One Direction Novelas



Blog dedicado a publicar novelas (fan fictions) de One Direction. Soy @backforbritish y soy la autora y propietaria de todas las novelas que se publican en este blog.

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Espero que os guste:

martes, 27 de agosto de 2013

Hear Me - Capítulo 40

Podías sentir el pálpito nervioso de tu corazón en el pecho, dando fuertes bombardeos contra él. Las lágrimas cayendo sin fin de tus ojos. Un sufrimiento doloroso que lentamente te iba consumiendo. No podías dejar de correr, huyendo de Niall, no podías estar delante de él y verle sufrir por tu culpa, no podías. Hacerle daño a la persona de la cual estabas enamorada era tu peor pesadilla y se hizo realidad, como una maldita broma.
Sentías como él corría desesperadamente detrás de ti, sus zancadas se expandían por el suelo y cada vez las notabas más cerca. Corriste hacia el ascensor con todas tus fuerzas, la adrenalina recorría tu sangre, ibas a cien en este mismo momento, pero Niall siempre había corrido más que tú y ni aun corriendo con todas tus ganas hubieras podido escapar de él. Pudiste sentir sus dedos rozándote en tu brazo y como te agarró del hombro haciéndote tropezar con su cuerpo mientras que chocabais y caíais al suelo. Un grito desesperado salió de tu garganta cuando tu cuerpo dio contra el suelo y Niall cayó encima de ti. Por unos segundos, cuales te parecieron horas, os quedasteis en esa postura, respirando con dificultad después de esa carrera, sintiendo la presión del pecho de Niall en el tuyo. Tus ojos se cerraban apretados, intentado retener ese mar de lágrimas.
 Tus manos temblorosas subieron por debajo de los brazos de Niall y palpando su torso te diste cuenta de que no se había puesto la camiseta. Él se incorporó levando sus brazos para quedarse encima de ti, lentamente abriste los ojos y te encontraste con su figura, unos grandes hombros y unos grandes brazos  te cubrían del mundo en ese instante. Sus rasgos de enfado y de preocupación eran visibles por su entrecejo fruncido y su mandíbula apretada. Él inclina su cabeza y mueve sus labios, te habla, pero tu no eres capaz de escuchar ni un misero sonido de su voz. Empezabas a sentirte mal, muy mal: estabas nerviosa, histérica y pataleando para salir de esta jaula que te había construido con su cuerpo mientras que tus lágrimas se desbordaban de tus ojos.

Tu: ¡Niall, no puedo oírte! - Gritaste tan asustada y llena de angustia.

Tu cabeza rodó hacia un lado mientras que te quedabas totalmente quieta, reteniendo las ganas de llorar de nuevo. Sentiste como él te sujetaba la cara por la mandíbula y la giró para que le mirases. Sus grandes ojos te observaban con preocupación. «¿Estas bien?» pudiste entender leyéndole sus labios. ¿Que si estabas bien? Te resultó una pregunta un tanto absurda ya que era notable que no lo estabas. Intentaste dejar de mirarle pero Niall no te dejaba, en momentos así odiabas su fuerza bruta.

Tu: Déjame - Suplicabas al borde de otra ola de lágrimas.

Niall bajó su cabeza, quedándose casi a centímetros de la tuya. Su aliento caliente rozaba tus mejillas mientras que sus ojos no se apartaban de los tuyos. «Jamás - Entendiste -. Jamás en la vida te podría dejar». Tu boca se entreabrió necesitando oxígeno. Ya no podías aguantar más las ganas de llorar, era superior a tus fuerzas.

Tu: Lo siento, Niall, perdóname - Volviste a suplicar.

Corriendo te levantó con él y te retuvo en su desnudo pecho, abrazándote tan fuerte que podías sentir su corazón latiendo a un ritmo nervioso en tu mano derecha. Dejaba besos tiernos en tu frente mientras la acariciaba con su mejilla. Ahora mismo no podías oírle a menos que gritase mucho, estabas aislada de cualquier sonido y sabías como se sentía, como de mal te podías llegar a sentir. Recuerdos vinieron a tu mente del día en que te despertaste del coma y viste a tu padre sentado a tu lado, como te cogió la mano y como sin palabras dijo lo que más te destrozó. Agarraste a Niall con mucha fuerza, pensando que él fue tu remedio para sobrevivir, para no caer.

{Narra Niall}
Sentía sus lágrimas sobre mi piel y realmente era demasiado frustrarte para mi no poder hacer nada para evitar que se sintiera así. Es como tenerla entre tus brazos pero sentirla muy lejos y yo sabía por qué estaba así, sabía que estaría pensado en el accidente, en esa época en la cual yo no tuve la oportunidad de tenerla, de calmarla, de apoyarla, de amarla, de consolarla entre mis brazos, pero ahora si la tenía y no pensaba dejarla así, ella era toda mi vida, ella es lo único que necesito para estar bien y si ella no lo está yo tampoco lo estaré. La cogí en brazos y la volví a llevar hacia mi apartamento. Cerré la puerta con mi pie y me apoyé en ella dejándola suavemente en el suelo. ¿Por qué no me miraba? Intenté levantarle la cabeza pero fue un intento fallido cuando ella me sujeto la mano y la retuvo en mi pecho.

Tu: No sé como puedes ser así conmigo - Ella hablaba tan bajo -. Aun sigues sorprendiéndome Niall, dices que yo no dejo de hacerlo, pero eres tu quien de verdad lo hace - Ansiaba que levantase su mirada hacia mi, necesitaba volver a mirarla -. Yo solo te hago daño y... - La interrumpí.
Niall: No, tu no me haces daño - Dije muy preocupado.

Ella levantó la cabeza al fin para mirarme, pero la vi confundida, no se enteró de mi protesta, tan solo me notó agitado. Respiré profundamente y dejé que continuara sabiendo lo mal que lo estaba pasando al no escuchar sus propias palabras.

Tu: Yo te hago daño y sin embargo tu siempre estas ahí... T-tu siempre me salvas Niall - Vislumbré como sus ojos se llenaban de lágrimas - ¿Quieres saber la razón por la cual no te dije nada... l-lo de mi operación? - Tragó saliva.

Asentí nervioso. Esperaba una respuesta clara desde el primer momento.

Tu: Problemas, todo lo relacionado conmigo son problemas. No te dije nada de que venía por intentar retenerte lejos de mis problemas. No te dije nada de mi operación por esto. A veces pienso que soy una carga para ti.

En ese momento pensé que me habían disparado o algo ¿Realmente estaba diciendo todo esto? Mi respiración era demasiado complicada, desatada por mi frustración, necesitaba decirle cuanto se equivocaba, que no era una carga para mi, que la amaba, que no son problemas cuando se tratan de ella.

Tu: ¿Sabes? - Una pequeña sonrisa dibujó su cara, calmándome, volviéndome a enamorar ya que su sonrisa me volvía loco -. Esta semana junto a ti me ha demostrado lo mucho que te amo, Niall, más de lo que te pude amar desde un principio. No sabes lo feliz que me has podido hacer en estos días - Sonreí involuntariamente mientras que la escuchaba -. Verte dormir entre mis brazos, despertarme contigo, estar contigo todos los días, tus abrazos, esos besos... Dios - Que risa mas hermosa tiene -.  Sentirme las veinticuatro horas del día nerviosa por tenerte a mi lado es la mejor sensación del mundo Niall ¡Incluso haciéndome el amor! - La atraje hasta mi y la abracé sin dejar de mirarla a los ojos, sin dejar de sonreír -. Eres la única persona que me ha enseñado a escuchar sin poder oír nada, Niall - Una lágrima se deslizó por su ojo derecho, pero esta vez no lloraba de tristeza.

Sentía que el corazón me iba a explotar en cualquier momento, estaba completamente enamorado de ella,  como una obsesión, como mi obsesión, la necesitaba más que cualquier otra cosa, era mi droga. Ella, solo ella. Estábamos tan cerca el uno del otro... quizás fue la declaración de amor que me había hecho, quizás fue el amor que me hizo sentir con sus palabras, pero puedo jurar que como la quiero besar ahora jamás la he querido besar antes.

Niall: Óyeme - Articulé.

Y la besé como nunca antes. Y me besó como nunca antes. Y nos fundimos en ese beso como nunca antes. Y me sentí como si estuviera rozando el maldito cielo con las yemas de los dedos, único, por ella. Era mía y yo era suyo.

***


Decidimos volver a su casa para coger otro audífono que el padre tenía de reserva por si acaso se le estropeaba a su hija el que siempre utilizaba, cosa que me pareció muy bien por parte de él.
Entramos y vimos al padre en el salón viendo la tele, ella no le quería decir lo que acababa de pasarle a su audífono ya que sabía que su padre empezaría a hacerle preguntas. Me indicó con la mano que fuera con él, sabía que era para entretenerle, pero yo no quería, era consciente de la tensión que se creaba cuando estaba delante de él, aunque no me intimidaba si eso era a lo que él quería llegar conmigo.

Tu: Por favor - Suplicó.

Asentí resoplando y poniendo los ojos en blanco, no podía decirle que no a nada. Ella llamó al padre y le saludó desde la puerta, luego me miró para que entrara y yo accedí actuando de la mejor manera que supe. Vi como el padre se levantaba hacia mi, vestía normal, eso me sorprendió, tenía puesto un polo celeste y unos pantalones vaqueros, la verdad es que me recordó un poco a mi padre por como tenía el polo metido por debajo del pantalón ya que él suele llevarlo a si.

Tp: Hola - Me tendió una mano.

Noté que él estaba igual de incómodo que yo. Le cogí la mano y se la apreté devolviendole el saludo.

Tp: ¿Quieres sentarte? - Indicó hacia el sofá.
Niall: Claro, gracias.

Nos dirigimos hacia él y nos sentamos. Supe que la situación iba a tomar ramas algo inesperadas para mi cuando el padre apagó la televisión.

Tp: Niall... yo quiero disculparme por como me comporté la última vez.
Niall: Bueno, también yo lo tendría que hacer.
Tp: Solo quiero que ella esté bien - Dijo refiriéndose a su hija.
Niall: Y yo.
Tp: Se lo mucho que la has cambiado, para bien. Cuando la fui a visitar a Londres no parecía esa chica indefensa, apagada, casi sin ganas de comenzar una vida nueva... Pero cuando supe que fue por ti... Niall, de verdad que lo siento.
Niall: Tan solo hace su papel de padre, comprendo que sea tan protector con su hija.
Tp: Y yo espero que la cuides tal y como se merece.
Niall: Lo haré.

De repente ella apareció por la puerta, tapándose la boca con la manga de la sudadera que le había dejado, tapando su risa y puedo jurar que parecía un ángel en aquel momento, mi ángel. Su sonrisa, sus ojos achinados por ella, su risa y su melena oscura cayéndole por sus hombros hacían difícil de asimilar que fuese real, es perfecta. Me levanté y dirigí mi paso hacia ella, cogí la mano con la cual tapaba su sonrisa y la besé, la besé porque estoy enamorado de ella y porque la amaba como a nadie.

