One Direction Novelas



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lunes, 11 de agosto de 2014

Forbidden - Capítulo 42.


   Sus dedos se mueven dentro y fuera de mi a un ritmo rápido aunque a la vez suave, sin dejarme unos minutos si quiera para que mi agitada respiración vuelva a regularse y lo que me sorprende de todo esto es que vuelvo a sentir ganas de hacerle mío al instante. No puedo pararle y decirle que lo deje, por la simple razón de que no quiero que lo haga, ahora mismo, quiero más. ¿Cómo es posible? En mi anterior relación me saciaba justamente al primer orgasmo y no tenía ganas de seguir pues terminaba cansada, Megan, la única persona a la que soy capaz de contarle mi vida sexual, decía que era algo normal, que a ella le pasaba lo mismo y por lo cual nunca le he dado importancia, pero con Harry es todo lo contrario. Y me encanta. Sus caricias y nuestros besos cesan dejándome algo aturdida, no puedo evitar soltar una mueca de tristeza, ¿dónde va? Rueda agilmente hacia el otro lado, se levanta de la cama y suelta una pequeña sonrisa cuando me observa por el rabillo del ojo.
-¿Te resulta gracioso dejarme así?
-No te voy a dejar así, preciosa - dice mientras se agacha hacia el cajón de su mesita de noche, la abre y mete la mano para sacar una cajita.
   Trago en cuanto veo la caja de condones. No es que esté en contra de la protección, claro que no, sé que hay que usarla siempre a menos que te tomes la píldora, solo que mi única y primera experiencia usando un condón fue muy dolorosa y por eso sigo siendo virgen, -aunque si que he sido tocada antes-, le dije a Luke que parase, me estaba haciendo daño, muchísimo y después de unas cuantas súplicas paró. Le odié en el instante que siguió a pesar de que yo le decía que no quería, me hacía daño, supongo que nunca le importaron mis sentimientos ni como me sentía, solo era un juguete más o por lo menos en aquel momento me hizo sentir así. Así que sí, tengo miedo de ese dolor, a que Harry no pare cuando le diga que el dolor es superior a mi. Él saca un paquete y guarda la caja en la mesita de noche. Se da la vuelta y me mira expectante.
-¿Qué pasa?
   Mis pensamientos se desvanecen como una nube de polvo e intento recapacitar su pregunta. Mi boca se abre pero solo sale un nervioso sonido roto.
-Nada -me encojo de hombros muy poco convincente.
   Levanta las cejas acusándome y mueve el paquetito entre sus dedos. Mierda.
-Vamos a aclarar unas cosas.
   Se sube a la cama y gatea hasta ponerse encima de mi con los brazos a cada lado de mi cara. Sus verdes ojos hacen un pequeño recorrido por los míos intentando descifrar lo que no soy capaz de decir, aunque creo que él es consciente de lo que me pasa por la forma en la que he mirado el paquete.
-Uno: Mientes como el culo, y dos: sé que estas nerviosa, pero es normal. No tienes que sentirte presionada, yo no voy a hacer nada que no quieras, ¿entiendes?
   Sus fuertes brazos cubiertos de diseños en tinta oscura a cada lado me hacen sentir segura, estar bajo su imponente y fibroso torso me hace sentir esa protección de la cual deseaba haber sentido mi primera vez y sus palabras me sumergen bajo una especie de encanto que me provoca sentir como si pudiese hacer la mayor locura del mundo tan solo por él. Ay, Dios, es más que perfecto.
-Quiero tratarte bien, no hacerte daño -guía sus apetecibles labios hasta los míos deseosos por un beso y los roza al hablar, desencadenando un leve gemido en mi interior. Lentamente baja hasta mi oído derecho y susurra-. Pero a la vez quiero que chilles tanto mi nombre que los vecinos se enteren de como coño me llamo.
   Suelto el aliento que he retenido sin darme cuenta y lo vuelvo a coger con dificultad. Es la única persona capaz de hacer de mi un puro manojo de deseo. Tengo que concentrarme muchísimo para no soltar el río de lava que se avecina entre mis piernas.
-Y lo he querido desde que te vi desnuda aquel día en el lago.
-Sé que habías sido tú- susurro abriendo los ojos.
-Siempre he sido yo -dice y besa el punto más débil de mi cuello, justo unos centímetros más abajo de mi oído. Gimo con los labios apretados. Dios.
   Me mira para confirmar que no voy a echarme atrás, ¿es que a caso piensa que voy a hacerlo?
-¿Estás segura?
   Parpadeo un par de veces y alzo la mirada hacia Harry.
-Hazme gritar hasta que tus vecinos se enteren de que te llamas Harry.
Ríe y me besa. Se baja de mi para ponerse la protección. Ver como se lo coloca me hace sentir un cosquilleo agradable en la entrepierna. Una vez puesta se hace paso entre mis piernas, de la misma forma que hace apenas unos segundos y me besa, invadiendo mi boca con su juguetona lengua a la vez que siento como su erección presiona mi entrada con cuidado. Sé que está haciendo esto para intentar distraerme y en partes funciona, pero no evita el dolor. Alzo mis manos hacia su cuello mientras abro mis piernas, dejándole más espacio. Los ligamentos del cuello se le tensan al máximo cuando presiona un poco más en mi y yo intento retener un grito causado por el daño. Empiezo a sentir un agudo dolor y me cierro en banda. Ay, duele mucho.
-Dios, Dios, Dios -suplico al despegarme de los labios de Harry.
-No te preocupes, preciosa -su voz es una mezcla de deseo y de preocupación. Sé que le jode estar haciéndome daño, pero es la única manera de poder llegar al placer que ambos deseamos sentir.
   Recupero mi aliento al no sentir ninguna presión. Harry baja su mano a mi muslo y lo sube por encima de su espalda, y aunque él no me lo diga, hago lo mismo con la otra pierna, rodeándolo. Baja su mano hasta mi entrepierna y me acaricia en mi punto íntimo con mucho tacto, cuidándome al completo mientras me toma los labios y la boca como si fuese un pequeño ruego de perdón. Una de mis manos se desplaza de su cuello hacia el cabecero de su cama y agarro un barrote con fuerza mientras que con la otra subo hacia su pelo y enredo mis dedos tirando suavemente de él. Sé cuando le pone que haga eso. Retira su mano de mis muslos y la lleva hacia el colchón para agarrar en un puño las sábanas. Sus labios presionan con fuerza los míos, rogándome más y yo me muero por un contacto de nuevo, pero no quiero su mano, le quiero a él. Alzo la pelvis lo suficiente como para encontrarme con su palpitante erección proyectada hacia mi, el simple roce hace que tiemble de placer, así que bajo una mano y la acaricio fuerte de arriba a bajo a la vez que me rozo a mi misma y tiro de su pelo, ganándome un gemido desde lo más profundo de su garganta. Ay, joder, es el sonido más hermoso del planeta. El tacto con el plástico del condón hace que mis dedos se resbalen pero no evita que sienta la dureza de su erección. Pensar que he sido yo quién le ha hecho ponerse así me provoca sentirme deseada y nunca he sentido algo parecido. Aparta mi mano de él y agilmente coloca una de las suyas debajo de mi espalda para levantarme un poco y lentamente vuelve a intentar penetrarme. Nuestros pechos chocan y mis ojos se cierran, encojo los dedos de los pies de puro dolor. Es horrible pero tengo que aguantar el dolor, le quiero y puedo decir que de todas las formas posibles. La verdad es que no hay ninguna explicación para el cariño que le tengo, simplemente lo siento y quiero demostrárselo, quiero ayudarle a pensar que sus problemas pueden ser pequeños si los comparte conmigo, que incluso puedo quitarle ese gran peso que lleva a espaldas si él me deja, si tan solo él me deja.
-¿Quieres que pare? - me susurra al oído casi sin respiración.
-Un segundo, necesito respirar -me río y al abrir los ojos unas lágrimas recorren mi sien. Harry se da cuenta y besa el recorrido de una de ellas para luego besarme en cada centímetro de mi rostro. Alza la mirada hacia mis ojos inundados de lágrimas y le sonrío para hacer que se sienta bien, pues parece algo preocupado.
-Eres hermosa, incluso cuando lloras.
   Sus ojos verdes están brillantes y siento que cada segundo que paso a su lado hace que me enamore aún más de él. Me siento cuidada y muy protegida, como nunca antes.
-Lo siento... -empiezo a gimotear al intentar aguantar las lágrimas.
-¿Por ser hermosa incluso cuando lloras?
   Dejo salir una risa mientras seco mis lágrimas. Su sonrisa es embriagadora, hace que se le ilumine el rostro cual ángel. 
-Eres un loco -no puedo dejar de sonreír y llorar a la vez. La verdad es que no sé por qué, jamás me había pasado y puedo jurar que esta sensación es una de las mejores. ¿Así es el amor?
-Tú me has vuelto loco, Samantha. -Alzo la cabeza y reúno sus labios con los míos, luego bajo por su cuello colmandole de besos hasta su hombro derecho. -Está bien, preciosa, déjame hacerlo, iré despacio -vuelvo a notar esa presión en mi y duele igual que antes, solo que ahora soy un poco más fuerte. -Seré muy suave.
   Apoya su frente en la mía y cierra los ojos, sé que le está costando ir despacio pues su agitada respiración le delata. Siento la necesidad de querer hacerlo por él pero lo único que mi cuerpo puede hacer ahora es costreñir mis dedos de dolor cada vez que Harry la introduce lenta y pausada mente, y dejar que el placer acabe con el daño que siento. Aunque tengo que hacer algo para que esto acabe. Alzo una mano y la subo hacia su trasero para hacer más contacto entre los dos, aunque duele mucho puedo soportarlo.
-Despacio, preciosa -jadea.
   Lentamente voy sintiendo como me llena con su prolongación, el dolor es horrible, pero él no lo puede estar haciendo mejor, sabe como funciono y cuando tiene que ir más lento o cuando tiene que parar. Cuando deja de presionar pienso que ya me ha ocupado por completo. Dios, es grande. El aire me falta y el dolor no desaparece.
-¿Estas bien? -Siento como le cuesta retener el aliento al hablar.
    Joooooddddddddeeeeeeer.
   Mojo mis labios, los aprieto y asiento con los ojos cerrados.
-Duele - dijo soltando el aire y llenando los pulmones al completo. 
-Lo has hecho muy bien, preciosa. -Puedo sentir como su pecho se ensancha y reduce a la vez que las gotas de sudor nos empapan. 
-Bésame -suplico.
   No tarda apenas un segundo en reaccionar que ya le tengo pegado a mis labios sedientos. Los toma delicadamente y dejo que nuestras lenguas se enreden mientras me acostumbro a esta nueva invasión. El daño es inevitable, lo sabía, pero aun así lo he querido hacer por los dos, llevo mucho tiempo intentado descifrar lo que realmente sentía por él; odio, pasión, lujuria, frustración, cariño, necesidad... sobre todo necesidad, necesidad de él, de todo él. Así debe ser el amor y pienso que realmente jamas llegué a sentir nada parecido con Luke, por eso me negaba, por eso con Harry es diferente y estoy dispuesta a pasar todo el daño del mundo con tal de sentirle tan cerca como lo siento ahora, para que me cuide como lo está haciendo ahora aunque lleva cuidándome desde mucho antes y eso es lo que me une más a él. Solo puedo pensar en cuanto le quiero ahora mismo y quizás esas lágrimas que antes solté no solo fueron causadas por el dolor que sentía, también fueron por el cariño que me hace sentir, simplemente por hacerme sentir única. 
   Noto como despliega sus caderas de las mías y mi boca, sin romper el beso, captura su gemido. Mmmmmmierda. Me aparto sin remedio para coger aire por la boca y Harry baja por mi cuello para besar, ahora, mis tensos músculos. Vuelve a introducirla con cuidado y casi siento que me voy a romper, pues al final siento una punzada de placer naciendo del molesto dolor.
-Ayyyyyy- jadeo.
-¿Quieres que pare?- jadea y levanta los ojos para mirarme.
   Niego con la cabeza pues la capacidad de hablar me ha abandonado por completo. La verdad es que no quiero que pare, quiero volver a sentir ese dolor convirtiéndose en placer, quiero comprobar que no lo he soñado. Reanuda sus estudiados y suaves movimientos para causarme el menor daño posible y le amo por hacer eso. Aprieto las sábanas en mis puños y elevo un poco las manos arrastrándolas con ellas siendo vagamente consciente de lo que ocurre a mi alrededor. El placer poco a poco se va haciendo paso hacia, ya no el dolor, más bien, la incómoda sensación de tenerle dentro de mi y los jadeos empiezan a mezclarse con mi respiración. Sus movimientos empiezan a coger un ritmo al que puedo seguir: lento aunque me llena por completo cuando juntamos nuestras caderas por completo. Dentro. Fuera. Dentro. Fuera. Dentro.
-Joder -intenta mascullar entre jadeos. Alza su cabeza y coloca los dos brazos estirados a cada lado de mi cabeza marcado todos los músculos a causa del esfuerzo. Sus ojos ardientes encontraron los míos suplicando para que no parase nunca de moverse tan bien como lo hace. Y de repente ese gesto me hace recordar aquel sueño que mantuve con él, era igual que esto, aunque él era un ángel. Y pooor ddddddios, ahora mismo se mueve como un ángel. Arqueo mi espalda rompiendo el contacto visual entre ambos y suelto un gemido al sentir como me ha llenado más rápido y al completo. Él también lanza un grito y lleva una de sus manos hacia mi mejilla para acariciarla con el pulgar y hacer que le mire. Abro los ojos vagamente y vuelvo a sentir esa pasión en sus ojos.
-Me estas destrozando -dice entre estocada y estocada.
   Mi boca se abre, mi aliento me quema la garganta y necesito aire. ¿Que yo le estoy destrozando? Eso será al revés pues casi me siento como mi cabeza da vueltas de placer. Me he estado perdiendo esa sensación durante muchísimo tiempo, pero para ser sincera, esto, solo me lo puede dar Harry.
   Guío mi mano hacia la suya en mi mejilla, la llevo hacia el colchón y entrecruzo los dedos con los de él. Sus caderas se mueven en un vaivén suave e intenso que en un segundo u otro me va a llevar a la locura. Sus jadeos hacen que me de cuenta de cuanto le estoy satisfaciendo y siento que él también me necesita de la misma manera que yo a él.
-Ha..- no puedo si quiera hablar, el dolor ha dejado mi cuerpo del completo siendo ocupado por la lujuria y el placer, y no soy lo suficientemente consiente como para pronunciar algo coherente.
   Empiezo a sentir como una especie de sensación calurosa se hace con mi zona íntima y mi mano aprieta la de Harry.
-¡Harry! -suplico. Al fin consigo decirlo. -Voy a venirme. 
   Él asiente y baja sus labios hacia los míos. Su boca captura mis labios con vehemencia y yo tenso todos mis músculos a su alrededor. Grito en su boca, arqueo la espalda y junto nuestros pechos en un puro arrebato de locura. Ahora si puedo jurar que me he roto en mil pedazos. Él sigue moviendo sus caderas y grita también en mis labios unos segundos después, dándome una última estocada para correrse en dentro de mi. Los jadeos hacen que nuestros alientos se fundan en uno y unos segundos después, Harry deja de moverse dentro y fuera de mi.
   Alzo mis brazos hacia su sudorosa espalda y le hago bajar por completo, tampoco ha sido muy difícil, ya que mi hombre está reponiéndose de esta nueva sensación. Dios mío. Le quiero. Hago el esfuerzo en vano de retener unas lágrimas de las cuales no sé por qué salen nuevamente de mis ojos, estoy feliz, soy realmente feliz. Harry se percata de esto y por unos segundos se pone tenso.
-¿Te hice daño?-habla asustado.
   Niego y él se relaja.
-Me has dado una razón más para afirmar que te quiero, Harry. -Seco mis lágrimas, mis tontas lágrimas. Se pensará que soy estúpida o algo, aunque me da igual. Río y le miro. No deja de contemplarme y eso me deja tiempo para hacer lo mismo con él. Miro sus labios algo hinchados estirados en una pequeña sonrisa arrebatadora, sus mejillas algo coloradas y relucientes como su frente por el sudor, y sus ojos brillantes. Un ángel. Sin duda es un ángel.
- ¿Cómo estás? 
   ''Loco por ti'' puedo leer en sus labios.



