« ¿Por qué crees que yo iba a decirte algo sobre él? Su vida no te incumbe »
« Samantha, aléjate de mi...»
« Esto, por tu bien, jamás ha pasado »
« Así que esta es la famosa Samantha James »
« No eres la primera chica a la que Harry termina haciendo daño, mucho daño »
« No eres nueva en mi vida, Samantha »
« Él es mi adicción, una perfecta droga »
Todo vuelve en flashes, mi mente está formada por un constante bombardeo de recuerdos y todos esos recuerdos están unidos a Harry. Me encantaría saber el momento exacto en el que decidí dejar de vivir por mi a vivir por él y de una manera tan sumamente rápida.
Le tengo justo delante, está sentado en el borde de la cama con el torso desnudo agachado, escondiendo su cara detrás de sus grandes manos bajo la gran oscuridad en la que se sumía su dormitorio casi libre de paredes. Soy incapaz de dar un paso hacia delante, soy incapaz de quitar sus manos de su hermoso rasgo, soy incapaz de besar su mejilla y de susurrarle que todo está bien, tan solo me quedo de pie, observándole, hasta que él diga algo, creo que mi cabeza va comprendiendo su manera de ser: Si no es él quien empieza la conversación no le intentes sacar información. Yo no estaba dispuesta a a presionarle. El fuerte suspiro de Harry rompió el silencio que se había formado entre nosotros dos, en aquellos momentos tan solo se oía el relajante sonido de las gotas de agua chocar contra el cristal. Lentamente dejó caer sus manos hacia sus rodillas y entrecruzó los dedos apretándolos con fuerza, con rabia, como si quisiera dejar toda la angustia que sentía. Alzó la cabeza hacia la mía, maldije en silencio cuando incluso en la oscuridad de la noche sus ojos verdes me provocaban un intenso escalofrío.
- ¿En qué piensas, Samantha? - Harry dejó caer con voz cansada su comentario.
Parpadeé unas cuantas de veces perdida en su pregunta ya que no tenía ni idea de que él quería saber de mi en este momento, ni yo quiero saber de mi, quiero saber de él. Me encogí de hombros a la vez que negaba con mi cabeza levemente, sus ojos cayeron por mi cuerpo al ver que me negaba a hablar, pero yo no lo hice a posta, tan solo fue algo que no me salió, quise decírselo cuando vi como su rostro se apagaba aun más, descubría poco a poco que verle decaído era algo que me hacía mal.
- P-pienso en ti - Dije con un hilito de voz.
Su mirada volvió a recaer en mis ojos rápidamente haciendo que mi pequeño nudo en el pecho se hiciese más grande, su mirada es hermosa. Descruzó sus dedos para alzar una mano entre nosotros, quería que me acercase a él y yo soy su peón. Mis pies lentamente se acercaban al chico misterioso, cogí su mano y el la retuvo con fuerza en la suya mientras hacía que me acercase aun más a él, hasta el punto de tener su frente apoyada en mi vientre. Subí mi mano suelta hacia su cuello y lo acaricié subiendo mis dedos por sus rizos, sentía como aumentaba la presión de su agarre en mi mano cada vez que dejaba de tocarle. Ojalá se pudieran controlar los latidos del corazón, no quiero que sienta como de fuerte me late cuando estoy con él. Observé como Harry presionaba sus labios justo debajo de mi ombligo a través de la tela blanca de su camisa que había cogido de su armario, un intenso calambre ascendió desde el punto en el que posó sus labios hasta mi pecho.
- ¿No tienes sueño? - Preguntó mientras seguía besándome en el mismo sitio.
Mecía su cabeza en mis manos para indicarme que siguiera acariciándole, cosa que hice sin dudar.
- No, Harry - Respondí.
- ¿Y si te ayudo a dormir? - Alzó hacia mi sus verdes ojos lentamente.