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sábado, 24 de agosto de 2013

Hear Me - Capítulo 39

Un sueño profundo se cernía sobre ti, tus extremidades casi flácidas y doloridas por todo el esfuerzo al que fueron sometidas horas antes seguía latente en ellas.
Empezaste a sentir ciegamente un cosquilleo en tu pecho que se alzaba hacia tu cuello, enredándose en tu pelo y volviendo el recorrido igual, pero hacia atrás. Te quejaste un poco cuando notaste ese hormigueo transformándose en una sujeción dura que te obligaba a girar lentamente la cabeza. Notaste la presión de unos labios en los tuyos, unos dulces y conocidos labios, gemiste de placer ante ese contacto. Abriste los ojos pesadamente entre ese mar de pestañas y encontraste unos ojos celestes aclamandote desesperadamente para que le devolvieras ese beso. Abriste los labios obligándole a que hiciera lo mismo, arrastrando dulcemente vuestros labios al compás. Con su mano apoyada en tu cuello hacia casi imposible tu liberación, cosa que no buscabas, pero él lentamente dejó de besarte dándote un último beso en la mejilla.

Niall: Hola pequeña - Susurró mirándote a los ojos.

Agarraste su brazo cual iba a tu cabeza, levantaste la otra mano hacia su camisa blanca y la introdujiste lentamente por dentro, notando su cálida piel, su estómago definido, imaginándote cada  ángulo de él. Niall te sonrió a modo de respuesta ante esa caricia. Y que sonrisa mas linda tenía.

Tu: Hola - Le sonreíste sin perder de vista sus ojos cristalinos.
Niall: ¿Como estás? - Su ansiosa y preocupada voz salió a flote.

Esa arruga en su entrecejo le hacía parecer tan sexy.

Tu: Bien - seguías susurrándole -. Algo cansada.
Niall: Está bien, me tenías preocupado.
Tu: ¿Si? - Pensar cuanto le preocupabas a Niall hacia que tu felicidad aumentara -. ¿Por?
Niall: Son más de las una de la mañana.
Tu: ¿Qué? - Te intentaste incorporar en tus codos con dificultad -. Mierda.

Niall se rió ante tu blasfemia.

Niall: No te pega eso de decir palabrotas - Te besó dulcemente.
Tu: Mmm... pues las diré más, así consigo que estés todo el día besándome.
Niall: No necesito que digas esas cosas para besarte, juro, me podría llevar toda mi vida pegado a tus labios - Susurró intensamente con la vista fijada en tu boca -. Y no me tientes.

Cuando te diste cuenta de lo que él quería decir ante esa frase de ”No me tientes” tus dientes ya habían soltado tu labio inferior por el beso que Niall dejó apasionadamente en tus labios, casi dejándote sin respiración. Y volvías a tenerle en cima, su cuerpo ajustándose al tuyo. Te sorprendiste cuando levantaste un poco el muslo y te encontraste con su erección, descaradamente lo frotaste contra su bulto prominente en sus boxers para provocarlo intencionadamente. De repente te sentías nueva, como si sus labios y caricias fueran tu mayor remedio y quizás así lo era. Tus manos acariciaban la espalda de Niall, arrastrando tus uñas por toda ella mientras le seguías dando placer, llegando desde los más alto hasta lo más bajo de ella, incluso te atreviste a introducir tus dedos debajo de la tela apretada de los boxes para empujarle hacia abajo, en este momento tu excitación volvía a ser como la de antes. Notaste como su risa vibraba a través de vuestros pechos conectados y de vuestros besos.

Niall: Quieta pequeña - Se separó de ti lamentablemente.

Por los primeros segundos en los que no sentiste el contacto de sus labios en los tuyos te sentiste algo aturdida.

Tu: ¿Qué pasa? - Te sonrojaste.
Niall: Necesitas descansar.
Tu: ¿Qué? No, yo no necesito descansar, y-yo te necesito... a ti.
Niall: Créeme, quiero hacerlo, pero ahora necesitas descansar - Habló pesadamente.

Suspiró con una sonrisa cerca de tus labios, pero sabías que detrás de esa sonrisa había decepción y frustración. Intentó rodar hacia un lado de la cama para irse pero le cogiste con agilidad el brazo y lo empujaste de nuevo hacia la cama.

Tu: No, no, por favor, quédate aquí.
Niall: Me tengo que duchar.
Tu: Me da igual que estés sucio - Hablabas con la mayor seriedad del mundo, con miedo de que se alejase, pero al parecer tu comentario había ocasionado una fuerte risa en tu chico.

Se arrastró hasta la cama y te besó, astutamente distrayéndote para soltarse de ti, hasta que lo consiguió y rápidamente salió hacia el cuarto de baño. Su nombre salió en forma de queja de tus labios. Dabas vueltas en la cama, pero te habías despejado y lo único que estabas consiguiendo era agobiarte entre aquellas sábanas, cosa que no sabías de qué manera habías llegado hasta ella ya que te quedaste dormida en el suelo de la sala de estar, supusiste que fue él quien te llevó hacia esta y al pensarlo un nudo de sentimientos se alojó en tu cuerpo, estabas siendo demasiado feliz para ser real.
Giraste la cabeza cuando la puerta del cuarto de baño se abrió, dejando ver a Niall tan solo con una toalla reliada en la pelvis dejando ver sus marcas en ''V'' cuales se perdían por debajo de aquella tela. Parecía un ángel en aquel momento: Su pelo totalmente alborotado cayéndole en la frente, su pálida piel salpicada por las gotas de agua aun sin secar, esa toalla blanca que tapaba su desnudo cuerpo hasta los pies... ¿Por qué era tan hermoso? Su remate final fue levantar sus preciosos ojos azules casi ocultados por aquel flequillo rubio y dedicarte una sonrisa pícara.

Niall: ¿Qué pasa? - Se rió.
Tu: Tu eres lo que me pasa.

Te levantaste con la sábana reliada en tu cuerpo y te tiraste de nuevo en sus brazos, sintiendo el agua congelada en tu piel, sus fuertes brazos abrazándote y sus besos contagiándote de nuevo en una locura desenfrenada.

***

El agua caliente caía por tu piel en cascada, purificando cada detalle de ella. El jabón de tu pelo hecho espuma resbalaba por tus pechos y tu vientre con ese agua. Sería bonito para ti poder decir que el sonido del agua relajaba su ser, pero tan solo lo escuchabas como algo distorsionado, tristemente era así, aunque al pensar en los pocos días que te quedaban para tu operación todo cambió. 
Te secaste rápidamente y saliste del cuarto de baño para ponerte tu ropa que estaba en la silla, junto a la de Niall. Tus pantalones fueron llevados hacia tu cintura por tus manos para luego abrocharte el botón, te pusiste la camiseta y las Converse. Tu pelo aun seguía mojado, pero no te importó mucho, lo único que querías ahora mismo era saber dónde estaba tu chico. Miraste por los cuartos de arriba, pero no daban señales de él. Al bajar las escaleras y buscarle por la planta de abajo diste con él al fin en la cocina, tu sonrisa volvió a tu rostro cuando le viste: estaba de espaldas a ti, apoyado en la encimera con las dos manos, su torso descubierto con su camisa blanca echada a un hombro y sus pantalones vaqueros perfectamente ajustados a él. Al llevar un tiempo observándole caíste en cuenta de que no parecía estar bien. 

Tu: ¿Niall? - Te asustaste. 

Él no respondió a tu intento de llamada de atención.

Tu: ¿Estas bien? - Volviste a preguntar.

Seguía sin darse la vuelta ¿Qué le pasaba? 

Tu: ¡Por favor, Niall! - Estabas muy asustada. 

Veías como sus nudillos empezaban a ponerse blancos, sus músculos de los brazos y de la espalda empezaban a contraerse y su respiración era más constante. 

Niall: Te acaba de llamar un tal David - Jamás habías sentido ese tono áspero en la voz de Niall.

Notaste un pinchazo fuerte en el pecho y como tus nervios iban lentamente mortificándote. 

Tu: ¿Y-y qué quería? - Tragaste saliva. 

Se dio la vuelta y pudiste observar como retenía tu iPhone entre su mano derecha. Las fracciones de la cara estaban completamente serias, su ceño fruncido y sus labios apretados en señal de frustración. 

Niall: Nada, saber de ti - Sentiste como sus palabras te acusaban silenciosamente. 
Tu: ¿Y y-ya está? - Respirabas entrecortadamente. 
Niall: ¿Debería de haber algo más? - Levantó su entrecejo -. ¿Debería? 

Tu corazón casi convulsiona en ese preciso momento, caíste en la cuenta de que Niall ya lo sabía todo, completamente todo. Miedo, nervios, angustia, dolor, todo esto estabas sintiendo ante sus palabras. 

Niall: Oh, si, también quería saber el día de tu operación, pero como yo no sabía nada de ninguna operación no le pude contestar a eso. 

Tu boca se abrió cuando te pareció que el corazón te dejó de funcionar.

Tu: N-Niall... 
Niall: ¡No! 

Su grito te asustó demasiado, casi pensabas que en cualquier momento te podría hacer algo. 

Niall: ¿¡Por qué, joder!? ¿¡Por qué no me has contado nada!? ¿¡Es eso por lo que estas aquí!? 

Tus lágrimas empezaron a caer por tu rostro, no querías verle así, te dolía muchísimo ¿Por qué no se lo habrás dicho? Ahora te arrepentías más que nada. Querías hablar, querías abrazarle para que dejase de chillar, querías calmarle con tus besos, pero no podías, estabas totalmente inmóvil, quieta, callada, frustrada. 

Niall: Sabes lo mucho que me jode y duele que me mientan, pero sobre todo me duele más si es la persona por la que estoy jodidamente enamorado.

«Niall, no, por favor, no» Sentías un dolor muy fuerte en tu pecho, no podías aguantar otra vez el mismo sentimiento.

Tu: L-lo siento - Te quitaste las lágrimas, aunque no te sirvió de nada ya que no dejaban de caer. 

No podías aguantar más ese dolor, era superior a tus fuerzas. Hiciste lo que mejor se te daba hacer, huir de tus problemas. Saliste de la cocina y te dirigiste a paso ligero a la puerta de salida y echaste a correr hacia el ascensor cuando la abriste, sintiendo a Niall corriendo detrás de ti, gritando tu nombre. Desesperadamente te quitaste el audífono y lo tiraste al suelo, rompiéndolo. 
Y tenías razón, eras demasiado feliz para que todo sea real. 

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jueves, 22 de agosto de 2013

Hear Me - Capítulo 38

Niall: ¿Te crees que puedes correr más que yo? - Gritó mientras cerrabas la puerta de la sala de estar, escondiéndote de él.

Estabas de un modo hiperactivo, nerviosa, divertida y muy, muy excitada. 
Corriste hacia el sofá que había delante del televisor y te escondiste por el lado contrario a la puerta, no era un escondite seguro, pero tu finalidad no era esconderte de aquel chico que gritaba tu nombre a través de las puertas, sino jugar un poco, quizás, hacerle sufrir, pero de un modo delicado y excitante. Cuando viste el pomo girando hacia la izquierda bajaste tu cabeza con rapidez hacia el sofá y te escondiste entre los confines más bajos. No podías aguantar la risa, cosa que facilitó a Niall encontrarte. 

