One Direction Novelas



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domingo, 20 de abril de 2014

Forbidden - Capítulo 36

Me despedí de Abie con una prisa sospechosa aunque creo que ella ni si quiera lo notó, quizás solo es mi paranoica cabeza carcomida a base de tantos avisos por parte de él acerca de no ser vistos juntos, es irónico que ahora estemos en este nuevo punto en el que Harry empieza a querer verme, irónico y un tanto extraño. Tengo que hablar de esto con él más tarde, aunque no si se tendré respuestas, como siempre él es un misterio andante. Cierro la puerta del copiloto, giro mi cabeza hacia atrás y me doy cuenta de que no vamos solos en el coche, Draco me saludaba tumbado con su jadeante lengua desde el asiento de atrás. Es más mono, aunque eso si, es enorme. Harry enciende el motor del coche para hacer una maniobra hacia atrás muy peligrosa y salir a todo gas de donde nos hallábamos dejando una nube polvorienta a su paso. Esta loco, podría haber atropellado a alguien.

-¿Aprecias tu vida? -Hablo incrédula mientras me agarro al asiento.

Ladea su cabeza hacia mi con el entrecejo fruncido y una comisura del labio más levantada que la otra expresando una sombra sonrisa pícara casi escondida. Qué sexy por favor.

-¿A qué te refieres con que si aprecio mi vida? -Devuelve su vista hacia la carretera y borra esa disimulada sonrisa al completo. Está concentrado en la autovía y eso me tranquiliza, por lo menos no va a lo suicida de nuevo. O eso creo.
-Es que siempre que he montado en coche o en moto contigo has intentado matarnos.

Harry deja escapar una risa mientras me dedica una negativa con la cabeza.

-Me gusta la velocidad, me gusta ir rápido -subraya esas cuatro últimas palabras. ¿Que le gusta ir rápido? Qué sorpresa.
-¿No te da miedo?
-¿Por qué iba a tenerle miedo a algo que me hace sentir tan bien?
-Porque te puede matar. Es como la heroína para los drogadictos, les hace sentir bien pero al final les mata o sino les acaba jodiendo la vida.
-Samantha -Harry desvía su coche y lo aparca a un lado de la carretera -. No me confundas con un yonki. A demás, ¿desde cuando te importa que corra o no corra?

Abro la boca para soltar algo pero no sale nada, mi mente se queda en blanco por segundos, antes de caer en conclusión de que me estoy preocupando por él y se lo estoy haciendo ver, oh mierda. Vale que acepte que Harry me importa, -aunque aún no sé porqué, sin embargo es así-, pero otra cosa muy distinta es expresar en su cara mis sentimientos hacia él. No estoy dispuesta a hacer eso, no quiero cagarla diciéndole cosas que a lo mejor voy a dejar de sentir, pues aunque me duela extrañamente, sé que en lo más profundo de mi ser existe la creencia de que el sentimiento de aprecio, preocupación y sobre todo el sentimiento del amor se termina consumiendo tarde o temprano, pero claro, yo no siento amor por Harry, aún sigo intentando averiguar que es esto tan fuerte que siento hacia él, pero amor no creo. No creo.

-No me importa -hundo mi espalda en el asiento y fijo mi vista en el frente, entre la oscuridad que se escondía entre los troncos de los árboles más lejanos a cuales no le llegaba la luz de los faros del coche. Me da miedo pero a la vez me encanta-. Tan solo es que no quiero que me mates cuando vaya contigo en coche.

Maldita sea él y su entrecejo fruncido. Odio que me mire así porque me pone nerviosa no saber lo que está pensando cuando su inseparable amigo se dibuja en su rostro. O está enfadado, o no comprende algo o no se cree algo, esas son las razones que puede tener para hacerlo. Suspira y arranca el coche. No estoy muy segura de que se lo haya tragado, sinceramente.

-Por cierto, ¿dónde vamos?

He sido algo estúpida al no preguntarlo antes.

-A mi casa.

¿A su qué? ¿Y eso cuando lo ha decidido y por qué?

-No voy a ir a tu casa. ¿A caso esta ha sido tú intención desde que me has visto esta tarde?
-Sí -admite en un tono que para nada se asimila al de una disculpa-. ¿Qué hay de malo en que quiera llevarte a mi casa? -Ahora soy yo la del entrecejo fruncido, ¿a eso se refería con lo de que ''soy suya''? Sí, soy suya.- Estoy seguro de que te llego a decir esto hace tres días y no pones esa cara.
-¿Qué cara? -No sé por qué estoy aumentando el tono de voz.
-¿Piensas que no sé que te importo? ¿Que no me he dado cuenta de lo rara que has estado desde que te dije todo eso ayer? -Dice casi a gritos.

No tengo ni idea de cómo voy a mirarle a los ojos ahora, ha acertado en todo. Esta madrugada no he dejado de pensar en las palabras que me dedicó, sé que le importo y él sabe que me importa a mi, pero yo nunca he creído en esos sentimientos, ni si quiera con Luke, si soy sincera tan solo me atraía pero nada más, jamás me sentí locamente enamorada, ni enamorada si quiera, aun sigo preguntándome el por qué salí con él, la única respuesta que veo lógica y un tanto egoísta es por el hecho de sentirme realmente querida, porque sé que él lo hacía. Admito que tengo mucho miedo al amor, que cierro las puertas y me encierro en mi propio castillo de hierro cuando empiezo a sentir los inicios de tal sentimiento, pero creo que es lo mejor pues al final acabas con el corazón roto y un par de camisetas del chico en tu armario. Eso sería todo lo que quedaría de una historia de amor, de unos cuantos ''te quiero'' y de besos incontrolados. No quiero sufrir de la manera en la veo como sufre Megan por su condición sexual, en como sufre Parker cuando ve a mi amiga con otras personas, en como sufre la gente en definitiva. Desde hace mucho juré que no sentiría amor hacia nadie si realmente no me sentía preparada para aquello, y creo que aún no lo estoy. Pero Harry me hace sentir bien de la manera más rara y única que jamás haya experimentado, es por eso por lo que tengo miedo, por lo que me quiero separar de él antes de que los frenos de la situación se descontrolen, sin embargo hay algo que no me deja hacer tal cosa. ¿Y si son sus misterios?

