One Direction Novelas



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martes, 26 de noviembre de 2013

Forbidden - Capítulo 19

Al día siguiente me desperté entre botes de pinturas y botellas de aguarrás destapados, cuales desprendían un fuerte hedor que penetraba por mi nariz hacia la garganta y me provocaba una intensa tos. No recuerdo como me quedé dormida en el suelo de mi estudio, tan solo puedo rememorar la noche anterior por piezas: me recuerdo eligiendo un lienzo en blanco entre muchos, quedándome con el más grande, cual mide casi dos metros de alto y de ancho. Desde el primer momento en el que me lo regalaron mis amigos sabía que iba a ser muy difícil de pintar, tendría que tener la mayor fuente de inspiración posible y rezar para que no se agotase fácilmente, pues el cuadro también me conllevaría mucho tiempo. Lo siguiente que recuerdo es sacando un carboncillo de mi bolsa y arrastrarlo suavemente sobre la superficie blanca y áspera del lienzo, dejando paso a la imagen que tenía formada en mi imaginación: algo hermoso, pero a la vez inquietante. Por último recuerdo como destapaba los botes, como mojaba el fino pincel en el agua, formándose una nube de color rosa cual terminaba fundiéndose con el agua al mover el pincel y crear un remolino. A partir de ese último recuerdo mi mente se queda en blanco, seguramente mi cansancio físico como mental me dejó saturada y ayer así me sentía, como un ordenador procesando mucha información de golpe, al final se vuelve pesado y lento, al final termina bloqueándose. Como mi mente.
Abro el grifo para que salga agua caliente de la ducha, camino hacia la puerta y cierro para que el vapor no se escape. Procedo a quitarme la ropa con cierta desgana, sigo muy cansada y algo dolorida por haber dormido sobre un suelo congelado y frío. Aún puedo sentir el fuerte olor de las pinturas adherido a mi nariz, lo que me hace tener arcadas, es asqueroso, odio este olor y lo peor es que si quiero dedicarme a eso tendré que convivir con esta peste durante toda mi vida. 
Cuando me doy cuenta el vaho a inundado la habitación, el agua caliente emana del grifo con mucha fuerza, me doy prisa en quitarme toda la ropa y me sumerjo en tranquilidad al sentir como el agua caliente choca contra mi piel dolorida y fría, me siento realmente bien en este preciso instante, en este preciso instante, antes de que Harry dirija mis pensamientos a su antojo al entrar en mi cabeza. Se que tengo que hablar con él y no hay mejor ocasión que hoy, es decir, porque le quieres ver hoy, mi subconsciente vuelve a atacarme con toda la razón del mundo, no puedo negar las enormes ganas que nacen de mi interior por ir a verle, por mirar de nuevo a esos ojos tan impasibles que a la vez me transmiten todo tipo de sentimientos, por saber que está haciendo en este momento, por oír de nuevo su voz, por hacerle rabiar y sobre todo y quizás más importante es para que me diga su respuesta a la pregunta que le hice ayer. ¿Tanto daño le hizo esa persona como para que no quiera hablar del tema? Yo no he puesto límites a mi imaginación y por ahí he podido deducir algunas conclusiones, es decir, puede ser alguien de su familia o quizás una chica o algo que le pudieron haber arrebatado, no lo se a ciencia cierta, aunque algo grande tuvo que ser para que a Harry le importase tanto y le provoque tanta angustia hablar del tema. Eso si, no le voy a presionar demasiado, me he propuesto averiguar sus secretos, no se en que momento, pero creo que es lo que realmente quiero hacer y lo último que deseo es hacerle daño con todo esto, así que voy procurar ir con la mayor delicadeza posible, aunque no sea fácil. 

- Sí mamá, lo sé - mi madre me habla por la otra línea. 

Nada mas he terminado de vestirme y de comer mi móvil empezó a sonar dentro de mi bolso, por la melodía sabía que era mi madre, cosa que me hizo dudar un par de veces antes de deslizar mi dedo sobre la pantalla y atender la llamada, sin embargo sabía que si no se lo cogía volvería a llamar, así que prefería pasar esto rápido. 

- Hace una semana que no te pasas por casa y hace días que no llamas, nos tenías preocupados a tu padre y a mi - Suspira al final.
- Lo sé, lo siento, es que... bueno, estoy bien - Intento restarle importancia al tema, pero sé que no va a funcionar. 
- ¿Y no se te a ocurrido pensar que yo no lo sé? 
- Mamá, no soy una cría - Protesto chasqueando la lengua en el paladar.
- Sam, pero entiéndelo, siempre me preocuparé por ti, tengas la edad que tengas.

Intento con todas mis ganas que mi corazón no se ablande al oír esas palabras. 

- Llamaré más a menudo. 
- Si es así me tranquilizaré, por lo menos un poco - Esperaba que me diese otros de sus reproches, pero veo que la estrategia de darle la razón funciona, quizás debería de ponerla mas veces en práctica -. Ah, por cierto Sam - mierda, la próxima vez no digo nada, aquí vamos con el siguiente reproche -. El viernes hemos organizado tu padre y yo una cena con unos cuantos socios del negocio y a los dos nos gustaría que estuvieses ahí.

¿Qué? Vale, esto no era lo que me esperaba, creía que me iba a arrojar alguna otra desaprobación, pero veo que iba por mal camino. ¿Una cena de negocios? Claro, será estupendo pasar una noche aburrida, sentada entre cuarentones hablando de proyectos y demás cosas que no entiendo ni quiero llegar a hacerlo, una noche perfecta. 

- E-eh... - Mi mente se estanca, no quiero ir, así que tengo que buscar una escusa para que suene convincente - Ya... ya lo pensaré ¿si? Es que no se si esa noche he quedado.
- Samantha, por favor, hazlo por tu padre y por mi, ven y danos una alegría hija, hace mucho que no estamos los tres.

Suspiro rindiendome ante ella mientras me paso una mano por la cara para despejarme. No creo que vaya a hacer esto.

- Vale mamá, está bien, iré - Hablo cansada.

Por la otra línea se escucha a mi madre dándome las gracias con mucha más alegría de la que me esperaba. Al fin cuelgo y cuando lo hago mi conciencia me remuerde por haber dicho que si, pero bueno, ya no hay marcha atrás, ahora tengo que seguir y hablando de seguir... miro la hora en el móvil y me tranquilizo al saber que tan solo son las cinco de la tarde, la verdad que esto de despertarse a las una no tiene nada de bueno, me quita toda la mañana y así no puedo aprovechar bien el día, porque a parte de hablar con Harry también quería hacer una visita a Megan para que me explique su actitud de ayer y por qué hizo tal cosa. Estoy empezando a creer que ellos dos tienen más relación de la que yo tengo entendida y no puedo evitar sentir esa punzada de celos recorriendo mis venas, vale, Megan es mi mejor amiga, pero ni eso consigue quitarme esta sensación tan rara del cuerpo ¿por qué tendría que ocultarme una cosa así?
Meto el móvil en mi bolso y cojo las llaves que están en la mesa de la entrada, justo donde las dejé ayer y salgo de mi casa dando una última ojeada desde la puerta antes de cerrarla. 
He decidido ir a su casa, su propia casa, espero que esté ahí, pues si tengo que ir a la otra, donde viven sus padres, creo que no seré capaz de llevar bien la situación y seguramente Harry se mostraría más receloso conmigo. Tardo como un cuatro de hora, veinte minutos como mucho, andando, aunque se me hace más corto de lo que parece en el momento cual diviso la puerta negra de su casa a unos metros de mi. Vuelvo a sentir esa oleada de nervios ascendiendo por mi cuerpo a cada paso que doy, no se si debería hacer esto, aunque quiero hacerlo ¿pero y si me dice que me marche? ¿Y si no me abre la puerta? Quedaría como una estúpida, eso seguro... Agito mi cabeza alejando los malos pensamientos de mi mente, me tengo que arriesgar. 
Le doy al timbre esperando que los nervios no me conlleven a echar la poca comida que estoy digiriendo. Pasan los minutos y mi paciencia se agota, aquí no abre nadie. Vuelvo a llamar al timbre y al instante la puerta se abre produciéndome un estallido de nervios, intento tragar saliva, pero la boca se me seca... dios.

- Mierda ¿Qué coño haces aquí? - Dice con los ojos abiertos de par en par.
- ¿Perdona? - Respondo atónita por su ``bienvenida´´. 

Por una parte esperaba que no le causase agrado verme, pero no me esperaba que actuara de esta forma, casi horrorizado y lo se por como su cuerpo se ha tensado al descubrirme. Ahora mismo quiero largarme de este lugar, pero estoy paralizada ante su figura, me tiene retenida con solo una mirada, no sé que hacer, no sé que decir, no sé de que forma proceder. 

- Harry, tenemos que hablar - Afirmo sin dejar de mirar a esa cara desfigurada, como si hubiese visto a un fantasma. 
- Samantha, este no es el momento, vete de aquí, ahora - Dice nervioso mientras mira hacia dentro de la casa y cierra un poco más la puerta. 

Me cuesta asimilar su última frase, literalmente. ¿Cómo? No, no, esto no va a ser así, esta vez no, quiero respuestas y las quiero ahora.

- No, Harry - Pongo un pie ágil y rápidamente entre la puerta y el muro, antes de que me llegue a dar él la abre -. Harry, por favor - Se que parezco una desesperada ahora.
- Samantha, he dicho que te largues - Abre la puerta del todo dedicándome una mirada repleta de irritación.
- No - Digo mientras me cuelo dentro la casa sin que él pueda detenerme -. Quiero una explicación y la quiero ahora - Alzo la voz.

Harry abre los ojos de paren par, apresuradamente se me acerca alojando su mano sobre mi boca a la vez que con la otra me agarra las dos muñecas por detrás de mi espalda con una fuerza brutal, dios mío, no recordaba que fuese tan fuerte.
Me tiene totalmente desconcertada, ¿pero que hace?

- ¿Harry? - Se escucha una voz desde el salón.

Siento su respiración nerviosa pegada a mis mejillas y si no tuviese su gran mano tapándome la boca podría percibir su aliento en mis labios, dios mío, estoy muy alterada, cosa que no se si proviene de esta inquietante situación o por tener su tonificado y duro cuerpo contra el mío. Los nervios me están jugando una mala pasada ¿por qué siempre me tengo que poner así cuando estoy con él? Quiero saber qué pasa, saber qué es lo que tiene a Harry tan inquieto e intranquilo y por qué no deja de mirar hacia el salón. 