Niall: ¿Pretendías huir de mi? - Exclamaste del susto cuando notaste su aliento justo detrás de tu oreja. 
Tu: ¡Mierda! - Intentaste salir huyendo, pero Niall te cogió de la cintura y te levantó como si fueses una pluma -. ¡Horan, déjame! - Te reías.
Niall: Eres mía.  

Y volvías a caer de nuevo en sus redes, como una mala costumbre que debías de dejar, pero aun así no podías. 

Tu: Niall, quiero mirarte - Te quejabas intentado quitar sus manos de tu cintura.

Él obedeció y te dejó en el suelo, «Imbécil» pensaste, saliste corriendo hacia la puerta y hubieras conseguido tu objetivo de no ser por las largas piernas de Niall ¿Por qué tenía que ser así? Por una vez querías ganar tu y estabas decidida a hacerlo. Te apartaste de la puerta y Niall se apoyó en ella con la espalda.

Niall: ¿Cuándo vas a entender que no puedes huir de mi? - Negó, sonriendo, con la cabeza. 
Tu: No intento huir de ti - Andabas de espaldas a Niall -. Tan solo me divierto un poco. 
Niall: ¿Que pretendes? 
Tu: Quiero la revancha - Te volviste hacia él.
Niall: Uh, así que de verdad estamos peleona - Habló con seducción.

Le miraste con una sonrisa inclinada un poco más hacia tu lado derecho, esa sonrisa sabía a victoria. Alzaste tus manos hacia el cuello de la beisbolera, te la quitaste lo más sensual que pudiste y la tiraste al suelo, sin dejar de mirar hacia los ojos de Niall llenos de lujuria, te descalzaste de tus zapatillas y las tiraste hacia un lado de la sala. Luego tus manos se apoderaron del botón de tu pantalón y lo desabrocharon lentamente.

Tu: Esto podía hacerlo yo ¿Verdad? - Incitabas a Niall. 

Veías como te miraba casi embobado por tus actos calientes y te encantaba tenerle rendido a tus pies. Te bajaste la cremallera y te quitaste los pantalones, cayendo hacia el suelo y quedándote en tus braguitas azules casi transparentes, por la mitad de tu cuerpo hacia abajo. La excitación recorría cada centímetro de tu ser, tu respiración agitada empezaba a notarse y por supuesto, la de Niall también. Sentías como te desnudaba con la mirada. Pusiste tus manos en la parte de abajo de tu camisa y la sacaste haciendo que tu melena se moviera con gracia cayéndote sobre un lado, tiraste la camisa al suelo junto con tus pantalones y te acercaste a Niall lentamente, justo parándote a un metro de su ser.

Tu: ¿Vengo lo suficientemente sexy como para que me hagas recordar esta noche? - Te mordiste el labio sabiendo que tus palabras influirían de una forma demasiado excitante en Niall. 

Él alzó una mano hacia tu braguita y la llevó hacia tu cadera agarrando el tirante que la recorría. 

Niall: No hay nada mas sexy que tu cuerpo desnudo - Tiró de tu braguita hacia arriba provocandote un gemido ahogado por tu mordedura de labio.

Te ahogabas, necesitabas que el aire volviera a recorrer tus pulmones ¿Él lo hacía con intención o era lo que realmente pensaba? Y tu estabas convencida de que era la segunda opción por como te miraba de arriba a bajo, por como te tocaba las partes sin cubrir, por como sentías su respiración acelerada en tus labios a medida que te acercabas más a él.

Niall: Déjame desnudarte - Soltó tu braguita.
Tu: Solo si me besas - Alzaste tus manos por detrás de su cuello y entrecruzaste tus dedos.

Acercaste tu cuerpo al suyo hasta el límite de rozar su camisa con tu vientre, tus brazos cayéndole por detrás de su cuello hasta tenerlos recogidos entre vuestros pechos, sus labios a centímetros de los tuyos y vuestra respiración nerviosa por tener a la persona que amabais entre vuestros brazos.

Tu: Me encantan tus ojos - Susurraste perdiéndote en su mirada.
Niall: A mi me encantas tu - Besó la comisura de tu labio en la parte derecha.

No podías aguantar mas esas ganas de besarle, era una pura frustración tenerle susurrando en tus labios, pero no poder llegar a besarlos. Te inclinaste de puntillas con los pies mientras que notabas el abrazo de Niall justo en tu espalda. Por un momento dejaste de notar el suelo debajo de tus pies así que te agarraste con fuerza a su cuello mientras que entrecruzabas los pies por su cintura, vuestra risa nerviosa salió a flote cuando Niall se dio la vuelta y te puso de espaldas a la puerta. Descaradamente puso sus manos por debajo de tu trasero.

Tu: ¿Te gusta tenerme así? - Bajaste tus manos hacia el cuello de su camisa.
Niall: Te dije que me gustaba esta postura.
Tu: Ya veo - te reíste.
Niall: Y la quiero probar contigo.

El nudo que tenías en la garganta se hizo más intenso.

Tu: Niall...
Niall: Me niego a creer que tu no quieres.

Volviste a atrapar tu labio mirando la techo para no sonreir, evadiéndote de la mirada penetrante de Niall.

Tu: Joder, si, vale, bésame.

Gemiste cuando vuestros labios hicieron contacto. Subiste las manos hacia su pelo y las enredaste para retenerlo en tus labios, desesperada para que no se apartara de ti. Su duro beso te excitaba inevitablemente haciendo que los gemidos se escapasen de vuestros labios. Su lengua entraba vacilante en tu boca, enredándose en la tuya. Tu capturabas toda su nerviosa respiración con tu boca, al igual que él con la suya. En un movimiento casi tembloroso, tus manos, bagaron a ciegas hasta el cinturón de Niall para quitarlo y desabrochar el botón del pantalón.

Niall: Mmm... - Dejó de besarte en un intento de parar a respirar - ¿No es más fácil que te suelte y que me quites la ropa?

Asentiste medio muerta de deseo. Te soltó, pudiste sentir un escalofrío al notar el frío suelo de mármol haciendo contacto con la planta de tus pies. Bajaste de nuevo tus manos hacia sus pantalones y se los bajaste al igual que lo habías hecho antes con los tuyos.

Niall: ¿Tienes prisa o algo? - Retuvo tu mano con la suya.

Te reíste de su comentario, tenía razón, ibas muy deprisa, culpa de tu nerviosismo, querías hacerle tuyo lo más antes posible. Levantaste tu mirada para encontrarte con unos celestes ojos clavados en tus pechos, alzaste una mano para obligarlo a levantar la vista de ahí mientras te reías.

Tu: ¿Vamos a la cama?

Niall negó con la cabeza.

Niall: Espérame.

Viste como abría la puerta y salía con rapidez hacia su dormitorio, en menos de un minuto le tenías de vuelta en la habitación.

Tu: ¿Que ha pasado?

Levantó su mano para enseñar el paquetito cuadrado y plateado que había cogido.

Niall: Aun no quiero niños.
Tu: - Te reíste -. Me parece bien.

Te cogió de la mano y te llevó hacia el sofá. Viste como se sentaba y como te tendía una mano para que le siguieras.

Niall: Siéntate aquí - Señaló a sus piernas.

Le cogiste la mano y te arrastró hacia sus piernas para que te sentaras encima de su regazo. Obedeciste y te sentaste de cara a él. Niall solo tenía los boxers negros y su camisa de tirantes blanca, estaba realmente guapo y con esa sonrisa que te estaba dedicando casi te deja sin respiración. Sus labios tocaban los tuyos sin cesar, tus dedos se unieron a su mandíbula y bajaron por su cuello en una caricia cual provocó un gemido ronco en sus labios pegados a los tuyos. Subió las dos manos hacia la parte delantera de tu muslo y pasó las uñas levemente desde el principio hasta tus rodillas, un grito seductor salió de tu pecho.

Niall: Me encantan tus chillidos.
Tu: Pues haz más cosas... - te paraste a respirar -. para que los vuelva a dar - hablaste con seducción.
Niall: Lo haré, recuerdo a la perfección todos y cada uno de tus puntos débiles - Te besó.
Tu: ¿Te recuerdo mi mayor punto débil?
Niall: Yo lo soy - Te agarró duro en tu muslo y te atrajo más hacia él, notando su bulto en tu entrepierna.

Curvaste tu espalda dando un gemido ante el roce que Niall había provocado. Él pasó su boca por tu pecho, lo pellizcó con sus dientes dejándote una pequeña marca roja y luego pasó su lengua por ella. Estaba siendo duro contigo y por extraño que te pareciera te excitaba demasiado. Bajaste la cabeza hacia su cuello y pasaste la lengua haciendo una línea que se trazaba desde la base hacia detrás de su oreja terminando en un gemido sensual en ella. Claramente, estabas peleona. Notabas como Niall respiraba con dificultad ante tus actos, tu boca bagaba por su cuello dándole infinidad de besos sin cesar. Su mano izquierda pasó en una caricia de tu muslo al tu trasero para acercarte más a él. Sabías lo que necesitaba, ese primer roce le había encendido demasiado al igual que a ti. Alzaste tu vista a sus ojos, te empapaste de ellos e inevitablemente esa sonrisa volvió a tu cara, cual Niall capturó con sus labios. Te sobresaltaste un poco cuando notaste sus caderas moverse hacia delante y hacia atrás, rozando tu zona más sensible, haciendo que tus gemidos fueses más constantes, enviando con cada roce pequeñas descargas desde tu vientre hacia tu pecho, cuales te hacían gritar de placer. Sus labios se juntaron con los tuyos en un desesperado toque sin dejar de moverse. Sentiste la vibración de un gemido cuando apretaste hacia abajo tus caderas y las moviste sobre él.

Niall: ___, ___ levanta - Dijo con rapidez deshaciéndose de tus besos.

Te levantaste en tus rodillas y él se inclinó rápidamente hacia arriba para sacarse los boxers con agilidad hacia sus pies. Cuando se volvió a sentar cogió la protección que tenía a un lado del sofá, rasgó el paquetito y sacó el condón.

Tu: N-Niall... - Notabas como el rubor cubría tus mejillas.

Él levantó las cejas algo confuso. Te mordiste el labio inferior mirando al condón y a tu chico sin cesar.

Niall: ¿Me lo quieres poner tu? - Sonrió.

Te soltaste el labio sonriendo, tu risa nerviosa se hizo notable a través de tus dientes. Asentiste y Niall te dio el paquetito con el condón. Recapacitaste unos segundos cuando lo sacaste, no creías que poner un condón fuera tan difícil, ya lo habías visto antes.

Niall: Intenta que no se quede aire en la punta.
Tu: ¿Eres experto o qué?

Su hermosa risa de niño resonó en la habitación. Tus manos nerviosas posicionaron el principio del condón en su hinchada punta y lo bajaron lentamente con la mayor delicadeza posible provocando un gemido ronco a Niall, cual inclinó su cabeza hacia atrás y la reposó en el cabezal del sillón. Retomó aire y volvió a levantar su cabeza lentamente para mirarte con unos ojos celestes muy intensos. Abriste la boca para respirar mejor, ya que Niall te estaba dejando sin respiración con su toque: había bajado con sus manos desde tu cintura hacia tu entrepierna, echando hacia un lado el delicado tejido de tu braguita, tus manos habían llegado hacia su cuello para acercarle a tus labios, deseando que sus labios hicieran contacto con los tuyos. Apretabas tu agarre en sus hombros a medida que él bombardeaba con más fuerza con su dedo índice dentro de ti, adentro y afuera, dándote un hormigueo de placer desde tu cintura, cual se expandía por todo tu ser. De repente notaste como su dedo salía de ti, había agotado su paciencia, no podía esperar más a hacerte suya.

