonzosa antes de volver la mirada hacia el cristal a la vez que abría la puerta y se bajaba, había algo en ella que me estaba dejando confundida, esa sonrisa no ha sido de arrepentimiento, ni mucho menos.

- ¿Estas bien Megan? -hablo mientras rodeo el coche para ponerme a su lado.
- Creo que si... -anda hacia la nave por delante de mi.
- ¿Crees que si? ¿Qué pasa? - me adelanto unos cuantos pasos y la sujeto del brazo para inmovilizarla, por dos cosas, una, para que me explique que le pasa conmigo de repente, para que se detenga y no vaya más allá, este sitio no me transmite buenas vibraciones y por como se comportó Parker conmigo cuando me trajo he supuesto que los merodeadores no son bien recibidos por aquí y no quiero saber que pasará si alguien nos pilla, «ahora no tienes a tu Harry para salvarte el culo» mi subconsciente ataca de nuevo.

- No me pasa nada Sam -intenta tranquilizarme, pero yo no la creo.

Arrugo mi entrecejo e inclino la carra hacia la derecha, odio que me mientan.

- Me he acordado de alguien, ya está -su sonrisa delata que dice la verdad.
- ¿De quién?

Ella encoje los hombros y niega con la cabeza.

- Mi año sabático resultó ser más movido de lo que se entiende por ''sabático'' -gira su cuerpo y comienza a andar hacia una de las naves.
- ¿Qué? -el estrépito de los motores a lo lejos nos sorprendieron a las dos.

Nos giramos en el instante hacia donde venían aquellos ruidos ensordecedores pero no veíamos nada, aquellos vehículos no deberían de estar muy lejos si suenan así de estridentes, así que no dudamos ni un segundo en correr hacia el coche para salir de aquí.

- ¡Corre Sam! -Megan grita poniéndose el cinturón.

Mis manos temblorosas intentan hacer encajar la llave en la pequeña ranura, pero no puedo ¿y si es Harry? ¿Y si es él? Le puedo volver a ver, quiero volver a verle. A cada latir, en mi pecho puedo sentir ese calambre que solo Harry me hace apreciar, es una locura porque él no está aquí y que me haga sentir estas cosas sin verle jamás me había pasado con nadie.

- ¡Sam! -Megan me agita el hombro para que reaccione.
- No podemos -hablo mirando hacia el espejo retrovisor.
- ¿¡Cómo que no!? ¡Sam, sal de aquí, por dios! -me mira y vuelve su vista hacia el cristal de atrás, repite este movimiento unas cuantas veces implorando mi nombre.

Se que tengo que arrancar el coche, se que nos tengo que sacar a Megan y a mi de este lugar antes de que ese ensordecedor ruido nos alcance, pero presiento que es Harry y el pensar que pueda volver a verle me está consumiendo a nervios ¿pero y si no es él? ¿Pero y si son aquellos tipos de los cuales Harry me apartó? ¿Y si ni siquiera son ellos?

- ¡Por Dios Samantha! -Megan chilla y yo piso el acelerador y giro el coche a toda velocidad levantando una oleada de polvo amarillento a nuestro alrededor, maniobro con el volante y las marchas, y conduzco   a toda aceleración hacia la nave donde Parker me llevó para descubrir a Harry en aquél recinto trasero.

¡Ya está! Nos esconderemos en aquel recinto trasero. El alboroto cada vez está mas cerca y por mucho que piso el acelerador mi coche no da mas de si. Maldigo en voz alta mientras miro por el retrovisor y me aseguro de que no aparece nadie. Desvío el coche de la carretera y tomo un camino lleno baches y de barro a causa de la lluvia cual ya hacia rato que ha dejado de caer y cual no tardará mucho en volver a empezar.

- ¿¡Dónde coño vamos!? -creo que ni ella ni yo podríamos controlar nuestro vocabulario en tal tensa situación.

La ignoro sumida en mis pensamientos y velocidad, tan solo quiero llegar a ese sitio lo más rápido posible. Diviso a lo lejos un gran tanque de agua y en el instante decido ocultar mi coche detrás de aquello.
Mis manos agarran fuertemente el volante al sentir aquellos motores como si estuviesen justo detrás de del coche, pero por más que miro por el espejo retrovisor no veo rastro alguno de los vehículos persiguiéndonos. Puedo jurar que por un segundo los he sentido tras nosotras.
Ahora solo se siente el silencio, aunque yo no me voy a fiar ni de esto, sigo con todas las alarmas puestas.

- ¿¡Qué haces!? -Megan no se calla ni por un segundo -. ¿¡Dónde estamos!? ¡Sam, estas loca, tía! -al respirar tan entrecortádamente casi no se le entendía bien al hablar -. Y me encanta -dice para terminar.

No soy capaz de decir una sola palabra, todavía tengo el miedo y la adrenalina recorriendo mi cuerpo, esto me hace recordar demasiado la primera y última vez que me monté en una moto, la moto de Harry.

- Maldita sea -golpeo el volante con las manos y las poyo para descargar mi peso en ellas.
- ¿Qué pasa?
- Harry es lo que pasa -hablo bajo, pero sé que ella me ha oído.

La lluvia vuelve a hacer presencia a nuestro alrededor e inconscientemente creo que eso nos ayuda a relajarnos. Mi mirada se pierde en el cristal lleno de pequeñas gotas formando líneas curvas al caer. No se si hice bien en venir aquí en busca de información sobre Harry, a demás ¿qué podría encontrar? Lo único que habría conseguido si hubiera podido entrar en aquel pabellón hubiese sido un encontronazo con algún tío del estilo de Mat y nadie sabe lo que hubiese pasado si nos hubieran pillado a Megan y a mi merodeando. Y por no decir lo irresponsable que he sido al poner a Megan en peligro, soy una completa estúpida.

- No eres una completa estúpida -Megan responde.
- ¿Qué? -me giro hacia ella y descubro su rostro sonriente.
- Lo que has dicho, que eres una estúpida y no, no lo eres.

Mierda, lo he dicho en voz alta, dejo llevarme en un suspiro.

- ¿Qué te ocurre? -su dulce tono de voz sonó en mis oídos como si estuviese hipnotizándome para conseguir sacarme algo de información, a mi, que no se nada, esto casi me causa risa.
- Eso es lo que debería de preguntar yo a todo el mundo, ¿qué ocurre? ¿por qué nadie me quiere hablar acerca de Harry? -niego con la cabeza.
- Lo siento -dice bajo.

Su respuesta hace que me incorpore para mirarla. ¿Lo siente?

- ¿Qué sientes? -digo intrigada.

Megan niega con la cabeza antes de hablar.

- Si yo pudiera decir algo...
- ¿Pero por qué no puedes? ¿Pero qué coño pasa? -mis emociones me están controlando ahora mismo y creo que lo voy a pagar con Megan.
- Porque es pe...-la interrumpo.
- ¿Peligroso? -mi tono empieza a ser brusco -. ¿Más peligroso que venir aquí? Megan, ¿es que no lo entendéis? ¡Es que me da igual lo peligroso que sea, joder! -abro la puerta y me bajo del coche.
- ¿¡Sam!? ¿¡Dónde vas!? -ella chilla desde dentro muy asustada.
- Si no me lo vas a decir tú, si no me lo va a decir nadie, entonces no me dejáis otra opción -cierro la puerta de un portazo.

Mi corazón empieza a acelerar cuando me doy la vuelta y me subo la capucha para evitar que las gotas de agua me nublen la visión, pero aun así lo hacen. Es ahora, es ahora o nunca. Megan vuelve a suplicar mi nombre por segunda vez, pero la ignoro y echo a correr encaminando mi paso hacia el gran terreno extenso, con miedo, si, pero el miedo esta vez no va a poder conmigo, o al menos por ahora no. Veo a lo lejos aquella casita en la cual Harry poyó su moto y decido correr hacia ella para esconderme, pero al llover tanto mi paso se ralentiza lo cual no me conviene si no quiero ser pillada. Alcanzo la casa y una vez detrás de ella me asomo para ver si hay alguien y claro que no hay nadie, está lloviendo a mares, solo a alguien loco se le ocurriría estar con la moto en este lugar ahora.
Entonces supe que el único lugar en el cual podrían estar, sería en aquella nave.