-Para el coche.

Harry me observa y rápidamente devuelve su vista a la carretera.

-No. Vamos a mi casa.
-¿Quieres parar el coche, por favor? -Estoy controlándome para no empezar a gritarle de nuevo.
-¿Para qué quieres que para el coche? -Sí, está irritado, pero no más que yo.
-No pienso ir a tu casa, así que para el coche.
-¿Pero qué coño te pasa? ¿En serio crees que voy a dejar que deambules por ahí siendo tan de noche? -dice con una risa sarcástica.
-Mi estudio no está tan lejos, para. El. Puto. Coche. -Me vuelvo hacia él de la manera más amenazante posible.
-Samantha -me observa con enfado. Quiero gritarle pero él se adelanta -.Deja de ser tan niña chica, de ninguna manera voy a dejar que te marches sola. Vienes conmigo y punto.
-¡No, Harry, no quiero terminar siendo esa tía a la que solías ver a últimos de verano para pasar el tiempo, me niego a ser una más!

Y de repente para el coche haciéndolo derrapar un poco y rechinar las ruedas contra la carretera. ¿¡Pero está loco!?  Casi me doy con la guantera de no ser por el cinturón de seguridad, aunque Draco no ha tenido la misma suerte pues ha terminado volcado en el suelo de la parte de atrás.

-Una vez te dije que me podías llamar de todo... -dice inquietantemente tranquilo -. De todo, menos mentiroso.

Iba a responderle pero los sollozos de Draco desde la parte de atrás nos distrajo de nuestra insoportable pelea. Harry se bajó del coche y corriendo abrió la puerta de atrás para sacar en brazos, con una fuerza descomunal, a su animal. Yo hice lo mismo que él y me arrodillé a su lado.

-Eh, amigo, ¿estás bien? -La preocupación de Harry se podía vislumbrar a través de su voz.

Inspeccionó a Draco detenidamente para encontrar la causa de sus aullidos hasta que dio con el problema. Seguramente al haber caído se dobló una pata de delante y eso era lo que le molestaba.

-Hay que llevarlo a algún sitio, parece que está muy mal -hablo mientras Harry mueve con cuidado la pata que parece que le duele.
-¿A las once de la noche? Claro, van a abrir el veterinario solo para nosotros, ¿verdad? -dice con sarcasmo y sin mirarme.

Dios, no sabía que fuese tan odioso a veces.

-Déjate de groserías y llevémoslo a mi casa, ahí tengo vendas y le podemos poner algo frío en esa patita -acaricio el lomo.
-No.
-¡Harry, no lo digo por querer ir a mi casa, se trata de la que está más cerca! Vamos, no perdamos más tiempo.

Me levanto y camino hacia el coche sin mirar hacia atrás, no necesito asegurarme de que él me sigue con Draco en sus brazos, pues sé que lo hace. Abro la puerta de atrás y me siento esperando a que me traiga al animal.

-¿Qué haces ahí? -dice a la vez que deja a Draco subir al coche con dificultad hasta mi regazo. Dios, es enorme, su cabeza ocupa casi todo el lugar en el que estoy dejando que se apoye y pesa mucho, no sé como Harry ha podido con esto.
-Para prevenir que no se te vaya la pinza de nuevo.
-¿Y la culpa es mía, no? -cierra la puerta antes de que le pueda devolver la ofensa.

Sello mi boca ya que no estoy dispuesta a pelear más con Harry, es agotador. Mi mano acaricia la cabeza de mi nuevo amigo herido mientras que pienso en que si no hubiera sido por él quizás ahora mismo estaríamos de camino a la casa de Harry, sé que él no me hubiera dado el placer de llevarme a al estudio porque en el fondo sabe que no quería irme de su lado.
Admiro con envidia el interior su Mercedes, es un clásico y debe del del 60 o cosa así, lo sé ya que mi padre me enseñaba fotos de mis abuelos cuando era más pequeña y en la mayoría de aquellas mi abuelo salía rodeado de coches de alta gama. Recuerdo como me decía que él y su padre eran unos amantes de los coches, aunque mi padre lo ha dejado un poco de lado por causa de la muerte de mi abuelo, ya no me cuenta historias como antes, el recuerdo de mi abuelo aún sigue latente en su memoria y le cuesta asimilar que ya no está.
Cuando vuelvo al mundo real me doy cuenta de que ya estamos aparcando en la puerta de mi estudio. Por fin. Doy unos cuantos golpecitos suaves en el dorso para despejar a Draco antes de que Harry abra la puerta y lo vuelva a coger en brazos. No tardo mucho en salir del coche e ir hasta la puerta para abrirla, sé que el animal pesa mucho y Harry quizás no pueda mucho tiempo con él, aunque a sabiendas de su fuerza descomunal seguro que puede.

-Túmbalo sobre mi cama -hablo mientras cierro la puerta.

Mi estudio no tiene paredes intermedias,  así que se puede ver perfectamente desde una punta a la otra, lo único oculto son los servicios y la sala en la cual tengo todos mis cuadros. Fue una medida de seguridad que propuso mi padre y yo acepté sin dudar.
Cojo algo de hielo y algunas vendas rápidamente para dárselas a Harry y que él se ocupe de Draco.

-Gracias -dice cuando se las entrego.

Me siento a su lado para observar como cura cuidadosamente a su mascota mientras le habla como si fuera una persona, eso es muy gracioso a la vez que adorable.

-Harry -digo bajito y cerca de su oído -. Voy al baño, ahora vuelvo.