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viernes, 1 de agosto de 2014

Forbidden - Capítulo 41

   Soy capaz de oír mi pulso frenético en el inquietante silencio que se ha inmerso la habitación justo después de haber soltado la gran y para nada sorprendente noticia. Le quiero. Mis lágrimas habían cesado sin darme cuenta, estaba demasiado ensimismada en sus ojos verdes como para atender a algo más del mundo. Sin embargo sentía las mejillas húmedas y algunos de mis cabellos adheridos a mi rostro aunque ni si quiera me hubiera fijado en estos detalles si Harry no hubiese levantado su mano izquierda hacia mi cara y los hubiese apartado.
-Repite eso -dice firme y serio al levantarme la cara aún más. Tiene su entrecejo muy marcado y siento un ápice de aflicción.
   Trago en seco y susurro:
-Te quiero.
   Aproxima su cara con los ojos abiertos para ver mi reacción y sus labios rozan los míos provocando que necesite más aire del que me llega. Siento como algo en mi interior se estremece. Quiero sus labios. No. Quiero a todo él. Dios, es irresistible, ¿por qué no está besándome ya? El aire empieza a hacer señales de escasez y yo sé una manera para solventar el problema.
-No lo entiendes- Harry susurra en el mismo tono que yo usé antes.- Voy a hacerte daño.
-Si hubiese temido que me hicieras daño me hubiera ido justo la primera noche que nos conocimos. Pero no lo hice y créeme que no lo voy a hacer, simplemente porque ahora sabes que yo...-Harry me calla tapándome la boca con la suya en un lento pero fuerte beso. Sus labios moldean los míos llevándolos al séptimo cielo, al cual me aferro desesperadamente ya que si pudiese elegir un sentimiento entre todos los que Harry me hace sentir, sin duda, elegiría este. Su lengua juguetea intensamente con la mía antes de rozar mi labio inferior y morderlo. Dios, que hombre.
   Las emociones lentamente se van juntando en mi pecho, liándose entre ellas, haciéndose un nudo muy difícil de desatar. Harry baja su mano de mi cara y lleva las dos descaradamente hacia mi trasero para subirme en él como si fuese una pluma. Sigo alucinando con la fuerza de este hombre. Enredo los pies al rededor de su cintura fibrosa y mis manos van instintivamente a enredarse en su pelo para tirar con suavidad de él y ganarme esos gemidos que tan desesperada estoy por escuchar. Junto su boca con la mía presionando en su nuca y él retrocede conmigo hacia la cama para dejarnos caer sobre ella y retenerme a mi encima de él. Lamentablemente me separo de sus labios para admirar su deslumbrante rostro. Está increíble y demasiado sexy entallado en solo esos boxes azul oscuro.
   Una sonrisa perezosa se dibuja en su cara y marca uno de los hoyuelos. Me quita la respiración.
-Ven aquí.- Tira del cuello de mi camiseta hasta abajo y vuelve a juntar nuestros labios.
   No soy capaz de controlar mis sucios pensamientos sobre lo que quiero hacer con él o sobre lo que quiero que me haga, ni soy capaz ni quiero serlo. Me encanta sentir este nudo en mi garganta y percibir el aleteo de infinitas mariposas descendiendo por todo mi ser, jamás me habían hecho sentirme así. Siento como sus manos juguetean por mis muslos acariciándome cada centímetro de ellos a la vez que suben y se deslizan sin ningún pudor hacia adentro, casi rozándome la delicada tela que cubre mi entrepierna. Gimo al sentir como mueve su dedo pulgar al rededor de mi clítoris sin cesar. Madre mía. Él sonríe en mis labios, cosa que me hace volverme aún más loca.
   Separo nuestros labios apenas escasos centímetros para coger más aire pues su cálido toque me obliga a coger aún más oxígeno del que necesito.
-¿Te gusta?- Dice el muy engreído a sabiendas de que sí.
   Asiento con la cabeza mientras me humedezco los labios con la lengua. Harry no pierde ningún detalle. Observo como sus verdes ojos se mueven de un lado a otro recorriendo mi rostro, como si me intentase leer el pensamiento. Sigo sintiendo su relajado toque en mi, lentamente me voy acostumbrando al placer que me está otorgando. Sus pestañas parpadean un par de veces en un movimiento rápido y sus fracciones se tensan al rededor de sus ojos, tiene un sonrisa hermosa y jamás me cansaré de observarla, quiero que eso sea lo primero y o último que vea cada día durante toda mi vida, pero la cuestión es si él estará dispuesto a dejarme hacerlo.
-¿En que piensas?- Susurro. Llevo mi mano izquierda hacia donde mis muslos se conectan para quitar la mano de Harry de ahí. Tengo otros planes para él.
   Harry se encoje de hombros a la vez que alza una ceja. Claro que no te va a decir lo que piensas, Sam, ¿qué te creías? Mi subconsciente se ríe de mi.
-Mmhh... Veamos, ¿estás pensando en mi?- Bajo la cabeza hacia su clavícula izquierda y la beso ascendiendo hacia la base del cuello. Abro los labios y lamo la piel antes besada con mi lengua hasta el lóbulo de la oreja. Harry estira el cuello mientras que aprieta los ojos intentando retener un gemido de placer. Al final termino ganando y él gime.
   Uf, ¿cómo puede ser tan sexy?
   Muerdo el lóbulo de la oreja y lo dejo escapar entre mis dientes para bajar hacia su mandíbula cubriéndola de besos hasta sus deseables labios que nada más sienten mi presencia se abren para dejar paso a su lengua que entra ansiosa por el roce de la mía. Bajo mis caderas para juntarlas con las de Harry y me restriego sobre él.
-¡Joder! -Su pecho se expande y aprieta sus manos en mi cintura para tener más presión.
   Joder, eso es lo que digo yo. Ha sido una sorpresa encontrarme con su miembro duro debajo de mi. Una agradable, muy agradable, sorpresa.
   Sus ojos se abren y siento como su respiración empieza a acelerar en cuanto muevo las caderas en círculos, frotando justo en el sitio adecuado. Harry vuelve a gemir y empieza a mover sus caderas en contra de las mías, lo que hace que tengamos aún más rápido el contacto. Gimo de satisfacción y cierro los ojos. Mierda, mierda. Harry atrapa mi boca de nuevo.
   Durante unos segundos me he sentido desnortada, pero al abrir los ojos me he dado cuanta de que Harry está encima de mi y yo estoy ahora debajo, ¿cómo lo ha hecho tan rápido? En partes me frustra esto, pensaba que yo iba a ser quien llevase las riendas esta vez, pero como siempre, con Harry, nada es lo que parece. Coge el dobladillo de mi camiseta y la sube hasta el pecho donde se para y me ordena que me levante un poco para conseguir quitármela. Observo como disfruta de mi cuerpo semi desnudo, cubierto tan solo por la delicada ropa interior.
-Quítate el sujetador. -Impone con voz ronca.
   Dios, que sexy.
-¿Por qué? ¿No te gusta? -Sonrío pícara intentando reprimir una risa.
   Él sonríe, y baja su cabeza hacia mi.
-Tú me gustas de todas las formas- protesta susurrando en mi oído, dejando su cálido aliento en mi cuello haciendo que se me erice la piel.- ¿quieres saber en qué estaba pensando? -Asiento.- En como suena mi nombre cuando tú lo gritas.
   Mi respiración se para y mi pulso aumenta, incluso puedo sentir su bombardeo nervioso en mis oídos. Harry desciende hasta mis labios y los besa antes de apartarse de mi y pasar sus dedos indices por debajo del elástico de mi bragas para echarlas hacia abajo con mi ayuda, al levantar un poco la pelvis, y quitármelas. No puedo negar que estoy babeante por saber que es lo que tiene pensado para mi.
   Vuelve a ponerse encima de mi con los brazos estirados y sonríe. Sus ojos están brillantes y llenos de lujuria.
-Pensaba en las ganas que tengo de probar como sabes.- Besa mi cuello y siento como cada parte de mi se estremece. Baja hasta la ase de mi cuello y lentamente va mordiendo y lamiendo la piel expuesta. Madre de Dios. Siento como me mojo con cada palabra y cada caricia que me dedica.
-¿Me dejas probarte? -Harry pregunta.
   No soy capaz de soltar una mísera palabra, me tiene capturaba bajo su mirada. Asiento y él me lo agradece besando una vez más mis labios.
-¿Alguna vez te han tocado?- Pregunta.
   ¿Qué? ¿A qué viene esto ahora? No quiero que me haga recordar nada del pasado, ahora mismo somos él y yo, nadie más.
-Nadie me ha tocado como lo haces tú.- Digo en una exhalación al sentir como baja su lengua por mi vientre.
-Pero no soy el primero.
   Me incorporo sobre mis brazos y le obligo a mirarme.
-Yo tampoco soy la primera.- O eso creo.
  Veo como traga y se le marca el entrecejo. Su cabecita pensante está a cien por hora y eso me asusta.
-Pero si la única.
   Nos quedamos en silencio por unos segundos. Él no me había dicho que me quería también, sin embargo, me acaba de decir que soy la única. ¿Eso significa que me quiere? Y ¿Cuántas ex novias tuvo? Otras preguntas que se suma al montón.
-Relájate, no voy a hacerte daño.- Habla sacándome de mis curiosos pensamientos.
   No va a hacerme daño. Eso lo sé y aunque no fuese así, correría el riesgo.
   Vuelvo a tumbarme boca arriba después de quitarme el sujetador rojo oscuro y lanzarlo a la silla donde mi ropa se encontraba. Ahí me aseguro de que no se pierda.
-Voy a ir a tú ritmo.- Coge mi mano izquierda y la suelta antes de llegar a él. Sé lo que quiere y lo hago sin dudar. Bajo su cabeza hacia mi y entierro mis dedos en su pelo. Besa mis muslos por dentro dando pequeños mordiscos cuando se acerca a mi parte más íntima. Estoy muy nerviosa y no puedo evitar que él lo note, por eso hace todo lo posible para calmarme y se lo agradezco, agradezco que me trate tan bien y que no solo busque hacermelo rápido para quitarse el calentón y despues dejarme tirada. Sé que él no me haría eso, pero aun así tengo mis dudas, unas dudas que lentamente se evaden cuando siento que su tacto lento me tranquiliza. Cada vez se hace con un trocito más de mi y eso es a lo que realmente le temo, pues sé que Harry jamás me usaría, pero si se que me puede alejar cuando él quiera, y no quiero que se marche pues no sé si me volveré a sentir de esta forma alguna vez con otra persona que no sea Harry y la verdad es que no quiero a alguien, le quiero a él.
   Siento como me roza lentamente con la punta de la lengua y echo hacia atrás mi pelvis, hundiendola en el colchón, como un movimiento instintivo. Es una sensación dolorosamente placentera. Muerdo mi labio e inspiro por la nariz. Me sujeta fuerte rodeando mis muslos con sus manos para evitar que haga otro movimiento para apartarme de él. Suelta el aire por la nariz en forma de risa y me mira desde abajo. Será capullo. Me río e impulso lentamente su cabeza de nuevo a mi. Vuelve a retomar su trabajo haciendo círculos con la lengua y moviendola de un lado a otro sobre mi centro, dejándome sin el más mínimo aliento. Los jadeos y los movimientos involuntarios de mi pelvis eran cada vez más difíciles de retener por la habilidad de su tacto. Mis dedos tiemblan cuando intento acariciar su pelo y lo agarro con fuerza soltando un gemido al sentir como su lengua lame mi clítoris con fuerza una y otra vez. Su nombre roto sale de mi boca al sentir esa presión y él aumenta su tacto envolviendo con sus deseables labios el lugar que me había hecho estallar de gemidos mientras lo lamía. Siento una punzada de placer que lentamente se va haciendo más y más fuerte en mi punto íntimo, es un sentimiento casi doloroso pero a la vez tan adictivo que hace que por unos segundos pierda la razón y que su nombre salga disparado de mis labios en un grito enloquecedor mientras mi espalda se arquea de placer y cae de nuevo en el colchón. Mi boca abierta recibe al isntante sus labios mientras calma las pequeñas sacudidas que un siento en mi interior, a causa del orgasmo, introduciendo un dedo en mi y con el pulgar acariciandome el púnto más íntimo.
   Harry separa nuestros labios lo suficiente para dejarme coger aire y no apartarse demasiado de mi. Abro los ojos parpadeando rápidamente y encuentro al ser más hermoso del mundo con una media sonrisa marcada por sus prominentes labios. No puedo evitar devolverle la sonrisa. Me tiene loca, completamente loca.
-¿Cómo estas? -inquiere sonriendo.
   ¿Qué cómo estoy? ¿Sigo viva o me he muerto entre sus caricias y he subido al cielo? Estoy mejor que nunca.
   Me río y alzo la cabeza para besarle, un beso lento que rápidamente coge consistencia y se convierte en una apasionada declaración de lo que aún queremos, y queremos más.