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sábado, 7 de diciembre de 2013

Forbidden - Capítulo 20

Con mi cabeza apoyada contra su hombro, sus manos bajaron desde mi espalda hacia las caderas y me apretó hacia él, de repente mi cabeza empezaba a dar vueltas, sentir su ardiente aliento en mi cuello producía que todo mi ser temblase y gimiera de placer. He estado tanto tiempo separada de las caricias de Harry que casi parece que me está tocando por primera vez, como si aquellas veces fuesen un hermoso sueño y en estos momentos se estuviera cumpliendo. Siento como su pecho sube y baja pesadamente contra el mío mientras me besa el cuello y yo no veo momento en el que él suba hacia mis labios y me deje aún más sin aliento. Solté una exclamación cuando su lengua subió hacia el extremo de mi mandíbula y después dejó un suave camino de besos hacia la comisura de mis labios, yo no puedo más, tiene que besarme, quiero sentirle. Sus labios encontraron los míos al fin y el nudo que se había ido desatando en mi pecho al no verle durante estas dos semanas de repente se estiró dando un intenso calambre por todo mi cuerpo, reavivando el fuego que me abrasaba debajo de la piel. Sentirle de esta manera es algo tan placentero, esa suavidad con la que me acaricia en la cintura contrasta con esa rebeldía que me transmite al besarme y creo que es una combinación mucho más que perfecta y difícil de hacerlas encajar, sin embargo no se cómo ni de qué manera, pero Harry lo consigue a la perfección. Mis manos bajan hacia su fibroso torso presionando con delicadeza en él, tocando su camisa a cuadros y desabrochando lentamente los botones a ciegas, sintiendo su pecho ardiendo a medida que voy abriendo más la camisa. Una vez abierta, subo mis manom y le aparto la camisa bajando las palmas de las manos por sus bíceps, tan duros como recordaba. Harry deja caer la camisa al suelo y se sienta en la cama obligándome a ponerme encima de él, como la última vez, lo que me recuerda que yo he venido aquí para hablar con él sobre lo que pasó la noche anterior, no para hacer estas travesuras san tentadoras y prohibidas a la vez, cuales creo que mi subconsciente estaba seguro de que si venía acabaríamos así. Sé que si empiezo con mis preguntas terminaríamos acabando como la última vez, el gritándome y yo gritándole aún más fuerte mientras lloro y no sé por qué tenemos que acabar siempre así, porque es verdad, no había habido ningún momento en el que nos hayamos visto y no acabásemos con las ganas de mal decirnos el uno al otro, pero es algo que ni quiero hacer ni puedo evitar, está claro que él me enciende, al igual que yo a Harry y quizás es por eso por lo cual siempre terminamos así. Pero yo no quiero terminar así... o por lo menos hoy, no quiero hacerle enfadar y que vuelva a desaparecer dos semanas de mi vida. Me separo de sus labios involuntariamente e inspiro cerrando los ojos, tan solo pensar que se vuelva a ir me deja helada, en este momento no podría soportar que se fuese y me asusta, me asusta mucho, porque no se la razón por la cual me siento ligada de esta manera hacia Harry.

- Hey ¿Qué pasa? - Susurra preocupado.

Niego con la cabeza mientras aprieto más los ojos y junto nuestras frentes, intento retener las lágrimas que se avecinan, no quiero que se marche, ni quiero que me deje.

- ¿Samantha? - Vuelve a susurrar mientras me aprieta aún más a él.
- Solo dime que no me vas a dejar... s-sola - Me muerdo el labio para que no note como mi respiración se vuelve aun mas irregular.

Harry guarda silencio por unos segundos, unos largos segundos. Alza su mano derecha hacia mi barbilla para subirla un poco y con su dedo pulgar me acaricia el labio inferior consiguiendo que me lo suelte produciendole un suspiro cansado. Tengo una mano por detrás de su cuello, con los dedos enredados en su alborotado y sexy pelo, a la vez que la otra está cerrada en un puño, alojada justo debajo de la mariposa que tiene tatuada en su abdomen, así que estoy en la posición perfecta para salir huyendo si algo, muy a mi pesar, sale mal. 

- ¿Harry? - Ahora es mi ceño el que está arrugado.

Él parpadea unas cuantas veces antes de subir su mirada y conectarla con la mía. Sus rasgos, el verde de sus ojos, el rojo de sus labios, la tonalidad de su piel, su oscuro pelo... Dios, me quita el aliento, no se lo que es, pero algo le hace ser el hombre mas arrebatador y seductor del mundo.

- En cierto sentido yo ya he prometido eso. 

¿Qué? Y me tira hacia él besandome, sin darme tiempo si quiera a recapacitar su respuesta, sumiéndome en una oleada de besos más duros y apasionados que los de antes. Su lengua acaricia la mía a la vez que yo acaricio su vientre y bajo mis dedos hacia la línea del pantalón. Quiero desabrocharselo pero no me siento segura ¿y si él no quiere? Paso del botón y sigo bajando los dedos. En esta posición Harry no puede ocultar lo que su cuerpo pide del mío y rozar aquella parte si que me era realmente tentadora, así que sin miramientos recorrí las yemas por él sintiéndolo muy duro y provocándole un gemido que capturé con mis labios, mmm, si digo que esto no me ha encendido mil veces mas sería una farsante. Harry mueve la mano hacia el botón de su pantalón y lo desabrocha, baja la cremallera y busca de nuevo mi mano recogida en mi regazo para entrecruzar los dedos y llevarla sigilosamente a donde yo la había puesto momentos antes. La tensión y la calor han aumentado de un segundo a otro, se que si paro ahora... ¿pero qué demonios? No quiero parar, necesito dejar de pensar tanto en las cosas y actuar según me dicten los sentimientos. Lo único que quiero ahora es estar con él. Vuelvo a tocarle, pero más fuerte de como lo hice la vez anterior y el vuelve a gemir en mi boca. Tenerle así es demasiado excitante. Harry para de besarme y coge el dobladillo de mi camisa para sacármela por la cabeza con cuidado, la tira junto a la suya y se tumba dándonos la vuelta y yo quedo debajo de él. Harry me pesa o quizás es que yo no aguante si quiera el peso de una pluma en mi estado de ardor, aunque no me molesta ni quiero que se quite. Él detiene nuestros besos y yo abro los ojos para encontrarme con un ángel encima de mi, tan solo le faltan las alas, pero por lo demás se le puede calificar como tal, su bello cuerpo lleno de tatuajes está tenso por el esfuerzo que hace al estirar sus brazos para mantenerse justo encima de mi, su mandíbula está tensa, su pelo aun mas revuelto y sexy, y por primera vez en mucho tiempo me está mirando tranquilamente, sin rastro de ceños fruncidos o de malas caras. Siento como mi corazón se está derritiendo por el calor que me provoca su risueña faz.

- ¿Qué? - Digo esbozando una pequeña sonrisa involuntariamente.

Su felicidad es tan contagiosa.

- Nada - Baja su cabeza y me da un beso en la frente.

Harry rueda hacia mi derecha y se tumba de espaldas mirando hacia el techo blanco de su habitación. No sé por qué ha parado de besarme. Me giro hacia él y levanto su brazo para acurrucarme a su lado, parece que le he pillado por sorpresa o algo ya que su cuerpo se ha tensado nada más que me he abrazado a él. Suspiro mientras beso las alas del grabado en forma de golondrinas cual está tatuado en su pecho. A mi nunca me han atraído los tatuajes, es mas, cuando todas mis amigas discutían sobre el tatuaje que se harían de mayor siempre me quedaba callada, pensando en que seguramente no se harían ninguno y tan solo lo decían por fardar. Pero raramente, los tatuajes de Harry combinan perfectamente, aunque sean disparatadas, es decir ¿un barco? ¿Una mariposa? ¿Un corazón? Cada vez que lo miro me siento celosa de quienquiera que le hubiera hecho sentir tan seguro de ese sentimiento como para hacer de ese dibujo algo permanente. Ni si quiera yo, que me encanta dibujar, me tatuaría algo simbólico ¿y si después deja de serlo? Me arrepentiría seguro y eso es para siempre.