Negué con la cabeza mientras hacía un intento por separarme de él apoyando mis manos en sus hombros. Di dos pasos hacia atrás, observando como Harry no separaba sus ojos serios de mi, incitando a mi nerviosismo para que estallase. Bajé mis manos hacia el bajo de la camisa blanca que caía en mis muslos, la agarré y lentamente la subí por mi piel: por mis muslos, por mi vientre, por mis pechos y por último la saqué haciendo caer mi melena castaña larga por mi hombro derecho. Me sentí victoriosa cuando vi como Harry me observaba como un hermoso y extraño diamante, su pecho subía y bajaba un número más repetido de veces en menos tiempo, movido por excitación. Tiré la camisa a la silla acertando en mi tiro y caminé hacia Harry para subirme en su regazo de frente a él y empujar su torso contra el colchón, reteniendolo en esa postura con mis manos apoyadas en su fuerte pecho y mis dos rodillas a cada lado de sus caderas. Vislumbré una especie de sonrisa pícara en sus labios, pero yo seguía demasiado metida en mis propios pensamientos hacia él como para seguirlo en este juego que yo misma había empezado sin querer.
- ¿Como piensas que puedo dormir con lo que acaba de pasar? Harry, acaba de venir un matón a tu casa y estás tan tranquilo, de verdad, no lo comprendo - Mi ceño fruncido por el dolor que emergían mis palabras hacía que Harry lentamente borrase ese ápice de sonrisa en su cara para volver a mirarme con seriedad.
- ¿Un matón? No sabes de lo que hablas, Samantha.
Solté una exclamación de enfado mientras daba un golpe con mi puño cerrado al pecho de Harry.
- ¡Claro que no sé de lo que hablo! ¿¡Acaso me has dado alguna explicación!? - Grité de impotencia.
- No me grites - Su grave voz salió muy tranquila de sus labios, quizás para asustarme.
- No me das miedo - Susurré al instante.
Y es verdad, él no me daba miedo, jamás me lo dará, no soy una chica que se asuste fácilmente.
- Quítate - Me ordenó.
Volví a negar con mi cabeza. Ya volvía a huir de mis preguntas. ¿Por qué?
- Samantha, no me obligues a quitarte - Amenazó.
- ¿Tengo que repetirte que no te tengo miedo?
- Deberías.
Cogió mis muñecas y las agarró con una sola mano mientras que con la otra me agarró por la cadera y me empujó a la cama rápidamente, sentándose encima de mi. Di un grito ahogado cuando sentí rebotar mi espalda con la dureza del colchón, haciendo que mi sujetador se desabrochase por el fuerte forcejeo.
- ¡Eres un jodido bruto, Harry! - Solté de mala gana.
Harry retiró mis muñecas de mi pecho y las colocó justo arriba de mi cabeza, sujetadas entre el colchón y las suyas, él no sabía que mi sujetador se había desabrochado, ni siquiera yo me había dado cuenta hasta que me posicionó de esta manera, haciendo que las copas de este se subieran por encima de mis pechos... No me inmuté, él no se inmutó, fue un momento extraño. Sentía algo de vergüenza ya que era la primera vez que enseñaba mis pechos a un chico, pero el hecho de que Harry los observara no era lo que me daba vergüenza, es mas, me sentía excitada al ver como sus ojos serios bagaban por mis pechos, admirándolos en silencio. Dios ¿Qué me está pasando con este hombre? Un rubor casi ocultado por la oscuridad se apoderó de mis mejillas.
- ¿Puedo ponérmelo bien? - Pregunté refiriéndome a mi sujetador.
Harry no contestó, tan solo soltó mis muñecas, pero yo no las quité de esa posición y me limité a relajaras. Vi como inspiraba mientras parpadeaba agrandando los ojos, volviendo a la realidad. Se quitó de mi cintura para dejarme completamente libre, ocasión que aproveché para sentarme e intentar abrochármelo, pero quizás si él me ayudase...
- ¿Puedes ayudarme? - Dije a Harry.
Él estaba apunto de meterse en la cama cuando le llamé y como un caballero se acercó hacia mi para ayudarme a abrochar mi sujetador. Me di la vuelta mientras cogía mi pelo y lo basaba a un hombro, despejando mi espalda para que le resultase más fácil. Noté sus dedos cogiendo los extremos caídos en mi espalda y estirándolos para llegar hacia el broche... pero lo que no sentí fue cuando lo encajó, ya que no lo hizo.