Niall: Vamos - Te quitaste de sus piernas y le seguiste hasta donde le habías quitado antes la ropa -. ¿Quieres hacerlo?
Tu: Quiero hacerlo - Posaste su espalda en la fría puerta.

Se acercó a ti, posó sus manos en su camisa y la sacó, mientras te quitabas las braguitas y las dejabas en el suelo. Se mordió el labio escrutándote con la mirada, estabas casi desnuda y eso repercutía de una manera excitante en él. El nudo de tu vientre tiró hacia abajo como un calambre. Nervios, excitación, lujuria, todo se arremolinaba dentro de ti.

Niall: Agárrame fuerte.
Tu: Muy fuerte - Le susurraste seduciéndole.

En menos de tres segundos Niall te tenía contra la pared y sobre sus brazos, dejándote de nuevo impactada por su fuerza. Se separó un poco para poder introducir su miembro en ti. Tu dilatación facilitó a que Niall se sumiera en ti de una forma rápida. Tu corazón bombardeó en tu pecho con fuerza, cada vez que hacías algo tan intimo con él tus nervios más profundos emergían a la superficie. Te desmoronaste sobre él, sumida en su placer, muerta del deseo.

Tu: No... voy... a... poder... aguantar... más... - Jadeabas mientras apretabas los pies en su cadera.

El sudor y tu cansancio debilitaban tu agarre. Corriendo Niall te soltó y te apoyó en la pared, entrecruzando tus dedos y los suyos de la mano derecha.

Niall: ¿Estas... bien? - Respiraba con dificultad mientras te pasaba su mano libre por tu frente sudorosa.

Asentiste y fuiste a tumbarte en el suelo justo detrás de Niall.

Tu: Ven aquí - Hiciste como él te había dicho minutos antes.

Niall se arrastraba lentamente hacia ti, posicionándose justo encima. Levantaste tus dos rodillas, pero él las separó un poco más y lenta y deliciosamente entro de nuevo en ti.

Aun seguías viendo las estrellas cuando se tumbó a tu lado en el suelo, vuestras respiraciones aun eran bastante pesadas.

Niall: Joder... - Se rió.
Tu: Me lo has quitado de la boca - Te reíste.

Se volvió hacia ti apoyando su peso en un brazo. Inclinó su cabeza a la tuya y rozó con la punta de su nariz tus labios. Sonreíste cerrando los ojos y arrugando tu nariz. Abriste los ojos y te encontraste al chico que había robado tus sueños justo a tu lado, como un sueño que se había cumplido y de ser un sueño, jamás querías despertar de él.


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lunes, 19 de agosto de 2013

Forbidden - Capítulo 1

Me siento como si pudiera volar en este mismo momento, noto las frías corrientes de agua llevándome a su antojo. Mi cuerpo desnudo se hunde más en aquel lago congelado a causa de la gravedad, no lucho, no intento volver a la superficie, tan solo me dejo llevar. Por encima de mi veo una nube de pompas un poco antes de que mi pelo tapase mi visión como algas enredándose en mi rostro. Agito mi cabeza, alzo los brazos y muevo los pies pateando el agua a gran velocidad hacia la libertad. Inundo mis pulmones con una gran bocanada de aire puro. Mi cuerpo se mantenía en movimiento debajo del agua mientras mi cabeza se alzaba por encima de ella observando todo el maravilloso paisaje: un atardecer anaranjado, montañas oscuras a lo lejos enmarcando el bonito lugar, casas modernas salpicadas alrededor y un bosque rodeando los lugares más próximos de lago, sin duda era un lugar perfecto donde me encantaba perderme para huir de problemas, para buscar inspiración o tan solo por el placer de estar sola.
El sol cayendo entre las montañas era una señal para mi, pronto debía marcharme a casa, así me lo había dicho horas antes mi madre. Nadé hacia la orilla, observaba que nadie estuviera cerca de mi ya que estaba desnuda. Campo libre. Salí del agua, corrí hacia mi toalla tirada en el suelo, la sacudí y cubrí mi cuerpo con ella. El frío aire pasaba a través de mis piernas aun mojadas causándome un escalofrío que recorría mi cuerpo entero. Quise salir de ahí cuanto antes, estaba anocheciendo y no me gustaba andar por aquí de noche sin la compañía de otra persona. Me puse el vestido con rapidez, metí la toalla en la mochila y me calcé en mis vans algo desgastadas. Mientras que me amarraba los cordones oí un crujido de ramas por detrás de mi, volví mi cabeza casi al instante y observé todo a mi alrededor, casi reteniendo mi respiración, pendiente de cada detalle que me podría alertar de que no estaba sola.

- ¿Hay alguien ahí? - Giré mi cuerpo al completo hacia el mar de arboles que se amontonaban justo de donde provenía el sonido crujiente de las ramas.

Observé un poco más pero no había rastros de otra persona, quizás solo fuera un animal, no lo sabía, pero tampoco iba a perder mucho tiempo en averiguarlo ya que tenía prisa. Cogí mi mochila del suelo y emprendí mi camino hacia la salida del lago. La casa de mis padres estaba cerca de aquí, así que no me llevé mi coche, a demás me gustaba andar. Noté que mi móvil sonaba en mi mochila, corriendo lo cogí y lo atendí sin ver quien era.

- ¿Diga? - Pregunté.
- Hija ¿Te falta mucho? - Mi madre por la otra línea preguntaba inquieta.
- No, no mamá, ya voy de camino.
- Date prisa, hemos quedado a las nueve, no lo olvides.
- ¿Cómo lo voy a olvidar si no haces nada más que recordármelo? - Protesté riéndome.
- Sabes que es importante para tu padre y para mi quedar bien ante esta familia.

Resoplé mientras miraba al cielo casi oscurecido.

- Lo sé - Admití -. Mamá, te dejo, ya estoy llegando, hasta ahora - Colgué.

Retuve mi móvil entre las manos, por una extraña razón sentía que alguien andaba detrás de mi. Me giré un par de veces, pero no había nadie, estaba empezando a pensar que el frío me había afectado a la cabeza. Anduve a paso ligero por la gran avenida llena de casas hasta encontrar la de mis padres, subí los tres escalones principales, saqué mis llaves del pequeño bolsillo trasero de la mochila y encajé una de ellas en la cerradura para hacerla girar. Mi sorpresa fue encontrarme a mi madre en la entrada cuando abrí la puerta, parecía muy enfadada por cómo me miraba, sus ojos clavándose en mi seriamente y sus labios haciendo un arco hacia abajo. Sabía que no iba a escapar muy bien de esta.

- Tienes media hora para ducharte y arreglarte.

Bien, nos hemos saltado los preliminares de «Hola hija, ¿dónde estabas? por fin estas aquí» y eso no era muy buen comienzo de la conversación, que digamos. Asentí con la cabeza mientras cerraba la puerta, pasé delante de ella con una sonrisa para calmarla, cual no tuvo el efecto que creía que iba a causarle. No sirvió para ponerla de mejor humor, así que decidí marchar hacia el cuarto de baño para cambiarme. Me duché lo más deprisa que pude, igual hice cuando me vestí, tan solo cogí lo primero que vi elegante en mi armario y me lo puse: un corto vestido rojo intenso, algo holgado, pero el cinturón que tenía debajo del pecho hacía resaltar de una manera extrañamente sexy mis curvas, busqué mis tacones de botas negros por debajo de mi cama, los encontré y rápidamente me los puse.

- ¡Te has pasado de la media hora! - Gritó mi madre desde abajo.

Corriendo me puse en pie y fui de nuevo al servicio para retocarme un poco, me puse un poco de rímel en los ojos y un brillo de labios, si hubiera tenido algo más de tiempo quizás hubiera echado mano del colorete y de la sombra de ojos, pero no podría. Cerré rápidamente el bolso con mis pinturas y lo tiré en mi cama, cerré la puerta y bajé hacia donde mis padres me esperaban. Mi madre estaba ajustándole la corbata a mi padre cuando me reuní con ellos. Giró su cabeza hacia mi y me escrutó con la mirada de arriba a bajo, frunciendo el ceño cuando llegó a mi cara. Ay no, no quiero más peleas...

- ¿Y ese pelo? - Me preguntó.

Alcé mi mano libre al pelo, no me había dado tiempo a secarlo, tan solo a peinarlo.

- Solo me has dado media hora - Refunfuñé.
- Cincuenta minutos - Rectificó mi madre.
- A ver - mi padre entró en la pelea -. No hay tiempo para discusiones, venga, vayámonos.

Seguí a mis padres hacia el coche, abrí la puerta trasera y me senté esperando a que mi padre pusiera el motor en marcha. Una vez habíamos salido de nuestra avenida nos adentramos en un camino con campos de cultivos a los lados, sinceramente no me gustaría andar por esos sitios yo sola, daban bastante miedo. Bajé mi ventanilla un poco para que entrara el aire y de repente el estruendoso e insoportable rugido del motor de una moto pasó por nuestro lado a gran velocidad, a los pocos segundos pasaron otras dos y a la tercera no tuve más remedio que subir del todo la ventanilla.

- ¡Malditos! - Mi padre protestó dando un golpe en el volante -. ¿No saben a la velocidad que van?
- Tranquilo Zak - Mi madre calmó a mi padre.

Suspiré profundamente mientras miraba de nuevo a la ventana, sinceramente y aunque estuviese mal, no me habría importado irme en una de esas motos, lejos de aquí ya que no quería ir a ninguna estúpida cena ni conocer a nadie, me sobraba con la poca y amable gente que conozco. Pero esta vez no era cuestión mía, sino de mis padres.
Aparcó el coche justo delante de una casa muy lujuriosa, casi como la de mis padres. Salí del coche sin dejar de mirar la fachada blanca de aquella mansión.

- Sam - Mi padre me llamó la atención mientras que se acercaban a la puerta.

Me apresuré con ellos. Mi madre parecía un poco más relajada, un poco, solo un poco, aun tenía nervios, cosa que era comprensible por la situación. Llamaron al timbre y en menos de un minuto una pareja nos abrió la puerta. Saludaron a mis padres muy sonrientes, parecía que estaban muy contentos por tenerles ahí con ellos.

- Esta es nuestra hija, Samantha - Mi padre me presentó a la pareja.
- Hola, encantada - Les tendí una mano mientras que les sonreía amablemente.
- Estos son el señor y la señora Twist - Mi padre siguió con el acto de presentación.

La mujer me pareció preciosa a primera vista, sus ojos grandes celestes contrastaban con su oscuro pelo, sus fracciones aun definidas hacían que fuese aun más hermosa.

- Hola Samantha, encantada igualmente - Me devolvió el saludo.
- Oh, puede llamarme Sam, si usted quiere.
- Lo haré si no me tratas de usted - Me guiñó el ojo divertida - Me hace sentirme mayor, llámame Anne -.Su sonrisa le hacía parecer años más joven.

