Abro el grifo para que salga agua caliente de la ducha, camino hacia la puerta y cierro para que el vapor no se escape. Procedo a quitarme la ropa con cierta desgana, sigo muy cansada y algo dolorida por haber dormido sobre un suelo congelado y frío. Aún puedo sentir el fuerte olor de las pinturas adherido a mi nariz, lo que me hace tener arcadas, es asqueroso, odio este olor y lo peor es que si quiero dedicarme a eso tendré que convivir con esta peste durante toda mi vida.
Cuando me doy cuenta el vaho a inundado la habitación, el agua caliente emana del grifo con mucha fuerza, me doy prisa en quitarme toda la ropa y me sumerjo en tranquilidad al sentir como el agua caliente choca contra mi piel dolorida y fría, me siento realmente bien en este preciso instante, en este preciso instante, antes de que Harry dirija mis pensamientos a su antojo al entrar en mi cabeza. Se que tengo que hablar con él y no hay mejor ocasión que hoy, es decir, porque le quieres ver hoy, mi subconsciente vuelve a atacarme con toda la razón del mundo, no puedo negar las enormes ganas que nacen de mi interior por ir a verle, por mirar de nuevo a esos ojos tan impasibles que a la vez me transmiten todo tipo de sentimientos, por saber que está haciendo en este momento, por oír de nuevo su voz, por hacerle rabiar y sobre todo y quizás más importante es para que me diga su respuesta a la pregunta que le hice ayer. ¿Tanto daño le hizo esa persona como para que no quiera hablar del tema? Yo no he puesto límites a mi imaginación y por ahí he podido deducir algunas conclusiones, es decir, puede ser alguien de su familia o quizás una chica o algo que le pudieron haber arrebatado, no lo se a ciencia cierta, aunque algo grande tuvo que ser para que a Harry le importase tanto y le provoque tanta angustia hablar del tema. Eso si, no le voy a presionar demasiado, me he propuesto averiguar sus secretos, no se en que momento, pero creo que es lo que realmente quiero hacer y lo último que deseo es hacerle daño con todo esto, así que voy procurar ir con la mayor delicadeza posible, aunque no sea fácil.
- Sí mamá, lo sé - mi madre me habla por la otra línea.
Nada mas he terminado de vestirme y de comer mi móvil empezó a sonar dentro de mi bolso, por la melodía sabía que era mi madre, cosa que me hizo dudar un par de veces antes de deslizar mi dedo sobre la pantalla y atender la llamada, sin embargo sabía que si no se lo cogía volvería a llamar, así que prefería pasar esto rápido.
- Hace una semana que no te pasas por casa y hace días que no llamas, nos tenías preocupados a tu padre y a mi - Suspira al final.
- Lo sé, lo siento, es que... bueno, estoy bien - Intento restarle importancia al tema, pero sé que no va a funcionar.
- ¿Y no se te a ocurrido pensar que yo no lo sé?
- Mamá, no soy una cría - Protesto chasqueando la lengua en el paladar.
- Sam, pero entiéndelo, siempre me preocuparé por ti, tengas la edad que tengas.
Intento con todas mis ganas que mi corazón no se ablande al oír esas palabras.
- Llamaré más a menudo.
- Si es así me tranquilizaré, por lo menos un poco - Esperaba que me diese otros de sus reproches, pero veo que la estrategia de darle la razón funciona, quizás debería de ponerla mas veces en práctica -. Ah, por cierto Sam - mierda, la próxima vez no digo nada, aquí vamos con el siguiente reproche -. El viernes hemos organizado tu padre y yo una cena con unos cuantos socios del negocio y a los dos nos gustaría que estuvieses ahí.
¿Qué? Vale, esto no era lo que me esperaba, creía que me iba a arrojar alguna otra desaprobación, pero veo que iba por mal camino. ¿Una cena de negocios? Claro, será estupendo pasar una noche aburrida, sentada entre cuarentones hablando de proyectos y demás cosas que no entiendo ni quiero llegar a hacerlo, una noche perfecta.