Él asiente. Cruzo la habitación y abro la puerta que está justo en frente para entrar en el lavabo. Me miro al espejo y abro el grifo del agua fría para humedecer mi cara con ella. Tengo un extraño calor recorriendo mi cuerpo y la verdad que tener a Harry en mi casa me pone muy nerviosa, respiro hondo un par de veces y me autoconvenzo de ser fuerte y poder con eso. Cosa que queda totalmente olvidada cuando abro la puerta y veo al glorioso adonis de espalda. ¿Cómo es posible que una persona sea hermoso incluso de espaldas? El corazón me suplica que me relaje pero no puedo, sé que siento algo muy fuerte por él pero no estoy preparada para demostrarlo. La música de mi reproductor me sorprende, ¿qué está haciendo? Camino despacio hacia él y me apoyo en la pared que está mi equipo de música. No digo nada, me limito a observar como pasa sus dedos por los botones hasta que deja de buscar más canciones ya que una le ha llamado la atención y la ha dejado. Cierro los ojos lentamente mientras los acordes de una guitarra empiezan a resonar por todo mi estudio, Wonderwall de Oasis suena tan bien.

-¿Cómo esta Draco? -le dedico una tímida sonrisa.
-Mejor, ya vuelve a ser el mismo vago de siempre -dice mientras señala a al perro tumbado enfrente del ventanal abierto. Es inevitable que me ria.

Avanza hasta que se planta justo delante de mi. Un movimiento en falso y le tengo pegado a mis labios y Dios, cuanto deseo eso, aunque lo único que ocasionaría ese beso sería que mi cabeza explotase definitivamente.

-¿Qué quieres hacer, Samantha?

Levanto mis ojos hacia sus lagos verdes e intento no caer bajo su efecto. ¿Hacer con qué?

-¿Qué quieres demostrar? -susurra casi como si me hubiera leído la mente.

¿Que qué quiero demostrar? Quiero demostrarme a mi misma que no estoy cayendo bajo las redes de alguien como tú. Alguien que me pueda hacer daño. Aunque quiero estar cerca de ti.

-Siento que no debí haberte dicho nada, que no debí si quiera pedirte nada.

Una puñalada de decepción me atraviesa el alma.

-No, yo solo... -Harry me interrumpe.
-¿De verdad crees que eres una más para mi? ¿Me crees un rompe corazones?

Mi boca se abre, mi boca seca se abre pero no dice nada. Bajo mi cabeza y al instante él me rodea el cuello con sus dedos para levantar mi cabeza de nuevo y obligarme a mirarle. Ya no puedo aguantar un segundo ataque de esos ojos y me pierdo en ellos como una condenada. Su aliento pesado sale por unos deseables labios húmedos y separados que están apunto de atacar a los mio cual presa y aquí estoy para dejarme ser capturada por él.

-No sé nada sobre ti... -mi voz se quiebra -. Así que no sé si fiarme o no, pero hay algo que me dice que puedo.
-¿Qué quieres saber?
-¿Qué puedo saber? -Mejor dicho-. ¿Qué te puedo preguntar que tenga respuesta?

Se muerde el labio inferior mientra sus ojos recorren la manera en que los míos se mueven. Baja sus manos de mi cuello y captura una de mis manos para así llevarme a la cama y sentarnos el uno enfrente del otro. ¿Y bien?

-¿Por dónde quieres que empiece? -él pregunta y yo me encojo de hombros, ¿de verdad va a hacer lo que yo creo que va a hacer? -. Me mudé aquí cuando mis padres se divorciaron hará como cosa de doce, trece años, se separaron cuando yo era muy pequeño como sentir pena por aquello -dice antes de que yo pregunte algo, pero no lo puede evitar.
-¿Entonces Robin no es tu padre? -Tiene sentido, por eso el se apellida Styles y su madre Twist. La mujer habrá cogido el apellido de su nuevo marido.

Él niega con la cabeza en silencio y me hace dar cuenta que la música sigue sonando de fondo, está en repetición continua.

''There are many things that I would like to say to you but I don't know how 
(hay muchas cosas que me gustaría decirte pero no se cómo)

Because maybe you're gonna be the one that saves me 
(Porque quizás tú seas la única que me salve)

and after all you're my wonderwall ''
(y después de todo, tú eres mi maravilla)

Y ahí es cuando me doy cuenta de que puso esta canción a propósito. Harry suspira y se arrastra por la cama hacia mi hasta que me empuja lentamente para caer y él tumbarse a mi lado. Levanta el brazo y yo me pego contra su torso firme y cálido. Suspiro y dejo de resistirme contra sus encantos, ¿para qué? Él es el único que me está demostrando que estaba equivocada.

-No, pero es casi como un padre, nos ha cuidado a mi madre y a mi desde el primer momento y por eso le admiro. Ha tratado muy bien a mi madre desde entonces y jamás nos hizo nada malo a ella o a mi.
-¿Y tu padre biológico? Si puedo preguntar, claro.
-Des, es un buen tipo, siempre está mandándome cosas de todos los lugares que visita.
-¿Le gusta viajar?

Harry sonríe y me aparta el pelo de la cara con una leve caricia al terminar sobre mi labio inferior.

-Es militar.
-¿Militar? ¿Y no le da miedo?

Se encoje de hombros.

-Supongo que le gusta.
-Claro, ¿por qué le iba a dar miedo algo que le sienta tan bien? -le imito.

Harry sonríe y se incorpora para situarse encima de mi a la vez que me sujeta las muñecas a cada lado para inmovilizarme. Aproxima sus labios a los míos y susurra:

-Entonces -dice él -. ¿Por qué te niegas a besarme cuando sabes que te sienta tan bien?

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domingo, 13 de abril de 2014

Forbidden - Capítulo 35

-No quiero andar más -Megan dice como si el hablar fuese un trabajo demasiado pesado, ¿acaso sigue teniendo sueño? Son más de la una del mediodía pero apuesto que así es, tampoco ha dormido mucho esta noche y por esa razón es más comprensible.
-Pero si estamos al lado, tonta. -Alzo un brazo por detrás de su cuello y acerco su sien a mis labios para dejar un suave beso. Es mas mona cuando tiene sueño.

