Hear Me - Capítulo 16

Ali: Voy a salir un momento ¿Vale ___? - Dejó tu cabeza reposando en el asiento.
Tu: ¿Dónde vas? - Le agarraste casi sin fuerzas de su chaleco gris.
Ali: Voy a ir a una farmacia que está aquí cerca, necesitas algo para ponerte mejor. - Se deshizo de tu mano mientras que salía por la puerta.
Tu: ¿Me vas a dejar sola?
Ali: - Suspiró.- No estas sola, estas con David.
Tu: Repito, ¿Me vas a dejar sola?
Ali: Incluso cuando estas mal tienes sentido del humor, esto es grande. - Se reía.

Oías las voces a lo lejos de Ali y David, hablaban de ti. Cuando ya no escuchaste nada más reclinaste la cabeza hacia atrás para ver si alguien venía, y a sí era, veías la sombra de David acercándose. Tragaste saliva mientras que tu corazón iba a mil. Él entró en el coche sin hacer ruido apenas, cogió el folleto arrugado e intentó abanicarte, pero tú se lo impediste.

David: ¿Que pasa?
Tu: No tienes que hacerlo.
David: ¿Por qué no? A si te encontrarás mejor.
Tu: No hace falta, en serio. - Tu respiración iba muy deprisa.
David: ¿Que te pasa ___? ¿Quieres vomitar de nuevo? - Se preocupó.
Tu: No, no, estoy bien. - Intentaste incorporarte con mucho dolor.
David: Por favor, deja ya de ser tan cabezota conmigo, dejemos ese momento atrás.
Tu: ¿No estabas enfadado conmigo?
David: Eres la persona a la que am... - Le interrumpiste.
Tu: No lo digas, no termines esa frase.
David: No puedo enfadarme contigo. - Miro hacia el folleto casi roto por sus manos. - ¿Y tu por qué estas enfadada conmigo? ¿Por el beso? Te juro que hacerte daño no fue mi intención.
Tu: David, no estoy enfadada contigo. - Sonreíste.
David: ¿En serio? - Se alegró.
Tu: De verdad. - Le abrazaste.

Estabas tan feliz de volver a abrazarle y de poder llamarle amigo, te quitaste un gran peso de encima en aquel momento, todo parecía ser perfecto, ese abrazo perfecto en el momento perfecto y en el lugar adecuado.

Tu: Prométeme que no volverás a separarte de mi. - Dijiste con el corazón y la mente puestos en Niall.

David no respondió, solo te abrazó mas fuerte en señal de que nunca lo haría.
Ese abrazo no era para David, ese abrazo era para Niall, ese frase era para Niall, todo ese momento de cariño y todo lo que sentías era para Niall.

{Días después}
Habías estado yendo al psicólogo dos veces por semana después de tu hospitalización. Te resultaba algo inquietante tener que soltarle las cosas a una persona que apenas conocías y que después con unas simples metáforas te ''resolviera los problemas'' o a menos es a sí como salía en las pelis esas que salen cada dos por tres los domingos por la tarde. Creías que el psicólogo no te servia de nada, tan solo se limitaba a hacerte preguntas como ''¿Que has echo esta última semana?'', ''¿Te ha pasado algo interesante?'' y cosas por el estilo.

Tu: Esta semana no me ha pasado gran cosa, nada interesante.
Psicóloga: ¿Nada?
Tu: No, solo lo de la hospitalización de la semana pasada, pero eso ya lo sabes.
Psicóloga: ¿Y que has echo hoy? - Se tocó el pelo.
Tu: Me he levantado, he ido a desayunar, me he vestido y he venido.
Psicóloga: Ajá. - Dijo apuntando cosas en su libreta.

Cada vez que te sentabas enfrente de tu psicóloga y la veías anotar se te pasaba por la cabeza cosas como ''¿Por qué apunta tanto si yo no le digo nada?'', era algo que no entendías. Los silencios se hacían largos, tu mirabas a todos los rincones de aquella simple sala, que no tenía nada que ver con esos grandes salones con unas estanterías grandes llenas de libros de psicología, con sus asientos de cuero, con sus grandes ventanales, tipo película  nada, no tenía nada que ver con eso. Tan solo había dos sillas en las cuales os sentabais tu y la psicóloga, una mesa con un ordenador y una estantería, algo tan básico que te decepcionó un poco por esa idea que llevabas.

Psicóloga: ¿Y el tema de amores? Si te puedo preguntar.

El corazón te dio un vuelco al recordar a Niall, te volviste a poner pálida y la psicóloga lo notó.

Psicóloga: ¿Estas bien? ¿Quieres un poco de agua? - Se levanto dejando la libreta en la silla.
Tu: No, no, gracias, estoy bien. - Dijiste inspirando.
Psicóloga: Bueno, creo que ahí tenemos algo importante, ese tema lo tocaremos otro día cielo, pero ya es la hora.
Tu: Está bien, adiós. - Te despediste de ella con una sonrisa y corriendo te fuiste.

Como diría tu madre en estos casos ''Salvada por la campana''.
Bajaste unas escaleras que te dejaban justo enfrente de un pasillo enorme que daba a la puerta principal. El sol de aquella tarde entraba con gran intensidad por las puertas principales, veías la luz intensa reflejada en el suelo, casi te hacía daño en los ojos. Te pusiste las manos en la frente para ver un poco mejor y al hacerlo viste un coche negro justo en frente de la cera aparcado y un chico apoyado en el, andaste más deprisa hasta las puertas para abrirlas de un golpe, corriste hasta el chico y le abrazaste.

Tu: Hola. - Le abrazaste.
David: Hola pequeña.


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