- Mierda - Susurra con los ojos pegados hacia la puerta del salón -. Ya voy Ryan - Alza la voz para responder.

Intento escapar de sus garras, pero cuanto más me muevo más presión ejerce sobre mi. Vuelve su mirada para observarme detalladamente, su ceño está fruncido, señal de que algo va mal, pero tampoco me estoy fijando mucho en él, ya que sus labios están atrayendo toda mi atención. Mi respiración aumenta sin freno alguno, mis pupilas se dilatan y noto como mi corazón bombardea contra mi pecho cada vez más fuerte.

- Debería de tenerte agarrada así cada vez que te vea - Susurra dejándome sin aliento -. Es mucho más fácil controlarte.

Empujo a Harry retorciéndome, intentando quitármelo de encima, pero es imposible para mi, es mucho más grande y fuerte que yo, a demás, tampoco es que quiera que se aleje, pero esto me asusta y necesito un explicación.

- ¿Que pasa Harry? - Esa voz suena más cerca, lo que hace que a Harry se le disparen todas las alarmas.
- Nada tío, ahora vengo, quédate ahí - Dice arrastrándome hacia el pasillo, aproximándose a las habitaciones.

Corriendo me lleva hacia su habitación, no me da una explicación por mucho que se la pido y cosas así hacen agotar mi paciencia. Abre la puerta, nos mete dentro cerrándola de nuevo y apoyándose de espaldas. Al fin me suelta y quedo libre, aunque no puedo evitar tener las pulsaciones a mil por hora, todavía estoy falta de oxígeno.

- ¿Pero qué...? - Mi voz arrastraba las palabras, casi no podía pronunciar correctamente.
- Te prohíbo que salgas de aquí hasta que yo venga - Dice él duramente.

Como no, tampoco es que pensase que me fuese a presentar a su amigo después de como ha intentado eludir que me viese ¿pero que esconde? Él está muy inquieto, por como se comporta esta situación no puede ser nada buena y me siento exactamente igual que cuando me tuve que montar en la moto de Harry aquella vez.

- ¿Harry? Tío ¿dónde estás? - Hago una inspiración corta pero abundante cuando oí al amigo de Harry acercándose, al igual que Harry.

El me mira fijamente, hace que me tense en un instante.

- Si te ve aquí te aseguro que no vas a salir igual que como entraste - Me dice agarrando agilmente el pomo de su habitación -. Escóndete.

Mi respiración se para, mi pulso acelera y el nudo interior que se forma en mi pecho da fuertes tirones, estoy en peligro, es eso.

- ¿Qué? ¿D-dónde? ¿Por qué? - Pregunto nerviosa mirando por doquier.
- Deja de preguntar tanto y escóndete rápido - Abre la puerta, sale y la cierra dando un portazo.

No, no, no, ¿por qué? Yo no se actuar sola cuando estoy nerviosa, al final siempre termino fastidiándolo todo. Mi corazón no deja de latir frenéticamente y lo hace aún más fuerte cuando oigo a Ryan y a Harry acercarse. Mierda, no, no, ¿pero dónde me escondo?

- ¿Qué tienes escondido aquí? - Dice la voz de Ryan.
- Nada, volvamos al salón y no me hagas perder más tiempo - Harry habla.
- ¿Seguro que no tienes nada? No me parecería raro que tuvieses a dos tías en tu cama - Se burla Ryan.

Mi pecho explota de angustia al oír eso ¿a caso Harry es un Don Juan? Me doy una palmada en la cabeza, pues claro que lo es, es hermoso, atractivo, irresistible y soltero, cumple todas las cualidades para serlo.

- A ver que tenemos aquí - Ryan abre la puerta y yo abrazo con fuerza mis piernas.

Retengo la respiración por unos instantes, siento las pisadas de unas botas contra el suelo de madera recorriendo la habitación, a veces las siento cerca, lo que provoca que se tense el nudo de mi pecho y retenga las piernas en mi abrazo con más fuerza, otras las siento lejos, como si se alejase, estoy sintiendo mucho miedo y sin saber a penas del peligro que me estoy ocultando.

- Te quiero fuera de mi habitación ahora - Harry habla serio, su voz actúa como un relajante para mis nervios.
- Está bien, está bien - Responde.

Y al fin vuelvo a oír como la puerta se cierra y como las voces de estos dos hombres se alejan, hasta el punto de no oír a ninguno de los dos. Sigo sin saber que hacer ¿y si ya se han ido? ¿Salgo? Pero él me ha dicho que no salga de la habitación, aunque estar encerrada aquí dentro, en tan reducido espacio está agobiándome y necesito oxígeno.
Un grito es arrancado de mi garganta cuando la puerta del armario se abre de golpe, sin avisar, dejándome expuesta a la vista y sin ninguna protección.

- ¡Dios, Harry, que susto! - Chillo volviendo a respirar.
- ¿Ese es tu escondite? ¿Un armario? - Sus brazos se cuelan por mi espalda y me levanta como si fuese una pluma.

Dios mío, estoy tan aliviada al ver que es él.

- Perdona, pero de pequeña me funcionaba ¿vale? - Digo indignada.

Creo que ese aire que he sentido en mi hombro ha sido una pequeña carcajada, suelto un pequeño suspiro al pensar en como me hubiese gustado verle sonreír.
Harry intenta soltarme, pero yo no le dejo, no quiero que se aparte, necesito sentirme segura y solo él me hace sentirme así. Aprieto mis brazos, acercándole, sintiendo su musculoso torso contra el mío, me da calor, me da mucho calor y él aumenta esta sensación cuando presiona sus labios en mi cuello, justo debajo de la oreja. Intento no derretirme al sentirle, pero es imposible.


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viernes, 22 de noviembre de 2013

Forbidden - Capítulo 18

Siento el latido de mi corazón frenético retumbando en mis orejas. Mis ojos y mi boca se abren sorprendidos ante esta nueva y confusa situación. La verdad es que no se que decir o hacer, él me dejó claro que no quería volver a verme, pero sin embargo ahora está aquí, cogiéndome de la mano, reteniendome cada vez más fuerte, y me vuelve a dar esa sensación en la que Harry se cree que me voy a ir, pero lo que él no sabe que ni aun queriendo yo marcharme podría hacerlo. Y yo tampoco se por qué no puedo.
Arruga el entrecejo y parpadea unas cuantas veces, parece algo confuso lo cual me resulta bastante extraño ya que la confusa suelo ser yo.

- ¿Qué haces aquí? - Quiero saber.

Retengo con todas mis fuerzas las ganas que me impulsan a observarle de arriba a bajo, cuanto menos mire a este hermoso hombre, mi deseo de tirarme en sus brazos, será menos poderoso. Pero la verdad que con tan solo mirar sus penetrantes ojos verdes a la luz del atardecer, tan grandes y tan hipnotizantes, me dan ganas de hacer todo lo que se supone que tengo prohibido. ¿Quién puede resistirse a ti, Harry?
Harry suelta un suspiro pesado ante mi pregunta, ensanchando su pecho y volviéndolo a encoger vagamente, le voy a coger manía tan solo por hacer que me derrita con un solo movimiento.

- Vamos a dar un paseo - Dice él mientras emprende camino hacia la salida de este bosque, sin soltarme de la mano. He luchado antes con mi subconsciente cuando me grita que salga de aquí lo más rápido posible, pero no puedo hacer nada que no sea seguir sus ordenes cuando me toca.

Me adelanto unos cuantos centímetros para ponerme a su paso y evitar parecer un saco al que se le tenga que llevar a rastras.
Se que tengo miles de cosas que preguntarle, como dónde estuvo la noche en la que le conocí, por qué actuó de esa manera al conocerme, o por qué me sacó a toda prisa de aquél lugar cuando fui a verle con Parker... por destacar unas cuantas de muchas, aunque sé que no me va a decir nada de esto y la verdad es que no sé por qué tiene que volver a mi si lo único que va a hacer es conseguir que mi cabeza explote de una vez por todas. Dejo caer un suspiro durante lo que parece ser el silencio más largo de mi vida.

- Ni yo mismo sé que es lo que estoy haciendo aquí - Rompe la calma que se había originado entre los dos.

Su voz suena más rasposa de lo que recordaba, bueno, tras pasar estas dos semanas ya casi no recordaba bien el tono de su voz y he de admitir que es el sonido más bonito y sexy que he escuchado antes, esa voz ronca saliendo lentamente de su boca, formando cada una de las palabras... lo único mejor que oírle hablar es callarle a besos. Y yo me muero de ganas por hacerlo.
No se si debo preguntar porque ahora soy yo la que tiene miedo de que Harry se marche, pero creo que es mi obligación.

- ¿Alguna vez te has planteado en decirme las cosas claras? ¿En no liarme tanto como lo haces? - Hablo sin ser capaz de dirigirle la mirada.
- Créeme, más de lo que piensas.

Mi ceño se arruga y dirijo la mirada hacia él.

- Pero no puedo - Responde a mi cacao mental.
- Claro - Suspiro sin apenas créemelo.
- Samantha - Él se para obligándome a hacer lo mismo -. Te dije que me puedes calificar de todo menos de mentiroso - Dice pausadamente a la vez que me señala con su dedo índice, intentando controlar sus emociones, sus furiosas emociones.

No tiene sentido discutir con Harry, pero no se como siempre acabamos igual. Al parecer los dos nos encendemos muy rápido cuando estamos cerca del otro.

- ¿Como quieres que te crea? Harry, ¿no comprendes lo lioso que es todo esto para mi? - Mis ojos arrugados expresan mi confusión -. No se nada de ti, ni me cuentas nada Harry, después vienes, me coges de la mano... - Suspiro queriendo soltar todo el dolor, cual se amontona en mi pecho al haberlo traído con estas palabras.
- Dios mío Samantha - Harry me suelta y siento como se acaba de frenar la circulación de mi mano.

Se da la vuelta de cara al lago para evitar mis dudas, como siempre.
Ya es casi de noche, pero a lo lejos todavía el sol daba señales de vida mientras se esconde por debajo de las copas de unos grandes pinos oscuros al otro lado de la laguna. Es una vista demasiado apacible para la conversación que está surgiendo entre nosotros.
Harry alza sus manos para ponerlas detrás de su cabeza, yo no dejo de observarle, no se si es porque espero que de un momento a otro se de la vuelta o simplemente por el hecho de que me pasaría horas y horas examinando detalladamente cada milímetro de este hombre que me provoca tantas sensaciones a la vez.

- ¿Que quieres saber Samantha? - Menciona al fin.
- Muchas cosas - Digo instantáneamente.