- Dime una cosa - Dice él mientras me abraza con el brazo que antes aparté para acercarme a él.

Mi subconsciente volvió con sus respuestas inteligentes «Se supone que eras tú el que me tiene que decir las cosas a mi» pero preferí morderme el labio y no estropear el momento, aunque he de admitir que me está costando mucho controlar la necesidad de saciar mi curiosidad.

- ¿Mmm? - Alzo los ojos para mirarle.
- ¿Para qué has venido?

Mierda. Me deshago de su agarre y me siento en la cama ¿Se lo digo o no se lo digo? Dejo escapar un suspiro mientras Harry se sienta a mi lado con la cabeza agachada y cruzando los dedos.

- Sabes que no te puedo decir nada Samantha - Habla con voz pesada.
- Por eso no he insistido.
- Créeme, hasta yo estoy sorprendido por eso.

Dejo escapar una leve carcajada a la vez que niego con la cabeza.

- Ya sabes - Sigue hablando Harry -. Todo sería mas fácil si nada de esto hubiera pasado.



- Te contaría todas y cada una de las cosas que quisieras saber, pero no puedo.
Parpadeo mientras inspiro profundamente llena de sorpresa ¿Acaba de decir que me contaría las cosas que quiero saber?
- ¿Por qué no lo haces? - Digo más rápido de lo que creo.
- Porque no puedo, no tendría si quiera que acercarme a ti, no porque no quiera, sino porque no me dejan.
Acabo de sentir como mi corazón ha dado un brinco y no se si es porque acaba de confesar que no es porque no quiera acercase a mi o por el miedo de saber que no le permiten acercarse a mi ¿Dónde me estoy metiendo?
- Por eso - Sigue él -. Tienes que alejarte. Por eso tienes que hacer como si esto no hubiese pasado nunca.



- Pero ha pasado - Termina de hablar y me mira -. Y lo peor es que soy yo el que siempre termina yendo a por ti, yo tengo la culpa - Aprieta sus manos en puños mientras esquiva mi mirada.

El alma se me parte cuando veo la impotencia que siente y lo que me sienta peor de todo esto es que no puedo hacer nada por él, por mucho que lo intente, por mucho que quiera, ya que él no me lo permite.

- Eso no es verdad - Me acerco a él -. Hoy he sido yo la que te ha buscado -. Beso su hombro y él vuelve lentamente su cabeza hacia mi.
- Y no tienes ni idea de lo peligroso que ha sido eso - Susurra buscando mis labios.
- ¿Peligroso? ¿Por ese tal Ryan?


Hablando de los amigos de Harry se me vino a la mente aquel individuo, Mat, que interrumpió aquella noche en esta casa, recuerdo lo degradante que me pareció nada más verle, su vestimenta desaliñada y su alcohólico aliento, desde luego que no da una buena primera impresión. Me sigue costando asimilar que conozca a Harry de algo, ya que su frase de ''Ten cuidado Sam, no eres la primera chica a la que Harry termina haciendo daño'' significaba que algo tenía que saber de su vida y fue el primero cual me dijo algo de él sin prudencia, quizás... no, yo no podría hacer eso, le sentaría fatal a Harry si descubriese que he tenido alguna comunicación con él para sacar algo de su vida, así que por esa vía no puedo tirar. Si no es por esa tendrá que ser por otras.

Junta los labios en una delgada línea y suspira dejando caer la cabeza hacia abajo. Se que no puede decirlo, pero soy así de curiosa.

- Has dado con la persona equivocada - Hablo mientras acaricio su cara para que me vuelva a mirar.
- Los dos hemos dado con la persona equivocada.







Por mucho que me negué, Harry, no dejó que me marchase sola a mi estudio_apartamento_casa, ya no sé como decirle, paso tanto tiempo hay que casi lo considero como mi casa. Me llevó en su coche aunque andando tan solo se tardan quince minutos, pero decía que así era más seguro y por supuesto que tenía que ver con aquello que Harry me ocultaba, parecía que no quería que nadie nos viese juntos aunque tampoco le voy a dar muchas vueltas, ahora no. Aparcó su coche justo en la puerta y nos quedamos en silencio durante unos cuantos segundos, esperando a que el otro hablase, pero ninguno de los dos se animaba.

- ¿Quieres pasar? - Digo al fin.
- Em, será mejor que me vaya ya a casa, Samantha, ya sabes...
- Claro, yo lo sé todo - Digo sarcásticamente, pero bajito.

Abro la puerta para bajarme pero Harry alarga un brazo y la cierra de nuevo.

- ¿Te vas a ir sin despedirte?
- Pensé que no querí... - Me interrumpe cogiéndome de la barbilla para volver a besarme.

Abrí los labios y dejé paso a su lengua cual acariciaba la mía. Giró la cabeza y me incliné aun mas hacia delante para sentir mas aquel apasionado beso que volvía a reavivar el fuego de mi interior pero él se volvió a apartar. Apoyó su frente en la mía y los dos cerramos los ojos.

- Mmmm... - Suspiró con congoja.

Volvió a dejar un último beso en mis labios y por muy pequeño que fuese sentí igualmente el intenso calambre que me recorría todo el pecho. Por muy poco sus besos no dolían, por muy poco.

- Deberías entrar ya - Inspiró y expiró por la nariz.

Yo asentí abriendo la puerta.

- Buenas noches, Samantha.

Me encanta cuando pronuncia mi nombre entero, es el único que me llama así y habitualmente no me gusta cuando la gente me nombra así, pero en su voz todo es mil veces mas bonito.

- Buenas noches, Harry - Le sonreí antes de cerrar la puerta.

Y dije esas palabras con todo el dolor y la angustia que puede albergar mi pecho, ya que no se cuando será la próxima vez que nuestros caminos vuelvan a encontrarse.


***


- ¿Y dices que quieres ir a dónde? - La voz de Megan es chirriante hasta por el sonido del teléfono.

A la mañana siguiente me desperté con las manos manchadas con pintura seca, había estado toda la noche dibujando ya que mi inspiración estaba por las nubes en aquel momento, pero esta vez procuré no dejar que el sueño me venciera en pleno suelo de mi estudio a altas horas de la madrugada, por lo menos me dejé caer en la cama aunque sin cambiarme de ropa, estaba demasiado cansada como para eso.

- No se el como definirlo exactamente - Escupí el zumo de naranja de nuevo al baso, se supone que es de naranja, pero sabe de todo menos a eso, no me puedo fiar de los tetrabriks.
- ¿Sabes dónde está?
- Mas o menos.
- ¿Más o menos? - Su voz sonó como si le estuviese diciendo la mayor locura del mundo.
- Megan, por favor, por favor, por favor - Finjo mi desesperación. Aunque realmente quiero que me acompañe.

Oigo un suspiro por la otra linea.

- Está bien, pero a cambio me vas a tener que llevar mi desayuno, yo no me levanto tan temprano.

Di un pequeño gritito de felicidad.

- Gracias Megan - Respondí contenta.
- Mas te vale que sea un desayuno rico - Dijo recordándomelo.

Cuelgo dejo del móvil en la mesa mientras mi vista se desvía al cuadro que está a mi derecha, apenas había pintado una tercera parte, pero sabía que si ponía empeño podría salir algo genial de él. Si pongo empeño, por mucho que me cueste, todo saldrá bien.