Asentí sonriéndole. Entramos a la casa, que si antes por fuera me parecía enorme, por dentro me parecía gigantesca. Pasamos al salón decorado con tonos grises y cremas, la verdad es que me pareció un lugar muy acogedor, parecía muy hogareño aun siendo tan grande.

- ¿Y vuestro hijo? - Preguntó mi madre.

¿Hijo? ¿Qué hijo? A mi nadie me había dicho nada de que tuviera que enfrentarme a un crío, aunque la pareja me había caído muy bien no quería pasar la noche al lado de su hijo, más críos adolescentes repelentes no, por favor, odiaba a esos críos de familias adineradas que se creen muy chulos solo por tener padres que le consienten todo.

- Pues no lo sé - Anne se sacó el móvil del pantalón - Le he dejado un par de mensajes, pero no me ha contestado - Podía vislumbrar preocupación en sus ojos.
- Ya sabes como es el niño, estará bien cariño - Su marido, Robin, le calmó - Ahora empecemos a picar algo, ya empiezo a tener hambre.

Todos nos reímos al escuchar esa frase de Robin. Anne se guardó el móvil en su pantalón y nos dirigió a la mesa donde estaban todos los platos colocados en fila. Nos pusimos al rededor de ella para picar algo antes de comer. Yo sostenía en mi mano derecha un baso con cocacola mientras que todos los demás tenían alguna bebida con alcohol, quizás si supieran que yo bebía no me hubieran visto del mismo modo de niña inocente, puesto que no lo soy.
Estaba escuchando la conversación de mi madre con Anne cuando de repente sonó las llaves de la cerradura en la puerta principal, miré a Anne que se había levantado y andaba a paso ligero hacia la puerta.

- Hola cielo - Escuché su voz desde lejos - Llegas muy tarde ¿Dónde has estado?

Miré a mi madre, horas antes había pasado lo mismo en mi casa, pero ella en vez de ser tan dulce como lo fue Anne se limitó a hablarme con enfado.

- Lo siento, no fue mi intención - Habló una voz grave, no parecía para nada la de un crío, para nada -. Salí a dar una vuelta, no me di cuenta de la hora y ya que andaba cerca de mi casa me quedé ahí para cambiarme.
- Nos tenías preocupados.

Sus voces cada vez eran más notables y sin saber porqué mis nervios iban en aumento ¿Que me pasa? Mi madre se levantó de mi lado y fue a la entrada del salón para recibir al hombre que había entrado en la nueva aula donde nos encontrábamos. Apenas pude pestañear el suficiente tiempo como para descubrir una figura alta detrás de Anne.

- Mirad quien ha venido - Se echó hacia un lado dejando a el chico a nuestra vista.

Puedo jurar que el mundo se me ha parado en este mismo instante, mi corazón ha dado un vuelco de trescientos sesenta grados y se ha enredado en mi garganta, haciendo que mi respiración se complique como jamás antes lo había hecho. Un chico moreno con el pelo casi rizado a los bordes de la cara, con un tupé hacia atrás hecho con el flequillo que le caía en la frente, unos grandes ojos preciosos que casi me atrevo a decir que son verdes, aunque esté lejos puedo casi notar el color distinguido de ellos, esa boca entreabierta enseñando unos dientes perfectos, blancos y rectos enmarcados por unos labios gruesos y rojizos, dios, necesito aire, la boca se me seca y no soy capaz de articular mi brazo para beber un trago de cocacola, por favor ¿que me pasa? 
Sus ojos estaban posados en mis padres cuando de repente Anne le cogió del brazo y me señaló.

- Ella es Samantha - Anne le indicó.

Su mirada cambió al completo, sus ojos hicieron un rápido recorrido desde mis pies hasta mi cara, provocandome un intenso escalofrío, parecía... asustado, fugazmente lo vi en sus ojos. Tragué saliva inconscientemente cuando vi su paso hacia mi. No voy a negar que yo también le escruté de arriba a bajo; sus zapatos algo desgastados de cuero marrón pegaban a la perfección con sus pantalones ceñidos a sus piernas y su camisa de seda desabrochada por los cuatro primeros botones y eso que tiene en el pecho ¿es un tatuaje? Dios, ser tan jodidamente sexy debería de ser ilegal. Note que los demás volvían a sus conversaciones, dejándonos al chico desconocido y a mi tiempo para intimar.

- Harry Styles - Me tendió una mano con una sonrisa que pudo derretir mi corazón en segundos.

Fijé mi vista en su mano, era enorme.

- Sam... - agité delicadamente mi cabeza -. Qu-quiero decir...  Samantha, Samantha James - Le devolví el apretón, casi sentí un hormigueo en la mano mientras que le estaba tocando.

Abrió más los ojos mientras sonreía divertido ¿Que ha pasado? ¿Tengo algo en la cara?

- Buen apretón - Soltó mi agarre.
- Oh, lo siento - Bajé mi cabeza algo avergonzada.

Él alzó los hombros dándome a entender que no pasaba nada, me dedicó una última sonrisa y se giró hacia su madre que nos estaba mirando muy sonriente. Nos dirigimos a la mesa y nos sentamos cada uno en nuestros respectivos sitios, mi padre y mi madre juntos que justo enfrente tenían a la pareja Twist que a la vez tenían a Harry al lado, cual me tenía delante de él.

- ¿Que os parece si el martes quedamos en las oficinas de Zak para firmar los papeles? - Mi madre preguntó.
- Si, estupendo - Robin contestó sonriendo.
- Por mi no hay ningún problema - Anne comentó.

Apenas estaba atendiendo a la conversación de mis padres, sentía los ojos de Harry descaradamente proyectados sobre mi, me hacía sentir muy incómoda, mucho.

- Perdonad ¿Dónde está el servicio? - Pregunté interrumpiendo la conversación.
- En el p... - Harry interrumpió a Anne.
- Ya se lo enseño yo - Dijo descaradamente - Y de paso traigo más vino - Cogió la botella mientras que sonreía a Robin.

¿Qué? No, Harry no, si me voy al servicio es porque necesito estar dos segundos lejos de ti antes de que me de algo. Mis súplicas mentales para que se quedara en su sitio no valieron de nada. Seguí a Harry por detrás, guiándome fuera de la sala. Entramos por un pasillo muy estrecho y largo. Cuando se dejaron de oír las voces de nuestros padres Harry se dio la vuelta hacia mi y bruscamente me empotró contra la pared sujetándome las muñecas con una sola mano por detrás de mi espalda.

- ¿Qué haces? ¿Estas loco? - Protesté enfadada sin poder mirarle a la cara.
- Mírame - Impuso él.

No me podía creer lo que estaba haciendo, me había acorralado en segundos y me estaba inmovilizando con una sola mano, la fuerza de este hombre es brutal. ¿Qué le había pasado? Hace unos minutos había sido tan lindo y ahora me tiene empotrada en la pared cual bestia. Me removí intentando escapar, pero lo único que provocaba era que su agarre fuese más fuerte y que me dolieran más las muñecas. De una manera extraña no quería que él me soltase.

- Mírame Samantha - Gruñó.

¿Quien se creía que era para darme ordenes? ¿La guapura se le ha subido a la cabeza o qué? Alcé mi cara, decidida a mirarle con desprecio y así fue durante los primeros dos segundos, antes de que sus ojos se clavasen en los míos. Mi corazón se acelera de un modo incontrolable al perderme en su veta verdosa, estaba tan cerca de mi piel que casi notaba su aliento pesado en mi pecho, involuntariamente me mordí el labio por mi frustración, ahora mismo le quiero dar un puñetazo en la cara por ser tan bruto conmigo, pero a la vez no quiero que deje de serlo. ¿Por qué? ¿Qué me está pasando? Harry no dejaba de mirarme con el entrecejo fruncido, y dios, que sexy esta ahora mismo.

- Mierda - Resopló soltándome de mala gana - Lo sabía.

Mi reacción fue cogerme mis muñecas y acariciarlas para aliviar el escozor que Harry me había provocado.

- ¿Sabías? - Pregunté enfadada -. ¿Qué sabías?

Harry andaba hacia la salida del pasillo pero rápidamente le cogí del brazo y le obligué a darse la vuelta para mirarme.

- Eres un jodido estúpido, me has hecho daño y encima te enfadas conmigo - Hablé con incredulidad - ¿Que coño pasa contigo?
- No te me acerques - Habló bajo cogiéndome de una muñeca - Esto, por tu bien, nunca ha pasado.
- Si crees que me vas a acojonar lo llevas claro - Me solté de su agarre enfadada y me di la vuelta, proyectando mis pasos hacia el salón.

Tenía ganas de volver y darle ese puñetazo que se merecía, jamás me habían tratado de esa manera, será imbécil. ¿Pero por qué ha sido tan borde conmigo? Si no le conozco. Respiré profundamente antes de entrar en el salón, no podían verme de mal humor, no quería arruinarles la noche a mis padres. Era su gran noche de negocios. Volví a mi asiento mientras que mis padres hablaban con la pareja, sumidos en sus conversaciones, ajenos de lo que Harry y yo habíamos tenido en el pasillo hace escasos minutos. Mientras que me sentaba miré el asiento vacío de él justo delante de mi, pensé que en cualquier momento podía volver y eso hacía que mis nervios flotasen de nuevo. Pero por otra parte... por otra parte ansiaba volver a tenerle cerca ¿Por qué? Debería odiarle... pero en vez de eso estoy deseando que entre por esa puerta y que se siente a mi lado. Mi frustración en estos momentos es demasiado para mi.

- Perdonad - Harry asomó su cuerpo por la puerta del salón -. No me encuentro muy bien, creo que me voy a ir a descansar.

Que bien mientes Styles. Será cobarde por no enfrentarse a esta situación. Seré cobarde por no poderle mirar.

- ¿Que te pasa cariño? - Anne se levantó nerviosa y se acercó a su hijo.
- La cabeza... tan solo quiero descansar un poco.

Se despidió de nosotros y se perdió detrás de la puerta del comedor, apenas me digné a mirarle, no podía, quería, pero no podía. No hable en toda la noche, seguía escuchando las conversaciones como un sonido distorsionado, tan solo pensaba en él, en Harry. Me había pillado muy fuerte por él. Mucho. Esos ojos verdes han sido mi perdición, ese pelo oscuro mi debilidad, esa voz grabe y su cuerpo... todo él debía estar prohibido, tanta perfección lo debía estar. Sus actos violentos hicieron que tuviera ganas de arremeter contra su ser, aunque no niego que por unos momentos, mientras que le miraba a los ojos, no quería que me soltase. La velada casi estaba acabando y yo estaba deseando de irme para no encontrarme nunca más con él.

- Anne, ha sido un placer - Mi madre le agradeció.
- El placer ha sido nuestro - Contestó risueña -. Sam.

Me volví cuando oí su voz.

- ¿Si?
- Ha sido un placer conocerte, eres una jovencita muy guapa.

¿Por qué tu hijo no puede ser la mitad de amable que tú?

- Gracias - Sonreí.

Nos dirigimos hacia la salida. Estaba muy ansiosa ¿Harry bajaría para despedirse? Cuanto más nos acercábamos al coche mis temores se hacían más grandes, no iba a bajar. No podía quedarme ahí como una tonta, tenía que verle por última vez. Tenía que hacer algo.