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miércoles, 2 de julio de 2014

Forbidden - Capítulo 40

   Harry aprieta la mandíbula en un intento de callar sus pensamientos, parece que no se da cuenta de que tarde o temprano no podrá conmigo y lo único que provoca es retrasar la hora en la que descubra todo. Tanto él como yo sabemos que desde el primer momento que nos vimos no había vuelta atrás. Por eso intentaba mantenerme lejos, al menos ahora ya no se resiste a eso.
-¿Unos amigos te dejarían inconsciente en el suelo durante vete a saber cuantas horas o incluso días? Harry, no sé a que juegas con tu ironía. -Soy consecuente de mi tono de voz y de como lo he dirigido a él, más no he podido evitar ponerme así. 
-No es ironía, Samantha. 
   Suspiro o doy una tos incrédula por haber escuchado eso. 
-¿Cómo?
-No tienes... -le interrumpo.
-¿No tengo qué? ¿No tengo ni idea? ¿No tengo ni idea de todo esto? Claro. -Había conseguido cabrearme, no puedo tener más paciencia porque sencillamente no la tengo -.Tan solo sé que si tú no me lo dices ya me las arreglaré yo. 
   El silencio que se produjo en el mismo instante en el que solté mi decidida frase fue como prender la mecha de una bomba: esperas lentamente a su estallido como si jamás se fuese a producir y de repente arrasa con todo en el ultimo instante. Los ojos de Harry aguantaban ese entrecejo fruncido tan familiar y nada tranquilizador. Se levanta de su asiento en la isleta de la cocina, lleva sus manos hacia la banda colocada en su cabeza y la retira en un suspiro cansado. Manosea su pelo para echarlo hacia atrás a la vez que suelta el pañuelo en el frío mármol. Me distraigo del mundo cada vez que juega con su pelo castaño. Suelto mi labio inferior cuando me doy cuenta de que lo he atrapado entre los dientes.
-No sé como hacerte entender las cosas, no me dejas y yo no hago nada para intentar separarte. No puedo.
-No puedes -aseguro.
-¿Piensas seguir con esto? 
-Si. ¿Qué te hace pensar aun que no?
   Harry suspira. No me responde y yo me contengo para no cometer otra metedura de pata. Giro mi cuerpo para evitar que el chocolate rebose al burbujear tanto. Cojo una cuchara, remuevo el líquido marrón y humeante, y me pierdo en las constantes burbujas pensando en si debería quedarme. Por supuesto que quiero, pero a la vez siento la necesidad de estar separada de él tan solo unos instantes, necesito volver a encontrar mi camino hacia la realidad y salir del efecto que Harry me provoca. Oigo los pasos de Harry saliendo de la cocina y por el pasillo, ¿le habré enfadado? Supongo que puedo llegar a ser irritante en algunos momentos, como Megan me solía decir ''no filtras en tu cabeza lo que quieres decir, lo sueltas sin pensar''. Me irrita que tenga siempre la razón. Dejo de mover el chocolate pues ya está en su punto: ni muy espeso ni muy líquido. Me las avío para encontrar el armario con los vasos y saco dos pequeños aún con la duda de si Harry sigue queriendo, igualmente hay suficiente para dos. Pongo los vasos ya llenos con el chocolate humeante en una bandeja y los llevo a la isleta cual está totalmente vacía. Suspiro al pensar que está actuando como un niño chico y maldigo en mi interior al salir de la cocina para ir a buscarle. Supuse que estaría en su cuarto y efectivamente, ahí estaba. Dude un par de segundos entre llamar a la puerta medio encajada o dejarle a solas pero no fue una elección difícil. La puerta hizo un sonido casi insonoro cuando la abrí para descubrir a mi hombre de piedra mirando por su gran ventanal. Siempre fue un chico muy observador. Aun de espaldas me parecía el hombre más atractivo del mundo y la verdad es que es una tremenda tontería, pero supongo que cuando te pillas de una persona, hasta sus pasos te parecen irresistibles. Su espalda se ensanchó y se relajó en un suspiro antes de volverse a mi y mirarme con unos ojos serenos.
   Y en ese momento me di cuenta de que realmente me gustaba, me di cuenda de que Harry Styles me gustaba más de lo que pensaba.
-Yo entré en este mundo sin querer y ahora tú pides a gritos entrar.
Intenté tragar saliva, pero mi boca estaba seca.
-¿En qué mundo?
-¿No ves lo que le hicieron a Parker? -siguió hablando como si no hubiese escuchado mi pregunta -.Eso no es nada comparado con lo que pueden hacer si les cabreas de verdad.
-Tan solo quiero saber qué hay de oscuro en ti.
    Hizo una pausa para girarse al completo hacia mi.
-Más cosas de las que imaginas y de las que si te cuento probablemente ya no querrás saber nada más de mi.
    En mi apagada cabeza estallaron mil luces parpadeantes, ¿que intentaba decirme? ¿qué mi hombre de piedra tenía miedo a mi huida?
-No, te confundes Harry -entre en la habitación y cerré la puerta de espaldas.
   Dejó escapar una risa incrédula.
-Es irónico que digas que el confundido soy yo.
   Quise responderle borde, pero realmente y aunque me fastidiase tenía razón, no sé nada del mundo en el que está metido pero la única solución de hallar respuestas para Parker es adentrarme en él.
   Recorrí en cuarto hacia la cama y me senté en ella indicándole con la cabeza que se sentara a mi lado, él negó y giró su cuerpo hacia la ventana.
-Harry -protesté o supliqué.
   Suspiró y a paso cansado se sentó en el borde de la cama, a una distancia más larga de lo normal. Quería que estuviese más cerca, aunque ya fue un logro conseguir que se sentase.
-¿Quieres que me marche? -logro decir después de largos minutos silenciosos.
   Harry niega con la cabeza y se tumba boca arriba mirando hacia el techo. Sé que está cabreado o frustrado pues su mandíbula está pronunciada al final. Un signo de enfado del cual creo que solo yo me he dado cuenta.
-Creo que dormir nos vendría bien.
-¿Y qué pasa con el chocolate que he preparado?
   Él se encoje de hombros y se incorpora para desabrocharse el botón del pantalón. Intento no mirar pero me resulta imposible. Mi corazón empieza a bombardear más rápido y siento como mi pulso acelera. No se si es por como sus dedos se mueven al rededor de la hebilla del cinturón o por lo sexy que parece cuando se concentra en algo.
-¿Disfrutando de las vistas? -dice muy seco al incorporarse.
    Mi cara no tarda en adoptar un color rojizo pero antes de que él se de cuenta aparto la mirada y me muevo hacia la parte de la cama en la que pretendía quedarme esta noche, a no ser que algo se tuerza, claro está pues no me fío y no creo que consiga fiarme nunca del carácter de Harry. Se quitó la camisa por encima de sus hombros marcando todos y cada uno de sus músculos en la espalda. Intentaba reprimir el suspiro que amenazaba con salir de mi garganta, ¿cómo se puede ser tan atractivo y tan gilipollas a la vez? Su cuerpo cubierto tan solo por unos boxers azules oscuros se movía por la habitación para dejar la ropa en el lugar que le corresponde, me resulta algo incómodo que sea tan ordenado pues yo soy totalmente lo opuesto, tanto, que la silla que tengo en mi habitación hace de armario. Harry sale de la habitación sin decir una sola palabra y me deja a solas entre estas tres oscuras paredes y un enorme ventanal. Sigo pensando que estas vistas son de privilegiado. Un incesante ruido en la mesita de noche me despejó de mi ensoñación, mi móvil bailaba sobre ella mientras que se encendía una luz en su pantalla. Tenía un mensaje de Meg.