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martes, 26 de noviembre de 2013

Forbidden - Capítulo 19

Al día siguiente me desperté entre botes de pinturas y botellas de aguarrás destapados, cuales desprendían un fuerte hedor que penetraba por mi nariz hacia la garganta y me provocaba una intensa tos. No recuerdo como me quedé dormida en el suelo de mi estudio, tan solo puedo rememorar la noche anterior por piezas: me recuerdo eligiendo un lienzo en blanco entre muchos, quedándome con el más grande, cual mide casi dos metros de alto y de ancho. Desde el primer momento en el que me lo regalaron mis amigos sabía que iba a ser muy difícil de pintar, tendría que tener la mayor fuente de inspiración posible y rezar para que no se agotase fácilmente, pues el cuadro también me conllevaría mucho tiempo. Lo siguiente que recuerdo es sacando un carboncillo de mi bolsa y arrastrarlo suavemente sobre la superficie blanca y áspera del lienzo, dejando paso a la imagen que tenía formada en mi imaginación: algo hermoso, pero a la vez inquietante. Por último recuerdo como destapaba los botes, como mojaba el fino pincel en el agua, formándose una nube de color rosa cual terminaba fundiéndose con el agua al mover el pincel y crear un remolino. A partir de ese último recuerdo mi mente se queda en blanco, seguramente mi cansancio físico como mental me dejó saturada y ayer así me sentía, como un ordenador procesando mucha información de golpe, al final se vuelve pesado y lento, al final termina bloqueándose. Como mi mente.
Abro el grifo para que salga agua caliente de la ducha, camino hacia la puerta y cierro para que el vapor no se escape. Procedo a quitarme la ropa con cierta desgana, sigo muy cansada y algo dolorida por haber dormido sobre un suelo congelado y frío. Aún puedo sentir el fuerte olor de las pinturas adherido a mi nariz, lo que me hace tener arcadas, es asqueroso, odio este olor y lo peor es que si quiero dedicarme a eso tendré que convivir con esta peste durante toda mi vida. 
Cuando me doy cuenta el vaho a inundado la habitación, el agua caliente emana del grifo con mucha fuerza, me doy prisa en quitarme toda la ropa y me sumerjo en tranquilidad al sentir como el agua caliente choca contra mi piel dolorida y fría, me siento realmente bien en este preciso instante, en este preciso instante, antes de que Harry dirija mis pensamientos a su antojo al entrar en mi cabeza. Se que tengo que hablar con él y no hay mejor ocasión que hoy, es decir, porque le quieres ver hoy, mi subconsciente vuelve a atacarme con toda la razón del mundo, no puedo negar las enormes ganas que nacen de mi interior por ir a verle, por mirar de nuevo a esos ojos tan impasibles que a la vez me transmiten todo tipo de sentimientos, por saber que está haciendo en este momento, por oír de nuevo su voz, por hacerle rabiar y sobre todo y quizás más importante es para que me diga su respuesta a la pregunta que le hice ayer. ¿Tanto daño le hizo esa persona como para que no quiera hablar del tema? Yo no he puesto límites a mi imaginación y por ahí he podido deducir algunas conclusiones, es decir, puede ser alguien de su familia o quizás una chica o algo que le pudieron haber arrebatado, no lo se a ciencia cierta, aunque algo grande tuvo que ser para que a Harry le importase tanto y le provoque tanta angustia hablar del tema. Eso si, no le voy a presionar demasiado, me he propuesto averiguar sus secretos, no se en que momento, pero creo que es lo que realmente quiero hacer y lo último que deseo es hacerle daño con todo esto, así que voy procurar ir con la mayor delicadeza posible, aunque no sea fácil. 

- Sí mamá, lo sé - mi madre me habla por la otra línea. 

Nada mas he terminado de vestirme y de comer mi móvil empezó a sonar dentro de mi bolso, por la melodía sabía que era mi madre, cosa que me hizo dudar un par de veces antes de deslizar mi dedo sobre la pantalla y atender la llamada, sin embargo sabía que si no se lo cogía volvería a llamar, así que prefería pasar esto rápido. 

- Hace una semana que no te pasas por casa y hace días que no llamas, nos tenías preocupados a tu padre y a mi - Suspira al final.
- Lo sé, lo siento, es que... bueno, estoy bien - Intento restarle importancia al tema, pero sé que no va a funcionar. 
- ¿Y no se te a ocurrido pensar que yo no lo sé? 
- Mamá, no soy una cría - Protesto chasqueando la lengua en el paladar.
- Sam, pero entiéndelo, siempre me preocuparé por ti, tengas la edad que tengas.

Intento con todas mis ganas que mi corazón no se ablande al oír esas palabras. 

- Llamaré más a menudo. 
- Si es así me tranquilizaré, por lo menos un poco - Esperaba que me diese otros de sus reproches, pero veo que la estrategia de darle la razón funciona, quizás debería de ponerla mas veces en práctica -. Ah, por cierto Sam - mierda, la próxima vez no digo nada, aquí vamos con el siguiente reproche -. El viernes hemos organizado tu padre y yo una cena con unos cuantos socios del negocio y a los dos nos gustaría que estuvieses ahí.

¿Qué? Vale, esto no era lo que me esperaba, creía que me iba a arrojar alguna otra desaprobación, pero veo que iba por mal camino. ¿Una cena de negocios? Claro, será estupendo pasar una noche aburrida, sentada entre cuarentones hablando de proyectos y demás cosas que no entiendo ni quiero llegar a hacerlo, una noche perfecta. 

- E-eh... - Mi mente se estanca, no quiero ir, así que tengo que buscar una escusa para que suene convincente - Ya... ya lo pensaré ¿si? Es que no se si esa noche he quedado.
- Samantha, por favor, hazlo por tu padre y por mi, ven y danos una alegría hija, hace mucho que no estamos los tres.

Suspiro rindiendome ante ella mientras me paso una mano por la cara para despejarme. No creo que vaya a hacer esto.

- Vale mamá, está bien, iré - Hablo cansada.

Por la otra línea se escucha a mi madre dándome las gracias con mucha más alegría de la que me esperaba. Al fin cuelgo y cuando lo hago mi conciencia me remuerde por haber dicho que si, pero bueno, ya no hay marcha atrás, ahora tengo que seguir y hablando de seguir... miro la hora en el móvil y me tranquilizo al saber que tan solo son las cinco de la tarde, la verdad que esto de despertarse a las una no tiene nada de bueno, me quita toda la mañana y así no puedo aprovechar bien el día, porque a parte de hablar con Harry también quería hacer una visita a Megan para que me explique su actitud de ayer y por qué hizo tal cosa. Estoy empezando a creer que ellos dos tienen más relación de la que yo tengo entendida y no puedo evitar sentir esa punzada de celos recorriendo mis venas, vale, Megan es mi mejor amiga, pero ni eso consigue quitarme esta sensación tan rara del cuerpo ¿por qué tendría que ocultarme una cosa así?
Meto el móvil en mi bolso y cojo las llaves que están en la mesa de la entrada, justo donde las dejé ayer y salgo de mi casa dando una última ojeada desde la puerta antes de cerrarla. 
He decidido ir a su casa, su propia casa, espero que esté ahí, pues si tengo que ir a la otra, donde viven sus padres, creo que no seré capaz de llevar bien la situación y seguramente Harry se mostraría más receloso conmigo. Tardo como un cuatro de hora, veinte minutos como mucho, andando, aunque se me hace más corto de lo que parece en el momento cual diviso la puerta negra de su casa a unos metros de mi. Vuelvo a sentir esa oleada de nervios ascendiendo por mi cuerpo a cada paso que doy, no se si debería hacer esto, aunque quiero hacerlo ¿pero y si me dice que me marche? ¿Y si no me abre la puerta? Quedaría como una estúpida, eso seguro... Agito mi cabeza alejando los malos pensamientos de mi mente, me tengo que arriesgar. 
Le doy al timbre esperando que los nervios no me conlleven a echar la poca comida que estoy digiriendo. Pasan los minutos y mi paciencia se agota, aquí no abre nadie. Vuelvo a llamar al timbre y al instante la puerta se abre produciéndome un estallido de nervios, intento tragar saliva, pero la boca se me seca... dios.

- Mierda ¿Qué coño haces aquí? - Dice con los ojos abiertos de par en par.
- ¿Perdona? - Respondo atónita por su ``bienvenida´´. 

Por una parte esperaba que no le causase agrado verme, pero no me esperaba que actuara de esta forma, casi horrorizado y lo se por como su cuerpo se ha tensado al descubrirme. Ahora mismo quiero largarme de este lugar, pero estoy paralizada ante su figura, me tiene retenida con solo una mirada, no sé que hacer, no sé que decir, no sé de que forma proceder. 