- ¡Esperad! - Alcé mis manos.

Los cuatro adultos delante de mi se pararon para mirarme.

- Me he olvidado una cosa en el cuarto de baño - Me inventé.
- ¿El qué? - Mi madre preguntó.
- A-ah... e-el brillo de labios, si, un momento ahora vuelvo.

Corrí de nuevo hacia la casa, maldije por dentro ¿Cómo se supone que voy a encontrar la habitación de Harry si el sitio es enorme? Suponía que debía de estar en la parte de arriba, por lo cual las subí y me posicioné en la barandilla de arriba. Había cuatro puertas blancas, pero me decidí a entrar por la que estaba más lejos ya que en aquella había pegatinas de cromos arrancadas y un poster en pequeñito. Mi mano dudó en tocar cuando llegué a la puerta, decir que estaba nerviosa no correspondía a lo que realmente sentía. Llamé un par de veces pero nadie me contestó, quizás estaba dormido así que decidí dar marcha atrás. Pero no, él casi me había dejado sin muñecas, por lo cual me daba igual que pensase que soy ruda. Llamé de nuevo pero nadie me contestó así me armé de valor y abrí la puerta para descubrir un cuarto sumido en la oscuridad, totalmente vacío... ¿Y Harry?


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domingo, 18 de agosto de 2013

Forbidden - Harry Styles FanFiction


Forbidden

 ~ Epílogo ~

Estaba prohibido para mi, él así lo decía, pero en sus ojos verdes esmeralda podía vislumbrar una tentación oculta. ¿Qué pasará cuando la tentación de probar el cuerpo del otro llegue a su límite extremo? ¿Y si la tentación se convierte en algo más? ¿Y si yo quería adentrarme en su juego por él? Es algo de lo que estoy dispuesta a probar, por mucho daño que nos hagamos, sé que merecerá la pena ya que él ha llegado a mi vida para cambiarla por siempre, al igual que yo voy a cambiar la suya.

- No lo hagas Sam, aléjate de mi - Harry susurró tan cerca de mis labios como pudo.
- ¿Por qué me lo prohíbes? 
- Es peligroso.
- ¿Y si yo quiero hacerlo? ¿Y si yo quiero estar junto a ti? - Alcé mis manos hacia su pecho y las retuve entre su camisa en un desesperado agarre por mantenerlo a mi lado.

Dicen que cuanto más prohíbes algo, la tentación de probarlo, llega límites extremos.




Forbidden será mi próxima FanFiction y la subiré al blog cuando haya acabado Hear Me. Si tenéis twitter, queréis leerla y queréis que os avise, por favor, dejadme un comentario aquí o en @backforbritish, para que os mencione cada vez que suba un capítulo nuevo. Por favor, si os cambiáis el user (lo de el ''@'') decírmelo también y los lo enviaré al nuevo, sin problemas.

Con respecto a Hear Me: aun no se ha terminado y no lo hará hasta que en el último capítulo no veáis ''-FIN-''.

Gracias, 

sábado, 17 de agosto de 2013

Hear Me - Capítulo 37

El olor a pan tostado y café recién hecho inundó tus sentidos. La verdad es que al tener un sentido del cual casi habías carecido durante un año había hecho que tus otros se desarrollasen, como el del olfato. Bajaste en pijama hasta la cocina y te encontraste a tu padre bebiendo una taza de café caliente. Aun andabas algo perezosa y sin ganas de nada, salvo de coger una tostada para llevártela a tu cama y comértela ahí, calentita entre las sábanas.

Tp: Buenos días - Utilizó un tono de regaño, para indicarte que por lo menos tendrías que haberle dicho algo.

Le sonreíste mientras caminabas a por las tostadas.

Tu: Buenos días.
Tp: ¿Has descansado bien? - Te miraba por encima de su taza de café caliente al dar un sorbo.

¿Que si habías descansado bien? Quitando el hecho de que no pudiste pegar ojo en toda la noche extrañando los fuertes brazos de Niall reteniéndote contar él, el calor de su cuerpo remplazado por una almohada fría y despertarte sin poder mirar a aquellos ojos cual eran tu delirio, habrías dormido estupendamente.

Tu: Um, si - Mentiste -. Ah, papá... voy a ir ahora a su casa -. Tragaste saliva involuntariamente.

Aun estando de espaldas podías sentir el entrecejo de tu padre arrugándose y los labios arqueándose con cierto sabor a decepción.

Tp: ¿Ahora?

Asentiste untándote la mantequilla en la fina tostada. Te armaste de valor y te sentaste en la mesa central con él, ya que ibas a dejarle solo, por lo menos debías tener unos minutos de interacción con él.

Tp: ¿Para qué vas a ir? - Dejó la taza en la mesa.

Era una pregunta un tanto estúpida que a la vez te daba mucha vergüenza responder. Por tu mente pasaban cosas como «Para estar con él», «Porque le echo de menos», «Porque quiero estar lo más cerca posible de Niall» pero por tu boca solo pasaba el silencio. Quizás tu padre se diera de golpe contra tu silencioso muro. Pero no, sabías que no se daría por vencido en tan poco tiempo.

Tp: ¿Esta noche vas a volver a quedarte?

Abriste la boca, pero tan solo salieron sonidos rotos. No querías hacerlo, necesitabas el calor que Niall te daba.

Tu: E-eh, no lo sé - Diste un sorbo a tu chocolate caliente.
Tp: Tengo que preguntártelo - Sus ojos se entornaron.

Sentías como el peso de sus palabras iban a recaer sobre ti, tenías una cierta idea de su próxima frase nada más por como le cambió la expresión de su cara. «Ay, no» pensaste mientras que te llevabas de nuevo la taza a la boca.

Tp: ¿U-usáis... pro-tección?

El líquido que no te ahogó salió disparado de tu boca. Disteis un brinco hacia atrás los dos para no mancharos por tu impulso involuntario. Sentías como el rubor volvía a tus mejillas, te querías morir en aquel momento, la vergüenza que sentías era demasiado.

Tu: ¡Oh, dios mío! - Te levantaste a coger un trapo para limpiar tu desastre.

Volviste a la mesa y la limpiaste mientra que tu padre sostenía las tazas en alto para acomodarte el trabajo. Se notaba la tensión por el silencio que había en el ambiente. Llevaste las tazas al fregadero y encendiste el grifo. El estruendo del agua rompió el hielo que se había formado por la pregunta.

Tp: Lo siento - Apagó el grifo alargando una mano, corriendo te apartaste de su lado -. Sé que no es un tema del que nos guste hablar.. s-solo estoy... - Le interrumpiste.
Tu: ¡A-ah, papá, si, la usamos! - Sonreías incómodamente mientras te apartabas un mechón de la cara y respirabas agitadamente.

Tu padre balbuceó levantando las manos en alto, dejando claro que no quería hablar más del tema. Tampoco era para él un tema cómodo.

Tp: T-tan solo estoy... bueno... es lo que los padres hacen... preocuparse por sus hijos - Vislumbraste en sus ojos una pizca de esperanza, quería remediar todos los daños que te causó.
Tu: Y si, y... gracias papá, por preocuparte.

Él volvió a levantar las manos mientras que negaba con la cabeza y te daba lugar para irte. Corriendo fuiste a tu habitación, cerraste la puerta y te echaste sobre ella. Un suspiro de alivio salió de tus labios, estabas viva, habías salido de esa conversación viva, eso era lo más importante. Caminaste hacia tu mesita de noche para desbloquear el móvil y ver si tenías alguna llamada perdida. El corazón te dio un vuelco cuando viste un WhatsApp de Niall.

| Niall |
- Hola pequeña, ¿dormiste bien? 10:45
- ¿te voy a recoger? 10:45

Te mordiste el labio para retener esa sonrisa estúpida que dibujaba tu cara cada vez que pensabas en él.

| Tu |
- Hola Horan ;) No hace falta, voy yo 10:53

Al momento recibiste otra interacción.

| Niall |
- No, voy a recogerte ahora 10:54
| Tu |
- Eres un pesado 10:55
| Niall |
- Igual que tú, hermosa 10: 59
| Tu |
- No me vas a camelar. Iré yo 11:00
| Niall |
- ¿Con que estamos peleona? 11:02

Incluso a distancia imaginabas la sonrisa que Niall tenía en la cara.

| Tu |
- No sabes cuanto 11: 04
| Niall |
- Ven con algo sexy, quiero hacer que recuerdes esta noche. 11:05

«¿¡Qué!?» Este hombre iba a provocarte un infarto algún día de estos. ¿Que fueras con algo sexy? Una suplica salió de tu boca. Dejaste el móvil tirado en tu cama y recorriste la habitación en busca de algo sexy. Tú no tenías nada sexy ¿por qué ibas a tener algo sexy? Esta era tu primera relación, por lo que no tenías nada de antemano y la verdad es que no caíste nunca en comprar algo de ese estilo cuando ibas de compras, no eras mucho de comprar prendas delicadas. Te mordiste el labio repasando toda tu ropa interior, por lo menos, algo sexy, algo, tendrías que tener. Después de tanto rebuscar lo único que encontraste fue un sujetador de encaje blanco, pero aún te seguía sin parecer sexy ya que no encontrabas la parte de abajo. Estabas totalmente frustrada. Una idéa pasó por tu mente como una iluminación. Giraste el cuerpo hacia la puerta, imaginando el cuarto de tus padres. Corriendo te levantaste y te dijiste hacia él. Pensaste que quizás tu madre pudo tener algo para ti, ya que ella se pasaba horas en las tiendas comprando ropa y la mitad de ella la guardaba en su armario para dártela como recompensa por algún esfuerzo. Mucha de esa ropa no te la pudo llegar a dar, recordaste mientras repasabas cada camiseta, pantalón, falda, blusa, todo era hermoso, sin duda el gusto te tu madre al elegir la ropa siempre fue uno de sus puntos fuertes. Rezabas para que tu madre hubiera pensado la idea de verte con alguna prenda de ese estilo y bingo, ahí estaba: un coqueto sujetador azul de encaje con las braguitas a juego. Era perfecto, sin duda, ni muy sexy ni muy normal, ajustado a ti. Recogiste todo el desorden que habías liado y fuiste a la ducha. A la media hora saliste totalmente renovada. Tenías el conjunto casi transparente en tu cuerpo como la única tela que te cubría. Te pusiste delante del espejo para admirar una vez mas la delicada prenda. «Siempre cuidarás de mi ¿verdad?» pensaste en tu madre. Sonreíste mientras tu cabeza se inclinaba al techo, sabías que ella cuidaría de ti, esté donde esté, siempre sería tu ángel del la guarda, siempre lo fue. Secaste unas pequeñas lágrimas que se se habían escapado de tus ojos con el revés de tus manos y decidiste sacar esos pensamientos de tu cabeza centrándote en los acontecimientos presentes: Una revancha a Niall, cual estabas decidida a ganar. Volviste a tu armario y te pusiste unos shorts de talle alto rayados en tonos blancos y negros, una camiseta negra corta que te quedaba por encima del ombligo y una beisbolera a conjunto con el pantalón. Suspiraste al ver que tu pelo seguía siendo igual de indomable que siempre, aunque fuera liso, así que decidiste ponerte una gorra con la visera hacia atrás. Cogiste tu bolso, metiste con rapidez las llaves, el móvil, la cartera y saliste de tu cuarto corriendo hacia el piso de abajo. Tu padre estaba en el salón viendo la tele cuando te oyó bajar las escaleras tan estruendosamente.