Él vuelve a dejar caer una espiración larga.

- Elije una sola.

¿Cómo? Me acaba de helar con su comentario. ¿Ya está? ¿Así? ¿Sin más? Esto no puede estar pasando, o por lo menos así de fácil no.

- ¿Una sola? ¿Sin segundas intenciones? - Pregunto mientras me acerco a él.
- Elije una y ya veremos después - Manifiesta serio mientras se encoje de hombros.

Y de todas las preguntas que quiero hacerle, de todas las dudas que caben en mi mente, ahora mismo no se me ocurre otra cosa que no sea en la que me lleva persiguiendo desde el primer día que le conocí.

- ¿Quien te hizo tanto daño?

La figura inmóvil de Harry se tensa lentamente a medida que recapacita mi pregunta en su mente. No le veía, pero estaba segura de que tenía el ceño fruncido dibujado en su rostro.

- ¿Cómo dices? - Baja las manos con cautela a la vez que me dirige la mirada, preparándose para cualquier ataque, venga de donde venga.
- ¿Sabes que un cuadro puede reflejar el estado de ánimo del autor? - me acerco lentamente hacia Harry -. Puede hacerlo porque el autor lo quería así o simplemente fue puesto de esta manera por su subconsciente - nuestras puntas de los zapatos se rozan. Sentir su aliento en mis labios, eso me da vida -. Si el pintor está feliz usa tonos claros, vivos, serenos, al contrario, los que no lo están suelen decaerse más por los tonos oscuros, como queriendo ocultar algo detrás de ellos, las cosas oscuras no dejan pasar fácilmente la luz y esos problemas quedan tapados - paso mi mano derecha intencionadamente por las gafas alojadas en el cuello de su camisa. Harry está embobado con mis palabras y siento que le tengo bajo mi control por segunda vez -. A veces, mientras pintan... - susurro -. No se dan cuenta de que tienen el ceño fruncido - paso la yema de mi dedo corazón por su ceño, acariciándolo y lo relajo -. Están enfadados o mortificados por algo y no se dan cuenta de que lo expresan, ese es el poder del subconsciente Harry, yo veo cosas, yo siento cosas que tú me transmites sin darte cuenta y puedo ver que detrás de esas gafas oscuras y ese ceño fruncido hay dolor ocultado, Harry, mucho dolor.

No me siento sorprendida al no obtener respuesta de Harry, esperaba que esta fuese una de mis preguntas que se quedasen flotando a la deriva y así ha sido, como siempre.
Harry tensa su mandíbula en cuanto yo hago un movimiento para dar la vuelta y largarme, para no perder mi tiempo en él si no me va a ofrecer nada a cambio, aunque siendo sincera, me quedaría a su lado durante todo el tiempo que poseo simplemente para recibir esta sensación tan extremadamente fuerte y adictiva que solo él me hace sentir.
Inspira por la nariz a la vez que niega con la cabeza, no se que significa este gesto, pero me voy a quedar, no por él, mas bien por mi, para saber que es lo que me tiene preparado.

- Si piensas que tienes derecho a preguntarme cosas así es... - Le interrumpo.
- ¿¡Derecho!? - Exclamo empujándole despacio -. ¿¡Acaso tú si tienes derecho a hacer lo que me haces!?
- Samantha yo no... - Le vuelvo a interrumpir.
- No Harry, no, dices cosas que al parecer están prohibidas para mi ¿sabes acaso lo frustrante que esto? Me dejas con la miel en los labios, como un juego repetitivo ¿me tomas por tonta? ¿Es que me has visto con cara inocente? Pues estás equivocado Harry, porque igual que tú dices que no te pueden clasificar de mentiroso a mi nunca se me va a poder clasificar ni de tonta ni de inocente.

Harry tiene los ojos abiertos de par en par, la mandíbula muy tensa y su respiración alterada, como si se estuviese controlando para no hacerme daño, pero ya es tarde, porque desde el primer momento que le vi, me lleva haciendo daño.

- No me obligues a responderte, te he dicho que lo haría y lo haré si es lo que realmente quieres, pero no me obligues - Su voz tiembla en lo que parece ser una amenaza dura.

Intento que sus palabras no se cuelen hasta mi pecho y me haga dudar, pero por más que lucho, por más que resisto... Él va a responderme si yo quiero, y yo realmente quiero, pero sus ojos me transmiten el mayor dolor que jamas he visto en ellos, esto me hace dudad, pues yo no soy como él, no quiero hacerle daño.
Trago salvia y le echo una mirada de arriba a bajo rápidamente. Yo no podría hacerte daño.

- Tan solo... tan solo te pido que no te acerques más, Harry - Finjo que no me duele.

Él relaja sus fracciones, menos su ceño, que esta vez parece formado de dolor y no de rabia.
Dejo caer mi visión mientras me doy la vuelta y me encamino hacia el bosque, deseando que vuelva detrás de mi y me pare, me abrace, no lo se, pero que me quite esta sensación de vacío que se apodera de mi ser en este mismo instante.
Ahora dudo mucho más que antes, es decir, ¿que es lo que le causa tanta aflicción? Suspiro al pensar en lo que me va a costar sacárselo, porque pienso sacárselo, sea como sea.

Después de caminar por las calles vacías y desiertas, donde tuve mucho tiempo para pensar, para pensar en todo lo que no quería y si quería hacer, llegué a mi estudio, solté las llaves y el móvil encima de la mesa. Me dirigí corriendo a por los botes de pintura que tenía en mi sala de exposiciones y los saqué del paquete. Nadie es consciente de lo mucho que me apetece pintar ahora, pero pintar a lo grande, no entiendo la causa de mi motivación, llevo dos semanas sin pintar y ahora que... Resoplo mientras me dejo caer en la silla que tengo al lado, es Harry, mi gran motivación es por su culpa, lo sé, ahora lo sé.
¿Pero por qué? Mi inspiración no puede depender de esta obsesión tan rara que tengo hacia él, pero es verle y mi mundo cambia por completo. Pensando en él, recapacitando en nuestro anterior encuentro... no debí de haberlo dejado solo en el lago, debí de haberle sacado esa información, porque me la debe y si él no me la va a dar por si solo iré yo a por ella, tendré que ver a Harry de nuevo. Lo mejor de todo esto, es que a la vez que mi estómago se retuerce de los nervios, las ganas que tengo por volver a verle, son enormes.


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Para María, porque al igual que tu siempre vas a estar ahí, yo también voy a estarlo. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Forbidden - Capítulo 17

- Deberías comer un poco - Megan habla por detrás de mi dándome un gran susto.

Me giro al instante y la veo cruzar el estudio hacia donde me sitúo, justo delante del ventanal cerrado. Ella sostiene entre sus manos una caja grande y cuadrada, espero que eso cual tiene pinta de ser una pizza no sea para mi ya que no tengo hambre.
Nada más que la he visto, he presentido que algo no iba bien, no se si es por su tono de voz, por como ha entrado sin dedicarme una sonrisa o un ''hola'', no lo sé, quizás solo son paranoias mías causadas por haber estado en esta casa durante más de dos semanas.
Miro hacia el ventanal de nuevo mientras Megan se sienta en mi sofá de cuero blanco. No me habla ni yo hago algún esfuerzo por hablarle, la verdad es que prefiero quedarme mirando la puesta de sol tan bonita que hace hoy.
“Más de dos semanas” la frase vuelve a mi cabeza como un eco, parece más, parece mucho más.

- ¿Alguna vez te he dicho que no debería de haberte dado las llaves de mi casa... bueno, de mi estudio? -  Me dirijo al sofá y me dejo caer para sentarme a su lado.

Megan da una risotada mientras niega con la cabeza.

Intentar olvidar a Harry me está costando mucho más de lo que creía, es más, no sé ni porqué tengo que olvidar a un extraño pues para mi lo es, ni si quiera sé algo de su vida, a parte de que le gusta la fotografía, me conoce de algo, dice que no se puede acercar a mi (cosa que no me creo) y hacerme daño. Pero por alguna razón me siento ligada hacia él y ese lazo es muy fuerte. “Tienes que alejarte. Por eso tienes que hacer como si no hubiese pasado nunca” ignorar aquellas caricias y besos... no sería capaz, por la principal razón de que no quiero hacerlo.

- Todos sabemos que si no me las hubieses dado hubiera hecho una copia a tus espaldas - Admite ella abriendo la caja y dejando ver su contenido.

El delicioso olor a pizza, a la que soy tan adicta, inunda mis sentidos, rara vez me he negado a una de estas y cuando lo hago puedo asegurar que es por algo grave.

- ¿Por qué tenéis tanta insistencia en tenerme controlada las veinticuatro horas del día? - Digo observando como a Megan se le cae la baba al mirar a esta comida basura.
- No es tenerte controlada, es asegurarnos que estás bien ¿Y quien mejor que yo, tu mejor amiga, para hacerlo? - Habla mientras separa una porción y me la da.

Niego con la cabeza mientras empujo la mano que me está ofreciendo la porción, no tengo ganas de comer.

- No gracias, no me apetece ahora mismo - Me remuevo en el asiento para acomodarme mas lejos -. Y si es tenerme controlada.

Sam me escruta con la mirada y lentamente frunce el ceño, recordándome demasiado a Harry. Otra vez vuelvo a sentir esa presión en mi pecho.

- Sam, no lo es, así nos aseguramos de que no te pase esto - Me vuelve a entregar el trozo de pizza, pero yo me opongo a cogerlo negando con la cabeza -. Ves, si no hay nadie contigo seguro que te tirarías todo el día y la noche aquí encerrada pintando o lo que sea sin tener en cuenta tu salud. Ahora come, no me lo niegues más.
- Puedo cuidarme yo solita - Cojo la porción al fin, pero no me la voy a comer, lo hago solo para que se calle.

Megan no dice nada, se que puede estar pensando en que no valgo para estar pendiente de mi cuando algo se tuerce en mi camino. Normalmente estas situaciones vienen seguidas de encerronas en mi estudio, de pasar días completos delante del televisor o de mi ordenador para matar las horas y olvidar el gran problema que se amontona en la salida de mi casa, el mundo real, donde tengo que enfrentarme a cosas que prefiero no hacer por ahora, pero que es inevitable cuando pongo el primer pie fuera de este lugar, mi refugio. Si, quizás Harry tiene razón y lo que mejor se me da hacer es huir de mis problemas para no enfrentarme a ellos y no hacerme daño, pero en cierto modo, él es igual o eso creo, porque no le conozco bien muy a mi pesar.