- Harry, tenemos que hablar - Afirmo sin dejar de mirar a esa cara desfigurada, como si hubiese visto a un fantasma. 
- Samantha, este no es el momento, vete de aquí, ahora - Dice nervioso mientras mira hacia dentro de la casa y cierra un poco más la puerta. 

Me cuesta asimilar su última frase, literalmente. ¿Cómo? No, no, esto no va a ser así, esta vez no, quiero respuestas y las quiero ahora.

- No, Harry - Pongo un pie ágil y rápidamente entre la puerta y el muro, antes de que me llegue a dar él la abre -. Harry, por favor - Se que parezco una desesperada ahora.
- Samantha, he dicho que te largues - Abre la puerta del todo dedicándome una mirada repleta de irritación.
- No - Digo mientras me cuelo dentro la casa sin que él pueda detenerme -. Quiero una explicación y la quiero ahora - Alzo la voz.

Harry abre los ojos de paren par, apresuradamente se me acerca alojando su mano sobre mi boca a la vez que con la otra me agarra las dos muñecas por detrás de mi espalda con una fuerza brutal, dios mío, no recordaba que fuese tan fuerte.
Me tiene totalmente desconcertada, ¿pero que hace?

- ¿Harry? - Se escucha una voz desde el salón.

Siento su respiración nerviosa pegada a mis mejillas y si no tuviese su gran mano tapándome la boca podría percibir su aliento en mis labios, dios mío, estoy muy alterada, cosa que no se si proviene de esta inquietante situación o por tener su tonificado y duro cuerpo contra el mío. Los nervios me están jugando una mala pasada ¿por qué siempre me tengo que poner así cuando estoy con él? Quiero saber qué pasa, saber qué es lo que tiene a Harry tan inquieto e intranquilo y por qué no deja de mirar hacia el salón. 

- Mierda - Susurra con los ojos pegados hacia la puerta del salón -. Ya voy Ryan - Alza la voz para responder.

Intento escapar de sus garras, pero cuanto más me muevo más presión ejerce sobre mi. Vuelve su mirada para observarme detalladamente, su ceño está fruncido, señal de que algo va mal, pero tampoco me estoy fijando mucho en él, ya que sus labios están atrayendo toda mi atención. Mi respiración aumenta sin freno alguno, mis pupilas se dilatan y noto como mi corazón bombardea contra mi pecho cada vez más fuerte.

- Debería de tenerte agarrada así cada vez que te vea - Susurra dejándome sin aliento -. Es mucho más fácil controlarte.

Empujo a Harry retorciéndome, intentando quitármelo de encima, pero es imposible para mi, es mucho más grande y fuerte que yo, a demás, tampoco es que quiera que se aleje, pero esto me asusta y necesito un explicación.

- ¿Que pasa Harry? - Esa voz suena más cerca, lo que hace que a Harry se le disparen todas las alarmas.
- Nada tío, ahora vengo, quédate ahí - Dice arrastrándome hacia el pasillo, aproximándose a las habitaciones.

Corriendo me lleva hacia su habitación, no me da una explicación por mucho que se la pido y cosas así hacen agotar mi paciencia. Abre la puerta, nos mete dentro cerrándola de nuevo y apoyándose de espaldas. Al fin me suelta y quedo libre, aunque no puedo evitar tener las pulsaciones a mil por hora, todavía estoy falta de oxígeno.

- ¿Pero qué...? - Mi voz arrastraba las palabras, casi no podía pronunciar correctamente.
- Te prohíbo que salgas de aquí hasta que yo venga - Dice él duramente.

Como no, tampoco es que pensase que me fuese a presentar a su amigo después de como ha intentado eludir que me viese ¿pero que esconde? Él está muy inquieto, por como se comporta esta situación no puede ser nada buena y me siento exactamente igual que cuando me tuve que montar en la moto de Harry aquella vez.

- ¿Harry? Tío ¿dónde estás? - Hago una inspiración corta pero abundante cuando oí al amigo de Harry acercándose, al igual que Harry.

El me mira fijamente, hace que me tense en un instante.

- Si te ve aquí te aseguro que no vas a salir igual que como entraste - Me dice agarrando agilmente el pomo de su habitación -. Escóndete.

Mi respiración se para, mi pulso acelera y el nudo interior que se forma en mi pecho da fuertes tirones, estoy en peligro, es eso.

- ¿Qué? ¿D-dónde? ¿Por qué? - Pregunto nerviosa mirando por doquier.
- Deja de preguntar tanto y escóndete rápido - Abre la puerta, sale y la cierra dando un portazo.

No, no, no, ¿por qué? Yo no se actuar sola cuando estoy nerviosa, al final siempre termino fastidiándolo todo. Mi corazón no deja de latir frenéticamente y lo hace aún más fuerte cuando oigo a Ryan y a Harry acercarse. Mierda, no, no, ¿pero dónde me escondo?

- ¿Qué tienes escondido aquí? - Dice la voz de Ryan.
- Nada, volvamos al salón y no me hagas perder más tiempo - Harry habla.
- ¿Seguro que no tienes nada? No me parecería raro que tuvieses a dos tías en tu cama - Se burla Ryan.

Mi pecho explota de angustia al oír eso ¿a caso Harry es un Don Juan? Me doy una palmada en la cabeza, pues claro que lo es, es hermoso, atractivo, irresistible y soltero, cumple todas las cualidades para serlo.

- A ver que tenemos aquí - Ryan abre la puerta y yo abrazo con fuerza mis piernas.

Retengo la respiración por unos instantes, siento las pisadas de unas botas contra el suelo de madera recorriendo la habitación, a veces las siento cerca, lo que provoca que se tense el nudo de mi pecho y retenga las piernas en mi abrazo con más fuerza, otras las siento lejos, como si se alejase, estoy sintiendo mucho miedo y sin saber a penas del peligro que me estoy ocultando.

- Te quiero fuera de mi habitación ahora - Harry habla serio, su voz actúa como un relajante para mis nervios.
- Está bien, está bien - Responde.

Y al fin vuelvo a oír como la puerta se cierra y como las voces de estos dos hombres se alejan, hasta el punto de no oír a ninguno de los dos. Sigo sin saber que hacer ¿y si ya se han ido? ¿Salgo? Pero él me ha dicho que no salga de la habitación, aunque estar encerrada aquí dentro, en tan reducido espacio está agobiándome y necesito oxígeno.
Un grito es arrancado de mi garganta cuando la puerta del armario se abre de golpe, sin avisar, dejándome expuesta a la vista y sin ninguna protección.

- ¡Dios, Harry, que susto! - Chillo volviendo a respirar.
- ¿Ese es tu escondite? ¿Un armario? - Sus brazos se cuelan por mi espalda y me levanta como si fuese una pluma.

Dios mío, estoy tan aliviada al ver que es él.

- Perdona, pero de pequeña me funcionaba ¿vale? - Digo indignada.

Creo que ese aire que he sentido en mi hombro ha sido una pequeña carcajada, suelto un pequeño suspiro al pensar en como me hubiese gustado verle sonreír.
Harry intenta soltarme, pero yo no le dejo, no quiero que se aparte, necesito sentirme segura y solo él me hace sentirme así. Aprieto mis brazos, acercándole, sintiendo su musculoso torso contra el mío, me da calor, me da mucho calor y él aumenta esta sensación cuando presiona sus labios en mi cuello, justo debajo de la oreja. Intento no derretirme al sentirle, pero es imposible.


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viernes, 22 de noviembre de 2013

Forbidden - Capítulo 18

Siento el latido de mi corazón frenético retumbando en mis orejas. Mis ojos y mi boca se abren sorprendidos ante esta nueva y confusa situación. La verdad es que no se que decir o hacer, él me dejó claro que no quería volver a verme, pero sin embargo ahora está aquí, cogiéndome de la mano, reteniendome cada vez más fuerte, y me vuelve a dar esa sensación en la que Harry se cree que me voy a ir, pero lo que él no sabe que ni aun queriendo yo marcharme podría hacerlo. Y yo tampoco se por qué no puedo.
Arruga el entrecejo y parpadea unas cuantas veces, parece algo confuso lo cual me resulta bastante extraño ya que la confusa suelo ser yo.