Megan: Acaba de despertarse, esta mejor, pero parece que anda fumado hasta los ojos. No quiero saber qué mierdas le habrán metido. 

Me incorporé de un salto e intenté responderle algo con total claridad, pero mis dedos temblaban de alegría. 

Yo: ¿En serio? ¡Qué alegría! Dile que mañana mismo le vamos a visitar.
Megan: Dice que si nos traes esos sándwiches que tú haces sería estupendo.
Yo: Él nunca ha comido uno de mis sándwiches. 
Megan: Oops. Lo quiero como el de la última vez. 
Yo: Eres una puta.
Megan: Me encanta, por cierto, ¿estáis en su casa?
Yo: ¿A ti que te importa?
Megan: Pásalo bien ;)

   Harry abrió la puerta del dormitorio y le di sin mirar a la tecla de bloqueo, quería responderle algo borde por haber insinuado que me acostaría con él... bueno, en realidad ella sabía lo que yo pensaba y eso era lo único que me fastidiaba, como siempre. Destapó el lugar que iba a ocupar y se introdujo en el sin decirme una mísera palabra. No me podía creer lo que estaba haciendo. Se estaba comportando como un niño chico. Igual. Se da la vuelta mirando hacia el armario y estira la mano para apagar la luz de la habitación. Me levanto enfadada de la cama y me dirijo a tientas hacia la silla donde casi una hora antes había depositado Harry mi ropa al desvestirme. No confío en el carácter de Harry. Me volví a repetir. 
-¿Dónde vas? -dice él.
   Le ignoro mientras que abro la camiseta para introducir mis brazos y ponermela con agilidad.
-Samantha. -Me amenaza.
-Voy al hospital.
-Tú no vas a ninguna parte.
   Oigo los muelles de la cama crujir y un escalofrío me atraviesa toda la espalda. Se ha levantado y seguramente ahora me tocará enfrentarme con mi hombre de piedra.
-Si voy. -digo con valentía antes de que Harry encendiese las luces y se dejase ver.
   Adiós valentía. Trago en seco e intento no mirar a este ángel solo en boxes azul oscuro.
-¿Estas sorda?
-Parker se ha despertado, así que voy a ir con él.
   Harry parpadeó unas cuantas veces y descruzó sus brazos del pecho, la noticia le había sentado bien puesto que sus músculos fueron visiblemente relajándose. Suspiré para mis adentros cuando dejé de observarle y cogí el pantalón que seguía en la silla.
-Suelta eso.
   Ignoro a Harry como segundos antes había hecho él conmigo. Estiro los pantalones para sacudirlos con miedo de que pudiese venir y arrebatármelos de la mano. Supongo que estaba siendo demasiado valiente al llevarle la contraria.
-No me obligues a ser un bruto contigo.
-Vete a la mierda. -digo bajo sin pensar pues estoy muy cabreada con él. 
   Siento su aliento pesado casi rozando mi cuello y el mio se para. Puedo jurar que prefiero morirme antes de volver a enfrentarnos. Mierda, que oído tiene. La tensión se huele en el aire denso.
-No me has conocido enfadado y no querrás conocerme -dice casi en un susurro justo detrás de mi oreja. 
   No se si es la adrenalina o que realmente estoy loca, pero me vuelvo hacia él y miro sus ojos verdes ahora tornados en una sombra por su entrecejo fruncido. Evito tragar para que no se de cuenta de lo muy asustada que me tiene.
-¿Por qué? ¿Me vas a hacer algo parecido a lo de Parker? -Mi voz temblaba, eso era algo que no podía ocultar-. ¿Es eso? ¿Fuisteis lo de vuestra banda, verdad? -Según iba sacando teoría me iba a cercando más a una conclusión -. ¿Eso es lo que sois, no? Unos matones que ni si quiera tienen escrúpulos. Que hacen daño hasta a sus mismos compañeros y por supuesto tú serás uno de ellos. Dime si me equivoco.- Entonces no tuve más remedio que tragar saliva. Sus ojos abiertos como platos dejaban una pesadez a la vista. ¿Un dolor, quizás? 
   Harry arrancó los pantalones de mis manos y los tiró al suelo sin ningún cuidado con ellos. Acercó su cara a la mía y durante dos segundos, los dos segundos más largos de mi vida, nos miramos sin decir ninguna palabra. Siento como algo en mi interior se ha parado y a la vez va a máxima velocidad. Como sentir un dolor al que lentamente te vas haciendo adicto y más, y más, y cada vez más hasta que algo te hace reaccionar y el placer se acaba dejando tan solo el insoportable dolor. 
-Antes de hacer matar a un amigo aprieto el gatillo contra mi.
   No sabía lo que decir, mi pulso martilleante iba a estallarme el corazón parado en cualquier momento. Unas lágrimas amenazaron con salir de mis ojos hasta que lo consiguieron. Él las observa caer sobre mis mejillas y yo siento la necesidad de bajar mi cabeza algo humillada.
-Si me dieses la oportunidad de conocerte no te juzgaría como una persona equivocada. 
-Puedes creer que soy lo que quieras, es mejor para ambos. ¿Por qué no puedes dejarlo estar?
   Alcé la cabeza y me sequé las lágrimas sin dejar de mirarle. Estamos siempre recorriendo del amor al odio en velocidades casi vertiginosas y estoy segurísima de que esto no es sano para ninguno de los dos. Sus ojos verdes mandaban a mi pecho incesantes disparos, pero no me dolían, o quizás si, pero de una forma extraña me gustaban, me gustaba como me hacía sentir incluso cuando nos enfadábamos, me gustaba sentir como encendía cada uno de los motores de mi cuerpo, ese calor que proporcionaba a mi interior y las ganas de descargar mi ira contra él. Juro que me encanta y que es un sentimiento tan fuerte que a veces cuesta diferenciar si le odio o me gusta. Él me hace subir y bajar pero nunca detenerme y esa es la razón por la que no quiero irme, no quiero tirar la toalla con Harry, no quiero detener este sentimiento.
-Porque no quiero, porque te quiero -dije con un hilito de voz enfrentandome a la diana que hacían sus ojos. Y creo que ese fue el momento en el que Harry se dio cuenta que no iba a parar hasta descubrirlo todo. No iba a detenerme. No quería detener esta sensación de sentir que él me da vida a través del peligro.
 



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sábado, 14 de junio de 2014

Aviso - Forbidden.


Hola a todos, como ya habréis visto no he subido ningún capítulo en estas últimas semanas y algun que otro lector me preguntó que si voy a dejar Forbidden, mi respuesta es no, no voy a dejar la fanfiction. Se me hizo imposible actualizar los capítulos pues he decidido centrarme en mis estudios en estas semanas pues es lo más conveniente para mi, espero que me entendáis y que aún sigáis esperando los nuevos capítulos de la novela con ganas. Perdón por no subir con constancia pero la próxima semana (viernes 20, sábado 21 o domingo 22) tendréis un nuevo capítulo.

Gracias xx.



Att: backforbritish.