- ¡Sam! - Megan me da un empujón en mi hombro para hacerme reaccionar.
- Ay ¿Qué? - Protesto.
- La pizza, que se te enfría.
- Te he dicho que no tengo ganas, es que he comido antes de que vinieras - Miento.

Me sabe mal mentir a mi mejor amiga, pero lo hago por nuestro bien, por no preocuparla más y porque me deje tranquila de una vez. Le devuelvo el trozo de pizza cual coge con algo de recelo, no sé si se ha creído mi mentira, pero creo que va a dejarlo estar y menos mal que lo hace, pues no estoy preparada para una pelea con ella. Me levanto del sofá y dejo a Megan comiendo sola con las impresionantes vistas al lago mientras me dirijo hacia el lugar donde tengo mis cuadros terminados. Es una sala, no se si llamarla ''mi propia sala de exposición'', pero es lo que más se le parece. Los cuadros yacen en colgados en las paredes y otros apoyados sin más, me gusta en la posición que están colocados, dan a esta sala, bueno, gran sala, un aspecto mucho más moderno.
Cada uno de mis cuadros reflejan algo de mi, inconscientemente meto en cada cuadro algo relacionado conmigo, intento mantenerme al margen, es decir, que mis emociones no se reflejen en ellos, pero cuando pinto no puedo evitar hacer esto, por eso son tan personales, quizás son como mis grandes diarios a todo color, me gusta pensar así. Y por eso, tan solo, los ha visto Megan. Camino por la gran sala lentamente, observando cada uno de estos cuadros, no se cuantas veces los he podido mirar, ya que algunos son antiguos. Aun así, cada vez que me detengo a mirarlos lo hago como la primera vez. Mi madre dice que podría llevarlos a una exposición, así ganaría dinero y no me limitaría a perder mi tiempo con esto, pero ella no lo comprende ¿y si no son lo suficientemente buenos como para exponerlos? He trabajado mucho en ellos y si ahora alguien me dijese que no valen la pena, para mi, sería un golpe duro de superar, por eso prefiero reservarlos para mi.

- ¡Sami! - Grita Megan desde el sofá.

¿Sami? ¿Con ''i'' al final? ¿Eso es nuevo? Presiento que algo pasa. Chasqueo la lengua mientras salgo de la sala sin ganas, seguro que va a querer hacer algo y yo no estoy dispuesta a nada que no sea meterme en la cama y esperar a que el sueño me venza.

- ¿Qué quieres? - Intento ocultar mi mal humor, pero ella se da cuenta.
- ¿Que te parece si vamos un rato al lago Doonen? - Se incorpora abriendo los brazos como si hubiese tenido la mejor idea del mundo.

Quizás es por lo mucho que la conozco, pero que me haya dicho eso, y con ese tono, no me ha resultado muy de fiar. Parpadeo un par de veces pero no me muevo del sitio. Ella espera mi respuesta, no se que decirle, bueno, en realidad si se que decirle, un no, pero no quiero que se vuelva una pesada insistiendome.

- ¿Sam? - Inclina la cabeza hacia un lado a la vez que levanta las cejas.
- ¿Qué? - Respondo.
- Que me digas algo.

Sorbo por la nariz y me meto las manos en los bolsillos de mi pantalón.

- No quiero ir Megan - Niego con la cabeza mirándola.

Suelta una exclamación en un suspiro.

- ¿Pero te estas viendo Samantha? - Me señala con la mano.

Mierda, cuando dice mi nombre sin el acortamiento ya vamos en camino de una pelea y como he dicho antes, yo no estoy preparada para esto y menos ahora.

- Es tan... eres tán - Ella sigue -. Pareces otra, de verdad. ¿Pero que te ha pasado? Dime qué es eso tan grande y gordo que te ha pasado para que ni si quiera tengas ganas de ir al lago, comer, pintar...

Harry, Harry y Harry, por más que intento buscar alguna explicación que no implique su nombre, no consigo dar con ella. Hasta yo se que es de locos.

- ¿Explicación? - Saco las manos de mis bolsillos y cruzo los brazos -. No se si quieres oírla, es más, no se si la tengo.

Me doy la vuelta e intento zanjar esta conversación mientras me vuelvo a dirigir a la sala.

- Oh ¡por supuesto que me gustaría oírla!

¿Por qué no se calla y hace como la que no pasa nada? Exhalo y me vuelvo a dar la vuelta.

- Venga Sam, dime, porque seguro que si fuese yo la que estuviese en tu lugar no dejarías de darme el coñazo. Así que no pongas esa cara.

Que me conozca tan bien, aveces, me asusta.

***


Después de una larga y tendida charla, mejor dicho, mortificante charla, ha conseguido sacarme de la casa y traerme hasta el lago. Si soy sincera estoy paranoica, la última vez que pisé este lugar me encontré con Harry por sorpresa y no quiero que vuelva a pasar lo mismo, imaginar tan solo que él esta aquí, observándome, sin que me de cuenta, hace que el martilleo de mi pulso aumente más de lo que debería.
Caminamos por los pequeños senderos que llevan hacia la parte escondida donde nos solemos bañar, si su propósito es hacer que me meta en el agua está muy equivocada, Megan ha conseguido mucho sacándome de mi estudio, así que no creo que hoy vaya a hacer algo más por ella hoy.

- Prométeme una cosa Sam - Dice ella andado por delante de mi, dándome la espalda.

Es el momento oportuno de correr lejos de aquí, no me tiene acorralada, podría huir, pero por algo no puedo hacerlo, quizás porque me sentiría mal si dejo a mi mejor amiga sola y corro lejos, como siempre hago.

- Depende de lo que sea - Hablo y ella se para sin avisar. Por un segundo me he visto tropezando con su figura y calléndonos al suelo, pero Megan tiene por suerte un buen equilibrio y ha podido aguantarnos a las dos.
- ¿Cómo que depende de lo que sea? - Me mira fijamente.

Nos faltan como unos cinco metros para salir a la orilla del río y dejar todo este pesado bosque que hemos atravesado para cortar camino. Un lugar perfecto para esconderse entre tantos árboles y entre tanto matorral, un lugar perfecto para perderse y un lugar perfecto para encontrarse.
Oigo crujidos detrás de mi que me hacen activar todas las alarmas. Intento volverme hacia atrás, pero ella me lo impide sujetándome por los hombros.

- Sam, Sam, mírame, Sam - Dice como si esas fuesen sus últimas palabras.

Pero ¿Qué demonios...? Megan mira más allá de mi, tiene la mirada seria e inescrutable y eso de no saber que pasa me está matando. Me quiero dar la vuelta y huir, ahora si que quiero huir, pues oigo los crujidos más cerca. Alguien o lago viene hacia nosotras.

- ¿Megan? - Intento que reaccione y deje de observar lo que hay detrás de mi.

Por fin me mira. ¿En qué momento hemos pasado de dar un simple paseo a envolvernos en algo más oscuro? Siento como mi respiración y mi pulso hacen una competición para ver quien de los dos puede ir más rápido ¿pero que me pasa? ¿Por qué de repente estoy tan asustada?

- Prométeme que después de esto no me vas a odiar - Ella susurra.

Dios ¿Pero qué? ¿Por qué dice eso?

Mis nervios van rozando una línea peligrosa, la tensión que nos rodea aumenta y yo necesito que esta sensación termine.

- ¿Pero qué? Megan, yo nunca te odiaría ¿por qué dices esto?
- Porque te estoy metiendo en algo que no debería. Perdoname
- ¿Qué? Megan, no.. no entiendo ¿Qué dices? - Me siento perdida, muy confusa.

Siento como algo se acaba de congelar dentro de mi, Megan mira hacia el suelo, arrepintiéndose de algo, yo intento que vuelva a mirarme, pero al contrario de lo que quiero, ella me suelta y lentamente se aleja de mi lado.

- No me sigas Samantha - Mi corazón estalla, odio que me llamen por mi nombre, pero lo que mas odio es que mi mejor amiga lo haga, me da la sensación que soy una extraña ante ella -. Más te vale no seguirme.

¿Qué dice? No, no quiero que me diga eso. Ando hacia ella, ignorando su amenaza, la cojo del brazo para que vuelva a mi lado, pero me suelta de mala gana sin mirarme apenas, me quedo helada en el sitio, jamás ha actuado antes así conmigo y ha sido de un momento a otro, es algo que no comprendo y me asusta. Grito su nombre mientras me abandona, no sé que cojones ha querido hacer trayéndome hasta aquí, no tengo ni la más remota idea de cual ha sido su intención y que me deje sola. Ahora comprendo por que estaba tan rara antes.
Quiero seguirla, pero me ha dicho que no lo haga, pero de verdad que quiero seguirla.

- ¡Megan! - Grito, pero ella no se detiene. Así que empiezo a correr. Pero algo me detiene.

Respiré hondo, respiré despacio y hondo cuando me quedé congelada en el sitio, cuando sentí un intenso calambre recorriendo mi mano acorralada en otra. Me di la vuelta lentamente... Harry, era él, quien me miraba con sus ojos verdes e impasibles haciendo que mi pulso aumentase mil veces mas y ganara a mi respiración al esta parase. Creo que no soy consciente de cuanto tiempo he pasado sin tener a esta imponente figura delante de mi y ahora mi deseo por él es increíblemente mayor, mantenerme separada de Harry no ha servido para otra cosa más que para aumentar las ganas de volver a sentirle.
“Te estoy metiendo en algo que no debería. Perdóname”.


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martes, 12 de noviembre de 2013

Forbidden - Capítulo 16

Nuestras respiraciones pesadas chocan por lo cerca que estamos el uno del otro, la tensión y la excitación aún es palpable en el ambiente que nos rodea haciendo que por unos instantes nos cueste, o por lo menos a mi, acostumbrarnos al no tener ningún roce. Era un placer tan intenso.
Harry tiene su frente apoyada en el hueco de mi cuello mientras descansa su peso en los brazos, marcando músculo ¿por qué tiene que ser tan sexy e irresistible?

- Harry... - Un suspiro sale de mis labios con su nombre, un suspiro de lamento.