- ¿Qué haces aquí? - Quiero saber.

Retengo con todas mis fuerzas las ganas que me impulsan a observarle de arriba a bajo, cuanto menos mire a este hermoso hombre, mi deseo de tirarme en sus brazos, será menos poderoso. Pero la verdad que con tan solo mirar sus penetrantes ojos verdes a la luz del atardecer, tan grandes y tan hipnotizantes, me dan ganas de hacer todo lo que se supone que tengo prohibido. ¿Quién puede resistirse a ti, Harry?
Harry suelta un suspiro pesado ante mi pregunta, ensanchando su pecho y volviéndolo a encoger vagamente, le voy a coger manía tan solo por hacer que me derrita con un solo movimiento.

- Vamos a dar un paseo - Dice él mientras emprende camino hacia la salida de este bosque, sin soltarme de la mano. He luchado antes con mi subconsciente cuando me grita que salga de aquí lo más rápido posible, pero no puedo hacer nada que no sea seguir sus ordenes cuando me toca.

Me adelanto unos cuantos centímetros para ponerme a su paso y evitar parecer un saco al que se le tenga que llevar a rastras.
Se que tengo miles de cosas que preguntarle, como dónde estuvo la noche en la que le conocí, por qué actuó de esa manera al conocerme, o por qué me sacó a toda prisa de aquél lugar cuando fui a verle con Parker... por destacar unas cuantas de muchas, aunque sé que no me va a decir nada de esto y la verdad es que no sé por qué tiene que volver a mi si lo único que va a hacer es conseguir que mi cabeza explote de una vez por todas. Dejo caer un suspiro durante lo que parece ser el silencio más largo de mi vida.

- Ni yo mismo sé que es lo que estoy haciendo aquí - Rompe la calma que se había originado entre los dos.

Su voz suena más rasposa de lo que recordaba, bueno, tras pasar estas dos semanas ya casi no recordaba bien el tono de su voz y he de admitir que es el sonido más bonito y sexy que he escuchado antes, esa voz ronca saliendo lentamente de su boca, formando cada una de las palabras... lo único mejor que oírle hablar es callarle a besos. Y yo me muero de ganas por hacerlo.
No se si debo preguntar porque ahora soy yo la que tiene miedo de que Harry se marche, pero creo que es mi obligación.

- ¿Alguna vez te has planteado en decirme las cosas claras? ¿En no liarme tanto como lo haces? - Hablo sin ser capaz de dirigirle la mirada.
- Créeme, más de lo que piensas.

Mi ceño se arruga y dirijo la mirada hacia él.

- Pero no puedo - Responde a mi cacao mental.
- Claro - Suspiro sin apenas créemelo.
- Samantha - Él se para obligándome a hacer lo mismo -. Te dije que me puedes calificar de todo menos de mentiroso - Dice pausadamente a la vez que me señala con su dedo índice, intentando controlar sus emociones, sus furiosas emociones.

No tiene sentido discutir con Harry, pero no se como siempre acabamos igual. Al parecer los dos nos encendemos muy rápido cuando estamos cerca del otro.

- ¿Como quieres que te crea? Harry, ¿no comprendes lo lioso que es todo esto para mi? - Mis ojos arrugados expresan mi confusión -. No se nada de ti, ni me cuentas nada Harry, después vienes, me coges de la mano... - Suspiro queriendo soltar todo el dolor, cual se amontona en mi pecho al haberlo traído con estas palabras.
- Dios mío Samantha - Harry me suelta y siento como se acaba de frenar la circulación de mi mano.

Se da la vuelta de cara al lago para evitar mis dudas, como siempre.
Ya es casi de noche, pero a lo lejos todavía el sol daba señales de vida mientras se esconde por debajo de las copas de unos grandes pinos oscuros al otro lado de la laguna. Es una vista demasiado apacible para la conversación que está surgiendo entre nosotros.
Harry alza sus manos para ponerlas detrás de su cabeza, yo no dejo de observarle, no se si es porque espero que de un momento a otro se de la vuelta o simplemente por el hecho de que me pasaría horas y horas examinando detalladamente cada milímetro de este hombre que me provoca tantas sensaciones a la vez.

- ¿Que quieres saber Samantha? - Menciona al fin.
- Muchas cosas - Digo instantáneamente.

Él vuelve a dejar caer una espiración larga.

- Elije una sola.

¿Cómo? Me acaba de helar con su comentario. ¿Ya está? ¿Así? ¿Sin más? Esto no puede estar pasando, o por lo menos así de fácil no.

- ¿Una sola? ¿Sin segundas intenciones? - Pregunto mientras me acerco a él.
- Elije una y ya veremos después - Manifiesta serio mientras se encoje de hombros.

Y de todas las preguntas que quiero hacerle, de todas las dudas que caben en mi mente, ahora mismo no se me ocurre otra cosa que no sea en la que me lleva persiguiendo desde el primer día que le conocí.

- ¿Quien te hizo tanto daño?

La figura inmóvil de Harry se tensa lentamente a medida que recapacita mi pregunta en su mente. No le veía, pero estaba segura de que tenía el ceño fruncido dibujado en su rostro.

- ¿Cómo dices? - Baja las manos con cautela a la vez que me dirige la mirada, preparándose para cualquier ataque, venga de donde venga.
- ¿Sabes que un cuadro puede reflejar el estado de ánimo del autor? - me acerco lentamente hacia Harry -. Puede hacerlo porque el autor lo quería así o simplemente fue puesto de esta manera por su subconsciente - nuestras puntas de los zapatos se rozan. Sentir su aliento en mis labios, eso me da vida -. Si el pintor está feliz usa tonos claros, vivos, serenos, al contrario, los que no lo están suelen decaerse más por los tonos oscuros, como queriendo ocultar algo detrás de ellos, las cosas oscuras no dejan pasar fácilmente la luz y esos problemas quedan tapados - paso mi mano derecha intencionadamente por las gafas alojadas en el cuello de su camisa. Harry está embobado con mis palabras y siento que le tengo bajo mi control por segunda vez -. A veces, mientras pintan... - susurro -. No se dan cuenta de que tienen el ceño fruncido - paso la yema de mi dedo corazón por su ceño, acariciándolo y lo relajo -. Están enfadados o mortificados por algo y no se dan cuenta de que lo expresan, ese es el poder del subconsciente Harry, yo veo cosas, yo siento cosas que tú me transmites sin darte cuenta y puedo ver que detrás de esas gafas oscuras y ese ceño fruncido hay dolor ocultado, Harry, mucho dolor.

No me siento sorprendida al no obtener respuesta de Harry, esperaba que esta fuese una de mis preguntas que se quedasen flotando a la deriva y así ha sido, como siempre.
Harry tensa su mandíbula en cuanto yo hago un movimiento para dar la vuelta y largarme, para no perder mi tiempo en él si no me va a ofrecer nada a cambio, aunque siendo sincera, me quedaría a su lado durante todo el tiempo que poseo simplemente para recibir esta sensación tan extremadamente fuerte y adictiva que solo él me hace sentir.
Inspira por la nariz a la vez que niega con la cabeza, no se que significa este gesto, pero me voy a quedar, no por él, mas bien por mi, para saber que es lo que me tiene preparado.

- Si piensas que tienes derecho a preguntarme cosas así es... - Le interrumpo.
- ¿¡Derecho!? - Exclamo empujándole despacio -. ¿¡Acaso tú si tienes derecho a hacer lo que me haces!?
- Samantha yo no... - Le vuelvo a interrumpir.
- No Harry, no, dices cosas que al parecer están prohibidas para mi ¿sabes acaso lo frustrante que esto? Me dejas con la miel en los labios, como un juego repetitivo ¿me tomas por tonta? ¿Es que me has visto con cara inocente? Pues estás equivocado Harry, porque igual que tú dices que no te pueden clasificar de mentiroso a mi nunca se me va a poder clasificar ni de tonta ni de inocente.

Harry tiene los ojos abiertos de par en par, la mandíbula muy tensa y su respiración alterada, como si se estuviese controlando para no hacerme daño, pero ya es tarde, porque desde el primer momento que le vi, me lleva haciendo daño.