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domingo, 25 de mayo de 2014

Forbidden - Capítulo 39

   Soy consciente de la presencia de Harry en la habitación a pesar de que mis ojos están cerrados por el cansancio que abarca todos y cada uno de los lugares en mi cuerpo. El continuo sonido del monitor cardíaco es lo único que me hace saber que aún sigo despierta y que, por ahora, no he caído en las garras del sueño. Llevamos muchísimo tiempo esperando sentados una respuesta en Parker, pero no da señales de recuperación, justo como nos había dicho horas antes el doctor. Había interrumpido en la sala de espera justo en el momento cual Megan iba a abrir la boca para soltar mi tan ansiada respuesta, pero todo aquello quedó en un segundo plano cuando lo vi entrar nombrando a los familiares y amigos de un tal Alex, Alex Parker. Mi cuerpo reaccionó al segundo, elevé mi vista hacia el médico con la mínima esperanza de encontrar tranquilidad y seguridad en su rostro, pero nada fue así. Los tres nos levantamos y salimos a un lugar más apaciguado de gente y de televisores estruendosos.
    -¿Sois familiares del paciente? -Dijo el doctor sacando un bolígrafo de su bolsillo superior en su bata blanca impoluta. No mostraba signos algunos de felicidad ni de alerta, estaba completamente serio y eso no me ayudaba.
    -Si -Harry pronunció antes de que yo pudiese hablar. ¿Por qué ha dicho eso?
   Él vio por el rabillo del ojo lo descolocada que me había dejado, ¿por qué tenía que mentir? Suspiré para mis adentros y pensé en seguirle el cuento a Harry, seguramente no me convendría ser un estorbo.
   El médico asiente y anota algo en una ficha sujeta a una carpeta. Esto me pone nerviosa, quiero saber algo de mi amigo ya.
    -¿Cómo está Parker, doctor? -suelto. ¿Por qué me tendría que aguantar?
   Deja de escribir letras ilegibles y me mira por encima de sus pequeñas gafas. Sus ojos hundidos por el cansancio le hacen parecer más viejo de lo que seguramente es.
    -La verdad es que por ahora no hay buenas nuevas, aún sigue en observación. En el peor de los casos puede tener hemorragias internas, un traumatismo craneoencefalico...-Megan le interrumpió.
    -¿Qué es eso? -Habló con temor.
    -Pues que de los múltiples golpes provocados por... -el doctor hizo una pequeña pausa para repasar nuestras caras desorientadas en busca de una respuesta a su frase sin terminar-. ¿Quizás una pelea? -siguió el doctor y vi como Harry apretaba su mandíbula, estaba tenso -. Es lo que más se le asemeja y si es así, los golpes que le hayan podido dar en la cabeza puede incluso haberle provocado una fractura de algún hueso del cráneo.
   Mis manos instintivamente fueron a parar a mi boca y un quejido para retener las lágrimas salió ahogado de mi garganta. Parker no, a él no. Harry pasó sus brazos por mi cintura y me pegó a su pecho, cuando lo hizo sentí como el corazón le latía frenéticamente. También estaba asustado por mi amigo.
    -Pero ese es en el peor de los casos, joven -el hombre intentaba calmarme desde su sitio -. Aún no se sabe mucho, de lo único que os puedo asegurar es que si que tiene varios huesos rotos en el brazo, por lo que hemos podido observar y que muestra signos de cortes en las manos, quizás hubieran atentado contra él con algo punzante y él se haya intentado defender con las manos, de ahí a esos cortes.
    -¿Y cuándo podremos verle? ¿O si quiera saber algo seguro de él? -Harry intenta mantener la voz serena, aunque parece que le cuesta. Mi hombre de piedra tiene sentimientos, al fin y al cabo.
    -No lo sé, pueden ser varias horas. Hasta que salga de observación no les podré decir nada seguro.
   Después de tres largas e interminables horas nos dieron permiso para entrar en observación y poder verle. Puedo jurar que si no hubiera sido por su pecho ensanchándose y relajándose a un ritmo constante pero tranquilo, parecería un cuerpo sin vida. Esas marcas moradas y rojas en sus pómulos y por al rededor de la boca, ese gran corte en su ceja y otro menos grave en su labio inferior hacen de su aspecto una visión dolorosa y espeluznante. Quien quiera que le haya causado este daño a mi amigo debe ser un loco, un demente, pues no cabe en mi cabeza que alguien sano de juicio pueda hacerle tanto daño a un ser humano, y lo peor y más horripilante puede ser que quizás Parker no haya hecho nada para merecerse esto, o quizás si. Mis ojos viraron hacia los de Harry, unas preciosas pupilas verdes que habían visto más mundo que yo y quizás él si sabe las razones de esto, quizás él si imaginase las razones de por qué Parker se encontraba así.
   Por lo menos ahora sabemos que no tiene nada grabe, solo unos cuantos huesos rotos y algunas magulladuras por su piel. Está a salvo durmiendo en una habitación del hospital para recuperarse y eso, por ahora, es lo que más importa.
    -Sami... -Oigo susurrar a Megan en mi oído, lo que me hace abrir los ojos pestañeando un par de veces mientras inhalando por la nariz.
    -¿Mmm? -Inquiero acomodándome en esta incómoda silla de cuero blanca. Miro a mi alrededor buscando a Harry entre nosotros y me tranquilizo cuando unas manos se posan en mis hombros. Menos mal. Suspiro. Pensé que se había marchado.
    -Vete a casa, yo me quedo esta noche con Parker. -Ella dice con total tranquilidad e incluso con una media sonrisa en sus labios. ¿Cómo puede sonreír?
    -No pienso marcharme, quiero estar aquí con él.
    -Estás muy cansada, no hay más que verte la cara. Anda, ve a casa, ya vendrás mejor mañana por la mañana con todas las pilas cargadas.
    -Pero... -Harry aprieta mis hombros entre sus manos y yo me hundo en el sillón. Como vuelva a hacer eso gimo de placer. Necesito un masaje, estoy muy tensa.
    -Pero nada Samantha, te llevaré a casa. Tú cansancio no ayudaría a Parker.
   Suspiro y asiento. No puedo negarle nada a esa voz, será mejor que me marche a casa para reponerme pues mañana espero estar aquí muy temprano. Me incorporo del asiento y estiro un poco mi espalda. Voy a poner una queja contra los sillones incómodos de los hospitales, tengo el culo dormido. Cojo mi bolso y ando hacia Parker observando su rostro, me duele mucho verle así. Me agacho y dejo un beso en su frente.
    -Voy a encontrar respuesta para esto. -Susurro solo para nosotros dos.
   Doy media vuelta para sonreirle a Megan en forma de despedida y me reúno con Harry en la puerta abierta de la habitación.
    -Llamanos si necesitas lo que sea, pero a ellos no, ya lo sabes.-Harry le recuerda.
   ¿A ellos no? ¿A quién no? Él coge mi mano y nos lleva a zancadas hacia los ascensores. Tenemos la gran suerte de que uno se está abriendo ahora y todos los ocupantes han salido. Él nos mete dentro y pulsa los botones para que las puertas se cierren.
    -Voy a salir por la puerta que da al parking, tú sal por la principal y vete hacia las calles de la parte de atrás, ¿de acuerdo?
   Asiento sin mirarle. Entiendo que es peligroso que nos vean juntos, pero ahora mismo me daría igual que eso ocurriera, es más, si ocurre mejor, así podría plantarle cara a esa pandilla de motoristas. Estoy segura de que ellos han tenido algo que ver. Las puertas se abren sacándome de mis pensamientos y Harry sale a grandes zancadas del ascensor. Ve por la puerta principal. Por la puerta principal. Mi subconsciente me indica moviendo sus manos como una loca hacia la parte de delante en cuanto ve como mi mirada sigue a Harry bajo el pensamiento de seguirlo. ¿Estarían ahí?
    -Perdone señorita, ¿a qué planta va? -Una señora mayor me observa expectante.
    -Oh, lo siento, a ninguna- sonrío hacia la amable señora y ella me devuelve la sonrisa -. Adiós.
   Salgo del ascensor y miro de puntillas por encima del barullo de gente, dirigiéndose hacia todos los pasillos del hospital, intentando encontrarle pero mi busca no da resultado y mi plan para seguirle no ha funcionado. Fantástico. En un suspiro de derrota hago lo que me pidió y encamino mi paso hacia la salida principal. Cuando salgo el sol de esta mañana había desaparecido por completo dejando en su lugar un cuadro de tonalidades azules intensos, deben ser las nueve de la noche pero no recuerdo cuando el tiempo ha pasado tan deprisa. Bajo los millones de escalones del hospital y veo un coche parecido al de Harry, un todoterreno negro, me parece el suyo aunque él dijo que esperase por la puerta de atrás. Qué raro. Me acerco un poco ya que igualmente tengo que pasar por ahí para atravesar hacia la parte del parking y paso de largo cuando me percato de que una mujer joven, de poco más de veinte años por lo que he podido vislumbrar, es quién lleva el volante junto a un hombre más mayor de pelo oscuro, no me suenan sus caras por lo cual me hace cuestionar el por qué me han mirado tan de frente. Decididamente no les conozco. Sigo caminando hacia las calles traseras en silencio y agarrando la correa de mi bolso con las dos manos, estos estrechos y oscuros callejones no dan precisamente seguridad cuando apenas las farolas los alumbran. Me exalto cuando oigo el ruido de un motor a lo lejos y doy media vuelta rezando para que sea Harry, no quiero ni imaginar el tipo de gente que puede albergar en estos alrededores. El coche se para justo a mi lado, sin embargo no puedo ver mucho, la luz intensa de sus faros me han cegado. Pestañeo un par de veces y observo una figura inclinarse desde su asiento hacia el otro para abrir la puerta y me echo un poco hacia atrás para que no me de.
    -Samantha, joder, sube rápido.- Mis ojos se aclaran y veo el entrecejo fruncido de Harry dibujado en su rostro.
   No pregunto nada y esta vez dejo la situación en manos de Harry al completo. Subo al coche y en el momento que cierro la puerta, él, pisa a fondo el acelerador. Si antes pensaba que estaba loco cuando corría a esas velocidades por las avenidas, ahora afirmo que es un temerario al volante, quiere matarnos, seguro. Mi cuerpo hundido en el asiento se hace con el cinturón como puede y lo abrocho fijándome en si Harry lo lleva abrochado. No lo tiene. Se va a matar.
    -¿Qué coño pasa? -Pregunto cuando oigo el 'clic' del cinturón.
   No obtengo respuesta de Harry pero me doy cuenta de la situación en cuanto veo a ese todoterreno haciéndose a la luz durante segundos cuando pasa por debajo de las infinitas farolas. Mierda, nos han visto. Mis ojos se abren de la sorpresa y empiezo a sentir miedo.
    -Baja la cabeza. -Habla mirando hacia el retrovisor.
   Acato su orden y me camuflo entre el asiento y la guantera para no ser vista. Harry gira el volante y mi cuerpo choca contra la dura puerta durante unos segundos antes de volver a estabilizarme.
    -Mierda, Harry.- Alzo mi mano para llevármela a la cabeza y frotarla. Au, que daño.
   ¿Pero cómo han descubierto que estaríamos aquí? Eso me hace pensar que Harry ya sospechaba algo de esto y por eso me dijo lo de salir por puertas diferentes, sin embargo parece ser que los de su banda son mas listos de lo que él cree. Siento como la velocidad empuja mi cuerpo hacia atrás, pero no me puedo levantar más pues seguramente me verían, aunque ya me han visto. ¿Esto quiere decir que he metido a Harry en problemas? ¿Esto quiere decir que le harán a él lo que le hicieron a Parker? Pero yo no recuerdo haber metido a Parker en problemas, ¿entonces? Joder, no entiendo nada.
    -Dime que les hemos perdido -pregunto ansiosamente cuando ya no tengo que emplear mucho esfuerzo en aguantar mi cuerpo entre el asiento, aunque sigue conduciendo a mucha velocidad. Mis nudillos se relajan y alzo un poco la cabeza.
    -Eso parece, pero hasta que lleguemos a mi casa no te levantes.
   ¿A su casa? Si claro.
    -¿Por qué coño me vas a llevar a tú casa? ¿Es que no entiendes que no quiero? -Me incorporo sin darme cuenta.
    -Joder Samantha, ¿acaso no has visto a esos dos? ¿Por qué crees que estaban ahí? -Tengo la gran suerte de no enfrentarme a su entrecejo pues está conduciendo.
    Trago saliva y miro hacia atrás buscando rastro alguno de todoterrenos negros desenfrenados, doy gracias a que no hay nada.
   Los arboles grandes y oscuros se mueven con rapidez a los dos lados de la carretera silenciosa y mi vista se pierde entre ellos. Bajo la ventanilla y apoyo mis codos en ella. El aire frío entra por mis pulmones y recorre todos los sitios de mi cuerpo helandome, aunque a la vez reactivando mi cansada mente. Me purifico. Saco la mano un poco hacia afuera haciendo pequeñas ondas al compás del viento, cual guía mis dedos en distintas direcciones. Siempre me ha gustado esta sensación, es lo más semejante a volar después de nadar. Me encanta sentir como las frías corrientes mueven mi cuerpo a su antojo, como el viento choca contra mis yemas e impulsan mis manos hacia atrás. Apoyo la barbilla en mi antebrazo y observo como la otra mano sigue haciendo olas sin cesar. Los cabellos revolotean por mi rostro y el viento me rodea. Suspiro y cierro los ojos. ¿Qué hubiera pasado si Harry no hubiese llegado a mi vida? Ahora mismo estaría sentada en una mesa redonda en el comedor de la casa de mis padres, disfrutando de una cena apaciguada, como estaba acostumbrada tiempo atrás. Mi vida no tenía nada de emocionante, es más, yo no hacía nada para que se diera la ocasión. Pero él ha llegado a mi vida, ¿quizás como un ángel? Está poniendo todo lo que conozco patas arriba y lo mejor es que me encanta, a la vez que me pone de los nervios que haga eso sin darme explicaciones y seguramente si yo no fuese tan curiosa no me habría adentrado tanto en él como estoy intentando hacer, porque sé que Harry merece la pena. Da igual cuan oscuros sean los secretos que él no me quiere revelar.
   Él aparca el coche en la entrada y cierro la ventanilla. Mis manos se dirigen al enganche del cinturón para quitarlo pero siento como su mano se cuela por mi cuello y eleva mi visión hacia sus ojos. Qué sonrisa.
    -Tienes la cara helada -pasa su pulgar por mi mandíbula y acerca su rostro al mío -. Y los labios secos.
   De repente se me han olvidado todas las preguntas que rondaban por mi mente. Maldita sombra de sonrisa.
    -Tú puedes curarlo -sonrío dulcemente.
   La sonrisa de Harry se hace a la luz y deja un beso casto en mis labios.
    -Vamos a dentro, debes estar muy cansada.
   Asiento y desabrocho el cinturón. Salgo del coche y me reúno con él en el capó. Oigo como el coche lanza la alarma para avisar de que está cerrado y finalmente guarda el mando en el bolsillo trasero de su pantalón. Coge mi mano y nos leva hacia su casa, no sin antes asegurarse de que nadie nos observa. No hay nadie, o por lo menos nadie que podamos ver. Cierra la puerta detrás de él y quita el bolso de mi hombro para ponerlo en la pequeña percha de la entrada. Doy media vuelta y espero a que me mire en cuanto termina de colgar su chaqueta.
    -Harry, ¿quién... -él me interrumpe como si no me hubiese oído.
    -Espérame en el salón -su mano se apropia de mi cintura y me pega a él -. Voy a hacer café, ¿quieres?
   Niego con la cabeza. ¿Café? No soporto su sabor.
    -¿Chocolate caliente, entonces? -Vuelve a preguntar.
   Asiento y le sigo a la cocina. Entro primera y enciendo la luz. Sé que tengo que preguntarle millones de cosas, pero si le saturo al final terminaremos como siempre y esta vez no puedo permitirme ese lujo. He prometido a mi amigo que encontraría respuestas y sé que él puede dármelas.
   -¿Dónde tienes el azúcar? -pregunto abriendo todos los estantes.
   -¿Vas a hacerlo tú? ¿En serio?
   Y tan en serio, ¿piensa que no se cocinar? Asiento y abro el cajón donde guarda el azúcar. Bingo. Él ríe incrédulo ante mi ''já'' y se incorpora. No puedo asimilar lo tranquilo y feliz que parece, acabamos de ser perseguidos y él está tan normal, ¿cómo lo hace?
    -Vale, pero antes de hacerlo ven al cuarto, quiero cambiarte de ropa.
   ¿Qué? ¿Quiere cambiarme de ropa? ¿A mi? Hace mucho tiempo que alguien me vistió por última vez y si no recuerdo mal fue cuando yo tenía unos once años y le reproché a mi madre el hecho de que siguiera comprándome vestidos de abuela para las bodas.
   Asiento y acepto su mano suspendida entre los dos.
    -Si esta noche te vas a quedar necesitas ropa cómoda, ¿o prefieres top less? Sabes que a mi no me importa. -Dice ya en su habitación y abriendo el armario.
   Oh dios. Será idiota. Ahora que lo pienso, aún no he recuperado mi sujetador desde aquella noche. Me muero de vergüenza, no quiero ni imaginar la reacción de Harry al encontrarlo. Una sudadera ancha gris aterriza sobre la cama.
    -¿O prefieres camiseta? -dice cuando me ve observando la sudadera.
    -Oh, no, no, esto esta bien. Gracias.
   Harry se encoje de hombros y cierra la puerta de su armario para llegar hacia donde estoy en la cama.
    -Levanta -. Me ordena.
   Yo obedezco sin pensar. Coge el dobladillo de mi camiseta y la sube por mis brazos hasta sacármela por la cabeza.
    -Harry, puedo vestirme sola -le recuerdo, pero en verdad no quiero hacerlo, quiero que lo haga él.
    -Te he dicho que voy a cambiarte de ropa -. Se agacha y desabrocha el nudo de mis zapatillas para quitármelas una a una.
   Suspiro y dejo que él lo haga. ¡Bien!
   Se pone de rodillas y sube sus manos hacia el botón de mi pantalón, en cuanto noto sus dedos por mi pelvis me estremezco y Harry sonríe. Será tonto. Miro hacia otro lado para evitar reírme  pero vuelvo al lugar de origen en cuanto siento como desabrocha el botón y baja la cremallera. Mi respiración empieza a ser irregular aunque intento que pase desapercibido para el adonis que tengo arrodillado ante mi. Baja lentamente el pantalón por mis muslos y yo muerdo mis labios para evitar que sus dedos rasgando mi piel saquen de mi lo que él busca, mis jadeos. Acerca sus labios a mi muslo y le da un pequeño bocado seguido de un beso a la vez que los baja completamente. Ay.
    -Suéltalo -Harry impone.
   Dejo escapar mi respiración en un jadeo y el sonríe victorioso. Madre mía. Levanto mis pie izquierdo y luego el derecho apoyando las manos en sus fuertes hombros. Se que si sigue así probablemente no consiga sacarle nada de información, por eso e de mantenerme cuerda. ¿Por qué suena como si fuese tan fácil?
   Me tiene en ropa interior y no hace nada durante unos segundos para taparme, es más, mira mi cuerpo de arriba a bajo cuando se levanta, sin ningún pudor.
     -¿Qué piensas? -Hablo bajito, aunque no susurro.
     -Nada.
    Agarra la sudadera y con cuidado la pasa por mi cabeza y por mis hombros. ¿Qué no pensaba nada? Y yo me chupo el dedo.
     -¿Vas a decirme quién eran esos?
    Él recoge mis pantalones del suelo y los deja junto a la camiseta. Suspira y coge mi mano para llevarme a la cocina.
     -Eran Riga y John, unos tipos que van con gente que no deben. -Se sienta en la isleta de la cocina mientras yo saco una olla pequeña y la pongo en la vitrocerámica que parece totalmente nueva, ¿a caso no cocina?
    -¿Con tus amigos? -Suelto sin pensar. Espero que mi ironía no le cabree.
    -Parecidos.
   ¿Parecidos? ¿Es que acaso hay más?
   Pongo la leche en la pequeña olla y espero a que se caliente. Me siento encima de la encimera y veo como me observa son una pequeña sonrisa.
    -¿Disfrutando de las vistas? -No hay que saturarlo. Tengo toda una noche por delante para sacarle información.
   Él sonríe mientras su mirada baja hacia mis piernas desnudas.
    -Me gusta como te queda la sudadera, pero sin ella estabas mejor.
   Empieza a morderse el labio inferior mientras observa mi cuerpo con esos ojos veces. Va a distrerme otra vez y no puedo dejar que me líe, necesito respuestas. Bajo mi cuerpo de la encimera y echo el chocolate en polvo sobre la leche burbujeante.
    -¿Son ellos quienes pegaron a Parker?
    -No. -Responde al segundo.
    -¿Entonces quién?
    -Sus amigos -dice irónico.
   ¿Amigos? ¿Qué amigos le harían algo así? Doy media vuelta y le miro con el ceño fruncido.
   -¿Amigos? Harry, unos amigos no te dejarían inconsciente.