Como me esperaba, Harry, no me responde y la habitación se sume en el silencio, tan solo se escucha las gotas contra el cristal y su respiración caliente y pesada. Me duele dejar esto así, mucho más de lo que creía porque pensé que tan solo sería un simple calentón, pero después de parar esto veo que no ha sido así, veo que algo más fuerte nos estaba atando y yo, por ser como soy, lo desato. Esto me va a pesar mucho, lo se, pero ahora no puedo continuar, pensará que estoy jugando con él y eso es lo último que quiero. Maldita sea, soy estúpida.
Bajo mi cabeza y la apoyo en su hombro mientras aprieto los ojos e intento retener las ganas de chillar o llorar, no se que es lo que me supera más. Sin duda la lucha que ha librado mi cabeza y mi corazón me ha dejado sin fuerzas y quien ha salido perdiendo he sido yo. De repente siento como Harry se incorpora y el miedo se apodera de mi, no quiero que me quite de encima suya, si lo hace estoy segura que romperé en lágrimas, ahora mismo necesito abrazarle, sentirle, resguardarme en él, aunque estoy siendo muy egoísta y Harry está en pleno derecho de quitarme de su regazo por ser una niñata. Pero mi sorpresa viene cuando, aún creyendo que me va a quitar, no lo hace, sino pone sus manos al rededor de mi espalda y me sujeta para que no me caiga. ¿Pero qué...? Oh. Corriendo subo mis manos hacia detrás de su cuello y lo retengo lo más cerca posible de mi, su torso caliente toca mi pecho descubierto menos por mi sujetador, su calor es tan reconfortante. Dios, no me ha quitado, me está abrazando, esto no puede ser así, le acabo de dejar a medias, tendría que echarme de su casa a patadas, no esto.
Lentamente quita las manos de mi espalda dejando un suspiro en mi cuello, sigue recorriendo mi cintura hasta debajo de mi ombligo y siento como desabrocha el segundo botón, queda uno.

- Samantha - Harry me llama la atención para que me incorpore y dudando como nunca antes, lo hago.

Suelto su cuello con el mayor temor del mundo ¿que pasa ahora? ¿no se supone que me estaba abrazando? Es tan confuso.
Nuestros seres quedan separados por el suficiente espacio que Harry necesita para desabrochar el tercer botón ¿por qué quiere quitarme la camisa ahora? ¿Qué va a hacer? Sin duda tengo miedo y estoy muy perdida, no comprendo la manera de pensar de este hombre, es sumamente complicado. Al tenerle tan cerca no puedo evitar observar su semblante serio e inclinado hacia abajo, es tan hermoso, tiene su habitual entrecejo fruncido, cual da un poco de oscuridad a la parte derecha de su cara, su nariz y su labio inferior recogen algo de luz antes de que esa oscuridad vuelva a aparecer justo debajo de este último. Harry desata el último botón y abre la camisa hasta dejarla caer al lado de mis muslos. Trago saliva muerta de nervios, no se que pretende con esto.

- ¿Que pasa Harry? - Le pregunto mientras él pasa las yemas de sus dedos hacia arriba y hacia abajo de mis muslos.
- Eso lo tendría que preguntar yo - Sigue teniendo la cara algo inclinada hacia abajo, pero sus ojos verdes están conectados con los míos haciendo que el nudo de mi pecho tire hacia abajo.

Intento ignorar su mirada pero él vuelve a sujetarme la barbilla para que le vuelva a mirar, joder, no me hagas decirte esto mirándote a los ojos, por favor, suplico internamente.

- Aah - Un sonido roto sale de mis labios, no se como empezar.

Niego con la cabeza mirando hacia sus labios, ojalá me estuviese besando en vez de hacerme un interrogatorio, pero supongo que es lo que se merece, una buena explicación. Respiro profundamente cogiendo valentía.

- Tú no... no sabes - Me paro unos instantes, hacer eso mirándole a los ojos no es fácil -. Tu no sabes lo que me causas - Al fin admito.

La mirada de Harry no expresa ningún sentimiento, diría que es de piedra si no fuese por el constante movimiento de su mano en mi muslo. Parece que no me va a interrumpir, quiere que siga hablando yo y esto no se me da bien.

- Harry, tú..., tú eres obsesión, nada más - Al decir esto siento como mi corazón empieza a acelerar más de la cuenta -. Yo no debería de... de hacer esto - Agacho mi mirada, pero él la vuelve a levantar.

Me siento muy incómoda, necesito que él diga algo, pero se que no dirá nada.

- No eres alguien con quien me convenga estar, eres tan... - Me encojo de hombros mientras niego con la cabeza intentando buscar la palabra adecuada, pero no la encuentro -. No lo sé, eres tan difícil.
- No te conviene estar conmigo, sin embargo estas aquí - Él habla y hace que mi corazón explote.
- Porque no puedo dejar de lado ese sentimiento o lo que quiera que sea que me provocas.
- Yo tampoco debería de hacer esto - Mueve sus dedos hacia mi espalda y los cruza.

Suelto una carcajada en un suspiro.

- Claro, como siempre esto es un error, esto se suma a la lista de cosas que no deberían de haber pasado, ¿no? - Digo enfadada e intento separarme de Harry.

Me remuevo de sus brazos y me bajo hacia el suelo, corriendo él me sigue y me coge de la muñeca para hacer que me gire.

- No hemos terminado de hablar Samantha - Dice él con tono serio.
- Me da igual Harry, no quiero seguir perdiendo el tiempo, siempre soy yo la que da explicaciones y tú nunca me das una si quiera - Ahora mismo estoy empezando a enfadarme mucho.
- ¿Y por qué habría de hacerlo? - Su entrecejo se marca más.
- Porque es lo que me merezco ¿Quizás? - Siento como la sangre me hierve.
- ¿Cómo? - Abre los ojos como platos alzando la voz -. Yo no te pedí que te acercaras a mi, es más, te dije que no lo hicieras.

Ahora soy yo la del entrecejo fruncido, estoy tan enfadada con él que me estoy imaginando lo agusto que me quedaría si le diera una bofetada.

- ¿Y te crees que no lo hice? ¿Te crees que no lo intento? - Alzo más la voz.
- No me chilles - Él la alza más mientras se acerca a mi.
- No lo hagas tú imbécil - Me tiene acorralada entre la pared y él.

Mi pecho sube pesadamente por la gran impotencia que siento ahora mismo, quiero irme de aquí.

- ¿Pero quién te crees Samantha? - Me señala con la mano -. ¿De verdad piensas que dejándome con el calentón,  chillándome e insultándome vas a conseguir mi respeto o si quiera algo de mi? Estas tan equivocada.

Acaba de pegarme un tiro entre ceja y ceja, esto que me acaba de decir me ha dejado muerta. Yo no lo hice a maldad, nunca quise dejarle así, nunca. Siento como la vergüenza y la angustia se apoderan de mis sentimientos, claramente siento ganas de llorar, pero no quiero hacerlo delante de él aunque no lo voy a poder retener por más tiempo.

- Yo no lo hice con esa intención Harry - Chillo mientras las lágrimas caen sobre mis mejillas -. No soy una puta, no se si quiera como hemos llegado a estar haciendo esto, no se ni si quiera como pude meterme aquella noche en tu cama - Sus ojos se abren de par en par cuando me ve llorar -. Pero desde luego que ya no volverá a pasar jamás Harry.

Pelear con él me está dejando sin fuerzas y a la vez me está llenando de energía ¿Cómo es posible esto?

- Nunca - Repito mientras me seco las lágrimas y le esquivo para salir de la habitación.
- ¿Así es como resuelves tu problemas? ¿Huyendo de ellos? - Me está chillando, pero a la vez he sentido como la voz se le quebraba.

Me quedo fija en el sitio, no se si darme la vuelta y responderle con la primera grosería que se me pase por la cabeza sin pensar o seguir mi camino hacia la salida, que es lo que quiero hacer, pero por otra parte... por otra parte me duele tanto estar peleando con él, no tengo ni idea de por qué me pasa esto, debería ser fácil: irme sin mirar atrás y no volver a verle, olvidarle para siempre, pero hay algo que me impide hacerlo. Es lo que él dice, ''y sin embargo estoy aquí'' pero no se cómo he llegado hasta su habitación, yo no le buscaba o quizás inconscientemente si que lo hacía, me movía hacia aquí atraída como un imán a su opuesto, y por eso terminé el lago, él vive cerca, el podría estar ahí y lo estaba, y me encontró, y nos encontramos. Quizás se está apoderando de mi inconsciente.

- ¿Huir? - Me giro hacia él -. ¿Cómo tu lo hiciste la primera vez que nos cono... - Me congelo cuando me acuerdo de que él ya me conocía de antes, dios, son muchas cosas para asimilar y Harry no me quiere contar ni una -. ¿Cómo tu lo hiciste la primera vez que te conocí? - Recapacito.

Estoy jugando con fuego, lo sé, pero es lo único que tengo para decir, para seguir hablando con él, aunque sea discutiendo, porque no me quiero ir de su lado.
Veo como su figura se tensa ante mi.

- No sabes de lo que hablas Samantha, así que mejor cállate - Termina la discusión y cruza la habitación por delante de mi para salir de ella y dar un portazo que me hace estremecer del susto.


Y quien ha terminado huyendo de los problemas ha sido él. Respiro profundamente a la vez que cierro los ojos, la presión oprime mi pecho de una manera muy fuerte, siento la necesidad de llorar, pero estoy seca, completamente seca e infeliz, como una flor marchita. Harry supera mis fuerzas.

Me saco la camisa de Harry y la deposito en su cama, me visto con rapidez gracias a que mi ropa se ha secado con rapidez, aunque aún siento zonas algo húmedas, pero no me importa, con tal de salir rápido de aquí me da igual. Pero no me quiero ir así. Salgo del cuarto y me dirijo hacia la salida, mirando a cada lado buscando a Harry, pero no aparece y me estoy poniendo nerviosa, no creo que haya sido capaz de dejarme sola en su casa, no creo que esté tan loco. Creo que por aquí se va al salón, aunque siendo la casa tan grande no se si estoy yendo en la dirección correcta, de todos modos me guío por mi instinto, que por suerte no me falla y encuentro el salón y adentro a Harry de cara a la ventana, pero con la cabeza agachada entre sus manos, parece rendido, como yo hace unos instantes y sinceramente me está matando verle así.

- Me voy - Digo con el tono más tranquilo que tengo.

Él se da la vuelta rápidamente y me mira de arriba a bajo, quizás algo decepcionado por no verme como antes.

- Pensé que ya te habías ido - Camina hacia mi rodeando el sofá y apoyándose en el respaldo.

Me encojo de hombros y me dirijo hacia la puerta.

- Samantha, espera - Su voz me aclama y yo me aferro a ella como a mi último suspiro de vida -. No debería de hacer esto - Piensa sin querer en voz alta.
- ¿Qué pasa?

Respira profundamente antes de volver a mirarme, me encanta que me mire, mi corazón se derrite cuando lo hace.