Tp: ¡____! - Asomó su cabeza por encima del sofá.

Estabas de espaldas a él de nuevo, pero esta vez era para calzarte en tus zapatillas Converse blancas. Al terminar te giraste hacia tu padre.

Tp: ¿A que hora vas a volver?
Tu: Papá... - Negaste con la cabeza mientras le mirabas -. No tengo diez años.

Viste a tu padre resoplar mientras ponía los ojos en blanco.

Tp: Ten cuidado con lo que haces.

Eso iba con segundas, lo sabías a la perfección. Le sonreíste tímidamente mientras te dirigías a la puerta principal para marcharte. Al fin te escapaste. Cuando saliste pudiste notar como un peso invisible se deshacía en tus hombros.

***

Llamaste a la puerta de Niall con los nudillos, en menos de un minuto él la la abrió. Te quedaste mirando aquel ser de ojos azules que penetraban en ti con intensidad, mirándote como si fueras el cuadro más hermoso que sus ojos jamás antes habían visto.

Niall: Estas realmente hermosa - Atrapó tu mano entre las suyas y te introdujo en su apartamento.

Cerró la puerta detrás de él y te empujó hacia un lado de la pared. Te estremeciste al notar la pared haciendo contacto con tu espalda. Presionaba tu cuerpo con el suyo, sus hábiles manos se colaron por debajo de la beisbolera hasta el hueco que quedaba entre la camisa y el pantalón. Su tacto estaba extrañamente frío.

Niall: ¿Y la otra mitad de tu camiseta? - Masculló divertido.
Tu: Así tienes menos ropa para quitar - Susurraste levantado las manos hacia su pecho.

Inclinó sus labios sobre los tuyos, notabas su respiración volviéndose pesada.

- ¡Niall, voy a coger una cerveza! - Gritó una voz que te resultaba familiar -. ¿Quieres una?

Le miraste a la cara, su sonrisa pícara fue un detonante para tus nervios. Corriendo le empujaste hacia atrás y te acomodaste la chaqueta. No estabais solos.

Niall: Mejor dos - Gritó agarrándote de la mano para llevarte hacia el salón.

Estabas totalmente perdida en aquel momento. Entrasteis y lo primero que tus ojos captaron fue un hombre algo más bajo que Niall, estaba de espaldas hacia vosotros abriendo unas latas de cerveza, cuando se giró hacia vosotros soltaste una exaltación.

Tu: ¡Josh! - Te llevaste las manos hacia tu boca.

Su sonrisa agrandándose a medida que profundizaba los ojos en ti te derritió, es tan guapo. Alargó una mano hacia ti para saludarte.

Josh: Hola, tu debes de ser ____ - Le devolviste el saludo -. Encantado.
Tu: Igualmente -. No dejabas de sonreír. 
Niall: Voy a la cocina ¿queréis algo?

Los dos os negasteis, Josh ya estaba servido con una cerveza y tu no tenías ganas de nada, ver a tu chico y a ese batería tan mono te había quitado toda la sed. Dejaste a los chicos en la cocina mientras que tu ibas a sentarte en el cómodo sofá de cuero rojo que había justo delante de la televisión, cual estaba encendida con un partido de fútbol, como no. Sin darte cuenta Josh regresó al sofá, le hiciste sitio dedicándole una sonrisa nerviosa.

Josh: ¿Así que eres la novia de Niall?

Pregunta sorpresa. No te esperabas que fuera a ser tan directo. Asentiste tímidamente con la cabeza.

Josh: ¿Desde hace mucho?
Tu: Ums - Frunciste el ceño para tener una expresión pensativa -. No, no mucho.
Josh: Ah, bien.

Te preguntabas por qué Josh estaba haciendo esto, quizás es para asegurarse de que su buen amigo Niall no estaba saliendo con una loca o simplemente por cotilleo. 

Josh: Niall me ha hablado mucho de ti - Dio un sorbo a la lata.
Tu: ¿Si? - No pudiste evitar sonreír ante la idea de que Niall hubiera hablado con alguien sobre ti.

El asintió.

Josh: En la gira de estados unidos no hacía otra cosa que hablar de ti, le veía jodido. 
Tu: ¿Por mi? - Volviste a fruncir el ceño.
Josh: Así es.
Tu: ¿Por qué? - Preguntaste muy deprisa. 

Josh dejó la lata en la mesa, miró hacia la cocina para asegurarse de que Niall no podía oír nada de lo que él iba a decir, esto empezaba a ponerse interesante.

Josh: No debería contártelo - Susurró.
Tu: Vamos Josh, no me puedes dejar así. 

Él suspiró profundamente y rodó su mirada hacia ti.

Josh: Estaba jodido por ti, lo único que hacía era dormir, hablar de ti, comer, hablar de ti, tocar la guitarra, hablar de ti... hazte una idea, siempre estaba con tu nombre en la boca.
Tu: ¿Si? - Susurraste. 
Josh: Es como una obsesión que tiene contigo. No sé si es bueno.
Tu: ¿Has pensado que yo también la puedo tener con él?

Agarraste la gorra de tu cabeza para acomodarla de nuevo ya que con el roce de tu mano se había doblado un poco. Josh miraba como te la ponías con una sonrisa que te estaba poniendo muy nerviosa.

Josh: ¿Quieres saber lo que pensé cuando te vi?
Tu: Soy toda oídos - Una respuesta un tanto irónica que él no supo descifrar. 
Josh: Con esa gorra, con esa actitud sonriente y nerviosa, no lo sé, me recordaste a Niall.

Josh te sonrió antes de volver la vista hacia aquellos pasos casi insonoros para ti. Niall venía con una cocacola en una mano y su cerveza en la otra. Le hiciste sitio entre Josh y tú y tomaste en tu mano el refresco que él te había traído. Tenías tantas ganas de abrazarle, de sumirte en sus besos, en sus caricias, en él, en estar a solas con tu chico, pero verle tan feliz con Josh hacía que tu también lo fueras, a demás no teníais prisa, aun quedaba mucho tiempo para estar a solas los dos, tanto como una noche entera. 
La tarde se pudo resumir en partidos de fútbol, bromas, anécdotas, risas y aunque pareciera imposible no te aburriste, te lo pasaste genial con ellos. Eran un duo muy divertido, sobre todo cuando Josh empezó a beber su quinta cerveza y su segundo cubata, parecía que en vez de hablar arrastraba sus palabras pesadamente. 

Niall: ¿Y así te vas a ir tu solo al aeropuerto? - Dijo entregándole su chaqueta. 
Josh: No, vienen a buscarme - Hablaba cual borracho hasta las trancas -. Soy responsable - Se paró un momento a levantar la mano y luego prosiguió - ¿Sabes?
Niall: Claro, muy responsable - Se rió mientras le ponía la chaqueta -. ____ le llevo con Max y ahora vuelvo.

¿Max? Supusiste que era el armario empotrado que había en el vestíbulo también llamado guardaespaldas. Asentiste con la cabeza. 

Josh: ¡Espera, espera! - Corrió como un niño pequeño hacia ti - Encajáis, no tengo ni la menor duda... ahora - Hacía pausas cada dos pares de palabras.

Niall le agarró del brazo y le llevó hacia el ascensor, cerrando la puerta y dejándote a solas durante unos instantes. Dirigiste tu paso hacia el gran ventanal que había a un lado del salón, la noche penetraba sobre los altos edificios que se veían a lo lejos, los coches en miniatura pasaban a gran velocidad ante tus ojos, todo iba demasiado deprisa ya que cuando volviste a levantar tu vista la noche casi había cubierto todo el cielo. «Estaba jodido por ti, siempre estaba con tu nombre en la boca, encajáis, no tengo ni la menor duda ahora» las frases de Josh resonaban en tu cabeza como un eco constante. Una parte de ti se sentía culpable, no querías que Niall dependiera tanto de ti, aunque tu sabías perfectamente lo que él quiso decir acerca de como se sentía su amigo, ya que por otra parte tu lo sentías exactamente igual en tu propio pellejo. 

Niall: ¿Hermoso, verdad? - Una exclamación salió de tu voz cuando notaste el roce de Niall agarrándote por detrás.
Tu: Me has asustado tonto - Se puede decir cualquier cosa si lo dices con cariño. 

Besó la cavidad de tu cuello mientras alargaba sus manos hasta debajo de tu pecho para abrazarte con fuerza. 

Niall: Al fin solos - Subió con su rastros de besos hacia detrás de tu oreja provocandote un placer escalofriante - Mmm, hueles muy bien.

Tu cabeza ladeada hacia un lado facilitaba el acceso de Niall, aunque te deshiciste de su agarre lamentablemente. 

Tu: No quiero tener público - Sonreíste señalando la ventana. 

Corriste hacia las escaleras, Niall te seguía a paso ligero por detrás, como un cazador acechando a su presa. Sentías sus ojos llenos de lujuria clavandose en ti.

Tu: Cógeme - Le retaste.

Subiste corriendo las escaleras escapando de Niall. Para él solo era un juego, pronto tú le demostrarías que ahí empezaba tu revancha. 


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miércoles, 14 de agosto de 2013

Hear Me - Capítulo 36

Extrañamente la puerta principal de tu casa estaba encajada, miraste a Niall, te seguía por detrás captando todo lo que sucedía, alertado por la situación. El coche negro reluciente de tu padre estaba mal aparcado justo delante la casa. Empujaste la puerta hacia adentro con las palmas de tus manos y la abriste del todo. Estabas con el corazón en un puño, realmente preocupada por lo que tu padre pudiera hacer o por lo que pudo haber hecho.

Tu: ¿Papá? - Alzaste la voz en busca de una respuesta.

Silencio. Silencio fue tu respuesta. Tu paso se dirigió hacia el salón, observando cada detalle, el sofá delatando marcas de alguien sentado justo en la esquina, la mesa de comer intacta... pero había algo que llamó demasiado tu atención, justo debajo del televisor, dónde tu padre guardaba desde siempre las botellas del alcohol estaba abierto, apresuraste tu paso hasta él y te agachaste, tu mano temblorosa se apoderó de unas cuantas botellas tumbadas creando un charco en el suelo con el líquido que habían derramado.

Niall: ____ - Te llamó.

Giraste tu cabeza a la vez que tus pies y te incorporaste tan deprisa como pudiste marchando hasta dónde Niall se encontraba. Estaba de pie, junto a la mesa de su escritorio, mirando por la ventana, tu padre trajeado, como siempre. Aspiraste con fuerza el aire por tu boca, sentías como el miedo poco a poco iba apoderándose nuevamente de ti, no querías enfrentarte a esto.

Tu: Quédate aquí - Susurraste de espaldas a Niall.
Niall: Pero y... - Le miraste a los ojos, dejándole claro que este problema no era asunto de él.

Cerró los ojos, respiró hondo y los volvió a abrir. Pareció relajarse.

Niall: A la mínima entro - Niall te fulminó.