Anduvimos un par de minutos hasta llegar al lugar donde nos esperaban nuestras amigas para pasar el día. No nos fue muy difícil averiguar el lugar pues la música ensordecedora que provenía del coche de Olivia se oía a millas de distancia, menos mal que tiene buen gusto musical ya que me resulta insoportable estar escuchando música, a tan alto volumen, que no sea de buena calidad. Quizás después le pida que me aconseje canciones nuevas, estoy algo cansada de escuchar siempre las mismas.
Megan se deshizo de mi abrazo en cuanto fuimos a saludarlas, fue corriendo hacia Ellen, aquella que estaba mirándola atentamente desde el primer momento que nos vio bajar por el sendero, es algo confuso que haya venido pues escuché hace tiempo que tuvo problemas con Bianca. ¿Qué se traerán estas dos entre manos?

-¡Samantha! -Una voz chillona inundó mis oídos. Abie.

Giro un poco mi cabeza y efectivamente es ella, su voz no ha cambiado y eso me alegra pues es como si no hubiera pasado el tiempo. Sonrío con alegría y me acerco para darle un beso en la mejilla a modo de saludo.

-¡Qué guapa estas, madre mía, hacia tanto tiempo que no te veía!

Es verdad, hace mucho que no nos veíamos, creo que desde que nos dieron las vacaciones de verano hace un par de años. Ella se cambió de instituto y no volvimos a coincidir, como suele pasar en estos casos que solo conocerías a esa persona porque estáis juntos en el instituto, pues fuera de él nunca os habéis cruzado. Me dio mucha pena cuando se cambió, nos llevábamos muy bien.

-Puedo decir lo mismo de ti Abie, ¿qué tal estas?
-Muy bien, la verdad es que muy bien y ahora estoy mucho mejor, me alegro de haber aceptado la oferta de Bianca y haber venido, ha sido una sorpresa verte aquí.
-Aw -chillo -. Lo mismo digo. Por cierto -miro hacia los lados -. Hablando de Bianca, ¿dónde está?

Abie se encoje de hombros también mirando hacia los lados.

-Hace un par de minutos estaba gorroneandole a Ellen un vaso de Vodka rojo -dice riéndose -. Pero ahora no sé dónde se mete. Vamos -pasa un brazo por el mio y nos enganchamos -. Las demás nos esperan.

Me llevó hacia donde Megan había ido corriendo antes y saludé a la mayoría de personas que habíamos ahí con un beso en cada mejilla, a las demás las ignoré, no a propósito, tan solo eran personas que jamás había visto y no me las presentaron.
A lo largo del día el grupo se dividió en dos: uno era de aquella gente que no había visto antes, aunque ya si que llegaron a presentarme a algunos y el otro estaba formado por nosotras, es decir, Abie, Ellen, Olivia, Bianca -aunque esta se movía en ambos grupos-, Caly, Megan y yo. Sinceramente, prefiero estar así pues si quieren que suelte prenda será más fácil si son personas de confianza, bueno, eso último entre comillas, pues siempre tengo el recordatorio en mi cabeza de que la gente puede tener más caras de las que parecen.

-Entonces Caly le retó a hacerlo -cuenta Olivia con los ojos llorosos de la risa -. Y Michael dijo que no, que era una tontería.
-En verdad no quería hacerlo porque sabía que le iba a salir mal, pero estaba súper picado el pobre -Caly comenta aguándose la risa.
-¿Y lo hizo? - Megan pregunta impaciente.
-¿Que si lo hizo? - Caly suelta una risotada -. Le dije que no tenía huevos y se puso a revolcarse por las hierbas hasta que se calló al lago -su risa es demasiado contagiosa.

Todas reímos a la vez, pobre Michael, siempre le usan para las burlas, pero se lo tiene merecido por ser tan imbécil con Caly cuando se emborracha.

-Creo que Landon lo tiene grabado, si quieres te lo paso -Caly no puede dejar de reír.

Niego con la cabeza mientras intento dejar de hacer lo mismo que Ella. Cuando las risas cesan siento el terrible sentimiento de que ahora tengo que soltar algo yo, es mi turno y no quiero hacerlo.

-¿Y tú qué, Sam? -Habla Ellen mientras juega con el pelo de Megan que tiene su cabeza apoyada en el vientre de esta.

Mierda. Sé lo que toca ahora.

-¿Y yo qué? -Me hago la incomprendida.
-Tu vida, qué es de ti... hace mucho que no nos vemos, supongo que algo te habrá pasado o quizás alguien -pone su mirada de ''¿con quién te has acostado en estos últimos meses?'' o como se conoce popularmente: una mirada pervertida.

¿Qué les digo? ¿Que he conocido a un increíble hombre de ojos verdes, pelo revuelto, músculos fibrosos, tatuajes por doquier, un adonis, que me vuelve loca con sus misterios, su irracionalidad, su bipolaridad y su tan mandón carácter, que haría lo que fuera por mantenerme alejada de a saber qué, que esta loco y que me hace perder el sentido cuando me toca, me besa o simplemente me mira y que me quiere, con palabras textuales, poseer? Por no hablar de que él ya me conocía de antes, por decirlo de otra forma, él sabe más de mi que yo de él y eso es un misterio. En resumen: me estoy encaprichando de un misterio.  Pues listo, creo que con eso les sobra.

Alzo los hombros a la vez que niego con la cabeza.

-Nada en especial, ya sabéis, pintando cuadros, saliendo a nadar, cogiendo inspiración de aquí y de allá. Tampoco es que mi vida sea muy interesante. -Intento que suene creíble y creo que funciona, bueno, menos con Megan, claro está.
-¿En serio? -La mandíbula de Olivia llega al suelo -. ¿Ningún novio?
-Después de lo de Luke ninguno.
- ¿Algún ligue? -Se interesa Caly.