- E-eh... - Mi mente se estanca, no quiero ir, así que tengo que buscar una escusa para que suene convincente - Ya... ya lo pensaré ¿si? Es que no se si esa noche he quedado.
- Samantha, por favor, hazlo por tu padre y por mi, ven y danos una alegría hija, hace mucho que no estamos los tres.
Suspiro rindiendome ante ella mientras me paso una mano por la cara para despejarme. No creo que vaya a hacer esto.
- Vale mamá, está bien, iré - Hablo cansada.
Por la otra línea se escucha a mi madre dándome las gracias con mucha más alegría de la que me esperaba. Al fin cuelgo y cuando lo hago mi conciencia me remuerde por haber dicho que si, pero bueno, ya no hay marcha atrás, ahora tengo que seguir y hablando de seguir... miro la hora en el móvil y me tranquilizo al saber que tan solo son las cinco de la tarde, la verdad que esto de despertarse a las una no tiene nada de bueno, me quita toda la mañana y así no puedo aprovechar bien el día, porque a parte de hablar con Harry también quería hacer una visita a Megan para que me explique su actitud de ayer y por qué hizo tal cosa. Estoy empezando a creer que ellos dos tienen más relación de la que yo tengo entendida y no puedo evitar sentir esa punzada de celos recorriendo mis venas, vale, Megan es mi mejor amiga, pero ni eso consigue quitarme esta sensación tan rara del cuerpo ¿por qué tendría que ocultarme una cosa así?
Meto el móvil en mi bolso y cojo las llaves que están en la mesa de la entrada, justo donde las dejé ayer y salgo de mi casa dando una última ojeada desde la puerta antes de cerrarla.
He decidido ir a su casa, su propia casa, espero que esté ahí, pues si tengo que ir a la otra, donde viven sus padres, creo que no seré capaz de llevar bien la situación y seguramente Harry se mostraría más receloso conmigo. Tardo como un cuatro de hora, veinte minutos como mucho, andando, aunque se me hace más corto de lo que parece en el momento cual diviso la puerta negra de su casa a unos metros de mi. Vuelvo a sentir esa oleada de nervios ascendiendo por mi cuerpo a cada paso que doy, no se si debería hacer esto, aunque quiero hacerlo ¿pero y si me dice que me marche? ¿Y si no me abre la puerta? Quedaría como una estúpida, eso seguro... Agito mi cabeza alejando los malos pensamientos de mi mente, me tengo que arriesgar.
Le doy al timbre esperando que los nervios no me conlleven a echar la poca comida que estoy digiriendo. Pasan los minutos y mi paciencia se agota, aquí no abre nadie. Vuelvo a llamar al timbre y al instante la puerta se abre produciéndome un estallido de nervios, intento tragar saliva, pero la boca se me seca... dios.
- Mierda ¿Qué coño haces aquí? - Dice con los ojos abiertos de par en par.
- ¿Perdona? - Respondo atónita por su ``bienvenida´´.
Por una parte esperaba que no le causase agrado verme, pero no me esperaba que actuara de esta forma, casi horrorizado y lo se por como su cuerpo se ha tensado al descubrirme. Ahora mismo quiero largarme de este lugar, pero estoy paralizada ante su figura, me tiene retenida con solo una mirada, no sé que hacer, no sé que decir, no sé de que forma proceder.
- Harry, tenemos que hablar - Afirmo sin dejar de mirar a esa cara desfigurada, como si hubiese visto a un fantasma.
- Samantha, este no es el momento, vete de aquí, ahora - Dice nervioso mientras mira hacia dentro de la casa y cierra un poco más la puerta.
Me cuesta asimilar su última frase, literalmente. ¿Cómo? No, no, esto no va a ser así, esta vez no, quiero respuestas y las quiero ahora.
- No, Harry - Pongo un pie ágil y rápidamente entre la puerta y el muro, antes de que me llegue a dar él la abre -. Harry, por favor - Se que parezco una desesperada ahora.