- No me obligues a responderte, te he dicho que lo haría y lo haré si es lo que realmente quieres, pero no me obligues - Su voz tiembla en lo que parece ser una amenaza dura.

Intento que sus palabras no se cuelen hasta mi pecho y me haga dudar, pero por más que lucho, por más que resisto... Él va a responderme si yo quiero, y yo realmente quiero, pero sus ojos me transmiten el mayor dolor que jamas he visto en ellos, esto me hace dudad, pues yo no soy como él, no quiero hacerle daño.
Trago salvia y le echo una mirada de arriba a bajo rápidamente. Yo no podría hacerte daño.

- Tan solo... tan solo te pido que no te acerques más, Harry - Finjo que no me duele.

Él relaja sus fracciones, menos su ceño, que esta vez parece formado de dolor y no de rabia.
Dejo caer mi visión mientras me doy la vuelta y me encamino hacia el bosque, deseando que vuelva detrás de mi y me pare, me abrace, no lo se, pero que me quite esta sensación de vacío que se apodera de mi ser en este mismo instante.
Ahora dudo mucho más que antes, es decir, ¿que es lo que le causa tanta aflicción? Suspiro al pensar en lo que me va a costar sacárselo, porque pienso sacárselo, sea como sea.

Después de caminar por las calles vacías y desiertas, donde tuve mucho tiempo para pensar, para pensar en todo lo que no quería y si quería hacer, llegué a mi estudio, solté las llaves y el móvil encima de la mesa. Me dirigí corriendo a por los botes de pintura que tenía en mi sala de exposiciones y los saqué del paquete. Nadie es consciente de lo mucho que me apetece pintar ahora, pero pintar a lo grande, no entiendo la causa de mi motivación, llevo dos semanas sin pintar y ahora que... Resoplo mientras me dejo caer en la silla que tengo al lado, es Harry, mi gran motivación es por su culpa, lo sé, ahora lo sé.
¿Pero por qué? Mi inspiración no puede depender de esta obsesión tan rara que tengo hacia él, pero es verle y mi mundo cambia por completo. Pensando en él, recapacitando en nuestro anterior encuentro... no debí de haberlo dejado solo en el lago, debí de haberle sacado esa información, porque me la debe y si él no me la va a dar por si solo iré yo a por ella, tendré que ver a Harry de nuevo. Lo mejor de todo esto, es que a la vez que mi estómago se retuerce de los nervios, las ganas que tengo por volver a verle, son enormes.


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Para María, porque al igual que tu siempre vas a estar ahí, yo también voy a estarlo. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Forbidden - Capítulo 17

- Deberías comer un poco - Megan habla por detrás de mi dándome un gran susto.

Me giro al instante y la veo cruzar el estudio hacia donde me sitúo, justo delante del ventanal cerrado. Ella sostiene entre sus manos una caja grande y cuadrada, espero que eso cual tiene pinta de ser una pizza no sea para mi ya que no tengo hambre.
Nada más que la he visto, he presentido que algo no iba bien, no se si es por su tono de voz, por como ha entrado sin dedicarme una sonrisa o un ''hola'', no lo sé, quizás solo son paranoias mías causadas por haber estado en esta casa durante más de dos semanas.
Miro hacia el ventanal de nuevo mientras Megan se sienta en mi sofá de cuero blanco. No me habla ni yo hago algún esfuerzo por hablarle, la verdad es que prefiero quedarme mirando la puesta de sol tan bonita que hace hoy.
“Más de dos semanas” la frase vuelve a mi cabeza como un eco, parece más, parece mucho más.

- ¿Alguna vez te he dicho que no debería de haberte dado las llaves de mi casa... bueno, de mi estudio? -  Me dirijo al sofá y me dejo caer para sentarme a su lado.

Megan da una risotada mientras niega con la cabeza.

Intentar olvidar a Harry me está costando mucho más de lo que creía, es más, no sé ni porqué tengo que olvidar a un extraño pues para mi lo es, ni si quiera sé algo de su vida, a parte de que le gusta la fotografía, me conoce de algo, dice que no se puede acercar a mi (cosa que no me creo) y hacerme daño. Pero por alguna razón me siento ligada hacia él y ese lazo es muy fuerte. “Tienes que alejarte. Por eso tienes que hacer como si no hubiese pasado nunca” ignorar aquellas caricias y besos... no sería capaz, por la principal razón de que no quiero hacerlo.

- Todos sabemos que si no me las hubieses dado hubiera hecho una copia a tus espaldas - Admite ella abriendo la caja y dejando ver su contenido.

El delicioso olor a pizza, a la que soy tan adicta, inunda mis sentidos, rara vez me he negado a una de estas y cuando lo hago puedo asegurar que es por algo grave.

- ¿Por qué tenéis tanta insistencia en tenerme controlada las veinticuatro horas del día? - Digo observando como a Megan se le cae la baba al mirar a esta comida basura.
- No es tenerte controlada, es asegurarnos que estás bien ¿Y quien mejor que yo, tu mejor amiga, para hacerlo? - Habla mientras separa una porción y me la da.

Niego con la cabeza mientras empujo la mano que me está ofreciendo la porción, no tengo ganas de comer.

- No gracias, no me apetece ahora mismo - Me remuevo en el asiento para acomodarme mas lejos -. Y si es tenerme controlada.

Sam me escruta con la mirada y lentamente frunce el ceño, recordándome demasiado a Harry. Otra vez vuelvo a sentir esa presión en mi pecho.

- Sam, no lo es, así nos aseguramos de que no te pase esto - Me vuelve a entregar el trozo de pizza, pero yo me opongo a cogerlo negando con la cabeza -. Ves, si no hay nadie contigo seguro que te tirarías todo el día y la noche aquí encerrada pintando o lo que sea sin tener en cuenta tu salud. Ahora come, no me lo niegues más.
- Puedo cuidarme yo solita - Cojo la porción al fin, pero no me la voy a comer, lo hago solo para que se calle.

Megan no dice nada, se que puede estar pensando en que no valgo para estar pendiente de mi cuando algo se tuerce en mi camino. Normalmente estas situaciones vienen seguidas de encerronas en mi estudio, de pasar días completos delante del televisor o de mi ordenador para matar las horas y olvidar el gran problema que se amontona en la salida de mi casa, el mundo real, donde tengo que enfrentarme a cosas que prefiero no hacer por ahora, pero que es inevitable cuando pongo el primer pie fuera de este lugar, mi refugio. Si, quizás Harry tiene razón y lo que mejor se me da hacer es huir de mis problemas para no enfrentarme a ellos y no hacerme daño, pero en cierto modo, él es igual o eso creo, porque no le conozco bien muy a mi pesar.

- ¡Sam! - Megan me da un empujón en mi hombro para hacerme reaccionar.
- Ay ¿Qué? - Protesto.
- La pizza, que se te enfría.
- Te he dicho que no tengo ganas, es que he comido antes de que vinieras - Miento.

Me sabe mal mentir a mi mejor amiga, pero lo hago por nuestro bien, por no preocuparla más y porque me deje tranquila de una vez. Le devuelvo el trozo de pizza cual coge con algo de recelo, no sé si se ha creído mi mentira, pero creo que va a dejarlo estar y menos mal que lo hace, pues no estoy preparada para una pelea con ella. Me levanto del sofá y dejo a Megan comiendo sola con las impresionantes vistas al lago mientras me dirijo hacia el lugar donde tengo mis cuadros terminados. Es una sala, no se si llamarla ''mi propia sala de exposición'', pero es lo que más se le parece. Los cuadros yacen en colgados en las paredes y otros apoyados sin más, me gusta en la posición que están colocados, dan a esta sala, bueno, gran sala, un aspecto mucho más moderno.
Cada uno de mis cuadros reflejan algo de mi, inconscientemente meto en cada cuadro algo relacionado conmigo, intento mantenerme al margen, es decir, que mis emociones no se reflejen en ellos, pero cuando pinto no puedo evitar hacer esto, por eso son tan personales, quizás son como mis grandes diarios a todo color, me gusta pensar así. Y por eso, tan solo, los ha visto Megan. Camino por la gran sala lentamente, observando cada uno de estos cuadros, no se cuantas veces los he podido mirar, ya que algunos son antiguos. Aun así, cada vez que me detengo a mirarlos lo hago como la primera vez. Mi madre dice que podría llevarlos a una exposición, así ganaría dinero y no me limitaría a perder mi tiempo con esto, pero ella no lo comprende ¿y si no son lo suficientemente buenos como para exponerlos? He trabajado mucho en ellos y si ahora alguien me dijese que no valen la pena, para mi, sería un golpe duro de superar, por eso prefiero reservarlos para mi.