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sábado, 17 de mayo de 2014

Forbidden - Capítulo 38

    -¿Entonces me acompañarás a buscar mi coche o tendré que ir sola? -Cuestiono a Megan por la otra línea.
   Es muy fácil saber cuando Harry no está cerca, ese ambiente intenso que se esconde detrás de mi espalda desaparece por completo dejando una intensa presión en mi pecho, son las ganas que tengo de volver a estar con él, dándome igual que hayamos pasado toda una noche juntos y que se haya marchado hace menos de una hora, ya que si por mi fuera, estaría pegada a sus hermosos labios el resto de mi vida. A la vez no dejo de pensar el miedo que me provoca sentirme así.
   -Tía, es temprano -no hace falta que la vea para saber que aún sigue metida en la cama, a pesar de ser las una del mediodía, le encanta ser un vaga al contrario que a mi, no soportaría estar en la cama tanto tiempo una vez me haya despertado, me agobio.- Vamos por la tarde.
    -Parker lleva más de tres semanas con mi coche en su garaje, ya es hora de que me lo devuelva y no quiero ir sola, ven, por favor, por favor, por favor. Y si quieres podríamos ir a comer al Ribs.
   Oigo un suspiro de derrota.
    -Esta bien, recógeme dentro de -interrumpo a Megan.
    -Dentro de un cuarto de hora estoy en tu casa, así que mueve el culo fuera de tu cama y arréglate. Por cierto, llama a Parker, a mi no me lo coge.
   Su risa me hace comprobar que ya está lo suficientemente desperezada.
    -Zorra sin sentimientos -dice entre risas y cuelga.
   El garaje de Parker está mas cerca de mi estudio que de la casa de Megan, pero si le digo que venga en un cuarto de hora seguramente ese cuarto de hora terminaría siento una hora y la verdad es que prefiero no arriesgarme.
   Sobre la una y media llego a la valla de su casa y la encuentro cerrando de un portazo la puerta principal. Problemas. Baja los tres primeros escalones con rapidez y se guarda al móvil en el bolsillo delantero de su short. Me aparto hacia un lado para que ella pueda salir abriendo la valla hacia adentro y luego cerrandola de un portazo. El problema debe de ser grande. Coge mi brazo y me tira camino a bajo por el lugar donde he venido.
    -¿Qué pasa? -Pregunto sofocada, casi está corriendo. La verdad es que no hay que ser muy lista para saber que seguramente ha vuelto a tener una pelea con su padre. Maldito sea.
    -No sé lo que pasa.
   ¿Qué?
    -He llamado a Parker para decirle que íbamos a ir.
   Ah, ¿no es sobre su padre? Esto es nuevo.
   -¿Y qué? ¿A caso no se lo ha cogido a su amor platónico? Estará haciéndose el duro, ha recibido dos llamadas de dos chicas, eso sube mucho la moral, además, ya sabes como es Parker -Le interrumpo mofándome.
    -¿Y por qué no te lo ha cogido a ti primero?
    -Yo que sé, estaría entre motores. Megan, cálmate, no pasa nada.
   Megan se para en seco y yo casi me doy contra su hombro.
    -Sam, el problema es que no me ha contestado a las cuatro llamadas -¿No contesta a cuatro llamadas de Megan? Eso si es raro. Ella saca su móvil del bolsillo y revisa el registro de llamadas para enseñármelo. Es verdad.
    -No le pasará nada, estaría con la música a todo volumen, como siempre.
   Miro a Megan y observo como se muerde el labio para intentar callar una frase. Sus ojos derrochan miedo, el mismo miedo que vi reflejado en ellos cuando fuimos a la nave y aquellos tipos montados en sus Harleys empezaron a perseguirnos. ¡Ya está! Parker estaba metido dentro de esa mierda y estoy segura de que Megan sabe algo más que no quiere contar, de ahí a que se haya callado tan de repente y que esté tan asustada.
    -¿Hay más?
    -Luego te cuento. -Retoma la carrera cogiéndome del brazo y casi arrastrándome por las calles. Le gano el paso y vamos con decisión hacia el lago, hacia la parte de los garajes.
   La verdad es que no me gustaba para nada este lugar, sin duda era la parte más inhóspita del lago porque entre tanta chatarra parecía un cementerio de coches y motos, nada atractivo para los visitantes del lago.
   Puedo ver mi descapotable aparcado en la puerta del lugar de trabajo de mi amigo. Aún sigo preguntándome cómo es posible que me hubiera reglado tal coche y cómo yo acepté. No quiero ni pensar que el coche fuera robado por los supuestos amigos de Parker, pero no lo creo porque revisé los papeles y todo estaba en orden, aún así nadie regala un coche así porque así a nadie y aún tengo mis dudas de si realmente la historia que me contó a cerca de que había reparado el coche de su tío era verdad o no, parecía demasiado nuevo.
    -Sam, vamos. -me avisó dándose la vuelta y esperándome en el sitio a unos diez o quince pasos delante de mi. Tengo que aprender a controlar mis ensoñaciones. Me apresuro a su lado y retomamos el camino acercándonos cada vez más.
   Esto estaría abandonado de no ser por la música de los años setenta que se escucha a través de una antigua radio o por los distintos sonidos atribuidos a diversos aparatos mecánicos que suenan desde los garajes, pero curiosamente, del de Parker, no se aprecia nada.
    -Megan, ve a mirar a la oficina, yo voy al garaje.
   Ella asiente y nos dividimos. Casi he llegado llegado al coche y no sé qué haré cuando llegue, es decir, ¿y si no le encuentro? No sé si debería alertarme o es que Megan me ha metido muchos pájaros en la cabeza. Él tiene veintidós años, él es mayor para saber por dónde se mete, aunque forme parte de una banda de motoristas de la cual nadie quiere pronunciar palabra alguna. Eché un vistazo a mi coche, parecía en perfecto estado y sin ningún rasguño, -aunque lo que fallaba tan solo era el motor-, Parker se ha portado bien con él. Vi por el rabillo del ojo que la puerta estaba abierta y supongo que eso fue lo que me alertó de que alguien podría estar dentro, no creo que Parker dejase la puerta de tal manera si no estuviera por aquí. Él está bien seguro, Megan es una paranoica. Cuando quise abrir la puerta algo detrás de ella me impidió hacerlo, acerco mi cara a la pequeña apertura de la puerta pero esto está demasiado oscuro como para que mi vista alcance a ver algo así que decido meter la mano por la puerta, palpando la pared para encontrar el interruptor de la luz, lo encuentro, le doy hacia arriba y la luz parpadea un par de veces con un sonido chispeante antes de inundar el garaje. Y ahí lo veo, abatido en el suelo bocabajo con cortes en sus manos sangrientas. ¡Dios!
    -¡Megan! -Chillo lo más alto que puedo y en tres segundos la tengo a mi lado.
   Intento entrar pero no puedo, Parker está tendido justo al lado de la puerta y su cuerpo pesa mucho. Las lágrimas salen de mis ojos incesablemente y mis manos tiemblan sin piedad, tan solo quiero abrazar a mi amigo para asegurarme de que aún sigue con vida. Mientras tanto Megan llama a la policía o a la ambulancia, no sé muy bien lo que hace ya que mis gritos alentadores hacia Parker para que me respondiese capturaban toda mi atención. Mi pecho reunía una presión jamás antes experimentada, esto es demasiado. Al fin puedo echar su cuerpo un poco hacia el lado, lo que me permite entrar por una apertura más grande. La puerta se cierra de un portazo cuando vuelve a recibir el peso de mi amigo, pero yo lo aparto dándole la vuelta y subiéndolo a mi regazo para abrazarle. No sé de dónde he sacado tanta fuerza.
   -¿¡Parker!? -Odio llorar, pero ahora es lo único que quiero hacer. Toco su cara polvorienta con mis manos temblorosas y la acaricio. Mi cuerpo se mece hacia delante y hacia atrás, queriendo acunarlo para hacerle sentir seguro. Paso mis dedos por sus labios y siento una leve respiración, cierro los ojos en un gesto de desesperación y alivio: esta vivo.
   Megan abre la puerta para mirar desde ella como yo sigo acunandole y retirando mis lágrimas ráidamente de mi cara entre sollozos, ella está igual que yo, jamás la he visto llorar de esta manera. Se niega a acercarse hacia dónde él y yo nos encontrábamos. Ella estaba en lo cierto.
    -Dime que esta vivo -habla entre gimoteos.
   Asiento con la cabeza apretando el cuerpo de Parker al mío, no me salen las palabras. Ella suspira de la misma manera que yo lo hice segundos antes y se deja caer deslizándose sobre la puerta y escondiendo su cara entre las rodillas. Esa música tranquila de los setenta era lo único que nos acompañó en los siguientes minutos, antes de que las sirenas de la ambulancia y de los coches de policía interrumpieran en el garaje.