- Samantha, he dicho que te largues - Abre la puerta del todo dedicándome una mirada repleta de irritación.
- Samantha, he dicho que te largues - Abre la puerta del todo dedicándome una mirada repleta de irritación.
- No - Digo mientras me cuelo dentro la casa sin que él pueda detenerme -. Quiero una explicación y la quiero ahora - Alzo la voz.
Harry abre los ojos de paren par, apresuradamente se me acerca alojando su mano sobre mi boca a la vez que con la otra me agarra las dos muñecas por detrás de mi espalda con una fuerza brutal, dios mío, no recordaba que fuese tan fuerte.
Me tiene totalmente desconcertada, ¿pero que hace?
- ¿Harry? - Se escucha una voz desde el salón.
Siento su respiración nerviosa pegada a mis mejillas y si no tuviese su gran mano tapándome la boca podría percibir su aliento en mis labios, dios mío, estoy muy alterada, cosa que no se si proviene de esta inquietante situación o por tener su tonificado y duro cuerpo contra el mío. Los nervios me están jugando una mala pasada ¿por qué siempre me tengo que poner así cuando estoy con él? Quiero saber qué pasa, saber qué es lo que tiene a Harry tan inquieto e intranquilo y por qué no deja de mirar hacia el salón.
Harry abre los ojos de paren par, apresuradamente se me acerca alojando su mano sobre mi boca a la vez que con la otra me agarra las dos muñecas por detrás de mi espalda con una fuerza brutal, dios mío, no recordaba que fuese tan fuerte.
Me tiene totalmente desconcertada, ¿pero que hace?
- ¿Harry? - Se escucha una voz desde el salón.
Siento su respiración nerviosa pegada a mis mejillas y si no tuviese su gran mano tapándome la boca podría percibir su aliento en mis labios, dios mío, estoy muy alterada, cosa que no se si proviene de esta inquietante situación o por tener su tonificado y duro cuerpo contra el mío. Los nervios me están jugando una mala pasada ¿por qué siempre me tengo que poner así cuando estoy con él? Quiero saber qué pasa, saber qué es lo que tiene a Harry tan inquieto e intranquilo y por qué no deja de mirar hacia el salón.
- Mierda - Susurra con los ojos pegados hacia la puerta del salón -. Ya voy Ryan - Alza la voz para responder.
Intento escapar de sus garras, pero cuanto más me muevo más presión ejerce sobre mi. Vuelve su mirada para observarme detalladamente, su ceño está fruncido, señal de que algo va mal, pero tampoco me estoy fijando mucho en él, ya que sus labios están atrayendo toda mi atención. Mi respiración aumenta sin freno alguno, mis pupilas se dilatan y noto como mi corazón bombardea contra mi pecho cada vez más fuerte.
- Debería de tenerte agarrada así cada vez que te vea - Susurra dejándome sin aliento -. Es mucho más fácil controlarte.
Empujo a Harry retorciéndome, intentando quitármelo de encima, pero es imposible para mi, es mucho más grande y fuerte que yo, a demás, tampoco es que quiera que se aleje, pero esto me asusta y necesito un explicación.
- ¿Que pasa Harry? - Esa voz suena más cerca, lo que hace que a Harry se le disparen todas las alarmas.
- Nada tío, ahora vengo, quédate ahí - Dice arrastrándome hacia el pasillo, aproximándose a las habitaciones.
Corriendo me lleva hacia su habitación, no me da una explicación por mucho que se la pido y cosas así hacen agotar mi paciencia. Abre la puerta, nos mete dentro cerrándola de nuevo y apoyándose de espaldas. Al fin me suelta y quedo libre, aunque no puedo evitar tener las pulsaciones a mil por hora, todavía estoy falta de oxígeno.
- ¿Pero qué...? - Mi voz arrastraba las palabras, casi no podía pronunciar correctamente.
- Te prohíbo que salgas de aquí hasta que yo venga - Dice él duramente.