- Esta noche... no te lo pongas - Susurró en mi oído, haciendo cosquillas con sus palabras haciendo que mis nudos internos se estremecieran de placer.
Dejó los extremos sueltos y cogió los tirantes para quitarlos de mis hombros lentamente, tirando de todo el material hacia abajo, dejándome desnuda por la parte de arriba, como él quería, como la marioneta que soy. Vuelvo a sentir como mi corazón se acelera al notar como posa sus manos en mis caderas y junta sus labios en mi cuello, mordiéndolo y besándolo. Inclino mi cabeza hacia atrás dejándola caer sobre el hombro derecho de Harry, mi espalda se une con su fuerte y cálido torso mientras mis manos buscan a ciegas las de él posadas en mi cintura. Enlazo sus dedos con los míos y ocupo su posición, ahora quiero manejar esto yo, así que cojo su mano izquierda y la levanto hacia mi pecho desnudo mientras con mi otra mano bajo la suya por encima de mi ingle y paro en el momento que toco la tela delicada de mis braguitas con mis yemas. Los besos en mi cuello se hacían cada vez mas fuertes, al igual que su pecho subiendo y bajando en mi espalda, le quería excitar tanto..., como venganza. Quité mis dedos de los suyos y alcé mis manos hacia su cuello para girar mi cabeza y besarle intensamente consumida en nervios de excitación. Abrí mis labios soltando un gemido cuando me tocó apretando mi pecho derecho y con su otra mano rasgó con fuerza con su dedo índice la parte húmeda de mis braguitas, me había cogido totalmente con las defensas bajas, dejándome indefensa y perdida.
- No juegues conmigo, Samantha, yo muerdo.
Su amenaza resonaba dentro de mi cabeza dejándome aun más perdida. Bajé mis manos de su cuello y me di la vuelta para mirarle a los ojos, rezaba para que no tuviese esa mirada seria. Pero la tenía.
- Creo que eres tú el que me tiene por una marioneta - Digo y no se cómo, ya que aún sigo sumida en la excitación que me acaba de dar. Le demostré que yo también muerdo.
***
Dormimos toda la noche y soñé con ojos verdes, entrecejos fruncidos y tatuajes en forma de mariposas.
Abrí mis ojos pesadamente, la luz blanca de esta mañana es cegadora. Las nubes habían desaparecido, dejando al sol en primer plano, sonreía al pensar que podría ir al lago para desconectar un poco. De repente noté como un fuerte brazo se abalanzó sobre mi torso y me inmovilizó en el momento que yo me había destapado para salir de las sábanas blancas de aquella cama.
Abrí mis ojos pesadamente, la luz blanca de esta mañana es cegadora. Las nubes habían desaparecido, dejando al sol en primer plano, sonreía al pensar que podría ir al lago para desconectar un poco. De repente noté como un fuerte brazo se abalanzó sobre mi torso y me inmovilizó en el momento que yo me había destapado para salir de las sábanas blancas de aquella cama.
- Harry - Me reí intentado desenvolverme de aquel fuerte brazo.
- ¿Por qué estas desnuda?
Esa voz no era para nada la de Harry, corriendo cogí parte de la sábana y tapé mi torso mientras me giraba para descubrir a Parker tirado en la cama.
- ¿¡Parker!? - Pregunté confusa.
- Hola Sami - Hizo un saludo militar.
- ¿¡Q-que coño... Y- y- Harry!?
Él soltó una gran risotada ante mi, pero ¿Qué le resultaba tan gracioso? Yo estaba a punto de estallar.
- Tranquila Sam, Harry ha tenido que salir... digamos que tiene que controlar su furia alguna veces, porque eso siempre trae malas consecuencias.
- ¿Qué mierda me estás contando? ¿Dónde está Harry? - Dije haciendo hincapié en mis últimas tres palabras.
Parker se encogió de hombros y rodó por la cama para salir de ella.
- ¿Vienes? - Dijo saliendo del cuarto.
- ¿Dónde?
- ¿No querías descubrir algo de Harry? - Dijo a sabiendas de que eso no era lo que íbamos a hacer, pero yo me lo creí cual tonta. Descubrir algo en relación a Harry es mi anzuelo.
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