   El silencioso barullo que provenía de la sala de espera era insoportable, al igual que todo lo que me rodeaba, el reloj de aguja no había cambiado la posición desde el primer momento en que llegamos Megan y yo, la televisión de la sala tenía el volumen al máximo y si no hubiera sido por el público de abuelos que había sentados en la fija de enfrente ya lo habría quitado. Mi pie derecho subía y bajaba en un vaivén nervioso del que solo me percataba cuando Megan ponía su mano en mi rodilla para hacerme parar.
    -Sé que estas nerviosa Sam, yo también lo estoy, pero hasta que no venga el médico no podemos hacer nada, así que te vendría bien relajarte.
    -¿Cómo piensas que puedo relajarme?
    -Sam -Megan me advierte con tono severo.- Anda, ve a dar un paseo hacia la máquina de refrescos y compra algo, eso te despejará.
    -No -arrugo el ceño.- ¿Y si viene el doctor?
   Ella niega con la cabeza haciendo que su coleta rubia se contonee.
    -Va a tardar, créeme.
   Suspiro y asiento. Me levanto y cojo el bolso que antes deposité en el suelo para echarme la correa sobre el hombro.
    -Llámame si dicen lo que sea sobre Parker, aunque sea una tontería.
    -No te preocupes, lo haré -dice dedicándome una sonrisa tranquila. Ella maneja muy bien estas situaciones, tiene un control increíble sobre sus sentimientos aunque antes ha demostrado que hasta las personas mas fuertes acaban rompiéndose.
   Encamino mi paseo hacia la máquina de refrescos, tampoco es que esté muy lejos de la sala pero mi amiga tiene razón, necesito andar y despejarme, esto es insoportable. Doy con la máquina después de andar un par de minutos, tiene sentido que la hayan puesto en la zona de los ascensores y no en cualquier punto de los pasillos como yo creía, soy una negada para la orientación y sobre todo en los hospitales. Ojeo los refrescos en busca de uno para tomar, sin embargo, mi apetito tiene colgado un cartel de ''vuelva más tarde'' y elija lo que elija sé que quién se lo acabará tomando será Megan.
    -¿Samantha? -Mi corazón da un brinco de alegría cuando escucha esa familiar voz. Doy media vuelta al segundo, le veo y me quedo paralizada, gracias a Dios. Camino hacia Harry con las lágrimas brotando de nuevo en mis ojos, no me gusta llorar pero acabo de descubrir que hay algo que me gusta aún menos: que él me vea llorar. Cuando llego a Harry nos guía hacia un sitio más apartado y coge mi cara para que le mire a los ojos.- ¿Cómo está Parker? -Retira con sus dedos pulgares el río de lágrimas que nacen de mis ojos.
   Sorbo por la nariz a la vez que niego con la cabeza.
    -No lo sé, hace más de una hora que entró en observación pero los médicos no nos han dicho nada, solo sé que respiraba cuando lo encontramos.
   Harry suspira posando su frente en la mía, yo acerco mi cuerpo al suyo y él baja sus labios para encontrar los míos. Bendito sedante. Su dulce beso moldea mis labios a su antojo a la vez que nuestras lenguas se acarician en modo de consuelo para ambos, sabe lo que necesito y cómo lo necesito. Es sorprendente lo mucho que Harry me puede afectar. Un sonido seco suena entre nuestros labios al separarlos.
    -Él es un hombre fuerte, lo sé, se recuperará.
   Asiento y le miro con decisión a los ojos.
    -Han sido los de tu supuesta banda, ¿o me equivoco? -Juro que como no me responda van a tener que ponerle una camilla al lado de la de Parker.
    -Si. -Asiente después de haber dudado unos cuantos segundos, alzando la vista por encima de mi.
    -¿Por qué? ¿Qué hizo Parker para que le dejaran inconsciente? -Es mi primera pregunta angustiada.
    -Cualquier cosa -sigue sin mirarme, está intranquilo, lo sé.- O simplemente nada.
    -¿Cómo que nada? ¿Quieres decir que la paliza que le han dado ha sido por gusto? -Me está dejando atónita. Y ahora caigo en cuenta de lo que dijo aquél hombre cuando nos asaltó a Harry y a mi en el lago, que venía a comprobar si aún Harry seguía vivo. ¿Eso quiere decir que él también está en peligro si sigue en la banda de motoristas? ¿Y por qué está en ella?
    -Puede ser.
    -Harry, ¿en qué estáis metidos tú y Parker? ¿Es que acaso... -mi voz se alza sin remedio hasta que Harry tapa mi boca.
    -No vuelvas a chillar, Samantha. Y deja el tema. Vamos. - Pasa un brazo por detrás de mis hombros y me lleva hacia la sala de espera, cortando de raíz mis preguntas. Suspiro y pienso que oponerme a esto sería una tontería, él terminaría irritado y posiblemente se marcharía, yo no quiero eso, así que callo y hago lo que él dice. No me gusta su lado controlador.
   Ahora que lo pienso, ¿cómo se ha enterado de esto? Megan. Megan tiene su número y ella es la que me ha advertido de la posible y acertada situación de Parker, maldita sea. Hasta mi mejor amiga me oculta secretos. ¿Pero qué pasa aquí?
   Llegamos a la sala de espera y nos sentamos junto a Megan, ella nos mira con el ceño fruncido cuando ve a Harry con su brazo acomodado sobre mi, pero me da igual, la verdad, ahora mismo me preocupa más la información que ella oculta antes de lo que ella piense acerca de Harry y de lo peligroso que pueda llegar a ser.
   Me acerco al oído de mi amiga y susurro:
    -¿No se suponía que después me ibas a contar? Mas te vale hacerlo.
   Megan vuelve su rostro hacia el mio tragando saliva y conecta nuestros ojos.
    -Hazlo. -Amenazo.


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domingo, 4 de mayo de 2014

Forbidden - Capítulo 37

De sus labios entreabiertos y húmedos se escapa una pesada respiración que se funde con la mía cuando dejo caer suspiros jadeantes, me vuelve loca, hace que toda la lógica de mi mente desaparezca por completo y que mi cuerpo tome el total control de mis sentimientos. ¿Cómo es posible que una persona saque esto de mi? Sus lagos verdes no dejan de observar mi rostro como si fuese un libro y percibo como su mente va a mil por hora, quiero saber lo que piensa en estos momentos y por qué vuelve a tener ese ceño fruncido tan familiar en su rostro. Quiero saber más cosas, pero sé que está intentado evadirme de todo pensamiento con esta estrategia; volverme loca. Harry deja escapar un suspiro y se deja caer hacia un lado de la cama boca arriba. Me sorprendo cuando no ha terminado lo que pensaba que iba a hacer, esto es nuevo, ¿qué le pasa? Giro mi cuerpo hacia él y me apoyo con el antebrazo.

-Quiero besarte. - Admito con total sinceridad, ¿para qué mentir? No me serviría de nada -. Tan solo me da miedo el hecho de que a ti te gusta la velocidad y yo por mucho que intente alcanzarte no puedo, Harry, nunca podré comprenderte del todo si no me dices lo que te pasa.
-Te lo estoy diciendo, Samantha -gira la cabeza hacia la mía.
-Lo sé y me gustaría que siguieras.

No quiero agobiarle, sé que cuanta más presión haga menos va a soltar, aunque sin embargo mi ansia por descubrir cosas sobre él impide que mis frases salgan con el tono adecuado de cautela, quiero descubrir.

-¿Para qué? No es importante -se da la vuelta hacia mi y deja reposar su mano sobre mi cintura.

Siento el calor de su mano recorriendo toda la zona en la que está, calentándome poco a poco. Me muero de ganas de besarle, pero mi curiosidad acerca de él supera a cualquier otra cosa.

-¿Y si te pregunto yo?
-Adelante -vuelve a tumbarse como si le agotase y en cierto modo es así.

Miro su perfil unos segundos hasta que mi mente reacciona de nuevo y me incita a sentarme encima de él, otras veces ha funcionado esta estrategia y espero que siga funcionando. Con las rodilla apoyadas a cada lado de su cintura mi peso descansa en su pelvis, sé que si hago un paso en falso esta estrategia tendrá efectos secundarios cuales siento la necesidad de provocar, a pesar de eso voy a averiguar hasta donde podemos aguantar esta tensión. Creo que, por como me mira y por como sus dedos están acariciando mi piel al descubierto de la rodilla hasta el bajo de mi pantalón corto, voy a ser la primera en decaer. Dios mío.

-¿Cuantos años tienes? -trago saliva e intento que mi voz parezca imponente.

Me mira por unos segundos parando sus caricias y la vuelve a retomar cuando me responde:

-Veinticuatro

Madre mía, veinticuatro, nos llevamos cinco años.

-¿Sabes cuantos tengo yo? -se supone que yo no soy nueva en su vida, él sabe que pinto, él sabe cosas de mi que yo jamás he dicho delante suya, así que no me sorprendería que lo supiera.
-Lo se, diecinueve.

Claro que lo sabe.
Se me escapa un leve suspiro jadeante cuando acerca sus dedos a la parte mas cercana a mis ingles y tengo que esforzarme para que mi respiración no alcance velocidades peligrosas. Maldito sea, lo está haciendo a posta.

-¿Cuántas novias has tenido? -cierro la boca cuando me doy cuenta de la gran estupidez que acabo de cometer, voy a parecer una cotilla entrometida cuando no soy así.