- ¡Sami! - Grita Megan desde el sofá.

¿Sami? ¿Con ''i'' al final? ¿Eso es nuevo? Presiento que algo pasa. Chasqueo la lengua mientras salgo de la sala sin ganas, seguro que va a querer hacer algo y yo no estoy dispuesta a nada que no sea meterme en la cama y esperar a que el sueño me venza.

- ¿Qué quieres? - Intento ocultar mi mal humor, pero ella se da cuenta.
- ¿Que te parece si vamos un rato al lago Doonen? - Se incorpora abriendo los brazos como si hubiese tenido la mejor idea del mundo.

Quizás es por lo mucho que la conozco, pero que me haya dicho eso, y con ese tono, no me ha resultado muy de fiar. Parpadeo un par de veces pero no me muevo del sitio. Ella espera mi respuesta, no se que decirle, bueno, en realidad si se que decirle, un no, pero no quiero que se vuelva una pesada insistiendome.

- ¿Sam? - Inclina la cabeza hacia un lado a la vez que levanta las cejas.
- ¿Qué? - Respondo.
- Que me digas algo.

Sorbo por la nariz y me meto las manos en los bolsillos de mi pantalón.

- No quiero ir Megan - Niego con la cabeza mirándola.

Suelta una exclamación en un suspiro.

- ¿Pero te estas viendo Samantha? - Me señala con la mano.

Mierda, cuando dice mi nombre sin el acortamiento ya vamos en camino de una pelea y como he dicho antes, yo no estoy preparada para esto y menos ahora.

- Es tan... eres tán - Ella sigue -. Pareces otra, de verdad. ¿Pero que te ha pasado? Dime qué es eso tan grande y gordo que te ha pasado para que ni si quiera tengas ganas de ir al lago, comer, pintar...

Harry, Harry y Harry, por más que intento buscar alguna explicación que no implique su nombre, no consigo dar con ella. Hasta yo se que es de locos.

- ¿Explicación? - Saco las manos de mis bolsillos y cruzo los brazos -. No se si quieres oírla, es más, no se si la tengo.

Me doy la vuelta e intento zanjar esta conversación mientras me vuelvo a dirigir a la sala.

- Oh ¡por supuesto que me gustaría oírla!

¿Por qué no se calla y hace como la que no pasa nada? Exhalo y me vuelvo a dar la vuelta.

- Venga Sam, dime, porque seguro que si fuese yo la que estuviese en tu lugar no dejarías de darme el coñazo. Así que no pongas esa cara.

Que me conozca tan bien, aveces, me asusta.

***


Después de una larga y tendida charla, mejor dicho, mortificante charla, ha conseguido sacarme de la casa y traerme hasta el lago. Si soy sincera estoy paranoica, la última vez que pisé este lugar me encontré con Harry por sorpresa y no quiero que vuelva a pasar lo mismo, imaginar tan solo que él esta aquí, observándome, sin que me de cuenta, hace que el martilleo de mi pulso aumente más de lo que debería.
Caminamos por los pequeños senderos que llevan hacia la parte escondida donde nos solemos bañar, si su propósito es hacer que me meta en el agua está muy equivocada, Megan ha conseguido mucho sacándome de mi estudio, así que no creo que hoy vaya a hacer algo más por ella hoy.

- Prométeme una cosa Sam - Dice ella andado por delante de mi, dándome la espalda.

Es el momento oportuno de correr lejos de aquí, no me tiene acorralada, podría huir, pero por algo no puedo hacerlo, quizás porque me sentiría mal si dejo a mi mejor amiga sola y corro lejos, como siempre hago.

- Depende de lo que sea - Hablo y ella se para sin avisar. Por un segundo me he visto tropezando con su figura y calléndonos al suelo, pero Megan tiene por suerte un buen equilibrio y ha podido aguantarnos a las dos.
- ¿Cómo que depende de lo que sea? - Me mira fijamente.

Nos faltan como unos cinco metros para salir a la orilla del río y dejar todo este pesado bosque que hemos atravesado para cortar camino. Un lugar perfecto para esconderse entre tantos árboles y entre tanto matorral, un lugar perfecto para perderse y un lugar perfecto para encontrarse.
Oigo crujidos detrás de mi que me hacen activar todas las alarmas. Intento volverme hacia atrás, pero ella me lo impide sujetándome por los hombros.

- Sam, Sam, mírame, Sam - Dice como si esas fuesen sus últimas palabras.

Pero ¿Qué demonios...? Megan mira más allá de mi, tiene la mirada seria e inescrutable y eso de no saber que pasa me está matando. Me quiero dar la vuelta y huir, ahora si que quiero huir, pues oigo los crujidos más cerca. Alguien o lago viene hacia nosotras.

- ¿Megan? - Intento que reaccione y deje de observar lo que hay detrás de mi.

Por fin me mira. ¿En qué momento hemos pasado de dar un simple paseo a envolvernos en algo más oscuro? Siento como mi respiración y mi pulso hacen una competición para ver quien de los dos puede ir más rápido ¿pero que me pasa? ¿Por qué de repente estoy tan asustada?

- Prométeme que después de esto no me vas a odiar - Ella susurra.

Dios ¿Pero qué? ¿Por qué dice eso?

Mis nervios van rozando una línea peligrosa, la tensión que nos rodea aumenta y yo necesito que esta sensación termine.

- ¿Pero qué? Megan, yo nunca te odiaría ¿por qué dices esto?
- Porque te estoy metiendo en algo que no debería. Perdoname
- ¿Qué? Megan, no.. no entiendo ¿Qué dices? - Me siento perdida, muy confusa.

Siento como algo se acaba de congelar dentro de mi, Megan mira hacia el suelo, arrepintiéndose de algo, yo intento que vuelva a mirarme, pero al contrario de lo que quiero, ella me suelta y lentamente se aleja de mi lado.

- No me sigas Samantha - Mi corazón estalla, odio que me llamen por mi nombre, pero lo que mas odio es que mi mejor amiga lo haga, me da la sensación que soy una extraña ante ella -. Más te vale no seguirme.

¿Qué dice? No, no quiero que me diga eso. Ando hacia ella, ignorando su amenaza, la cojo del brazo para que vuelva a mi lado, pero me suelta de mala gana sin mirarme apenas, me quedo helada en el sitio, jamás ha actuado antes así conmigo y ha sido de un momento a otro, es algo que no comprendo y me asusta. Grito su nombre mientras me abandona, no sé que cojones ha querido hacer trayéndome hasta aquí, no tengo ni la más remota idea de cual ha sido su intención y que me deje sola. Ahora comprendo por que estaba tan rara antes.
Quiero seguirla, pero me ha dicho que no lo haga, pero de verdad que quiero seguirla.

- ¡Megan! - Grito, pero ella no se detiene. Así que empiezo a correr. Pero algo me detiene.

Respiré hondo, respiré despacio y hondo cuando me quedé congelada en el sitio, cuando sentí un intenso calambre recorriendo mi mano acorralada en otra. Me di la vuelta lentamente... Harry, era él, quien me miraba con sus ojos verdes e impasibles haciendo que mi pulso aumentase mil veces mas y ganara a mi respiración al esta parase. Creo que no soy consciente de cuanto tiempo he pasado sin tener a esta imponente figura delante de mi y ahora mi deseo por él es increíblemente mayor, mantenerme separada de Harry no ha servido para otra cosa más que para aumentar las ganas de volver a sentirle.
“Te estoy metiendo en algo que no debería. Perdóname”.


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