- Te contaría todas y cada una de las cosas que quieras saber, pero no puedo.

Parpadeo mientras inspiro profundamente llena de sorpresa ¿Acaba de decir que me contaría las cosas que quiero saber?

- ¿Por qué no lo haces? - Digo más rápido de lo que creo.
- Porque no puedo, no tendría si quiera que acercarme a ti, no porque no quiera, sino porque no me dejan.

Acabo de sentir como mi corazón ha dado un brinco y no se si es porque acaba de confesar que no es porque no quiera acercase a mi o por el miedo de saber que no le permiten acercarse a mi ¿Dónde me estoy metiendo?

- Por eso - Sigue él -. Tienes que alejarte. Por eso tienes que hacer como si esto no hubiese pasado nunca.

***

Llevo justamente una semana sin ver a Harry desde aquel día en su casa... parecen siglos, más bien, parece un sueño, en aquel primer momento me sentía como si fuésemos a estar juntos para siempre, estúpida de mi.
Megan lleva viniendo a mi casa desde entonces, dice que estoy mala, pero en realidad tanto ella como yo sabemos que la causa de mi mal estar no es ningún virus, es Harry, pero ninguna lo quiere admitir por no recordarle, ni a él ni a las tantas preguntas que se amontonan en mi mente aún. Últimamente tengo demasiado tiempo libre, parece que la inspiración se haya evaporado de mi cuerpo, por lo cual no pinto, tampoco tengo ganas de salir al lago Doonen, aunque es una pena, pues ha estado haciendo sol todos estos últimos cuatro días sumado a un calor sofocante. La cuenta atrás para el fin del verano ha empezado y todos mis amigos están yendo al lago para disfrutar al máximo lo que sería nuestro último verano antes de entrar a la universidad, en un lugar paralelo sería yo la primera en bajar todos los días al lago y disfrutar de sus aguas cristalinas, en un lugar paralelo, dónde nunca le hubiese conocido, dónde ahora mismo, el nombre de ''Harry'' no me transmitiría tantos sentimientos al escucharlo, en un lugar paralelo dónde sus besos, sus caricias, sus miradas fuesen las de otros chicos, Harry no existiría.
Pero me he dado cuenta de que si viviese en aquel mundo, no me sentiría viva, porque yo necesito a Harry, porque lo único que deseo y quiero es tener a Harry. No otros mundos donde él no este.


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sábado, 9 de noviembre de 2013

Forbidden - Capítulo 15

Intento retener mi boca cerrada y no dejar que se me caiga la mandíbula hasta el suelo ¿de verdad ha dicho lo que creo que ha dicho? Es el único que puede hacerme sonrojar en una milésima de segundo, es un plus que se le suma a la lista de cosas que me encantan de Harry, pero que a la vez odio. Quiero mantenerme serena, aunque pensar que él tiene en mente aquella noche, hace descontrolar mis nervios. Bajo mi mirada un poco y miro mas allá de él para situar mi vista en sus ventanales, así el hechizo de esos ojos verdes no me causarán ningún efecto.

- ¿Samantha? - Dice Harry con un tono serio.
- ¿Qué? - Respondo sin mirarle a la cara.
- Que odio cuando no me miras - Habla caminando hacia mi y poco a poco mi pecho va sintiendo la presión por tenerle más cerca de mi.

Noto como sus fríos dedos capturan mi barbilla, la gira haciendo conectar nuestros ojos verdes, aunque claro, los suyos son infinitamente más hermosos que los míos, son de un color que solo he visto en él y eso hace que su bello rostro sea aún más irresistible, por eso, justamente en el momento que los miro,  se que no hay vuelta atrás, he notado antes este pinchazo que mi corazón siente cuando me toca, me mira o me besa y se que no se irá hasta que no haga las tres cosas. Pero yo no puedo hacerlo. Recuerda que solo es obsesión, me dice mi subconsciente. ¿Y que hago yo si ahora mismo soy su marioneta?
Sus ojos hacen un detallado recorrido por mi rostro y siento su respiración pesada chocando contra la mía. Tengo que hacer algo para que esto no se nos vaya a ninguno de las manos, no es lo que me conviene. No sería lo correcto. Y no pienso dejar que así sea.

- ¿Puedo ir a cambiarme ya? - Digo fingiendo un enfado y rompiendo parte del hechizo.

Harry no dice nada, parece que está sumido en sus pensamientos y ojalá yo pudiese adivinar en cada momento lo que a este hermoso hombre se le pasa por la mente. Sería todo más fácil. Suelto una pesada exhalación al pensar en esto, lo que a Harry parece haber ayudado para reaccionar de una vez. Parpadea unas cuantas veces y me suelta llevando sus dedos con delicadeza de mi mandíbula al cuello y finalmente siento como dolorosamente ya no percibo su tacto cuando desprende las yemas de sus dedos de mi encendida piel. Mi cuerpo gime de placer ante él poniendo todos los bellos de punta, es tan solo un toque, pero aún así ese toque ha sido suficiente como para marcarme y encender más esa llama en mi. Para aumentar el deseo que le tengo. Mejor dicho, obsesión.
Harry se encoje de hombros mientras se da la vuelta, coge la mochila de cuero que había depositado en la cama y se dirige hacia la salida de la habitación.

- ¿Dónde vas? - Pregunto con dificultad al sentir ese nudo en mi pecho.
- A deshacer la mochila - Me responde sin dirigirme una mirada.

Me fascina la forma en la que pasa de un segundo a otro de caliente a helado, como ni si quiera me mira cuando le hablo. Esto no es normal, esta actitud no es de alguien cuerdo. Niego con la cabeza e intento alejar cualquier pensamiento de mi mente, ahora solo tengo que cambiarme, como pase más tiempo con esta ropa fría y empapada voy a coger un resfriado. Le sigo a la salida de la habitación, cuando él percibe que me tiene a tres pasos se da la vuelta y me dirige una mirada seria.

- ¿Qué haces? - Dice arrugando el ceño.

Odio que me dedique esa mirada, ni que fuese una niña de tres años a la que hay que regañarle por todo.

- Me voy a cambiar.
- ¿Y por qué te vas? - Vuelve a preguntar.
- Te lo acabo de decir Harry, me voy a cambiar - Intento controlar mi tono enfadado.
- ¿Y qué tiene de malo mi habitación para que no te quieras cambiar en ella?

Ni si quiera había pensado en que él me estaba dejando a solas para cambiarme, pero es así y me siento algo avergonzada, debería dejar de actuar por lo que me dicen mis sentimientos y razonar un poco las cosas, pero no soy así, nunca he sido de esa forma.
Harry intenta reprimir una sonrisa causada por mi confusión, lo consigue, pero yo puedo ver un rastro de ella mientras se da la vuelta y sale de su habitación cerrando la puerta.

- Si te asomas a la ventana corres el riesgo de que alguien te vea en bolas - Dice por detrás de la puerta y yo puedo imaginar como su sonrisa estúpida y adorable le adorna en estos instantes su cara.

Menos mal que no está en la habitación, no quiero volver a ponerme roja delante de él. ¿Pero cómo me va a ver la gente? Si desde su ventana tan solo se ve el lago y si, se ve parte de la orilla verde, al estar la casa levantada del suelo por unas grandes columnas por la parte contraria a la principal, pero no creo que me puedan ver desde tan lejos, necesitarían unos prismáticos o un zoom. Lo ha dicho solo para asustarme y casi lo consigue. De todas maneras me acerco hacia los ventanales y corro la cortina blanca de seda.
Me desvisto rápidamente, cogiendo mi pelo húmedo para que no roce mi espalda, eso me da mucho repeluco. Mi ropa interior no está muy mojada y doy gracias por ello, no me gustaría que se marcase a través de la camisa que me prestó Harry, suficiente espectáculo le di la última vez que me quedé con él como para volver a hacer un show. Me pongo la camisa de cuadros en tonos rojos y blancos, huele tan bien, es un olor que jamás antes había olido, no podría clarificarlo de otra manera: huele a Harry, es su aroma. Cuando me estoy abrochando los primeros botones por la parte de abajo caigo en la conclusión de que esta camisa fue la que Harry llevó el segundo día que le vi, cuando estaba arreglando la moto, su moto. Mierda. Mi cabeza se pierde en los recuerdos de aquel día... como esta camiseta dejaba ver sus brazos y su torso llenos de esos tatuajes dibujados en su gloriosa y bronceada piel, como me tocó de la misma forma, aunque más salvaje que como lo a echo ahora, igualmente sentí lo mismo, sentí pasión, esa llama quemándome, su respiración pesada, las ansias que tengo por besarle desenfrenadamente.

- Esa camiseta te queda mejor de lo que pensaba - Su voz áspera me revive del trance dándome un gran calambre por todo mi pecho de nuevo.

 Me giro al instante de oír su voz, aún siento como ese calambre va dando repeticiones, me ha dado un gran susto.

- ¿Que haces ahí? - Intento decir.

Desearía que por una sola vez me mirase sin esa cara seria, pero e de admitir que es sumamente sexy cuando la pone.

- Observándote - Dice mientras se separa del marco de la puerta y viene hacia mi.

Es el hecho de como me mira lo que incita mis nervios, tiene sus ojos fijados en mi cuerpo, me hace sentir como una presa difícil ante Harry, y no entiendo por qué, pero me encanta lo que me está provocando con tan solo una mirada. Abro un poco los labios para poder capturar más oxigeno cuando llega hacia mi.

- ¿Y por qué me observas? - Susurro mirando hacia sus labios, también un poco abiertos.
- ¿Por qué no habría de hacerlo? - Murmura.

En mi cabeza vuelve a librarse una batalla entre lo prohibido y lo que quiero hacer. Se que no debo acercarme, no debo si quiera mirar hacia sus ojos cuales son los que me incitan a querer hacer la mayor locura del mundo. No debería estar en su casa, con su ropa, con él y lo peor... no deberíamos de estar a solas en su habitación con puertas cerradas y cortinas echadas. Y que demonios, esto me encanta.
Las gotas de lluvia siguen chocando contra el gran ventanal, normalmente la lluvia me relaja, ahora ni eso.

- Bueno, me asustaste - Digo bajando la mirada.
- Lo siento - Dice mientras me sujeta la barbilla y me vuelve a levantar la cara fijando nuestros ojos -. Pero mírame Samantha. ¿Por qué no me dejas observarte?
- Porque me pones nerviosa - Susurro sin querer bajo el hechizo de sus ojos.