Asentiste.
Tragaste saliva involuntariamente cuando palpaste el pomo del despacho de tu padre para cerrarlo y sumirte en una habitación con él, a solas. Respiraste profundamente y alzaste la vista para mírale. Veías a un hombre perdido, triste, solo, apagado, adjetivos que nunca usarías para describir a alguien al que amas tanto, alguien como tu padre. Sostenía una copa de Brandy en su mano derecha, moviendola en círculos haciendo chocar los cubitos de hielo, una vez removida alzó su mano y dio un trago. Eras incapaz de hablar, limitabas a observar a aquel hombre extraño, cual no parecía tu padre.

Tp: Intento ser paciente - Murmuró hacia la ventana abierta -. Paciente contigo, pero me obligas a traspasar mi límite - Empezaba a alzar su voz.

Tu respiración se alteró de un modo incontrolable, no querías saber la continuación de aquellas palabras.

Tp: Tu madre sabía como manejar estas situaciones, yo no, lo acabo de comprobar.

Él se dio la vuelta y volvió a mojar sus labios en la copa mientras te escrutaba con la mirada. Bajaste tu vista hacia tus manos unidas, moviéndose en una caricia nerviosa. Dejó de un golpe la copa en su mesa haciéndote estremecer del susto.

Tp: Pero como tu madre no está aquí lo haremos a mi manera - Hablo con una voz fría, casi dejándote sin respiración - Quiero una maldita explicación de porqué te comportas así y más vale, por tu bien, que sea una buena excusa.

Tu padre recorrió la mesa a paso lento para reunirse contigo, a la vez que tu andabas hacia atrás, huyendo de su ser. Él se paró en seco justo cuando tu espalda dio contra la pared, tus ojos rebosaban miedo, mucho miedo.

Tp: ¿Tanto miedo te doy? - Siguió con su fría voz.

Alzaste tus ojos hacia los suyos, deseando de decirle con la mirada lo que tu boca no era capaz de expresar. De repente viste por encima del hombro de tu padre como la puerta se habría dejando ver al hermoso hombre de ojos celestes yendo en tu rescate, era tu héroe, sin duda. Tu padre se giró hacia él, fijándose de arriba a bajo en el intruso de la habitación.

Tp: ¿Y tú eres? - Su tono frío pasó a ser de desprecio.

Frunciste el ceño, te lo tomaste como un insulto personal que tu padre hablara de esa manera a tu chico.

Tu: ¿Querías una razón por la que me comporto así? Ahí la tienes - Alzaste el ceño indicando a Niall.

La primera vez que hablabas en la discusión era para hablar de Niall, sabías que eso a tu padre le pondría de los nervios, pero básicamente no te importó en absoluto. Niall parecía inmune a la mirada acosadora de tu padre, es más lo ignoró y fue a por ti. Sonreías mientras le veías cruzar la habitación hasta ti, pero de repente tu padre se interpuso en su camino. Él corazón te dio un vuelco al completo.

Tu: ¡No te acerques a él! - Gritaste a tu padre que retuvo a Niall con la mano puesta en su pecho.

Ignoró tus amenazas.

Tp: ¿Quien te crees para llegar así a mi casa? - Susurró en un tono que realmente te asustó.

Tu respiración se aceleraba a medida que Niall fruncía el ceño, no querías saber de que manera podía terminar esto.

Niall: El que la lleva lejos de toda esta mierda, él único hombre que la ama de verdad - Apartó la mano de tu padre con un empujón y corriste a abrazarle.

Bajo su abrazo te sentías protegida, incluso aliviada. Veías rencor, dolor, odio en la mirada de tu padre, supiste que era el momento de hablar, de decir todo de una vez. Niall entrecruzó sus dedos con los tuyos cuando te diste la vuelta para mirar a tu padre a sus ojos, sabía que necesitarías fuerzas para enfrentarte a él.

Tu: Me das miedo, lo admito, pero a la vez me das pena. Te quiero y te odio a la vez, aun intento comprender como puedo hacerlo. Últimamente... t-tan solo... - Niall te apretó la mano dándote fuerzas -. Piensas en ti, desde que mamá... murió y-ya no eres el mismo - Hacías un gran esfuerzo por no derrumbarte mientras apretabas las manos de Niall.

Viste como tu padre tragó saliva a la vez que miraba como tus labios se abrían adecuadamente a las palabras que soltabas, cuales se clavaban en él duramente.

Tu: Acepta que mamá no está aquí, acepta que yo no puedo ser como ella... - Recordaste que Niall no sabía nada de tu operación.

Viste fugazmente el dolor de tu padre en sus ojos cuando le pronunciaste a tu madre, aún la amaba y la perdida le volvía segundo a segundo más loco.

Tu: Niall... - Te diste la vuelta - Por favor, déjame a solas con él, vete al coche - Murmuraste.

Resopló y asintió con la mirada fija en tus ojos.

Niall: ¿Vas a poder? - Te apretó los dedos.
Tu: Vete, por favor - Le devolviste el apretón sin responderlo.

¿Que si ibas a poder? Ahora sería el momento de averiguarlo.
Niall se fue al coche, volviéndote a dejar sola, aunque sabías que él nunca se iría, jamás te dejaría sola, te lo prometió y lo demostró.
Respiraste con fuerza, armándote de valor.

Tu: Lo siento - Frunciste el ceño mientras bajabas la mirada -. Debí de ser más cuidadosa.

Tu padre andó hacia su cómoda silla de cuero por detrás de la mesa del escritorio a la vez que negaba con la cabeza. Se apoyó en la mesa con los codos mientras que entrecruzaba los dedos en posición de rezo y juntaba la boca a los dedos. Cerró los ojos, sumido en recuerdos.

Tp: ¿Piensas que estoy loco?

Quizás el silencio que inundó la habitación fue la mejor respuesta.

Tu: La muerte de mamá nos afecto mucho, pero no puedes dejar que las cosas sigan así, ella quería verte feliz, sabes cuanto te amaba.

Una sonrisa salió del escondite entre sus dedos, aun mantenía los ojos penosamente cerrados.

Tp: No sé como puedes vivir así.
Tu: ¿Cómo? - Arrugaste el entrecejo.
Tp: Feliz - Abrió los ojos al pronunciar esa palabra.

Niall pasó por tu mente como una ráfaga, él era el culpable de tu felicidad: Un estallido de éxtasis, aire freso, dolor, sentimientos a flor de piel, amor, risas, caricias, noches de pasión, enfados, llantos, sonrisas, cariño, nuevas sensaciones, sentirte única, oír todo sin percibir sonido alguno, felicidad extrema. Él era tu vida desde que el maldito destino quiso arrebatarte la tuya. Caíste en conclusión que si no fuera por Niall, quizás, ahora mismo estarías sumida en una locura constante, queriendo salir de ella, luchando con todas tus fuerzas, pero aun así resultaría en vano. Hasta que una mano fuerte agarró la tuya y te empujó hacia la libertad. La mano de tu héroe, Niall.

Tu: Encontré la felicidad en él.
Tp: ¿No te da miedo?
Tu: Mucho - Asentiste.

Te parecía increíble tener esta conversación con tu padre, aunque si eso le reconfortaba lo harías.

Tu: Me da mucho miedo, pero no le puedo dejar ir.
Tp: Como yo con tu madre y cuando la perdí... - Le interrumpiste.
Tu: No la has perdido, ella sigue siendo parte de ti y de mi.

Él se movió en la silla acomodándose.

Tp: Tu operación sería algo que me haría feliz, lo sabes.

Respiraste hondo.

Tu: Lo sé.
Tp: ¿Te quedas hoy? - Más bien no parecía una pregunta con el tono de voz que puso, pareció una orden.
Tu: ¿Aquí? ¿Hoy? ¿Sin él? ¿Por qué? - Preguntaste con la máxima intranquilidad.
Tp: Me lo debes - Volvió el señor hostil.

Asentiste mientras abrías la puerta.

Tp: ¿Dónde vas?
Tu: A despedirme de él por lo menos, ¿o acaso no puedo?
Tp: ____.

Te paraste en seco y te volviste hacia él con una expresión algo perezosa.

Tu: ¿Si?
Tp: ¿E-es oficial?
Tu: Lo es, es mio - Confirmaste - Y yo suya - Murmuraste mientras que salías por la puerta principal.

Caminaste hacia Niall que salió del coche nada más verte. Corriste hacia él y le abrazaste.

Niall: ¿Que tal, pequeña? - Besó tu cabeza.

Te separaste lo suficiente de su agarre como para poder verle esos perfectos ojos.

Tu: Tengo todos los huesos en su sitio, eso es buena señal.

Intentaste que se riera, pero no funcionó, en vez de eso frunció el ceño.

Niall: Eso no es algo con lo que me guste bromear - Murmuró.
Tu: Ups - Pensaste.
Niall: Bueno, vayámonos.

Te mordiste el labio parando a Niall en el sitio.

Tu: A-ah, mi padre quiere que me quede...
Niall: ¿En serio? - Su desilusión se hizo notar a través de sus ojos caídos.

Te parecía como un niño pequeño en aquel momento, un niño pequeño desilusionado.

Tu: Eh mi vida - alzaste su cara entre tus dedos -. Solo por esta noche, mañana seré toda tuya.
Niall: ¿Toda mía? - Su desilusión se borró de su cara. Hola sonrisa pícara -. Eso suena muy bien.
Tu: Mañana podré tomarte la revancha, tomate esta noche para descansar - Acercaste tus labios a los suyos.
Niall: ¿Crees que voy a pegar ojo con eso?
Tu: Ni yo tampoco, voy a echar de menos como me abrazas al dormir.

Él inclinó sus labios a los tuyos y los junto perdiéndoos en un beso del cual no querías dejar.

***

- Eres una pesada que lo sepas.

Te reías con las ocurrencias de Ali.

- Me da igual, voy a ir a verte, llevo mucho tiempo sin poder hablar contigo como es debido. 

Ali se desahoga por la otra línea telefónica, te había llamado unas cuantas veces, pero al tener el móvil sin batería no lo pudiste atender. Te habías tumbado en la cama mirando al techo de tu habitación imaginando que estaría haciendo Niall en estos momento ¿Estará comiendo? ¿Estará viendo la tele? ¿Estará durmiendo? ¿Estará duchándose? Tu último pensamiento fue demasiado detallado en tu mente, te imaginabas el cuerpo desnudo de Niall, cayéndole agua por todo su ser y abrasándole la piel. Tu cabeza iba a mil por hora. 

- ¿____? ¿____ estás ahí? - Tu amiga te alertó.
- O-oh, si, si, perdona - Borraste tus pensamientos sucios - ¿Qué?
- Te decía que si ya se lo habías dicho a Niall.
- ¿Decir el qué? 
- Lo de tu operación.

«¡Mierda!» Te incorporaste de un salto, no se lo habías dicho y el tiempo estaba agotándose. ¿Qué ibas a hacer? ¿Presentarte el día de la operación en casa de Niall y decirle «Ey, Niall, hoy me operan, por si te interesa o algo, ah» No, no podías hacer eso ¿Y si no se lo decías? No... tampoco... sabías como le molestaba que le mintieras... estabas en una callejón sin salida y la única manera de salir de ahí era diciéndoselo a Niall.

- Si - Mentiste - Se lo he dicho. 

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