Vuelvo a negar con la cabeza.

-¿No te has acostado con nadie en todo este tiempo? -Chilla Bianca, la adicta al sexo. Pongo los ojos en blanco. Ella tampoco es que folle mucho.

Mis amigas se miran entre si como si yo fuese una especie en peligro de extinción, menos Megan, ella me mira fijamente.

-¿Eres lesbiana? -Elle suelta sin pudor.

Megan hace un gesto con la mano para restarle importancia.

-Ojalá -responde mi mejor amiga y me río al instante.
-¿Y si vamos a dar una vuelta por el lago? -hablo rápidamente para que la atención se desvíe de mi.

Todas aceptaron y yo suspiré de alivio en mis adentros, no me gusta tener el foco de curiosidad proyectado hacia mi.
Caminamos a lo largo del lago viendo a familias pasando el día, otros grupos de amigos visitando también el hermoso lugar, algunos amos sacando a pasear a sus mascotas y unos cuantos valientes remojándose en las frías aguas. Yo sería incapaz de hacer eso ahora, van a morir congelados pues la noche casi está entrando y con ella los primeros efectos del frío ocupando el lugar del calor. Crucé mis brazos para resguardarme un poco de esta frescura mientras caminaba al lado de Megan.

-Me niego a andar más -Olivia dice mientras se deja caer en el suelo dramáticamente. Pongo los ojos en blanco. No hay necesidad de dramatizar tanto.
-Esta bien, quedémonos aquí para descansar y luego volvemos.

Todas aceptamos la propuesta de Abie y nos sentamos formando un circulo. Parecemos uno de esos típicos culebrones pues tan solo hablamos de los líos de la gente o un grupo de terapia, e incluso si tuviésemos alcohol podríamos ser llamadas alcohólicas anónimas. Río en mis adentros y empiezo a desconectar de la charla que mantienen ellas admirando el precioso paisaje que me rodea, es increíble y sin duda es un lugar perfecto. La suave brisa que acaricia mi rostro y se enreda entre mi pelo lleva impregnado en si el olor de las tranquilas aguas del lago, es tan placentero, tanto que me quedaría así por siglos. Suspiro y alzo la mirada hacia las montañas que enmarcan el espléndido paisaje. Ya mismo va a oscurecer pues el color anaranjado tiñe los huecos entre las montañas. Qué bonito. Sin darme cuenta mis amigas se habían callado hace rato y miraban todas hacia algún lugar escondido detrás de mi espalda, ¿qué pasa?

-Sam, Caly no os mováis -dice Olivia con la cara blanca.
-¿Qué? -Le miro con el entrecejo fruncido.

Ya esta dramatizando de nuevo.

-No hagáis ningún movimiento brusco -dice Megan entre dientes. Esta cagada de miedo y si es mi mejor amiga quien lo dice ya me fío más, ¿pero qué pasa? -. Hay un perraco detrás de vosotras.

¿¡Un perraco!? Un perro grande no, un perraco. Dios, amo la forma en la que intenta calmarme pues lo único que ha conseguido es que me muera de miedo. Oh dios mío, odio los perros grandes, siempre me han dado miedo aunque nunca me hayan hecho nada, tan solo es la imagen que reflejan, me imponen mucho. Giro mi cuerpo lentamente, -a la vez que Caly lo hace-, para descubrir a un ser de cuatro patas, grande y fuerte, con pelaje oscuro y ojos completamente negros cuales estaban proyectados sobre nosotras con cierto ápice de curiosidad. Joder, joder, es enorme pero por alguna extraña razón no siento esas ganas de salir corriendo como mis amigas intentan hacer, yo ya había sentido los ojos de un animal parecido sobre mi, ¿pero en dónde? Sus negros luceros se encajan con los míos cuando comienza a anda hacia mi. Estoy segura de que yo ya había visto a este perro antes. La presión en mi pecho aumenta, está acercándose sigilosamente, como si estuviera apunto de atacar, sin embargo, mi cuerpo rehúsa las ordenes de mi celebro para que salga huyendo. ¿Dónde he visto yo a este perro?

- ¡Sam, deja de mirarle! -Chilla Caly huyendo de mi lado y agarrándose a mis amigas acurrucadas por el miedo detrás de mi.

¿En la calle quizás? No, no me suena haber visto a este animal en la calle.
El perro sigue caminando hacia mi.

-¡Saaaam! -Ellen me avisa con el tono elevado.

Ya lo tengo. Harry. ¡En la casa de los padres de Harry!

-¡Draco! -Esa voz grave. Todos mis músculos se tensan.

¡Está aquí!

El animal gira su cabeza hacia dónde la voz procedía y yo le sigo con la mirada. Harry se deja ver corriendo hacia nosotros con el torso al descubierto, enseñando así todos y cada uno de los tatuajes que se marcan sus fibrosos y espectaculares músculos al hacer el esfuerzo de correr. Guau. Literalmente guau. Mi corazón empieza a golpear el pecho frenéticamente e intento disimular la alta velocidad de mi respiración al ver como este ángel sin alas se acerca hacia donde nos encontrábamos. Mi boca esta seca.

-Mal, muy mal -le dice mirándole directamente a sus oscuros ojos cuando llega hacia él. Saca del bolsillo de sus pantalones cortos de deporte una correa y la engancha en el collar del perro, o perraco -. Ahora a ver si te vuelves a escapar.

Me quedo ahí parada mirando detenidamente como un Harry dominante lanza ordenes a un temible animal. Dios, babear me resulta imposible. Qué sexy, joder. Sigo observándole hasta que se incorpora de nuevo y nos deleita a todas con su impecable sonrisa dedicada solo para mujeres.

-Lo siento si os asustó, no es peligroso.
-¡Oh, no pasa nada! -Bianca salió de su escondite entre la espalda de Ellie.
-Le gusta desobedecerme mucho -habla mientras me mira e incrementa mi temperatura haciendo que mis mejillas se sonrojen más de la cuenta. Maldita sea, lo hace apropósito y seguro que eso ha ido con segundas intenciones. Si tan solo ellas supieran.