Él echa la vista hacia el techo y su mente vuelve a funcionar, ¿en serio tiene que contar con cuantas ha estado? No me lo puedo creer. Estoy empezando a sentirme mal conmigo misma, seguramente es un rompecorazones y yo soy la próxima en su lista, aun así necesito arriesgarme, es más, ni aunque quisiera separarme de él lo podría hacer y estoy segura que lo que me impide marchar son sus secretos.

-¿Para qué quieres saber tú eso?

Me encojo de hombros y aparto la mirada. En verdad quiero saberlo para morirme de celos y maldecir a cada una de esas, pues no me serviría para otra cosa.

-¿Por qué sabes cosas sobre mi?

Suspira y niega con la cabeza algo avergonzado.

-Cuando me gusta alguien quiero estar al tanto de esa persona, en tanto en cuanto a todo.
-¿Eres una especie de acosador? -Alzo una ceja acompañada de una sonrisa que no quiero reprimir.
-No soy un acosador, Samantha, tan solo me aseguro de que me conviene esa persona, pero el que no te conviene soy yo.
-¿Cómo lo sabes?

Siento como sus dedos se introducen por debajo de mi pantalón e instintivamente mis manos abiertas en su abdomen se cierran en un puño. Joder.

-Porque te puedo meter en problemas, eso lo tengo presente todos los días. Soy egoísta.
-¿Problemas con esa banda de la nave, verdad?
-Si. ¿Has vuelto a ir? -sus dedos se constriñen al rededor de mis ingles y arrastra las uñas hacia abajo causándome un dolor demasiado placentero. Tengo que mentalizarme con todas mis fuerzas para que el río de lava hirviendo no salga de mi entrepierna.
-No, no -digo cogiendo aire.
-Y ni se te ocurra volver a hacer eso, entiendes -sus manos vuelven a ascender y en vez de introducir los dedos por debajo de el pantalón los pasea al rededor de mi pelvis para lentamente ir bajándolos. Ay, ay, ay, dios -¿verdad?
-Si. -Hablo con toda la serenidad que he podido reunir a pesar de su caricia por el monte de venus.
-Así me gusta -dice con doble sentido tratando de ocultar una sonrisa. Le gusta tenerme jadeante.

Es un capullo, no puede obligarme a decir cosas cuando está provocándome de esta manera.

-Solo dime una cosa más, Harry.

Levanta las cejas y para su tacto. Me da dos segundos para recomponerme y los aprovecho al máximo.

-Dime que todo esto no será en vano cuando te hayas cansado de mi, lo de ser tu musa, estos momentos.
-¿Por qué iba a ser en vano?
-No quiero que me hagas daño, pero si lo haces mi consuelo será pensar que por lo menos tú disfrutabas tanto como yo, que no me usabas.
-¿Pero por qué piensas eso?
-Habrás dormido con miles de chicas...

Harry hace una pausa para suspirar profundamente.

-Una novia, he tenido una novia en mi vida, deja de pensar que soy un rompecorazones, Samantha -se incorpora y ahora sus perfectos ojos me miran de frente-. No voy a dejar que nadie te toque después de que yo lo haga, te lo dije una vez y lo vuelvo a repetir; eres mía.

Mi boca se abre en necesidad de más aire. ¿Una sola novia? No me lo creo, es demasiado hermoso como para eso, aun así me aferraré a su aclaración y quizás sea eso lo que necesitaba para quitarme esta armadura finalmente. ¿Por qué iba a tenerle miedo a algo que me hace sentir tan bien? Busco sus labios con los míos y él accede a mi súplica para fundirnos en un lento pero fuerte beso. Mmm ahora que por fin le tengo así me ha parecido una perdida de tiempo cada minuto que hemos pasado separados, tengo que dejar de ser tan reacia, es cierto lo que dice Harry, sienta demasiado bien como para ser malo, esta sensación es la que he estado esperando desde la última vez que me tuvo entre sus brazos. Empiezo a sentir como su mano derecha se cuela entre el hueco de nuestros cuerpos y mi torso se tensa cuando empieza a trazar círculos al rededor de mi clítoris, unos mas pequeños y fuertes que otros más grandes y suaves. De inmediato soy puro deseo. Mis labios se abren irremediablemente para dejar escapar un jadeo, Harry hace un rápido recorrido por mi cara y vuelve a capturarme. La forma en la que me mira me vuelve loca ya de por si. Sus manos se clavan en mi trasero estrechándolo contra él y llego a sentir algo duro debajo de mi. Mi cuerpo empieza mecerse contra el suyo y su agarre se aprieta.

-Joder -masculla Harry.

Aparta las manos de mi trasero hasta encontrar el dobladillo de mi camisa y la saca por encima de la cabeza, dejando a un lado nuestro apasionado beso y tirándola hacia un lado. Gracias a Dios que no lleva camiseta y no tengo que perder el tiempo en quitársela. Mi subconsciente está escondido debajo de las mantas, no quiere ver como la lujuria me consume en un momento de flaqueza, pero seamos francos, todos los segundos que paso a su lado son momentos de flaqueza. Ni quiero ni puedo irme de su lado. Alzo mis manos hacia su oscuro y rizado pelo para colar los dedos y tirar levemente de él, sé cuanto le gusta y le enciende que lo haga. Me sorprende cuando aparta sin miramientos el tejido de mis pantalones y el de mis bragas a un lado y pasa sus dedos al rededor de mi. Maldita sea. Un gemido sale por mis labios y él ríe.

-¿Quieres más? -su voz ronca me invade.

Asiento con la cabeza pues no soy capaz de juntar las fuerzas suficientes como para hablar. Me coge por el trasero y nos da la vuelta para quedar uno encima del otro, yo tumbada sobre mi espalda y Harry encima de mi apoyando su peso en los antebrazos y entre mis piernas. Nuestro profundo beso es interrumpido cuando él baja hacia mi oreja y muerde sutilmente mi lóbulo.

-¿Qué quieres que haga, Samantha? -susurra en mi oído poniéndome los pelos de punta.

¿Que qué quiero que haga? De todo, pero si me pide que le diga con palabras lo que quiero vamos bien pues ahora si que me he quedado sin habla.

-¿Quieres que te haga venir?

Asiento sin pensar. Jamás había pensado que hablar de sexo mientras lo hago iba a resultar tan excitante, pero así es. Harry sonríe victorioso, sé que el tenerme así le encanta pero tampoco voy a protestar mucho puesto que a mi me encanta que me haga sentir así. Baja por mi cuello dejando un sendero de besos húmedos hasta mis pechos y muerde la piel que sobresale de mi sujetador, mis manos viajan hacia su pelo de nuevo y lo acaricio con cuidado, eso le hace ascender de nuevo y besarme a la vez que yo sigo pasando mis dedos por su deseable piel, cuando me doy cuenta, la tiene de punta y lentamente mi corazón se rompe, me alegra saber que no soy la única a la que le afectan estos encuentros. Sonrío en sus labios y él ríe ligeramente antes de volver a bajar hasta mis pechos y sacarme uno por encima de la copa del sujetador para envolverlo rápidamente con sus labios. Jadeo de placer, esto debe de ser el paraíso, he debido de morirme entre sus brazos y ahora estoy en el cielo. Mis pechos se tornan duros e incluso me llegarían a doler si no estuviera tan excitada. Para sus besos y mete sus manos por el elástico del pantalón para bajarlo junto a mis braguitas. Harry me admira de arriba a bajo en total desnudez, siento vergüenza, pero a la vez no me importa que sea él quien me mire tan detenidamente, jamás había sido expuesta así ante nadie.

-Eres hermosa -dice cuando vuelve a tumbarse encima de mi separando mis piernas con sus pies -. Con tan solo pensar que no soy el primero que te toca me... -le interrumpo.
-Shhh, eres el primero que realmente me ha tocado. -Y es verdad, no literalmente pues Luke y yo hicimos de las nuestras, pero en lo que se refiere a los sentimientos, a lo que es querer ser tocado y querido, en eso, Harry ha sido el primero.

Nuestros alientos se mezclan al estar tan juntos pero sin llegar a besarnos, nuestras miradas fundidas se dicen todo lo que no creo que yo pueda decir con palabras, aún no estoy preparada, o lo suficientemente convencida que lo siento o que no me voy a arrepentir si digo esas dos palabras. Su mano vuelve a mi y  retoma lo anteriormente dejado; vuelve a trazar círculos al rededor de mi clítoris.

-¿Estas lista para mi?

Jadeo y suelto el aire entre los pocos centímetros que hay entre nuestras bocas. Harry presiona un dedo contra mi entrada y lo introduce lentamente, por favor, no recordaba que esto sintiera tan dolorosamente bien, de hecho nunca lo he sentido así, lo saca y vuelve a meter lentamente, al ritmo de su respiración. Muevo mis caderas en contra de él para que la estocada sea más placentera y Dios mío, lo es.

-¿Dos, Samantha?
-Si -susurro.

Otro nuevo dedo invade mi entrada y con dificultad se hace paso hacia delante, mi espalda se arquea y chillo cuando los mueve deprisa hacia dentro y hacia fuera. Estoy perdiendo la cabeza, siento como me da vueltas y en mi viente un nudo de placer se está creando sin piedad. Gimo y clavo mis uñas en sus bíceps cuando Harry pasa su dedo pulgar por mi clítoris, no me deja lugar para descanso, él es intenso. Aprieto los ojos en un chillido y vuelvo a arquear mi espalda.

-Grita mi nombre cuando estés -me besa apasionadamente incrementando la velocidad del vaivén de sus dedos.

No puedo aguantarlo más.

-¡Harry! -El nudo de mi vientre se desata con fuerza mandando un látigo de placer por todos los rincones de mi ser. Suspiro profundamente dejando caer mi espalda al colchón y permito que me coma a besos, estoy exhausta, relajada e increíblemente feliz. Jamás pensé que llegaría a sentirme así, pero él me está demostrando que todo lo que yo creía ficticio se puede hacer realidad. Abro los ojos cuando deja de besarme y encuentro a un precioso ángel sin alas sonriente encima de mi que lentamente se va haciendo más visible hasta quedar claro, creo que mi corazón va a explotar, no aguantaré tanto sentimiento. No entiendo por qué, pero mis lágrimas de alegría están amenazando con salir.
-Hola -Harry susurra riendo y sus perfectos hoyuelos salen a la luz.

Sonrío cuando oigo esa melodía, adoro su risa.

-Hola -soy consciente del rubor en mis mejillas.
-¿Como estas? -Habla mientras se tumba sobre un lado apoyando la cabeza en su mano.

Me quejo al no sentir su calor sobre mi y me giro para acomodarme entre el colchón y él.

-Estoy muy bien, ¿y tú? -Me río.

Besa mi frente mientras alarga una mano y tapa mi cuerpo desnudo con las mantas de la cama.

-Mejor que nunca -se tumba boca arriba para que use su cuerpo de almohada, cosa que sin dudar lo hago, pasa una mano por detrás de mis hombros y la otra la flexiona para llevarla detrás de su cabeza y apoyarse en ella.

No soy consciente del momento en el que mis ojos se cierran entre los besos de él en mi frente y entre sus caricias en mi brazo, tan solo sé que me siento segura cuando estoy con él, segura y feliz, aunque a veces sus secretos se interpongan entre nosotros y lo tornen todo un mar de oscuridad.



El aleteo de los pájaros posándose en el ventanal abierto durante toda la noche despierta a Harry, yo hacía ya rato que me había despertado aunque seguía teniendo sueño, pero no iba a desperdiciar las increíbles vistas que tenía de este perfecto ser cuando esta dormido y así parece que no tiene nada oscuro en él, que todo es serenidad, aunque para nada es así, suspiro al pensar en lo mucho que me gustaría quitarle ese peso de encima. Harry estira su mano libre y se queja un poco antes de frotarse los ojos y girarse hacia mi con una sonrisa melancólica.

-Tengo que irme, me esperan.

¿Le esperan? ¿Serán ellos?

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