Suelta una sonrisa elevando la comisura derecha más que la izquierda. No puedo resistirme más, esto ya me hace daño.

- ¿Te pongo nerviosa? - Da esos dos pasos que nos separan sin dejar de sujetarme la cara ¿quizás tiene miedo de que la quite y no le mire?

Trago saliva mientras pongo mis dos manos en su abdomen, cuanto me gustaría que la camiseta cual llevo la tuviese él, así podría palpar su torso sin el maldito obstáculo de esta tela.

- Respondeme Samantha - Dice serio.

No puedo, mi respiración se vuelve pesada, los nervios atacan mi cuerpo sin piedad y yo me rindo ante ellos. Se fuerte Sam, grita mi subconsciente a pleno pulmón mientras sujeta el muro que se derrumba ante él.

- Si - Digo.
- ¿Cuanto? - Baja sus manos hacia mi estómago y yo lo aprieto hacia dentro por la electricidad que desprende su tacto.
- Algo - Susurro.
- ¿Y ahora? - Susurra mientras siento como desabrocha un botón, quedan dos.
- Algo más.

Deja de jugar con el segundo botón y quita su mano sin desabrocharlo. Dejo caer un suspiro mientras noto como coge mis muñecas y las sube hacia su cuello, cuando las suelta yo sigo hacia delante y engancho mis dedos por detrás de su cuello, puedo sentir sus rizos rozando mis manos, lo que me incita a enredar los dedos por ellos. Él puede sentir mi corazón bombardeando frenéticamente y solo se pone así por Harry. Puedo percibir perfectamente la respiración agitada de él en mis labios, si no fuese por su cara sería diría que está igual de nervioso que yo.

- ¿Estas nerviosa Samantha? - Posa sus manos en mi baja espalda y clava las yemas de sus dedos, un dolor extremamente placentero.
- Demasiado - No quiero fingir más, ni voy a actuar como debería, voy a hacer lo que quiero.

Veo borrosamente como sus labios susurran algo, pero no se que es lo que me quiere decir, está demasiado cerca de mi. Ahora que le tengo a centímetros, ahora que me abraza, ahora que siento su respiración en mis labios, ahora es justamente cuando confundo obsesión con un sentimiento más fuerte, peligroso y prohibido.

- No sabes las ganas que tenía de verte con esto - Susurra más alto para que yo lo pueda oír - Y no sabes las ganas que tengo de quitártelo.

Gimo como respuesta y él captura mis labios con los suyos a la vez que me sube encima de él. Dios, le estoy volviendo a besar, vuelvo a sentir como sus labios carnosos cuales saben a gloria moldean los míos a su antojo. Su lengua entra en mi boca y se enlaza con la mía inexperta. Mi pecho y barriga no dejan de recibir pinchazos, placer y mi adrenalina aumenta. Me siento como si estuviese bebiendo agua después de una larga sequía. Harry camina hacia su cama a ciegas sin dejar de besarme, choca contra uno de los cuatro poster de madera que enmarca su cama, lo que hace echar su pecho hacia delante y rozar el mío.

- Mmm - Gime en mi boca.

Y que gemido, dios mío, sin duda me acaba de encender más, mucho más de lo que ya estaba.
Se sienta en su cama conmigo encima y no deja de besarme, apenas se separa para respirar, coge aire de mi boca. No dejo de pensar en cuanto quiero oír otro gemido, en el calor de entre mis piernas y en cuanto desea quitarme esta camisa. Bajo mi pelvis para sentarme en su regazo, al instante siento como vuelve a gemir en mis labios mientras yo suspiro en los suyos y vuelvo a coger aire, no creía que pudiera encender tanto a Harry y lo sé por el bulto que retiene sus ajustados pantalones negros. Nuestros besos siguen intensificándose a medida que él empuja mi baja espalda suavemente hacia delante y hacia atrás contra su bulto. Harry coge el dobladillo de su camiseta y la saca por encima de su cabeza, mis súplicas se han hecho realidad, puedo tocarle sin ningún impedimento, es más, el quiere que lo haga. Esto está tan mal, pero sienta tan bien. Le empujo contra el colchón y me quedo sentada encima de él, volviendo a coger aire, necesito aire.


- Samantha - Gime mi nombre mientras mueve lentamente su pelvis y cierra los ojos.

Se lo que quiere por como ha suplicado mi nombre y no dudo en hacerlo. Empiezo a mecerme hacia delante y hacia atrás sobre él, el nudo de mi barriga tira hacia abajo sin cesar, es un placer tan inmenso, tan fuerte y adictivo. Él sube sus manos y se desata el cinturón muerto del deseo, hace que me levante un poco para bajarse la cremallera, observo sin vergüenza como su cuerpo se estremece mientras lo hace, y vuelve a bajarme ansioso por tener más contacto y así es, ahora tan solo nos separan las finas telas de nuestra ropa interior, este calor que nos envuelve es mucho mayor ahora, ahora le siento más duro debajo de mi. Harry se incorpora y empieza a besar mi cuello desde la base hacia la mitad a la vez que juntamos nuestras caderas y las separamos sin cesar. Mis gemidos resuenan por toda la habitación.

- Chilla - Dice con la voz más sensual que he escuchado en mi vida.

Y gimo su nombre mientras él mueve más sus caderas contra las mías. Es el mayor placer que he sentido nunca... Pero... esto no esta bien, no... no, no, no, esto no está bien. Esto no está bien.

- No - Separo sus labios de los míos dolorosamente.

Nuevo vídeo (Trailer) de Forbidden hecho por @_horansoul:



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sábado, 2 de noviembre de 2013

Forbidden - Capítulo 14

Después de una gran charla con los invitados decido ir a la habitación, estoy muy cansada y no quiero seguir en el mismo lugar en el que están los padres de Harry, puede sonar estúpido por mi parte, pero de verdad que no puedo, la cara de Anne me recuerda demasiado a él, y si intento mantenerlo lejos de mi pensamiento, no puedo estar ahí con ellos.
Creo que esta noche me voy a quedar en casa, no tengo muchas ganas de volver al estudio, seguramente me pondría a dar vueltas por doquier como una desquiciada, no puedo estar sola tanto tiempo, eso me conlleva a pensar de nuevo en Harry. Agito mi cabeza mientras cierro la puerta del cuarto, intento mantenerlo lejos de mi mente pero no puedo. Es frustrante. 
Me desvisto rápidamente para acostarme con la duda de si podré conciliar bien el sueño, espero que esta noche no sea como la de ayer, o mañana no seré persona. Me pongo finalmente una camisa blanca y ancha, creo que es de mi padre y no tengo ni la más remota idea de cómo llegó a mi armario, tampoco me importa, y me la pongo, estar así es realmente cómodo. Salgo una última vez de mi habitación para ir al cuarto de baño y cepillarme los dientes. De pasada oigo a mis padres despidiéndose en la entrada con la pareja Twist, creo que son los últimos en marcharse, aunque no lo se del todo ya que estar en el piso de arriba me impide oír a la perfección. 

- Muchas gracias Amy, me ha encantado volver a veros - Dice Anne y termina con algo mas, pero no puedo oírlo del todo.
- Gracias a vosotros por venir y nos vemos pronto - Se despide mi madre. 

Hablan durante un par de segundos, ahora desearía ser invisible para bajar sin ser vista y oír parte de la conversación. Finalmente oigo como cierran la puerta y se alejan de ella, de vuelta al patio. Me pillo a mi misma imaginándome que Harry podría estar ahí, en la salida de casa esperándoles, pero claramente no es así y yo no debería estar pensando en él de nuevo. 
Termino de lavarme los dientes y regreso a mi habitación, cierro la puerta con pestillo, me tiro en la cama y me quedo fijamente mirando al techo blanco y liso. Me estaría mintiendo a mi misma si digo que no me gusta pensar en Harry, hay algo en él que me ha atrapado muy fuerte y no me suelta o quizás yo no quiero soltarme. Pero ha pasado todo tan rápido... en tan poco tiempo y es un sentimiento tan fuerte, raro y nuevo para mi que claramente me asusta. ¿Cómo pude llegar a estar metida en su cama y semi desnuda? Me tapo la cara con las manos ocultando mis mejillas sonrojadas mientras niego con la cabeza, segura de que no debí haber hecho eso, como tampoco debí quedarme en su casa aquel día, ya que como dice él ''eso se suma a la lista de cosas que no deberían de haber pasado'' y ahora sé cuanta razón tenía ¿por qué no pude hacerle caso desde un primer momento? Ahora me arrep... trago saliva inconscientemente cuando pienso en si me siento arrepentida, ¿realmente me siento arrepentida de todo? Bueno, de meterme en su cama semi desnuda si, pero lo extraño es que no me arrepiento de haber pasado mi tiempo con él, no me siento arrepentida de la sensación que me provocó la primera vez que miré a sus maravillosos ojos, tan verdes, tan grandes, tan hermosos..., tampoco me siento arrepentida de haber llorado delante de él, recuerdo como me paró antes de llegar a la puerta de su casa cuando yo me disponía a salir, fue un idiota por decirme aquella frase, está claro que no debería de haber pasado nada eso... Pero sin embargo él me cogió antes de yo poder salir, buscó refugio en mi en aquel momento y  yo me derretí cuando me besó por segunda vez. ¿Y si me quiere lejos por qué hace estas cosas?
Cuando pienso en su beso, siento que mi corazón va a explotar, siento que quiere salir de mi pecho y noto como mi pulso se descontrola. Samantha, para, dice mi inconsciente... pero no, no quiero parar, quiero seguir recordando como sus labios moldeaban los míos mientras me paso la yema de mi dedo índice por ellos, fue una sensación tan abrumadora y a la vez tan salvaje, no se como dos conceptos distintos pueden combinar tan bien, pero él hace que todo encaje. Suspiro mientras abro los ojos lentamente. Todo sería más fácil si obtuviera algo de él ¿por qué no puede ser un tío normal? Doy una carcajada sarcástica interna, si Harry fuese un tío normal seguro que no me llamaría tanto la atención, es decir, estoy obsesionada de él por sus secretos y por su físico, no por otra cosa o con otra cosa que tenga que ver con Harry, estoy segura porque sé que en cuanto pasen unos pocos días, y esas ganas de querer conocer sus secretos se hayan ido, ya no quedará ningún rastro de sentimiento hacia él, por eso sé que solo es obsesión.  
Ya muy cansada de darle vueltas a la cabeza el sueño me vence y caigo rendida a las altas horas de la madrugada. Y sueño con músculos tensos, con el viento enredando mi larga melena al aire y con el ruido ensordecedor de una moto que lentamente se va haciendo más y más fuerte, y más, y más y mi corazón se acelera y más, y empiezo a arrugar mis manos temblorosas en puños, mi boca se seca, y quiero despertar, y mi respiración se desboca por completo, y todo mi ser tiembla, el rugido de la moto descontrola mis emociones llevándolas al borde del abismo, y necesito agarrarme a Harry, pero él no está y siento miedo, y siento mucho miedo.