¿Y ahora qué hago? ¿Le saludo? ¿No le saludo? ¿Hago cómo si le conociera o paso de él como si fuera un extraño que me hace perder el sentido? Qué irónico pues para mi es un extraño que me hace perder el sentido de verdad. Creo que voy a dejar que él me salude primero.

-Es muy bonito, ¿qué raza es? -¿A Bianca le han dado cuerda o qué?

Él deja de mirarme y yo en partes lo agradezco, me pone de los nervios cuando lo hace.

-Es un labrador.

Se ve de lejos que es un labrador.

-¡Es precioso! -Bianca se acerca a él pero mantiene distancias con Draco, tan solo busca ligar, lo sé por cómo ha sacado pecho y cómo ha tornado su voz aguda a dulce. Será estúpida.

Dejo de mirarla pues estoy empezando a sentir mi vena asesina, me siento raramente incómoda e incluso creo que siento celos, ¿celos? Me niego a sentir celos.
El perro sigue mirándome desde su sentada posición y yo me agacho para acariciarle, en realidad es muy bonito y super mono a pesar de su gran tamaño. Cuando cogemos algo más de confianza entre caricias y rascaduras de oreja el animal abre la boca para sacar su lengua e inmediatamente caigo hacia atrás a modo de defensa.

-¡Draco no! -Chillo a la vez que me río.

Todos me miran y Harry tira de la correa de su perro para mantenerlo a raya.

-Creo que deberíamos irnos -dice él aguantándose una risa mientras me ayuda a levantarme.

Salgo de mi ridículo estado inerte que me provoca siempre al mirarle, estoy segura que ahora mismo tiene la moral por las nubes, le encanta ponerme así. Carraspeo para aclararme la garganta.

-Gracias y la próxima vez controlale mejor -sacudo mi trasero con la palma de mis manos.
-Controlar se me da mejor de lo que tú piensas -habla bajo y mi calentura aumenta -. Te veo después -susurra para solo nosotros dos.

Y mientras se marcha observo como sus músculos se clavan en su espalda. ¿Qué ha sido esto? Ni si quiera me ha saludado. ¿Me verá después? Claro que me verá después y estoy ansiosa por ello.

-¡La virgen! ¿¡Quién era ese!? -Bianca se dirige hacia mi.

La comprendo perfectamente, es el efecto Styles.
Me encojo de hombros y la miro.

-Un loco que no sabe domesticar perros.
-Seguro -Megan camina hacia nosotras y pasa un brazo por detrás de mi cuello -. ¿Nos vamos chicas?




Veinte minutos después nos encontrábamos fuera del lago, yo ayudaba a las chicas a meter bolsas con comida restante en sus coches.

-Ha sido un placer volver a verte -Abie cierra el maletero de su antiguo coche. Creo que necesita un repaso o quizás necesita ir ya al desguace pues me sorprende que esta carroña siga funcionando.
-Lo mismo digo -la abrazo.
-Espero volver a verte pronto.

Iba a contestarle pero la aclamación revoltosa que se formó en aquél instante nos sorprendió haciéndonos olvidar la conversación, ¿pero qué pasa? Muevo mi cabeza hacia los lados para saber lo que ocurre y me sorprendo al ver a Megan apoyada en el capó de un coche mientras Ellen y ella se devoran a besos. Lo sabía. Aquellas se reían a la vez que escuchaban los gritos de los chicos más salidos e incluso Megan les hizo un corte de manga antes de llevar su mano de vuelta al trasero de Ellen.

Mientras todos los ojos se deleitaban con el espectáculo los míos fueron a parar instintivamente hacia un hombre con el torso desnudo que se poyaba en un coche blanco. Mi boca vuelve a secarse. Harry se incorpora y me indica con su cabeza que suba al coche. Ha cumplido su promesa, me ha visto después y estoy ansiosa por irme con él.




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domingo, 6 de abril de 2014

Forbidden - Capítulo 34

La figura alta y esbelta de Harry tapa mi campo de visión por completo al estar cobardemente escondida detrás de él, estoy segura de que si hubiese puesto resistencia en quedarme a su lado le hubiera cabreado más de lo que está y no me atrevo a hacerle enfadar en este preciso momento; por el contrario quiero saber qué o quién está haciendo ese ruido. Una parte de mi teme que sean aquellos de la nave por cómo ha sido la reacción de Don Figura de Piedra, sin embargo mi ansia curiosa desea que sean ellos para hallar una explicación al fin y al cabo de todo esto. Doy un paso hacia la derecha pero Harry me inmoviliza retrocediendo su brazo para hacer que no vaya más allá. Es tan testarudo.

- ¿Qué tal Styles? -La voz grave sonaba lejana aunque rápidamente se hizo notable cuando al fin salió de su escondite entre los árboles. Mmm, ¿de qué me suena esa voz? Mi mente, a gran velocidad, recorre todas las caras que conozco pero no consigo ponerle un rostro.
- Mat -saluda entre dientes.

¡Claro! Es él, ¿cómo no he caído antes? Asomo temerosamente mis pupilas por encima del hombro de Harry agarrándome a su camisa negra por detrás de su espalda y de inmediato noto como él se tensa aún más. Sé que debería quedarme quieta, pero no puedo.

-No hace falta que la escondas Harry, sabes que no le tocaré un pelo- hizo una leve pausa para acercarse uno o dos pasos -. O al menos yo.
- ¿Por qué crees que debería fiarme? -Mis ojos recorrían la distancia entre el cuello de Harry y la imagen de Mat.