Como no, tampoco es que pensase que me fuese a presentar a su amigo después de como ha intentado eludir que me viese ¿pero que esconde? Él está muy inquieto, por como se comporta esta situación no puede ser nada buena y me siento exactamente igual que cuando me tuve que montar en la moto de Harry aquella vez.
- ¿Harry? Tío ¿dónde estás? - Hago una inspiración corta pero abundante cuando oí al amigo de Harry acercándose, al igual que Harry.
El me mira fijamente, hace que me tense en un instante.
- Si te ve aquí te aseguro que no vas a salir igual que como entraste - Me dice agarrando agilmente el pomo de su habitación -. Escóndete.
Mi respiración se para, mi pulso acelera y el nudo interior que se forma en mi pecho da fuertes tirones, estoy en peligro, es eso.
- ¿Qué? ¿D-dónde? ¿Por qué? - Pregunto nerviosa mirando por doquier.
- Deja de preguntar tanto y escóndete rápido - Abre la puerta, sale y la cierra dando un portazo.
No, no, no, ¿por qué? Yo no se actuar sola cuando estoy nerviosa, al final siempre termino fastidiándolo todo. Mi corazón no deja de latir frenéticamente y lo hace aún más fuerte cuando oigo a Ryan y a Harry acercarse. Mierda, no, no, ¿pero dónde me escondo?
- ¿Qué tienes escondido aquí? - Dice la voz de Ryan.
- Nada, volvamos al salón y no me hagas perder más tiempo - Harry habla.
- ¿Seguro que no tienes nada? No me parecería raro que tuvieses a dos tías en tu cama - Se burla Ryan.
Mi pecho explota de angustia al oír eso ¿a caso Harry es un Don Juan? Me doy una palmada en la cabeza, pues claro que lo es, es hermoso, atractivo, irresistible y soltero, cumple todas las cualidades para serlo.
- A ver que tenemos aquí - Ryan abre la puerta y yo abrazo con fuerza mis piernas.
Retengo la respiración por unos instantes, siento las pisadas de unas botas contra el suelo de madera recorriendo la habitación, a veces las siento cerca, lo que provoca que se tense el nudo de mi pecho y retenga las piernas en mi abrazo con más fuerza, otras las siento lejos, como si se alejase, estoy sintiendo mucho miedo y sin saber a penas del peligro que me estoy ocultando.
- Te quiero fuera de mi habitación ahora - Harry habla serio, su voz actúa como un relajante para mis nervios.
- Está bien, está bien - Responde.
Y al fin vuelvo a oír como la puerta se cierra y como las voces de estos dos hombres se alejan, hasta el punto de no oír a ninguno de los dos. Sigo sin saber que hacer ¿y si ya se han ido? ¿Salgo? Pero él me ha dicho que no salga de la habitación, aunque estar encerrada aquí dentro, en tan reducido espacio está agobiándome y necesito oxígeno.
Un grito es arrancado de mi garganta cuando la puerta del armario se abre de golpe, sin avisar, dejándome expuesta a la vista y sin ninguna protección.
- ¡Dios, Harry, que susto! - Chillo volviendo a respirar.
- ¿Ese es tu escondite? ¿Un armario? - Sus brazos se cuelan por mi espalda y me levanta como si fuese una pluma.
Dios mío, estoy tan aliviada al ver que es él.
- Perdona, pero de pequeña me funcionaba ¿vale? - Digo indignada.
Creo que ese aire que he sentido en mi hombro ha sido una pequeña carcajada, suelto un pequeño suspiro al pensar en como me hubiese gustado verle sonreír.
Harry intenta soltarme, pero yo no le dejo, no quiero que se aparte, necesito sentirme segura y solo él me hace sentirme así. Aprieto mis brazos, acercándole, sintiendo su musculoso torso contra el mío, me da calor, me da mucho calor y él aumenta esta sensación cuando presiona sus labios en mi cuello, justo debajo de la oreja. Intento no derretirme al sentirle, pero es imposible.
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