- ¡Ayúdame! - Me incorporo de un brinco en mi cama.

Mi boca seca aclama oxígeno por mi respiración descontrolada, tengo gotas de sudor recorriendo mis sienes, el corazón bombardeando todo lo fuerte que puede y las uñas haciéndome heridas en la palma de las manos. Temblorosamente palpo el interruptor de la lampara con mi mano derecha y mi habitación sale de las sombras para sumirse en una tenue luz.
Durante unos minutos me quedo quieta, intentando recuperar mi respiración y mi pulso por culpa de este sueño que más bien ha sido una pesadilla. El silencio es aterrador, aquella moto de mis sueños me había destrozado los tímpanos y ahora no se escucha nada. Respiro profundamente, intento controlar mis pensamientos pero no puedo, tengo demasiadas ganas de ver a Harry, ahora en este preciso instante. Necesito verle, es algo que no puedo controlar, ni si quiera sé por qué siento esto, no debería, no le conozco, él no quiere, pero es lo que siento ahora, sin razón de ser y es tan fuerte y necesario, si no lo hago me ahogaré de angustia. Alzo mis manos a la cara y me las paso hacia mi cabello con fuerza.

- Para, por favor, para - Me suplico a mi misma casi en un sollozo-. No puedes.

No quiero dormir más, no tengo sueño y no quiero estar aquí encerrada, necesito espacios abiertos, necesito aire, necesito salir. Me levanto de mi cama y voy a buscar el móvil que está en la mesa de delante de la cama, lo desbloqueo, miro la hora « 4:47 am » y vuelvo a resoplar, es muy temprano como para levantar a mi padre y que me lleve de vuelta a mi estudio, es muy temprano como para llamar a Megan y que me haga compañía, es muy temprano para todo, menos para mi. Aún así me da igual, no puedo estar encerrada por más tiempo, me voy a ir.
Me dirijo hacia mi armario y cojo los primeros jeans y la primera camiseta que veo, no reparo mucho en si combina o no, ahora mismo mi cabeza no puede pensar en otra cosa que no sea en luchar contra el pensamiento de querer ver a Harry, de necesitar ver a Harry. Me pongo los botines cuando llego al piso de abajo, ya peinada y aseada. Doy un último repaso a mi bolso: juego de llaves, móvil y cartera. Pienso en la posibilidad de subir al cuarto de mis padres cuando abro la puerta principal y el suave viento de verano choca contra mi cuerpo, pero no voy a hacerlo ya que si lo hago me atacarán a preguntas de por qué me voy a las cinco de la mañana y no me espero a que ellos me lleven. No quiero ser bombardeada a preguntas, por lo cual salgo y cierro la puerta con el mayor sigilo que puedo.
Mis pies se me llevan hacia algún lugar, como un imán atraído a otro, mientras yo pienso en miles de cosas, todas y cada una de ellas relacionadas con Harry.
Después de una larga caminata termino en el mismo sitio, termino en el lago Doonen. Se ver hermoso con esa luz del amanecer y cuanto más me acerco, más pienso que parece una obra de arte en vez de un paisaje. La luz anaranjada se funde con las aguas frías del lago, parece que hay un gran foco de luz en el medio por el reflejo del sol, voy a disfrutar de este momento, por como las nubes poco a poco cubren el cielo, sé que no va a durar mucho este paisaje. Me acerco unos cuantos metros más hacia la orilla y me siento en el suelo pedregoso. Quizás la próxima vez que venga podría traerme mi cuaderno para dibujar este lugar y tener un recuerdo eterno de como me sentí cuando estaba aquí.
Rebusco en el bolso mi móvil y los cascos, me los pongo y busco en mi reproductor alguna canción lenta, algo que me relaje, le doy al play y los armoniosos acordes de una guitarra empiezan a sonar, si este paisaje con esta música no me relajan no se que podría hacer entonces.
Los minutos pasan como si fuesen segundos cuando estás relajada, en todo este tiempo no he pensado mucho y quizás es la principal razón por la cual me gusta venir aquí, aquí me siento libre. Aunque no me puedo quedar mucho más tiempo, ya mismo va a empezar a llover y no quiero coger una pulmonía. Recojo mis cosas, meto el móvil y los cascos en el bolso y me levanto sacudiendo con las palmas de mis manos la parte de atrás de mis vaqueros, miro una última vez al lago y dejo caer un suspiro cuando me doy la vuelta y emprendo mi camino hacia mi estudio. O cuando pretendía ir hacia mi estudio, mejor dicho, porque mi cuerpo se acaba de congelar como si hubiese visto a un fantasma, mis ojos se abren y los siento húmedos, mi corazón se paró cuando mandó una descarga eléctrica por todo mi ser, mi respiración vuelve a ser irregular, muy irregular y mi boca se seca. Él, e-el, está justo delante de mi. 

- Harry - Digo inconscientemente en un suspiro.

Dios mío, es mucho más hermoso de lo que recordaba. Su pelo oscuro y revuelto está echado hacia atrás de la manera más sexy que pude imaginar, sus ojos serios y verdes son claramente visibles desde esta distancia, sus carnosos labios rosados están perfectamente dibujados en su rostro, lleva una camisa negra de tirantes dejando ver todos sus tatuajes a su al rededor: un corazón, tres clavos, un barco, una ''G'', una ''A'', las alas de las golondrinas asomándose por su camisa... y tiene más, aunque no soy capaz de verlos, sigo bajando por su deseable cuerpo, lleva unos pantalones negros ajustados y rotos por las rodillas y al final unos zapatos negros. Debe ser un ángel, un mismo dios ya que nadie humano puede verse tan hermoso como se ve él.
No deja de mirarme y ¿por qué no me dice nada?

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí? - Bien, Sam, una pregunta para empezar, como a él le gusta, me dice mi subconsciente sarcásticamente. Algo dentro de mi me está quemando, tanto tiempo sin verle no es bueno para mi.

Lleva una mochila de cuero marrón colgada de su hombro izquierdo, me parece que él está aquí por algo y no por casualidad.

- ¿A que te refieres? - Su voz áspera se agarra en mi.

Quiero acercarme a él pero me da miedo, porque si lo hago, quizás el se aleje de nuevo. Aunque es lo que más me conviene, sería mejor que me marchase y no diese pié a mis esperanzas, esperanzas falsas, esperanzas enfermizas, por solo una obsesión.
Niego con la cabeza mientras me alejo sin darle ninguna explicación, él no las da, entonces yo tampoco tendría por que darlas. Me alejo y con todo el dolor de mi corazón, porque realmente deseaba verle y una vez que le tengo huyo. ¿Por qué todo es tan complicado? Esta madrugada me moría por verle y aún me muero por volver la vista atrás y quedarme toda una vida mirando su cara sería, pero las emociones que Harry me causa me superan, sé que no debería y por eso me alejo.

- Desde que te he visto - Harry alza la voz para intentar captar mi atención y desde luego que lo ha conseguido.

¿Desde que me ha visto? Me giro hacia él intentando encerrar a mi sonrisa que lucha por ser libre.

- ¿Y por qué no me has dicho nada?

Noto como las gotas empiezan a caer sobre mi piel, maldigo en silencio cuando miro hacia el cielo ¿justo ahora tiene que ponerse a llover?

- Vamos - Miro hacia abajo y para mi sorpresa Harry está casi a mi lado.

Siento un intenso calambre seguido de un hormigueo cuando él me coge de la muñeca y me tira hacia la salida del lago, oh dios, me esta llevando con él y no es un sueño. Mi corazón se desboca. El agua cae más fuerte que hace un par de minutos, menos mal que nuestros apartamentos están cerca y podemos refugiarnos en ellos. Pero antes de llegar a mi estudio, Harry, se para en su apartamento. Mierda, no, me niego a estar a solas con él, no.

- No - Me paro en seco y obligo a Harry a hacer lo mismo.
- ¿Qué haces, Samantha? - Se gira y me mira a través de su pelo empapado.
- Me voy a mi estudio - Respondo.
- ¿Cómo? No digas tonterías - Se gira y me arrastra hacia la puerta ignorando lo que le digo y el esfuerzo que pongo en soltarme de su agarre, aunque he de admitir que no pongo mucho ímpetu en liberarme de él.

Finalmente abre la puerta y nos metemos dentro, se que a partir del primer momento que ponga un pie en esta casa voy a ser su marioneta y eso es lo último que quiero. O si quiero.
Tira las llaves a un recipiente colocado en la mesa de la entrada y aún sosteniéndome por mi muñeca nos lleva hacia las habitaciones. Entramos en su habitación y ahí es cuando ya dejo de sentir ese hormigueo en mi piel cuando me suelta, pero eso si, la electricidad que causan nuestros cuerpos al estar juntos no se ha ido.
Harry abre el armario y coge una camisa a cuadros limpia.

- ¿Camisa o camiseta? - Pregunta él.
- ¿Qué? - Me giro para mirarle después de estar por unos segundos observando sus impresionantes vistas al lago.

Harry me tira una camiseta marrón y yo la cojo al vuelo ¿qué pretende con eso?

- No te vas a quedar con esa ropa empapada - Harry responde a mis pensamientos.

Mi corazón se hincha, se está preocupando por mi, o al menos es lo que me parece, así que me voy a aferrar a esto. Él se vuelve hacia su cama y se quita su camiseta, me muero por recorrer mis dedos por su pelo y por su piel mojada. No puedo dejar de mirar como los músculos se marcan en su espalda mientras se pone la camiseta, es tan sexy.
Me doy la vuelta para salir de su cuarto pero él vuelve a capturar mi muñeca y me detiene.

- ¿Dónde vas? - Esa arruga entre sus cejas vuelve.

No puedo decir que su expresión sea de enfado, mas bien, está confuso.

- A cambiarme de ropa - Digo.
- Puedes cambiarte aquí, Samantha, a mi no me importa.

Dejo escapar una suave carcajada irónica.

- No me voy a cambiar delante de ti - Aclaro la situación.
- Ya lo hiciste una vez, ¿recuerdas? - La sombra de una pequeña sonrisa pícara se dibuja en su rostro.


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