Es un tipo que impone mucho físicamente pues sus músculos son lo primero que llaman la atención cuando le ves y su camisa de manga corta no ayuda a disimularlos. Las arrugas en su frente y al rededor de la boca están muy marcadas y por eso creo que debe de tener más de cuarenta años, a una persona más joven no se le notarían tanto. Va mejor vestido que la última vez que le vi pues ahora sus pantalones vaqueros se hallan limpios y sus botas no tienen rastro alguno de barro seco. Recuerdo que aquella noche llovía mucho, de hecho fue esa la razón por la cual tuve que quedarme en casa de Harry; una de las carreteras estaba cortada y no me podía llevar de regreso a casa. Ahora caigo en conclusión: ¿por qué dijo que si me quería quedar en su casa esa noche si sabía que yo tenía un estudio cerca de ahí? ¿Me quería llevar con él esa noche? Entonces pensaba que no me quería tener cerca, que me odiaba pero ahora me aferro al la idea de que Harry tan solo quería que estuviese a salvo, ¿pero a salvo de qué?

Quizás Mat anduviese por el lago esa noche y por eso se empapase de tierra mojada, es la única idea lógica que se me ocurre para haberle visto tan desaseado y descuidado. Otra reflexión ocupa mi mente como un flash iluminándome: quizás el estuviese en la nave pues por donde Megan y yo fuimos la última vez había un camino de gravilla y tierra húmeda, ¿y si Mat formaba parte de todo aquello? Tenía sentido.

- ¿Y por qué crees que ella debería fiarse de ti? -Contraataca Mat.

Algo reacciona en mi y aprieto la camiseta de Don Figura de Piedra con más fuerza, ¿quién es él para juzgar a Harry?

- Tú solo le traerás problemas - Mat remata.

Siento como la complexión de la espalda de Harry se hincha en una inspiración profunda, esta controlándose para mantenerse callado, estoy segura de eso.

- ¿Y tú quien eres? - Alzo mi voz por encima del hombro de Harry y este gira su cabeza al instante, vuelve a tener el entrecejo fruncido, pero a mi me da igual, le acabo de decir que iba a descubrir cosas.

- Me lo has prometido -susurra él con la mandíbula apretada.

Niego con la cabeza poniéndome a su lado.

- Yo no he prometido nada.

Puedo percibir como hierbe de furia, ya arreglaré cuentas con él más tarde. ¿Pero y si ahora quiere volver a alejarse de mi? De hecho era lo que iba a hacer segundos antes de que Mat nos interrumpiera. Mierda, la he vuelto a fastidiar y esta vez la metedura de pata ha sido gorda. Estoy rezando para que no haga el intento de irse de mi lado, no quiero pasar otra semana más como la anterior, me niego. Sin pudor a tener público agarro la mano de Harry, siento como se tensa y al segundo se relaja entrecruzando sus dedos con los míos y apretándome fuerte. Suspiro para mis adentros cuando hace que me acerque aún más a él sin dejar de mirar a Mat, por ahora no quiere que me aleje y me voy a quedar con eso.
Mat nos contempla callado y eso no me gusta en absoluto, ¿qué estará pensando?

- ¿Qué tal Sam? -Hace un saludo militar con la mano.

¿Me acaba de llamar Sam? ¿Desde cuando los desconocidos tienen tanta confianza conmigo?

- Samantha, si no te importa -hablo imponente. Mat levanta las manos y sonríe.
- Lo siento, Samantha. Soy Mat Walter, supongo que me recordarás, ¿verdad?

¿Cómo no iba a hacerlo? Aquel encuentro sería demasiado difícil de olvidar.
Yo asiento.

- ¿A qué has venido Mat? -Harry interviene y corta nuestra conversación. La verdad es que no tengo el mínimo interés de sus datos aunque estoy igual de intrigada que Harry en saber por qué de su tan inesperada visita.
- Vigilancia pura y dura, he venido a ver si aún seguías vivo - mi boca se abre al instante para capturar más aire, ¿cómo que para vigilar si Harry sigue vivo? ¿Qué tipo de broma es esto? ¿Es una broma? Miro de inmediato a Harry y su rostro severo demuestra que Mat dice la verdad -. Me alegra saber que es así.
- ¿Por qué no iba a estarlo? Me necesitan a mi más que yo a ellos.

El intruso asiente y me mira, acto seguido me señala.

- Quizás habías dado un paso en falso, ¿lo sabe ella?
- Samantha no sabe nada, Mat, mas te vale mantener la boca cerrada -se tensa y aprieta más mi mano, no me hace daño, al contrario, me hace sentir segura.
- ¿No sabes lo peligroso que es esto para ella? Por no hablar de lo peligroso que es esto para ti. Estas siendo tan egoísta -aprecio un poco de decepción en sus palabras punzantes, pero Harry lo sabe y es lo único que me repite constantemente. Estoy empezando a coger aún más asco a Mat, ¿por qué tiene que ir como si él lo supiese todo?
- Harry no me hará daño -o eso creo.

Los dos hombres me miran, pero mis ojos solo conducen hasta uno en concreto, hasta el hombre con unos inmensos lagos verdes en lo cuales podría perderme sin miedo a encontrar la salida.

- Claro que no, estoy seguro que sus amigitos se encararán de eso por él.

Devuelvo mi vista hacia Mat cual está girándose para marcharse. Mis ganas de ir a preguntarle cosas son inmensas pero todas aquellas quedan reprimidas por el increíble ser que tengo pegado a mi piel. Aunque ya es tarde, ha vuelto a desaparecer entre los arbustos, de la misma manera en la que llego, casi sin ser visto. ¿Venir a ver si está muerto? ¿Qué si sus amigos se encargarán de hacerme daño por él? ¿Amigos? Por una parte estoy empezando a comprender porqué Harry no quiere que me acerca él, e incluso al oír esas palabras de la voz del intruso la idea de separarme de él ha cruzado mi mente, pero me niego a hacer eso, no logro comprender de dónde nace esta angustia que se hace con mi cuerpo al pensar que quiere irse de mi lado y no estoy preparada para enfrentarme aquello. Siendo sincera, no logro comprender por qué me siento así hacia Harry, por qué es tan peligroso, por qué tenemos que salir heridos de todo esto, pero es así por cómo lo repiten cada una de las personas a las que me he acercado para preguntar algo acerca de él.

- Vayámonos -rompo el silencio con un suspiro.

Separo un poco mi cuerpo del de Harry y al instante noto como tira de mi brazo y hace que me ponga de cara a él.

- Nunca te haría daño intencionadamente, Samantha. Lo sabes, ¿verdad?

Yo asiento y alzo mis manos hacia las suyas cual retienen mi cara entre ambas.
Realmente sé que él nunca me hará daño, o al menos, en tanto en cuanto al daño físico. Es el daño psicológico al que le temo, pues puede hacer que mi estado de ánimo cambie de un segundo a otro, ¿por qué? Miro a los ojos verdes confusos de este adonis.

- Lo sé, pero me haces daño separándote de mi, así ni tú ni yo arreglamos nada.

Da una negativa con la cabeza mientras baja el rostro levemente y lo vuelve a alzar.

- Mat tiene razón, aunque no quiera admitirlo, soy egoísta.
- ¿Por qué?
- Por... -traga saliva mientras arruga el entrecejo -. Por querer estar así, contigo. No lo entiendo y no sé cómo evitarlo, solo sé que cuando intento ignorarte me vuelvo loco, es imposible por mucho que trate de hacerlo.

Mi boca se abre para esbozar una sonrisa que me niego a evitar. ¿Le vuelvo loco? No voy a decir que no me guste, pues su confesión ha hecho que mi pobre corazón maltratado termine de derretirse, ¿cómo puede ser tan perfecto? Las pulsaciones aumentan en mi piel. Él no sabe lo muy reflejada que me siento en sus palabras pues me pasa lo mismo. Cada segundo que no estoy con Harry mi cabeza no deja de pensar en qué estará haciendo, si estará bien, si pensará en mi... si quiere volver a besarme, a tenerme entre sus brazos.

- Pues quédate, a la mierda todo Harry.
- No puedo, pero es lo que quiero, eres mía.

Mi corazón se para, ¿acabo de escuchar eso?

- ¿Crees que soy tuya?
- Sé que eres mía.

¿¡Qué!?

- ¿Y desde cuando piensas eso?
- Desde que me conociste por primera vez en la cena.

El flashback de aquella noche volvió a mi cabeza y el momento encerrona en el pasillo cobró al fin sentido ''¿lo sabía? ¿El qué sabía?'' esto sabía. Seguramente él había caído en la conclusión de que era yo a quién había visto en el lago, antes casi lo suelta y yo no soy tonta. Seguramente él había comprendido que mis mejillas color rojizas estaban así por él y su belleza. Seguramente él sabía que me tenía desde él primer momento en que nos vimos, pues yo no era nueva en su vida.

- Y por más que intento irme no funciona.

Me acerco a su boca y sonrío. Puede ser que yo estuviese equivocada y que él no juegue conmigo, puede ser que si o puede ser que no. Aunque ahora mismo tan solo pienso en que me está haciendo demasiado feliz con todo esto.

- Quiero saber quién puede ser más egoísta de los dos, si tú o yo - susurro.

Él me devuelve una sombra de sonrisa suavizando su entrecejo y me acerca a él para juntar nuestras bocas. Harry reclama mis labios. Es un beso con significado, y me derrito en él. Esto no ayuda en mi intento de controlar mis sentimientos pues por una parte no quiero volverme loca, como dice él, pero por otra ya lo estoy haciendo y tanto Harry como yo tenemos culpa de esto.


***


Ayer me dejó en el estudio cuando volvimos del lago. Nos despedimos con un lago beso en su coche después de haber estado en silencio durante todo el trayecto. Sigo pensando que es un loco al volante y doy gracias que su coche sea resistente pues si constantemente va a tanta velocidad no me estañaría que tuviese un accidente. Realmente esta loco. Y me encanta. 

- Nos vas a matar - hablé mirando hacia el contador de velocidad. 

Una sonrisa pícara adornó su rostro mientras dejaba de mirar la carretera durante unos segundos para observarme a mi. Una pequeña risa se escapó de mis labios mientras pronunciaba ''loco''.





Cojo una gomilla para el pelo y la ato al rededor de él para mantener alejado mi pelo de la cara, a veces es un estorbo esto de tenerlo tan largo. 

- ¿Estas lista? Tía, no te peines más que no vas a un pase de modelos - Megan rueda por encima de mi cama.

La ignoro mientras dejo el cepillo en la mesa y repaso mi peinado para ver si hay algún mechón rebelde suelto. Compruebo que todo esta bien y me giro para buscar una camisa al montón de ropa que está sobre la silla de mi escritorio.

- Eso parece la torre de Pisa -suelta Megan con la cabeza del revés y al borde de mi cama. 

Me río mientras cojo con una mano la manga de mi camisa y con la otra aguanto el montón de ropa o la torre de Pisa, para Megan, para que no se caiga. Cuando termino de vestirme voy hacia mi amiga aún tumbada en mi cama perezosamente. Había venido de madrugada para quedarse a dormir conmigo, seguramente había vuelto a discutir con su padre, aunque ella no quiso hablar del tema y yo no pregunté, ya sabía como suelen ser esas peleas y todas son causadas por la condición sexual de Megan. A veces el padre me da pena por el hecho de que está arruinando la relación con su hija, pero allá él. 

- ¿Nos podemos ir ya? - Pregunto mientras mi pie salta sobre su trasero - vamos a llegar tarde al lago.

Habíamos quedado con unas cuantas amigas para disfrutar de las últimas oleadas de calor del verano, habían puesto la excusa de ''cuánto tiempo sin quedar'' pero en verdad sé que tan solo querían vernos por el mero morbo de los cotilleos. Como odio estas cosas. 

- ¿Entonces para qué vamos? -Megan habla y yo comprendo que había dicho esa última frase en voz alta. 

Lo que ella no sabe es que Harry ronda por ahí y ese es el motivo principal por el que voy.

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